Javier Vázquez Delgado recomienda: Horologiom. Integral 01
“No tengo miedo porque no creo que vaya a morir.
Nunca creo que vaya a morir…”
Horologiom de Fabrice Lebeault es una serie fantástica que explora un mundo mecanizado donde las reacciones humanas espontáneas y los sentimientos son perseguidos por ser demasiado animales.
A esta civilización llega Mariulo, un joven acróbata que ha perdido su vehículo y sus enseres en un accidente. El artista es perseguido por los encargados del orden ya que no tiene insertada en su cabeza una llave que permite al poder establecido controlar a todos los habitantes. Con su huida, Mariulo se convertirá en un peón importante en una lucha encarnizada entre las dos facciones dominantes de Horologiom; los laicos y los religiosos… Sin embargo, en las profundidades de la ciudad mecánica unas fuerzas subterráneas se mueven para poner en cuestión todo el sistema y quieren convertir a Mariulo en su símbolo.
Horologiom es una ciudad completamente estructurada, jerarquizada y controlada donde la población ejerce de robots – con una sumisión extrema – y los artefactos mecánicos controlan a los humanos de una forma férrea e inmisericorde. Paradójicamente, las clases dominantes; los líderes y dirigentes de esta comunidad inhumana demuestran con sus acciones que están sucumbiendo constantemente a sentimientos muy animales como son las ansias de poder, el fanatismo, la rabia, la envidia o el odio. Tanto su santidad el Predicador como su excelencia el Gobernador se rigen y actúan movidos por impulsos que delatan su “rastrera animalidad” y lo mismo les pasa a los altos funcionarios, a los sacerdotes y a los oficiales de las fuerzas del orden. Solo la gente corriente lucha denodadamente contra sus instintos naturales.
Esta situación de precario equilibrio, que Mariulo rompe con su inesperada aparición, se sustenta con una series de engranajes sociales y mecanismos de control que el subversivo Sacharine y sus aliados intentarán desactivar definitivamente. Fabrice Lebeault construye con su serie un universo complejo, original y alucinado que explora la constante dicotomía entre civilización y libre albedrío, entre orden y libertad.
A lo largo de los cinco álbumes de este primer ciclo, asistiremos a constantes complots, enfrentamientos subterráneos y persecuciones alucinantes que parecen desembocar en un enfrentamiento entre el campeón de los religiosos, llamado el Santo, y Mariulo, erigido como adalid de los laicos y de los rebeldes. Sin embargo, todos estos movimientos, todas estas acciones frenéticas y arriesgadas nos resultan algo crípticas y desconcertantes.
Dos maestros de la intriga como Alfred Hitchcock y Hergé (Georges Remi) nos explicaban constantemente que uno de los secretos del thriller, uno de los trucos más importantes para crear el suspense es que el lector/espectador siempre ha de estar informado del peligro inminente igual o más que los personajes de la obra. El cineasta inglés lo demostraba con un ejemplo muy sencillo. Un personaje protagonista intenta entrar en la casa del asesino para reunir pruebas en su contra, tras conseguir que la abandone por una horas. Cuando salta la verja del jardín y se dirige hacia una ventana para entrar en el edificio, el director nos enseña un plano del interior de la casa, del salón, donde vemos a un perro de aspecto muy fiero. A partir de este momento, lo que era una acción algo delicada se convierte, para nosotros, en un periplo absolutamente angustioso puesto que sabemos de una amenaza que el protagonista desconoce por completo.
Este mecanismo falla a menudo en Horologiom. Casi siempre los personajes conocen las dificultades y los peligros mucho antes que los lectores y esto le resta emoción a las situaciones que experimentan.
Lebeault controla perfectamente la maquinaria del universo fantástico que ha creado y todos sus engranajes más recónditos pero se olvida, a veces, de hacernos partícipes de sus características algo que nos desconcierta como lectores y nos impide apreciar por completo los matices de cada escena, de cada situación. Es un problema que se resuelve con una segunda lectura de la serie, pero que merma el disfrute de la primera impresión.
A pesar de este inconveniente, la experiencia de asistir a las desventuras de Mariulo, Sacharine, Haxe y compañía supone un placer insólito por su originalidad, por su intensidad y por su atractivo. Y además, toda la trama está bañada por un leve toque de humor que contribuye a la diversión.
Leyendo Horologiom es inevitable pensar en otras obras realizadas anteriormente, como por ejemplo El Incal de Alejandro Jodorowsky y Moebius, Brazil de Terry Gilliam o incluso Las aventuras del Barón de Munchausen de Rudolf Erich Raspe. Sin embargo esta serie posee un aire propio que nos sumerge a menudo en este estado tan sutil y delicado que se suele denominar como sensación de asombro.
El autor confiesa su admiración por Hergé, Maurice Tillieux y por el ilustrador galo Pierre Joubert.
