Javier Vázquez Delgado recomienda: Lobo City

Edición original:Lobo volumen 2, 12-17
Edición nacional/ España:Planeta DeAgostini
Guion:Alan Grant
Dibujo:Val Semeiks,Carl Critchlow, Gómez
Entintado:John Dell
Color:Gloria Vasquez
Formato: Tomo (reducido)
Precio:8,95 €

Lobo es un cómic de humor. Humor paródico, violento, gore, absurdo, repetitivo, soez… Una joyita para regalar en la comunión a tu sobrino mientras tu cuñada te mira mal y tu hermano reflexiona sobre el momento en que te perdió. ¿Fue cuando no le dejaste la bici tras tu media hora de rigor? ¿O sería cuando empezaste a mezclar vodka con Cola-cao porque el Nesquik te parecía muy dulce? Por desgracia ya no se puede hacer nada, tu familia te odia y lo que es peor, pesa sobre ti el tic nervioso común a cualquier seguidor de Lobo que se precie, esa extraña perturbación que nos obliga a dormir abrazando a nuestro segundo bien más preciado, tras el pack de 6 cervezas que nos queda en la nevera, “Delfi” nuestro querido peluche delfín. A quien pudiera parecerle rara esta introducción me acojo a la página 1764, párrafo 3.4.1 del libro de estilo y forma de ZN que reza: “si reseña a Lobo […] podrá dar rienda suelta a fobias y filias personales ocultas, siempre y cuando se limite a un párrafo y no incluyan animales”. Esto… es un peluche, ¿peluches de animales valen, no? Por dios espero que sí, el último redactor que no cumplió con el santo manual perdió los ojos en su consecuente castigo, leer cien veces los Jóvenes Titanes de Lobdell tiene innegables consecuencias.

Lobo no fue siempre el cazarrecompensas gamberro y mal hablado que es ahora. No, aunque lo parezca no estoy hablando del Lobo metrosexual del New 52. Su primera aparición en The Omega Men # 3 de 1983 nos mostraba un personaje distinto, de pelo morado, con un uniforme diferente que sería la base del Lobo que todos conocemos. En 1993 se estrenó su primera serie regular con la intención de ser una parodia de los violentos héroes musculados y ultra armados de la época. El personaje gustó mucho, quizás más por su versión extrema de los héroes que pretendía ridiculizar, que por la parodia en sí, en cualquier caso tuvo un lustro dorado en cuanto a ventas y seguimiento. Interés por el personaje diluido a lo largo de los años, es un personaje muy noventero, absolutamente hijo de su tiempo que normalmente no te hará la misma gracia si lo relees ahora. Aunque he de decir que me ha sorprendido gratamente esta lectura, esperaba algo mucho peor. Actualmente los seguidores del personaje se regocijan si lo ven en algún evento o de secundario en alguna serie pero son pocos los que piden una serie del czarniano, el personaje necesita una readaptación en la que no pierda ferocidad ni tampoco irreverencia pero sea apto para los tiempos que corren, difícil tarea. Si quieres saber más de Lobo y su historia editorial pincha en este magnífico artículo de mi compañero Víctor José Rodríguez ¿Qué ya lo has leído? ¡Pues hazlo otra vez rajado!

En el primer capítulo, lo normal, Lobo se pasa literalmente 5 días bebiendo cerveza sin parar haciéndole la vida imposible a Al y Darlene. En contra de lo que pudiera parecer, diálogo educativo mediante, Lobo está decidido a “arrancarle la cabeza” a un anónimo lascivo que manda cartas obscenas a Darlene. Prioridad número uno después de arreglar su moto claro, motivo por el cual (como si necesitara uno) se encuentra en el bar de la extraña pareja. Lobo y su innegable capacidad para amargar y sacar de quicio a cualquiera que interactúe con él, la toma en este número con un pobre cartero. El misterio y la resolución del anónimo salido es tan aleatorio como cabría esperarse y crea ese efecto que impregna toda la serie de sencillez argumental deliberada que lejos de lo que cabría esperar es gratificante para el lector.

