Javier Vázquez Delgado recomienda: No-novedades indie USA en castellano: edición confinamiento

Abril ha sido un mes diferente, dejémoslo así, y este mayo que empieza tampoco va a ser normal, esperemos que no el mes completo y que al menos todo vaya como debe ser. La actual situación ha tenido repercusiones en prácticamente toda nuestra vida, una de ellas, una muy pequeñita y sin importancia, es que el habitual repaso a las novedades que saldrán durante mayo no se puede hacer, básicamente por una repercusión mucho más grande, que las editoriales tienen que reestructurar todo su plan para este mes. Algunas ya las tienen anunciadas y otras no, para ser igualitarios con todas, o por lo menos con las que podemos porque anuncian sus novedades con algo de tiempo, retrasaremos esa entrada. Se publicará en otro momento, pensamos informar de todas las novedades que salgan en el mercado con respecto al cómic independiente norteamericano, porque lo necesitan. Que esa información llegue a la mayor gente posible lo necesitan las editoriales y lo necesitan las librerías. Por ello desde aquí queremos poner nuestro ínfimo granito de arena informando sobre ellas, pero no hoy.

Hoy vamos a hablar de aquellas obras que hemos recuperado o que hemos empezado en estos días encerrados en casa, desde cosas famosas que por extraños motivos se acumularon en la pila de lectura, hasta series que teníamos dejadas con la intención de retomar algún día. Aquí van un puñado de ellas y os animamos en que pongáis en los comentarios qué estáis leyendo o qué os han parecido las series de las que aquí hablamos. Comencemos.

Igor Álvarez Muñiz

Umbrella Academy 2: Dallas, de Gerard Way y Gabriel Bá. Norma Editorial (Dark Horse). Contiene The Umbrella Academy: Dallas #1-6 USA; Tomo cartoné con camisa. 216 páginas. 24€

No soy muy fan de My Chemical Romance pero tienen cosas que me gustan, lo suficiente como para escuchar lo que sacaban. Los conocí con su primer disco, que estaba bien, pero quizás me gustó más el segundo, luego ya casi nada, alguna canción suelta. Fueron un grupo importante en tanto que dieron visibilidad mundial a un estilo de música, el emotional hardcore, que llevaba en el underground desde los 80, una evolución de la música hardcore a la que pertenecían grandes bandas. Así que cuando salió el primer volumen de la serie escrita por su cantante en España, un amigo, más seguidor de esa llamada tercera oleada del emo, me lo dejó, y lo que leí no me lo esperaba, es cierto que toca muchos temas comunes a esa escena hardcore, incluso algunos que se habían desarrollado más en su vertiente emo, pero era una obra bastante especial, diferente e imaginativa. Años después, cuando Netflix sacó su serie de televisión, la cual me gustó y creo que, a pesar de quitar los elementos más fantásticos, capta bien su esencia (su música no, no pega ni con cola), me lancé a comprar los dos primeros tomos en esa nueva edición en tapa dura con sobrecubierta, de magnífica calidad, que sacó Norma. Sin embargo la dejé en mi pila de lectura hasta ahora. Aprovechando este confinamiento me releí el primer tomo y seguí con el segundo que, para mi sorpresa, me gustó aun más.

La historia nos cuenta el extraño nacimiento de unos niños y niñas que adquirirían poderes, de los cuales siete eran adoptados por el estrafalario Reginald Hargreeves, formando una de esas familias disfuncionales de las que tanto se habla en el estilo de música que Gerard Way hace con su banda. Way firmaba un guion muy loco y con una gran cantidad de añadidos que enriquecían una historia con elementos variados. Cada personaje es de su madre y de su padre, lo cual hace que haya muchas intrahistorias dentro de esa gran narración, la cual a su vez era mucho más simple de lo que nos parecía en un principio. Esto último se agranda en el segundo volumen, en parte gracias a la irrupción de personajes como Hazel y Cha Cha, pero sobretodo por el entramado de viajes y agentes temporales en el que se embarcan los autores. The Umbrella Academy resulta una serie muy entretenida, con su fondo, que nos narra una historia que se logra diferenciar de la ingente cantidad de material que nos llega desde las editoriales independientes. El dibujo de Gabriel Bá es uno de sus puntos fuertes, el artista logra embellecer un trabajo que ya de por sí estaba lleno de buenas ideas. Mencionar también el número navideño que Norma ha sacado en grapa en diciembre de 2019, protagonizado por Hazel y Cha Cha, co-escrito entre Way y Scott Allie, al que debemos parte del universo Hellboy, con un buen dibujo de Tommy Lee Edwards, un complemento perfecto. ¿Y el tomo tres? Pues ya está a la venta en formato rústica, pero yo me voy a esperar a que salga en tapa dura, que lo merece.

