Javier Vázquez Delgado recomienda: Catwoman: Una felina independiente

Super-heroína. Super-villana. Gata. Ladrona. Gata ladrona. Icono. Icono sexual. Selina Kyle/Catwoman es todas estas cosas y muchas más. La multitud de facetas que presenta se equipara con la multitud de enfoques aportados por los autores encargados de relatar sus aventuras. Y una parte muy sustancial de todos y cada uno de estos enfoques es la relación que Gatubela mantiene con los miembros de la Bat-Familia. Una pregunta gira en torno a esta última cuestión: ¿por qué demonios (o gatos) Catwoman no es capaz de ser una más entre los amigos de Batman o con el propio Batman?

Comenzando por el propio Batman, claro. Durante los 40`s, Catwoman fue (en lo que a utilidad narrativa se refiere) el método que utilizaron dibujantes y guionistas para dotar de cierta “normalidad” a un hombre adulto que se vestía como un murciélago, que vivía en un castillo y que convivía con un niño y un mayordomo. Es decir, Catwoman era el interés romántico y típico del héroe.

Basada en la actriz Jean Harlow, esta Catwoman primigenia (que solía disfrazarse de anciana para cometer crímenes) atraía sobremanera a un bienintencionado Bruce que (de forma impensable para el canon actual del personaje) solía dejarla escapar con frecuencia.

La Catwoman original.

No obstante, Selina no poseía la iconicidad y el poderío de otras femme fatales de su época (Lauren Bacall, Sand Saref o Dragon Lady). Esto es debido, en parte, a que las limitaciones a las que estaba sometido el género de los superhéroes no permitían explorar la matriz de su conflicto con Batman: la tensión sexual no resuelta.

Es bien sabido por todos que a principios de los 50 el infame doctor Fredic Wertham emprendió una cruzada puritana contra los superhéroes. Una de las víctimas de su misión sagrada fue Batman. Sobre él cayeron las acusaciones más graves: pedofilia y corrupción de menores.

La solución que encontraron los guionistas y dibujantes para esquivar esta bala fue colocar a Batman y Catwoman en situaciones deliberadamente incómodas y significativamente reveladoras. Por ejemplo: Robin abre de repente una puerta y encuentra a unos sonrojados Bruce y Selina intercambiando miradas juguetonas. Suponiendo que Batman y Catwoman estaban haciendo “cosas de adultos”, el llorica del chico maravilla se marca unos pucheros y desaparece a la carrera.

Grosso modo, esa fue la triste tónica general y este fue el papel de Catwoman durante la Edad de Oro. No obstante, resultaba imposible no trasladar a una mujer gata a la (pequeña) pantalla y no incorporar ciertas dosis de sexualidad, aunque fuera bajo la forma del erotismo kitsch y tontorrón de los 60`s. Julie Newmar interpretó a Catwoman en la famosa serie de Adam West siguiendo estas directrices. Por primera vez, Selina Kyle tenía licencia para seducir.

Julie Newmar como Catwoman, cortesía de Alex Ross.

Aun así, en los cómics de la época el papel de femme fatale definitiva recayó sobre Talia Al`Ghul. De forma natural, si tenemos en cuenta que esta es la hija de la némesis de Batman y que estaba dibujada por los muy realistas y muy sexis lápices de Neal Adams.

La historia de la azafata amnésica que era la Selina Kyle de la Edad de Oro llegó a su fin con su reforma, su boda con Batman y su muerte. ¿Cuál sería su legado? Su hija Helena se convertiría en un futuro en La Cazadora, miembro de la Bat-familia que compartiría las visiones amorales de la justicia de su madre (este linaje sería borrado de la continuidad de DC en el futuro).

Hasta cierto punto, se puede argumentar que el creador de la versión canónica y actual de Catwoman es Frank Miller. En Año Uno, Selina Kyle entra en la Edad Oscura de los superhéroes metamorfoseada en prostituta bondage (podemos perdonarle a Miller que trazara con brocha gruesa al personaje – con tanto cuero y tantos látigos no podía hacer otra cosa). Puede parecer paradójico, pero es de este modo como Selina se convirtió en la pareja perfecta de Bruce.

La Catwoman de Frank Miller.

La visión de Miller influyó sobremanera a Tim Burton que construyó (en Batman Returns) al personaje interpretado por Michelle Pfeiffer en torno a una sexualidad gótica y perturbadora. El traje de la Pfeiffer (la versión más icónica del personaje a nivel cinematográfico, con permiso de una Halle Berry que alcanzó ese estatus por motivos bien distintos) era perfecto en ese sentido: cuero a cuerpo completo, retazos unidos por cicatrices.

Miau.

En los 90`s Catwoman se relacionó con mayor frecuencia con la Bat-familia, sin llegar a ser (como corresponde con el carácter gatuno e independiente del personaje) totalmente uno de ellos. Más que como villana, la Catwoman de estos años podía definirse como una anti-heroína que utilizaba métodos cuestionados por los boy-scouts de Gotham. Por cierto, en esta época Selina dejó de lado el negro para vestir un ceñido traje rosa.

El carácter de icono de Selina queda patente en que, a pesar de no pertenecer con propiedad a la Bat-familia, su presencia es constante en todos los títulos que hacen un repaso por los principales mitos de El Cruzado Enmascarado. ¿Dos ejemplos emblemáticos? Dos de las obras maestras de Jeph Loeb y Tim Sale ambientadas en el mundo de Batman: El largo Halloween y Victoria Oscura.

