Javier Vázquez Delgado recomienda: El buen padre
Edición original:Sapristi
Autora:Nadia Hafid
Formato:Rústica, 128 Páginas
Precio:16,90€
Adiós Nostalgia y H son dos de los fanzines más interesantes que ha aparecido en el panorama nacional en los últimos años, así que había creado gran expectación en conocer cómo sería la primera historia larga de Nadia Hafid (Terrasa, 1990). Una autora que pese a su juventud cuenta con una reputada carrera como ilustradora en medios como El País, The New Yorker o The New York Times. Desde que Sapristi Cómics se anunció la salida de El buen padre, muchos contábamos los días para poder leerla, pero apareció en el peor momento justo cuando la pandemia obligo a cerrar las librerías, de modo que muchos no hemos podido leerla hasta que las han vuelto a abrir porque hemos decidido espera a nuestros libreros. Tras su lectura solo cabe decir que la espera ha merecido la pena.
Nadia Hafid firma un relato con un marcado carácter autobiográfico sobre la vida de una chica de origen magrebí, que vio como durante su niñez su padre alcohólico y completamente desarraigado abandona a su familia en plena crisis del ladrillo durante los años noventa. El buen padre nos cuenta una historia sobre la familia y como la influencia de lo que vivimos de niños moldea nuestra personalidad. Algo que termina por llenarnos de cargas y prejuicios ajenos que pueden acabar condicionando nuestra vida como adultos.
La historia va saltando entre varios marcos temporales distintos, gracias a los que podemos ver como la familia se va desestructurando de manera paulatina por la imposibilidad del padre a la hora de encontrar un trabajo y como esas vivencias acaban por condicionar la relación con el mundo de la protagonista. También sirve como crónica social ya que en su búsqueda de empleo del padre vemos como choca con el racismo que siempre se vuelve más virulento en tiempos de crisis económica, algo de lo somos testigos a diario en estos momentos. El problema del desempleo hace que se vaya volviendo más distante y violento con su familia y solo parece encontrar refugio en el alcohol. Lo que acaba por multiplicar sus problemas. Que acaban por afectar al resto de la familia, sobre todo a las niñas que a pesar de no entender del todo lo que pasa intuyen que algo no va bien en la familia. Algo que a larga provoca que la protagonista en su edad adulta termine por estar tan desarraigada de la sociedad como su padre, incapaz de afrontar los problemas de incomunicación y soledad que le dejo su marcha.
El primer vistazo a la obra nos hace pensar inevitablemente en el trabajo de Chris Ware, aunque con una capacidad de sintaxis gráfica mucho más marcada y un dibujo más geométrico. Lo que sirve para centrar la historia en los elementos claves prescindiendo de los superfluo. También comparte con el trabajo de Ware, la aparente frialdad de su historia, que en este caso sirve para dotar de más distancia al relato, algo que le permite mostrarnos la distancia y sensación de irrealidad que muchas veces acompaña a los recuerdos del pasado y la incapacidad emocional de la protagonista. A esa aparente frialdad contribuye de una manera decisiva la paleta de colores, compuesta en su mayoría por distintas tonalidades de azul, salvo en los rostros y en algunas escenas claves de la historia. Sin embargo, esa sensación de falsa frialdad no quita para que estemos ante una historia plagada de momentos emocionantes, aunque dejen una sensación incomoda en el lector.
La capacidad de sintaxis del dibujo también se puede aplicar a los diálogos ya que estamos ante una historia llena de pausas y con muchos silencios, pero, aunque pueda resultar paradójico, ambos sirven para contar una enorme cantidad de cosas. En esta novela gráfica importa tanto lo que se cuenta con cómo se cuenta. Es una obra que desde la aparente simplicidad de esquema de página dividido en las clásicas tres tiras con tres viñetas cada una, contiene un despliegue de recursos narrativos excepcional. Vemos un dominio de los diferentes tipos de planos con los que se crean unas secuencias en las que hay un perfecto tempo de la narración, además de unas composiciones muy armónicas.
La edición de Sapristi cuenta con el marchamo de calidad que es habitual en ellos, sobre todo en el diseño de libro. Hay que felicitarse por el trabajo de que están haciendo en los seis años que tienen de vida con uno de los catálogos más eclécticos del panorama editorial español, en el que tienen cabida tanto autores noveles como consagrados. O
El buen padre es una historia que, partiendo desde una historia contado mil veces, consigue emocionar al lector gracias la realidad que se respira en sus páginas y al vanguardista tratamiento gráfico y narrativo. Nadia Hafid es una autora a tener muy en cuenta, con una obra con personalidad propia que estará en todas las listas de los mejores cómics del 2020 al finalizar el año.
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