Javier Vázquez Delgado recomienda: Superman #16

Edición original: Superman núm. 16 USA, Action Comics núm. 1016 USA.
Edición nacional/ España:.
Guion: Brian Michael Bendis.
Dibujo: David Lafuente, Szymon Kudranski.
Entintado: David Lafuente, Szymon Kudranski.
Color: Paul Mounts, Brad Anderson.
Formato: Grapa, 48 págs.
Precio: 3,50 euros.

Gracias a la iniciativa llevada a cabo por ECC de colgar en la red de redes el número 16 de Superman, pendiente de llegar a las librerías hoy en día, podemos dedicarle unas líneas a comentar lo que este número da de sí a la hora de cerrar la trama que empezó hace 16 números en Superman, y seguir desarrollando la historia de Leviatán en paralelo en la serie de Action Comics.
Bendis ha ido desgranando una aventura en dos frentes muy diferentes. Mientras que Superman se ha centrado en la faceta más cósmica, más universal del Hombre de Acero, Action hunde sus garras en los bajos fondos de Metropolis con una trama más oscura y terrenal.

En la primera serie toca dar carpetazo a la historia de Jon Kent y para ello es necesario recurrir al reencuentro entre Jon y Damián, antes de que el vástago de Superman decida o no aceptar la invitación de la Legión de viajar con ellos al futuro y engrosar las filas de grupo.

Estamos frente a una historia emotiva, divertida, llena de pasión y de esperanza, sencilla y cariñosa, sin perder la esencia de sus protagonistas, en la ambos han de lidiar con la nueva situación de Jon y la circunstancia de su posible partida. Resulta muy significativo como Bendis relata la amistad de los muchachos a la perfección, construyendo un relato que se cimienta sobre la cabecera que ambos compartieron y en la que se desarrolló, con calma y acierto por parte de Peter Tomasi, una amistad a prueba de todo desafío.

Para Bendis ambos son dignos hijos de sus padres y ambos trasladan esa especie de tirantez que siempre hay entre Batman y Superman a su propio terreno, sin que por ello merme la camaraderia y el profundo respeto que ambos se tienen. Son tiempos obtusos y leer una historia tan sencilla como eficaz siempre se agradece.

Lo que impresiona de este final es que, en medio de una situación difícil de tragar, donde los egoísmos internos de cada uno de ellos podrían imponerse por encima de la felicidad o del bienestar del otro, ocurre lo contrario. No hay mayor muestra de cariño que el respeto y la no imposición de los deseos ocultos que se esconden cuando algo nos desagrada. Una marisma emocional, llena de posibles trampas que, en manos de Bendis, de Damián y Jon, acaba por convertirse en un foco de alegría para el lector que no puede dejar de sentirse participe de lo narrado.

Para terminar de cerrar el círculo, el dibujo de David Lafuente se fusiona a la perfección con el tono de la historia, sin desentonar (por mucho que manos y pies tengan tamaño XL, en la mejor tradición de Humberto Ramos), gracias a un trazo limpio, trabajado en fondos, cargado de expresividad y centrado en el lenguaje no verbal de sus protagonistas. Un todo que se disfruta y se lee con pasión, con cariño, con cercanía y que viene a ser un broche final de un macro arco argumental del que se ha disfrutado de principio a fin.
Y en la otra esquina del cuadrilátero, esta Action Comics.

Dejamos la luz y nos sumergimos en la oscuridad.

La trama de Leviatán ya se ha cerrado en su miniserie, mientras en Action, donde empezó todo, Bendis estudia en paralelo consecuencias y reacciones a ello. Reacciones que empiezan en los propios bajos fondos, con luchas de poder que van a más y que sirven a Bendis para introducir a Naomi (cuyo primer número de su serie lleva un tiempo ya disponible) de forma más clara bajo lo focos de las grandes estrellas del Universo DC.

En este número tenemos un principio de saga y podría decirse que un final. Con Bendis la línea es difusa, pero con una trama en la que apenas aparece Superman, Naomi asume el protagonismo de forma tangencial al salvar al héroe de las garras de Nube Roja.

Y es que Bendis siente algo especial por Naomi, como bien lo deja claro en su serie, y continúa demostrándolo cada vez que aparece en escena. Será muy interesante ver como la continúa desarrollando en Young Justice.

Bendis en este número nos cuenta la batalla a través de los ojos y la narración de los testigos oculares de la misma, respondiendo las preguntas de una periodista. Es una forma de romper la dinámica establecida y añade un punto diferente a la hora de contar la historia desde el punto de vista del protagonista. No es un número especialmente relevante, apenas da un par de pequeños pasos en la historia, pero se lee con interés y es muy significativo el tratamiento que hace Bendis a Batman de nuevo, tras ver como lo escribe en el Incidente Leviatán.

En el apartado gráfico destaca el trabajo de Szymon Kudranski, que logra aportar ese aspecto tenebroso a la historia y que tan bien le sienta dadas las circunstancias que se están viviendo. Su trazo sucio, de línea quebrada y composición de página muy dinámica, se mueve con soltura por la trama y se fusiona bien con la propuesta de Bendis.

Un número con sabor a cambios venideros, que se digiere muy bien gracias al equilibrio entre las dos series y el marcado tono que las diferencia. No es algo nuevo, ya se hizo cuando Byrne y Wolfman se encargaban de controlar al Hombre de Acero, pero hacía mucho tiempo que no se podía ver tan marcadamente diseñado.



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