El segundo capítulo nos cuenta el nacimiento de Lobo como estrella de la música. El número es una crítica hacia el modelo de música comercial, tratando satíricamente a todos sus componentes; el vestuario (Lobo Elvis o Lobo Madonna), el cómo se hacen este tipo de canciones: “Las estadísticas dicen que en todos los éxitos se repiten las mismas palabras…¡ho!, ¡mi!, ¡tú!, ¡ángel!, ¡amor!, ¡luna!, ¡corazón!, ¡muñeca!…Mis programa de canciones las mezcla al azar”. “¿Y funciona?” “¡Fíjate en las listas!”. También es patente el examen al desprecio y aprovechamiento de los estudios hacia los artistas. Por supuesto este es un cómic del czarniano y el protagonista no tendrá ningún reparo en matar a su manager, banda o al público del concierto.

En el tercer número Lobo rompe la cuarta pared (ya tardaba) pero en esta ocasión incluso la traspasa el que lee, ya que el protagonista trata al lector como un aspirante a cazarrecompensas. Lobo instruye a “Led” como lo haría Bruce Willis para hacer de detective privado en El último Boy Scout, “si vas a darle una torta a un tío, antes tienes que decirle algo chulo”. ¿Qué esperabais? Es un cómic de Lobo, tiene este tipo de referencias. Etrigan también aparecerá en la gincana de Led por convertirse en cazarrecompensas en lo que es una lectura muy divertida.

Así llegamos a la gran saga del tomo, titulada Lobo D.P. (detective privado) El protagonista arruinado, acepta un trabajo tan bueno como otro cualquiera pero a diferencia del problema episódico de costumbre, aquí se dará pistoletazo al arco argumental con la creación de su propio despacho de detective. Aparecerán Killer y Daño Cerebral, aquellos jugadores de fútbol americano metidos a cazarrecompensas que conocerán los seguidores del personaje. Jugadores de fútbol sí, en esta serie se tocan todos los palos y vuelven a parecerse a El último Boy Scout.

Con su negocio de cazarrecompensas, agencia de detective privado (no se puede decir la verdad al casero) la narración adopta el monólogo interior común a la novela negra del protagonista, como hilo conductor de la trama. También asistimos al rol de la policía como antagonista al detective o la inevitable aparición de una femme fatale. Hasta aquí, los elementos de la novela negra que se dejan ver en el cómic. Un pequeño paso al Noir que aunque no tenga nada que ver, sienta bien a Al y Darlene, aun manteniéndose como secundarios en el previsible giro de los acontecimientos, cuya suerte parece haber cambiado a mejor. Todos los bares de la ciudad se destruyen menos el suyo.

Muy buena la página de presentación de la parte 4, con muchos detectives icónicos buscando la cabeza parlante. Sherlock Holmes, Kojak o Colombo entre muchos otros, incluso el detective Chimp pero este sí tiene razón de ser, al menos está dentro del universo DC. El cómic continúa con el inevitable marasmo de Lobo que lía una buena y como es costumbre ni se entera.

En cuanto al dibujo varios artistas pasan por el tomo, siendo similares y dando un gran número de sádicas escenas cuyo trazo desenfadado consigue volver graciosas. Val Semeiks es el artista principal con un dibujo apropiado para la serie que no desentona en absoluto, sin ningún complejo o problema por no ser virtuoso.

En definitiva un cómic muy divertido, mucho más de lo que esperaba antes de releerlo, que es un ejercicio de Lobo como cualquier otro, macarra e irreverente hasta la saciedad, siempre con el buen hacer de Alan Grant presente. Si hace tiempo que no lees a Lobo ya es hora de darle un repaso. El czarciano se lo merece y además no nos conviene enfadarlo. ¡Hasta la semana que viene rajados!



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