Javier Vázquez Delgado recomienda: Chibi Maruko chan de SAKURA Momoko
El universo del manga y del anime está lleno de grandes clásicos, que perviven a lo largo de los años pasan de generación en generación. Desde Astroboy, Doraemon, Sazae San o Dragon Ball. Puede que incluso que sean obras desapercibidas en su momento de publicación pero que con el paso del tiempo llegan a transmitirse de generación en generación, convirtiéndose en mitos de la cultura popular. En nuestro país lo podemos encontrar en casos tan especiales como Las aventuras de Fly u otras series, que pasaron más desapercibas entre el gran público como Mikan enikki o Aoki densetsu Shoot, dos series que se emitieron por los canales de televisión en la década de los noventa y aún a día de hoy siguen siendo recordadas.
Este fenómeno es mucho más habitual en Japón. Existen muchas series que consiguen llegar al éxito y se mantienen en los primeros puestos de venta gracias a su frescura y por la manera que tienen de retratar la sociedad japonesa contemporánea, como sucede, por ejemplo con Crayon Shin chan o Doraemon, las cuales, pese a la muerte de sus autores, siguen siendo emitidas en televisión. Otro caso especial es de Chibi Maruko chan escrita y guionizada por SAKURA Momoko, un manga que retrata la vida de una estudiante de primaria, que vive en una de las zonas residenciales de la ciudad de Shimizu.
Esta serie fue editada por Shueisha y sus capítulos fueron publicados en la revista semanal Ribon. La autora fue capaz de crear una historia que combinaba los recuerdos de su propia niñez con unos toques de comedia urbana y familiar en la década de los años setenta. El gran acierto de este manga fue porque SAKURA fue capaz de plasmar en cada una de sus páginas los recuerdos de su niñez aportando un toque nostálgico y sentimental que acabó por conquistar los corazones de los lectores. Muchos de los personajes que compartían las peripecias vitales de Maruko chan estuvieron basados en famiiares, amigos y conocidos de la autora. Tal fue su éxito, que esta serie llegó a publicarse entre 1986 y 2009.
Como es habitual en el mundo del manga, tras el éxito editorial vino la producción de dos series de animación. Primero, producidas por Nippon Animation y emitidas por Fuji TV. La primera serie se estrenó el 7 de enero de 1990 y su último capítulo se emitió el 27 de septiembre de 1992, llegando a emitirse un total de 142 capítulos. Pero el gran éxito televisivo vino con Chibi Maruko chan 2. Su primer episodio se emitió el 8 de enero de 1995. Al día de hoy sigue emitiéndose llegando a superar los mil capítulos. No cabe decir que pocas series se han llegado a emitir ininterrumpidamente durante tantos años. Para poder encontrar otros éxitos similares en Japón tenemos que irnos a los grandes éxitos televisivos de la cultura popular como la incombustible Doctor Who o el culebrón australiano por excelencia Neighbourgs, esta úlitima mucho más longeva que las dos series de Chibi Maruko chan porque se estrenó en la década de los ochenta en un formato semanal.
SAKURA fue capaz de crear un universo propio y genuino, basado en sus propias vivencias. Por eso, encontramos una gran gama de personajes que giran alrededor de la pequeña protagonista, el alter ego de la propia autora. Ni que decir que esta serie fue comparada con el otro gran clásico del manga y el anime: Sazae San.
Momoko Sakura es la gran protagonista de este longevo manga. Ella tiene el sobrenombre cariñoso de Maruko y es una niña de nueve años, que asiste a la escuela de primaria y convive con varias generaciones de su familia, como sus padres , su hermana mayor y sus abuelos. Es una niña despistada, desordenada y algo vaga, aunque intenta ser una buena niña, pero no tan exagerada como Arale Norimaki. Su personalidad es totalmente diferente a la de su hermana mayor.
Sakiko Sakura es la hermana mayor de Momoko Sakura y es el estereotipo de la hija perfecta. Ella es buena estudiante, organizada y bastante activa. Aunque quiere mucho a su hermana pequeña siempre acaban peleándose.
Sumire Sakura es la madre de Sakiko y Maruko, Suele ser bastante estricta con sus hijas, sobre todo con la pequeña. Es muy controlador y le gusta llevar al detalle la economía familiar, quizás su personalidad recuerde bastante a la Misae de Crayon Shin chan o la Sra. Nobita de Doraemon.
Hiroshi Sakura es el padre de Maruko e inefable esposo de Sumire. Es el prototipo del cabeza de familia de clase media, todo un “sarari man” al que le gusta ir a los izakaya a beber.
Tomozou Sakura es el patriarca de la familia y comparte personalidad con su nieta Maruko, ya que es despistado e ingenuo. Cuando se siente abatido se recluye en su propio universo interior para componer un Haiku y así mitigar su tristeza. Su principal hobby es ver la televisión. Este personaje está basado en la figura del abuelo de la autora.
Kotake Sakura es la gran matriarca de la familia. Ella es el estereotipo de la mujer luchadora de las posguerra, que ha sabido sacar adelante a su familia a pesar de las penalidades, ya que nació en la segunda mitad de la era Meiji.
El estilo de dibujo de Chibi Maruko chan sigue la estela iniciada por la autora de Sazae San, presentado un dibujo sencillo pero mostrando una gran fuerza y personalidad de los personajes. Podemos decir que el estilo de dibujo ha marcado una forma de dibujar manga, que ha ido evolucionando a través de los años. Es un estilo arrebatador que nos muestra una falsa simpleza narrativa y que tiene su continuación en autores, que han optado por este tipo de manga como USUI Yukito.
Lo verdaderamente importante en este tipo de manga es el guion y el desarrollo argumental de cada una de las historias. Es en este apartado en que las personas que crean este tipo de historietas alcanzan el éxito editorial, ya que son capaces de conectar con los lectores desde la emoción y el recuerdo. Como un oasis de recuerdos olvidados, que curan la nostalgia del pasado y devuelve a los lectores al furusato, el paraíso perdido de la niñez y de la adolescencia, enmarcado en el recuerdo del lugar donde sus padres les criaron y abandonaron para ir a la universidad, al mundo laboral o a crear nuevas familias. Es un leitmotiv que se va repitiendo en muchas series, como si fueran el bálsamo para cubrir el gran vacío emocional que supuso los difíciles tiempos de la posguerra.
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