Javier Vázquez Delgado recomienda: CATWOMAN Y ED BRUBAKER. LA IDENTIDAD PROPIA
En ocasiones nacen grandes personajes que nacen como secundarios o villanos de una colección. Poco a poco y con los autores adecuados evolucionan, alcanzan popularidad y identidad propia y se desligan de su “personaje madre”. Sucedió con The Punisher de las páginas de Spiderman o Deathstroke en Los Jóvenes Titanes y, sin duda, el mayor caso es el de Catwoman. Primero enemiga de Batman y ahora amante pero sobretodo heroína, Selina Kyle actúa ahora mismo como un ente propio con sus propias aventuras, secundarios y antagonistas alejados de la estela de Gotham City gracias a figuras como Devin Grayson o Darwyn Cooke. Sin embargo, hay un guionista clave que ayudó a configurar la imagen contemporánea del personaje: Ed Brubaker. Con la publicación de la antología de Catwoman con motivo de su 80 Aniversario se marca el regreso de Brubaker a DC Comics 14 años después de su partida. Posiblemente la implicación del autor con los héroes de la editorial no es todo lo recordada que debería y es una lastima ya que posiblemente es el guionista que más ha hecho por Catwoman en los últimos años.
Brubaker comenzó su andanza en DC a mediados de los años 90, siendo su primera gran obra La escena del crimen para la línea Vertigo junto a dos de sus colaboradores artísticos habituales: Sean Phillips y Michael Lark. En el año 2000 firmaría un contrato exclusivo con la editorial y haría equipo con Greg Rucka para llevar las riendas de Batman comenzando con el evento Tierra de Nadie, en el cual Gotham se ve aislada del resto del país por un seísmo. Ambos autores llevarían al personaje a una nueva era de grandeza, más centrada en el género negro y con especial énfasis en los secundarios, destacando los agentes del cuerpo de policía de Gotham, que gozarían de protagonismo en la cabecera Gotham Central. En particular brillan con luz propia historias como Bruce Wayne: Fugitivo, Bruce Wyane: ¿Asesino? o Batman: Agente Herido.
Es en esta historia donde se da una de las primeras de toma de contacto de Brubaker con Selina Kyle, la cual actuaba de nuevo como villana después de haber pasado una temporada en prisión. El periodo comprendido entre 2002-2005 sería capital para el personaje, tanto por la labor del escritor como por la del maestro Darwyn Cooke (DEP).
El interés de Cooke por Catwoman quedaría constatado por la novela gráfica El gran golpe de Selina. Las películas de atracos son una constante en el mundo del cine desde largometrajes como El Golpe (1973) de Roy Hill, pero a principios del Siglo XXI el film Ocean´s Eleven (2001) de Steven Soderbergh supuso un auténtica revolución y la resurrección de la popularidad de esta temática. Cooke se valió de este concepto para crear una trama de robo y traición que sería una de las mejores obras de su año. Por otra parte, Ed Brubaker estaba interesado en profundizar en el personaje y en 2004 comenzaría el tercer volumen de la serie regular de Catwoman.
Para la ocasión, Darwyn Cooke diseñó un traje para el personaje que perduraría casi hasta la actualidad. Estaría vigente durante 14 años hasta que Jöelle Jones diseñase el actual atuendo de Selina en 2018. Brubaker también tuvo claro que tendría que recurrir a un elenco de secundarios para la colección y que, para que la serie tuviera entidad propia y no fuera otra cabecera regular más de la Batfamilia, estos no deberían de tener una relación directa con el Hombre Murciélago. Brillaría con luz propia Holly Robinson, la joven a la que tomó bajo su cuidado en el Batman: Año Uno de Frank Miller y David Mazzucchelli (y que Tom King recuperaría recientemente) así como Maggie Kyle, la hermana de la protagonista, o el detective Slam Bradley.
Posteriormente llegaría a la colección un artista realmente destacado: Cameron Stewart. Stewart desarrollaría gran parte de su labor en DC Cómics, tanto como colaborador gráfico de Grant Morrison en múltiples ocasiones (El Multiverso, Batman y Robin, Los Siete Soldados de la Victoria, Seaguy) como por ser uno de los guionistas de la gran etapa de Batgirl durante Los Nuevos 52 o su webcomic como autor completo, Sin Título.
Sin embargo, en vez de crear un villano nuevo, Brubaker insuflaría nueva vida (y excesiva maldad) a uno de los villanos de Batman más desaprovechados hasta el momento: Máscara Negra. El personaje se convirtió en el antagonista de la colección de la mano del guionista, causando estragos tanto entre los secundarios de Catwoman como dentro de la Batfamilia. Entre sus apariciones en la serie regular de Catwoman y el crossover Juegos de Guerra, Brubaker logró impulsar a Roman Sionis como un adversario a tener en cuenta del Universo DC en vez del spoof del villano de Spiderman El Gran Hombre que concibió su creador, Doug Moench, en un primer momento.
A partir del año 2004 comienzan las desavenencias creativas del escritor con DC, en concreto con Dan Didio y Paul Levitz, dando lugar a que no renueve su contrato en exclusiva y comience a trabajar para Marvel, lo que lleva a la finalización de su etapa en el número 37 de la colección con unos últimos números firmados por Paul Gulacy, dibujante de obras clave de Batman como Presa. Con la marcha definitiva de Brubaker de DC un año después concluye una etapa para las series de Batman que comenzó a cerrarse con el inicio del Silencio de Jeph Loeb y Jim Lee, que marcó ese regreso de las series de Batman al género de superhéroes más puro y al alejamiento del género negro. Sin embargo, el autor ayudó a que Selina fuese uno de los personajes más memorables de esa década para la editorial y para los lectores.
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