Siete para la eternidad 3, de Rick Remender y Jerome Opeña. Norma Editorial (Image Comics). Contiene Seven to eternity #10-13 USA; Tomo rústica. 120 páginas. 16,50€

Vale, quizás en este confinamiento me he dejado llevar por el increíble mundo del Hardcore y sus vertientes, los discos de Minor Threat, At the drive-in, Fugazi o June of 44 han dado varias vueltas en mi tocadiscos, y puede que eso haya hecho que, tras The Umbrella Academy, me haya lanzado a continuar las lecturas que tenía atrasadas de la obra de Rick Remender. Cierto que Remender no ha tocado en ninguna banda, que yo sepa, pero la influencia en sus obras de este estilo de música se hace patente tanto en la historia como en sus personajes, cosa que él mismo ha llegado a admitir. Siete para la eternidad sigue teniendo un halo a esto, familia aislada de la sociedad, gobierno, poder y dualidad moral, son temas recurrentes en el hardcore, pero está se separa un poco más que obras como Tokio Ghost, Ciencia Oscura o Clase Letal, para mostrar una mezcla entre road movie y western, con seres mágicos, violentos y peligros de todo tipo.

El primer tomo me encantó, no me costó nada empatizar con Adam Osidis, protagonista que nos narra la situación mostrando sus pensamientos en los clásicos cuadros de narración que actúan de voz en off, que incluso comienza casi todos los números con un escrito poniéndonos en situación, ya que se ve en un dilema moral importante, que un tirano cure su enfermedad y alce a su familia en un régimen político al que él es contrario o vengar la muerte de sus padres a manos de este mismo tirano. Adam está en una situación difícil en un mundo en el que el bien y el mal están muy difuminados, más aun que en el nuestro, un mundo muy salvaje que no deja de recordar a la Edad Media. Por algún extraño motivo dejé los tomos 2 y 3 en la pila de lectura, pero este tiempo me ha servido para ponerme al día y disfrutar aún más, porque resulta que cuando me enfrento a estos dos tomos me encuentro que la historia mejora, el viaje propuesto en el segundo tomo tira por caminos diferentes a los que creía, no se va por los tópicos sino que los autores aumentan el imaginario de ese mundo a la par que siguen poniendo a los personajes en esos dilemas morales que evolucionan desde el punto de partida de corrupción y supervivencia o venganza y pobreza, que ya de por sí era interesante. No entraré en detalles sobre el tomo tercero, porque eso sería spoilear una parte importante de su trama, pero me gusta mucho el juego que se traen con los dos grandes personajes de esta historia y con los hijos, además de que se maneja la acción de una manera trepidante.

Y ¿qué decir sobre el dibujo?, pues que Jerome Opeña está mejor que nunca, si ya en Fear Agent hacía un trabajo fenomenal aquí se sale de toda norma con unos diseños impresionantes, una narrativa genial y unas páginas en general que quitan el hipo. Todo ello aderezado por el color que aplica Matt Hollingsworth, que resalta en la obra dando un toque más diferente si cabe, que contrasta con otras obras de este tipo gracias a tonos muy cálidos frente al clásico estilo sucio que se suele aplicar a este tipo de historias. Siete para la eternidad me ha fascinado más de lo que lo había hecho en su primer tomo.

Edu Sesé

47 Ronin, de Mike Richardson y Stan Sakai. Planeta Cómic (Dark Horse). Contiene 47 Ronin #’s 1-5 USA; Tomo rústica. 152 páginas. 12,95€.

