Javier Vázquez Delgado recomienda: El último mosquetero

Edición original: Le dernier mousquetaire (publicado por Éditions Carabas)
Edición nacional/ España: Astiberri Ediciones
Guion: Jason
Dibujo: Jason
Color: Hubert
Formato: Rústica con solapas; 48 páginas a color
Precio: 12,00€

Después de encadenar sus mejores obras con ¿Por qué hace esto? (2004), No me dejes nunca (2005) y Yo maté a Adolf Hitler (2006), en 2007 Jason publicó El último mosquetero en Francia llegando un año después a nuestro país de la mano de Astiberri, la editorial nacional que siempre ha acompañado las andanzas comiqueras del historietista noruego en las librerías españolas.

El listón que había dejado Jason era muy alto, y con este posterior cómic no llegó a estar al nivel anterior; tarea que se presentaba francamente complicada. Esto no quiere decir que El último mosquetero sea un mal tebeo, porque no lo es, pero no alcanza ese nivel de excelencia que justo años atrás había demostrado el autor afincado en Montpellier.

Lo que no se puede negar es lo original de la propuesta, algo ya habitual en la bibliografía del artista. Una historia en la que el destino de Francia, y por extensión del planeta Tierra recae en Athos, mosquetero venido a menos, que luchará en el mismísimo Marte contra una invasión marciana auspiciada por un poderoso enemigo conspirando en la sombra… Como podrán ver no es el argumento típico al que nos enfrentamos en el día a día a la hora de leer un cómic. Esto es una de los rasgos que más se agradecen en Jason; es decir, la de proponer siempre algo nuevo, diferente y estimulante, por extravagante que sea dicha propuesta. Y si hay una palabra que define perfectamente El último mosquetero es extravagante; o si me apuran, y me permiten el juego de palabras, este cómic es una auténtica marcianada.

¿Por qué la considero inferior a las tres obras mencionadas al principio de la reseña? Además de que pienso que son sus tres cómics cumbre, a El último mosquetero le falta algo: humor, reflexión, frescura… Tengo esa sensación cuando lo leo, que pese a ser un buen cómic no llega a cuajar como sí lo hacen otras obras del mismo autor.

Con respecto al guion, Jason introduce aquí elementos que volveremos a ver en futuras obras como es la presencia de alienígenas. En este sentido, tenemos el relato Estás allí incluido en la antología Low Moon o El gato perdido. Jason suele usar este recurso para romper con lo cotidiano y la normalidad, algo que le encanta hacer y que es una constante dentro de sus tebeos. Athos (que volvería a aparecer años más tarde en la antología Athos en América a modo de precuela) encarna a unos de los mosqueteros, el último que queda en activo, en la Francia actual. Jason coge y homenajea a una de las novelas más importantes de la literatura francesa, y capta perfectamente el aire folletinesco de la misma, puesto que hay más de una situación cómica que es un claro tributo a este género. No solo Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas son el referente del historietista, y esto es una apreciación muy particular, ya que hay como un aire en el tebeo de la adaptación homónima llevada al cine en 1948, dirigida por George Sidney y con Gene Kelly como estrella. Esta sensación me la ha provocado, sobre todo, el duelo a espada, pero como ya les digo, es más una percepción mía.

No se queda ahí la referencia cinematográfica, algo recurrente en Jason, sino que además hay un chiste sobre la bellísima actriz francesa Catherine Deneuve, y el robot que aparece en la portada y que sale a lo largo del cómic guarda cierto parecido con Robby el robot, personaje que se hizo popular en el filme Planeta prohibido (1956) y que gracias a su buena acogida volvió a aparecer en diversas películas y programas de televisión de ciencia ficción.

Lo que no se puede negar en Jason es su capacidad y habilidad para narrar y, sobre todo, su brillante final. Cómo acaba la historia es, posiblemente, su mayor logro.

A nivel visual sigue con su particular estilo empleando el esquema de 3×3 (aunque hay momentos en que lo rompe), y acompañado por Hubert que destaca, especialmente, por emplear una rica y variada paleta y tonos de colores. La viveza y la plasticidad, como suelo decir, eleven a esta estrambótica propuesta.

El último mosquetero es un buen cómic muy alejado de historias manidas que no les decepcionará, pero que está lejos de ser de lo mejor de un autor que, como mínimo, nos suele garantizar un tebeo decente, y no todos los historietistas pueden decir lo mismo.



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