El largo Halloween.

Una de las mejores y más olvidadas obras de Ed Brubaker es precisamente Catwoman, una serie donde (acompañado por dibujantes de excepción como Darwyn Cooke, Javier Pulido, Cameron Stewart y Eric Shanower) devolvió a sus raíces de femme fatale a Selina, además de dotarle de un nuevo estatus como protectora de las prostitutas de Gotham.

Lo de “raíces de femme fatale” no es baladí. A Brubaker le gusta volver al género negro desde una óptica clásica, con ciertos toques de referencialidad post-moderna pero sin sarcasmo, sin darle al lector pellizcos en los pezones todo el rato. Pero Brubaker tampoco se olvidó del legado de Miller, haciendo que el campo de juegos de la gata sean los más oscuros y sórdidos barrios de Gotham.

En este contexto se introduce a Slam Bradley, un detective encargado de desvelar el velo de misterio que encubre a Selina. Bradley es uno más de los secundarios que rodearán a Catwoman en esta etapa (y, por cierto, es el primer personaje de la historia de DC, puesto que fue el protagonista de Detective Comics en 1937-todo un acierto por parte de Brubaker el recuperarlo). Una etapa que no contará demasiado (por fortuna, dirán algunos) con la presencia estelar de la Bat-Familia.

Slam Bradley y Catwoman.

Jeph Loeb volvió al mundo de Batman en la recordada Silencio, una obra que significó el pistoletazo de salida a una relación más profunda entre Bruce y Selina. La gata quedaba atónita al descubrir que bajo la capucha del murciélago se ocultaba Bruce Wayne.

“Una relación más profunda” no quiere decir más estable. Más bien al contrario. Selina continuó desafiando las creencias morales de Batman al asesinar a Máscara Negra, y no hay que olvidar que Bruce Wayne permaneció todo un año muerto al final de Crisis Infinita. En ese intervalo, a Selina le dio tiempo a retirarse, a tener una hija y a adoptar el nombre de Irena Dubrovna (nombre de la femme fatale protagonista de Cat People, clásico del cine noir).

Para colmo, el papel de interés romántico del héroe le fue adjudicado por Grant Morrison a Talia Al´Ghul, durante su memorable etapa. No obstante, todo esto no fue un impedimento para que Selina formara lazos de amistad con sus compañeras justicieras (con las sirenas) de Gotham.

Al comienzo de los Nuevos 52, un nuevo-viejo estatus se estableció entre los habitantes de Gotham. Era nuevo porque suponía un cambio en las dinámicas que se habían mantenido durante veinte años. Era viejo porque asumían las dinámicas de veinte años atrás. En lo que a Selina se refiere, esto significó que nunca había tenido una hija y que no conocía la identidad de Batman.

Por fortuna, llegó Rebirth y llegó Tom King para integrar (como la había hecho antes Morrison desde una perspectiva distinta) todas las facetas del personaje y de la pareja en una sola historia. Por vez primera, los aportes de Miller, Brubaker y Loeb tenían sentido como unidad.

El enfoque de Tom King es sustancialmente diferente al de Frank Miller y Ed Brubaker. Su Catwoman parece una dama de la alta sociedad que (un poco como quien no quiere la cosa) se dedica a combatir el crimen y a luchar contra los malos. Además, Selina está ahora más integrada que nunca en la Bat-familia. No podía ser de otra manera, puesto que ha consolidado su relación con el Hombre Murciélago, hasta el punto de (casi) casarse con él y de tener un hijo con él.

Podría decirse que existe un motivo muy claro por el cual Selina Kyle nunca se ha integrado plenamente en la familia de Batman, además de explicar la atracción que parece sentir por Bruce (y Bruce por ella). Mientras que Batman y sus amigos son idealistas en el sentido kantiano del término, Catwoman es lo que la filosofía denominaría una consecuencialista.

Lo explico. Mientras que Batman tiene una creencia absoluta y firme en valores morales absolutos (“No matarás”, “El crimen no compensa”, “Los criminales son cobardes y supersticiosos”, etc), Selina parece entender que las acciones son buenas o no dependiendo de las consecuencias que de ellas se desprenden; es decir, para Catwoman el fin justifica los medios.

No hemos hasta aquí para juzgar a Selina, ni tampoco a Batman. Las dos posturas (la kantiana y la maquiavélica) tienen su lado bueno y, sobre todo, su lado malo. El extremismo idealismo de Batman ha sido a menudo la coartada para que simpáticos dictadores y simpáticos megalómanos oculten su odio por la humanidad bajo la patina de una intensa obsesión por el control. Por otro lado, el consecuencialismo extremo implica, a la larga, cierta perdida de la noción de humanidad.

Sea como sea, el idealismo kantiano y el consecuencialismo se atraen entre sí de forma irremediable. Del mismo modo, Batman y Catwoman se atraen entre sí de forma irremediable.

Super-heroína. Super-villana. Gata. Ladrona. Gata ladrona. Icono. Icono sexual. Selina Kyle/Catwoman es todas estas cosas y muchas más. Solo el futuro dirá que papeles desempeña…y cuál es su rol dentro de la Bat-familia.



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