“Conocer esta historia es conocer a Japón”. La leyenda de los 47 ronin, también conocida como el incidente de Ako, es un suceso pseudohistórico profundamente popular en el País del Sol Naciente que narra la historia de cómo 47 samuráis tramaron y ejecutaron la venganza por la muerte de su señor o daimyo Asano Naganori, condenado a muerte por atacar a un alto funcionario del Shogun tras recibir incontables insultos por parte de este. Esta historia sobre la lealtad y el sacrificio de aquellos guerreros a su amo representa a la perfección la filosofía y la cultura japonesas, que posiblemente por tan diferentes nos generan a tantos un enorme magnetismo por sus historias. Algo así le pasó a Mike Richardson, que tremendamente fascinado por la leyenda nipona se documentó durante años con el fin de llevar esta fábula a las viñetas. El Presidente de Dark Horse encontró al perfecto artista para este proyecto dentro de su propia plantilla y trabajó codo con codo con Stan Sakai, el célebre autor japonés-estadounidense creador de Usagi Yojimbo, para dar a luz una obra que contaría además con el nada desdeñable asesoramiento del legendario Kazuo Koike. Juntos realizaron una solemne adaptación fiel y respetuosa que sintetiza con gran habilidad la esencia de una de esas historias sobre el alto concepto nipón del honor, que tan bello luce en la ficción como dañino se antoja en la vida real.

The Walking Dead 1-8, de Robert Kirkman, Tony Moore y Charlie Adlard. Planeta Cómic (Image Comics). Contiene The Walking Dead #’s 1-48 USA; Tomo rústica. 136 a 144 páginas. 7,50€.

Lo confieso, soy de los que empezó con los zombies de Kirkman por la serie de TV. Durante años pillar el sofá los lunes fue un pequeño ritual con mi querido padre, y aunque terminara por irse al diablo, siempre defenderé que la serie iniciada por Frank Darabont derrochó calidad durante muchas temporadas. Mientras tanto no quise acercarme al cómic por dos razones: por no estropearme las sorpresas de la serie y por no meterme en una colección tan kilométrica sin vistas a terminar. Sin embargo, la vida me lo ha puesto todo de cara: abandoné la serie por tediosa y ridícula, el cómic finiquitó el mes pasado de la mano de Planeta y llevo casi dos meses encerrado en casa. Las excusas se han acabado y por fin me he puesto manos a la obra con uno de los cómics más importantes del presente siglo.

Por si alguien ha vivido en el subsuelo durante los últimos quince años, The Walking Dead sigue las aventuras y desventuras de Rick Grimes, un sheriff de medio pelo que despierta de un coma para encontrarse con que el país ha sucumbido ante un apocalipsis zombie de origen desconocido. Con estos primeros ocho tomos se cubre desde el punto de partida de sus personajes hasta el cierre del arco del Gobernador, uno de esos villanos que quedan grabados a fuego en la retina, y como era de esperar dada la fama de esta serie, no decepciona ni un poquito. The Walking Dead es bruta y despiadada, y no tiene el más mínimo reparo en arrasar con sus protagonistas y dejarte el estómago del revés después de haberte hecho conectar con sus vidas y miserias. Una historia que más que tratar sobre zombies explora las relaciones humanas y la fragilidad de nuestros valores cuando las personas son llevadas al límite para sobrevivir.

Extremity, de Daniel Warren Johnson. Planeta Cómic (Image Comics). Contiene Extremity #’s 1-12 USA; Tomo cartoné. 304 páginas. 25€

Descubrí a Daniel Warren Johnson gracias a Ghost Fleet, en plena fiebre de amor desenfrenado por Donny Cates. Aquella miniserie fue anterior a la fama de ambos autores y acabó cancelada antes de lo que ellos habrían deseado, pero ya en aquellos primeros pasos se podía ver que ese dibujante tenía un estilo muy poderoso. Poco después me di cuenta de que las portadas con aroma a Mad Max que veía entre las novedades de Image no solo pertenecían a aquel dibujante, sino que aquella serie limitada de doce números contaba también con sus dotes como guionista y que se había ganado una nominación a los Eisner, así que ¿cómo decirle que no? Pillé algún número en digital para hincarle el diente y su desgarrador inicio me conquistó, pero no ha sido hasta ahora que he sacado el rato que merecía para consumir de una tacada el integral (por cierto, de preciosa edición y a muy buen precio) en el que Planeta nos traía la obra completa.

En un mundo donde los pueblos se yerguen sobre islas flotantes y la guerra es pan de cada día, la historia nos lleva junto a Thea, hija del jefe del clan de los Roto. Privada de su mano y con ello de su don para el arte, Thea prepara junto a su padre y el resto de su pueblo su ataque sobre los Paznina, una venganza ansiada durante años como pago por la sanguinaria masacre que su reina liberara sobre ellos y que les costara tanto su don como la vida de su madre. Daniel Warren Johnson nos regala una obra sobre la ponzoña del odio y la venganza con un despliegue artístico apabullante que hará las delicias de los amantes de la ciencia-ficción con aire postapocalíptico.



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