Gráficamente, la serie es un catálogo de conceptos, escenarios y situaciones tan sorprendentes como maravillosos. El diseño de la ciudad mecánica y de sus habitantes es innovador. Los personajes humanos y los artificiales tienen personalidad propia y sus acciones nos incumben y preocupan. La mezcla de estilos está perfectamente ensamblada y tanto el aspecto más orgánico como el más mecánico de este sistema se complementan en un entorno novedoso pero coherente.
Fabrice Lebeault suele dividir sus páginas en un esquema de cuatro tiras con un número variable de viñetas cada una. A medida que va avanzando la serie esta plantilla se va transformando en una estructura de tres tiras con dos o tres cuadros cada una. El diseño de los personajes resulta algo confuso al principio, pero con el paso de las páginas se vuelve más exacto y efectivo. En cambio, el arte de Lebeault destaca en la construcción de paisajes, edificios, entornos y decorados y también por su excelente dominio de la narrativa gráfica.
El color se convierte en un aspecto imprescindible de la serie que le otorga claridad a la acción y atractivo al conjunto.
Este primer volumen recopila las cinco primeras historias de una serie que lleva siete álbumes publicados. Las obras incluidas son:
L’homme sans clef (1994)
L’instant du Damokle (1995)
Nahédig (1997)
La nuit du Requinqueur (1998)
Le grand Rouage (2000)
Estos cinco tomos conforman el primer ciclo de la serie. Quedan por publicar: Le ministère de la peur (2011) y Les couloirs changeants (2014) que son dos episodios independientes sin repercusión argumental en el primer arco.
Fabrice Lebeault nació en 1961 en la ciudad francesa de Albi, situada en la región de Occitania.
Después de graduarse en Derecho sus pasos iban dirigidos a la rama de la notaría pero por el camino se cruzó la vocación de los cómics y empezó a colaborar en empresas de animación. Paralelamente realiza para la Editorial Ramsey varios encargos de cómics de divulgación y didácticos e ilustraciones para la editorial de libros escolares Jocatop.
A principios de los noventa sigue colaborando para la industria de la animación realizando los fondos de películas de dibujos animados y en 1993 firma, por fin, su primer contrato con la Editorial Delcourt que editará su serie Horologiom (1994-2014) de la que lleva publicados siete álbumes. También para Delcourt, realiza el álbum Félix (2001) dedicado al público juvenil. Con guiones de Denis-Pierre Filippi dibuja el díptico Le croquemitaine (2004-2006) que publica Dupuis. Otras obras de Fabrice Lebeault son: Le mangeur d’histoires (2008) y Fondation Z (2018), un álbum de la serie Spirou et Fantasio par… con guion de Denis-Pierre Filippi y publicado también por Dupuis.
El primer tomo de la serie Horologiom obtuvo el premio al Mejor álbum del Salón de Montreuil y el premio Alph’Art Coup de Coeur del Festival de Angoulême del 1995.
Actualmente vive en Blois en la región Centro-Valle de Loira.
La edición de este primer tomo de la colección integral a cargo de Ponent Mon es bastante satisfactoria. El tamaño es ideal, el libro es en cartoné, está lujosamente impreso y cuenta con un papel excelente. Carece de artículos de introducción y contextualización y tampoco incluye las portadas originales de los cinco álbumes que recopila. El precio es elevado pero asumible ya que ofrece el material equivalente a cinco tomos unitarios. Son unos nueve euros por volumen, que no está nada mal.
Querría resaltar un último aspecto de esta edición, un detalle poco trascendente pero molesto. Parece increible que hoy en día alguien crea aún que la palabra francesa scénario se traduce en castellano como escenario en lugar de guion. Lo comento por que en los créditos de este álbum se designa a Fabrice Lebeault como autor del escenario y del dibujo cuando es lógico suponer que es autor del guion y de los dibujos. No creo que sea un error atribuible al traductor, más bien a la editorial, y realmente desluce un poco su magnífico trabajo.
Horologiom de Fabrice Lebeault es la obra central en la carrera de este autor francés de casi sesenta años. Su serie aúna la intensidad del contenido con el atractivo visual y nos permite viajar a un universo desconocido lleno de conceptos insólitos y emociones intensas. El álbum recopilatorio presentado por Ponent Mon nos ofrece, también, la oportunidad de asistir a la evolución artística de su autor y apreciar su mejoría gráfica y argumental.
Además, con la edición en castellano de esta serie se confirma la existencia de una oferta extraordinaria de cómic europeo publicado durante la primera mitad de este año, tan extraño por tantos motivos. Es de esperar que en el segundo semestre del 2020 esta tendencia se consolide y que podamos disponer de nuevos estrenos europeos del mismo nivel que los del primero. Y, por favor, pediríamos poder disfrutarlos tranquilamente, sin los enormes sobresaltos de estas últimas semanas. Sería todo un detalle…
Salut!
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