Javier Vázquez Delgado recomienda: Kimetsu no Yaiba – Guardianes de la noche
Edición original: Shueisha
Edición nacional/ España: Norma Editorial.
Guión: GOTOUGE Koyoharu
Dibujo: GOTOUGE Koyoharu
Formato: Rústica con sobrecubiertas. 192 páginas
Precio: 8,00€
Cada cierto tiempo, surge en el mundo del manga una serie que se convierte en un fenómeno de masas y entra en los rankings de ventas, aupando a su autor o autores a la fama y procurándoles auténticas fortunas. Gran parte de ellas proceden de la Shūkan Shōnen Jump, la famosa revista de la editorial Shueisha, como fue en su día el caso de Kochikame, Dragon Ball, El Puño de la Estrella del Norte, Jojo’s Bizarre Adventure, Slam Dunk, Bleach, Naruto o One Piece. Precisamente, la popular obra de ODA Eichiro ha ostentado durante los últimos años el primer puesto del ranking de series más vendidas, llegando a pulverizar algunos de los records que Toriyama, Son Goku y compañía habían establecido.
Sin embargo, el pasado año los aficionados al cómic japonés nos llevamos la sorpresa de ver que una serie, que hasta el momento no había hecho demasiado ruido, conseguía algo que parecía imposible y arrebataba a Luffy y compañía su trono en el top de ventas. Se trata de Kimetsu no Yaiba o Guardianes de la noche, como ha sido bautizada por estos lares, que aunque no consiguió superar el millón de unidades vendidas con ninguno de sus tomos, sí que superó a One Piece en el cómputo total de ventas. La pasión desatada por la creación de GOTOUGE Koyoharu hizo que los japoneses se lanzasen en masa a las librerías, haciendo que las ventas totales de todos los volúmenes superasen los doce millones de copias, hasta el punto en que las librerías tuvieron que limitar la venta de una unidad por volumen y cliente. Poco se sabe de su autora, ya que se trata de su debut profesional y prefiere mantenerse en el anonimato, una costumbre cada vez más habitual entre los mangaka.
Este manga narra la historia de Tanjirô Kamado, un muchacho afable que vive con su familia en la montaña y que se dedica a la venta de carbón para que su madre y sus hermanos puedan subsistir. Un día, mientras baja a un pueblo cercano para hacer negocios, su familia es atacada y asesinada por un demonio, siendo su hermana Nezuko la única superviviente, aunque pierde su humanidad y se convierte también en un demonio. Tanjirô decide hacer todo lo que esté en sus manos para encontrar una cura para su hermana y dar caza al demonio para vengar a su familia, iniciando un viaje que lo conducirá a convertirse en un cazador de demonios, tras un exigente entrenamiento.
La lectura del primer volumen resulta muy convencional, con una narración anodina, problemas con las elipsis, un tratamiento muy superficial del entrenamiento del protagonista y un apartado gráfico discreto, con un diseño de escenarios poco detallado, numerosos errores anatómicos y una secuencialidad demasiado abrupta en determinadas ocasiones. Sin embargo, a partir de los siguientes capítulos, el trabajo de Gotouge despega y comienza a dar muestras de una idiosincrasia particular y un buen hacer que invita a seguir leyendo cada uno de los arcos argumentales.
La serie cuenta entre sus bazas con una narrativa directa, que va al grano y evita dilataciones innecesarias de la historia, un componente crudo, sangriento y oscuro, que casa muy bien con el tono y los acontecimientos de la historia a la vez que ensalza la identidad personal de la obra, una variada galería de personajes secundarios, una atractiva ambientación en el Japón feudal y la conexión con su mitología particular, explorando la estrecha relación entre la vida y la muerte. Otro factor que hace especial a este manga y lo diferencia de otros nekketsu publicados en la misma revista, así como en las de similar índole del resto de editoriales, es que la motivación de su protagonista no es intrínseca, sino que proviene de agentes externos que le hacen abandonar su apacible vida, salir de su pequeño mundo y crecer, convirtiéndose en héroe por necesidad, en lugar de hacerlo como fruto del deseo personal, y demostrando una inusitada madurez. En definitiva, este manga representa la ambición de ir un paso más allá y ocupar un lugar privilegiado en el corazón de los aficionados al cómic japonés.
Pero si hay que señalar un factor determinante en el éxito mundial de este título y su exponencial aumento de ventas, esa es sin duda su adaptación al anime. Ufotable, el estudio de animación responsable de series como Fate/Zero, Tales of Symphonia o God Eater, fue el elegido para llevar a cabo la adaptación de Kimetsu no Yaiba. Vistos los resultados, la elección no pudo ser más acertada, ya que han mostrado mucho respeto por el material original al mismo tiempo que han imprimeso su sello personal en la serie, caracterizado por una animación de gran calidad, el cuidado del más mínimo detalle, frenéticas dosis de acción y un potente apartado musical. La primera temporada ha constado de 26 episodios, a los que seguirán una película adaptando el siguiente arco argumental, la cual está programada en principio para estrenarse en Japón en el mes de septiembre, a la espera del anuncio de la segunda temporada. El buen hacer de Ufotable ha provocado auténtico furor por la serie en el país nipón, y en el resto del mundo en menor medida, traduciéndose en el aumento exponencial del interés por la serie y las ventas de los diferentes volúmenes del manga.
La edición de Norma Editorial es la estándar para este tipo de series, tomos de tamaño tankôbon (115×175 mm), de alrededor de 200 páginas, en rústica con sobrecubiertas a un precio de 8,00 euros cada uno (la primera edición del primer volumen se vendió a un precio promocional de 4,00 euros), aunque cuenta con el inconveniente de no incluir las páginas originales a color. Se trata, por tanto, de una edición sencilla con una correcta relación calidad-precio. La serie cuenta a día de hoy con 20 volúmenes recopilatorios en Japón y la semana pasada conocimos la noticia de que concluirá en el vigesimotercero, tras lo que surgieron rumores de que la mangaka podría retirarse del medio después de finalizar los capítulos restantes, debido a problemas de carácter familiar.
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