Javier Vázquez Delgado recomienda: El Regreso del Caballero Oscuro: El Chico Dorado

Edición original:The Dark Knight Returns: The Golden Child
Edición nacional/ España:ECC Ediciones
Guion:Frank Miller
Dibujo:Rafael Grampá
Entintado:Rafael Grampá
Color:Jordie Bellaire
Formato:Cartoné, 64 págs. A color.
Precio:10,95 €

Frank Miller es un mito del mundo del cómic. Miembro del salón de la fama de los Eisner, obras como Ronin, 300, Sin City, Daredevil Born Again o Batman: Año Uno, lo atestiguan como un autor superdotado. Su obra más famosa no es ninguna de estas, ese lugar está reservado para El Regreso del Caballero Oscuro donde un Batman retirado vuelve a la acción cansado del mundo pasivo, violento y cruel que le rodea. El cómic fue un rotundo éxito y años después le sucedería El contraataque del Caballero Oscuro, una digna secuela pero sin el brillo ni impacto de la primigenia obra maestra. Aún así, esta segunda entrega tenía un componente social, algo inherente a la trama de este Batman, hecho que en su continuación, DKIII, deja de ser relevante distanciando irremediablemente La Raza Superior de la obra original, El Regreso del Caballero Oscuro. En defensa de Miller hay que decir que él no escribió más allá del argumento, problemas de salud le obligaron a cederle el puesto de guionista a Brian Azzarello. Una tercera parte que DC vendió muy bien pero que dejó un descafeinado poso en el aficionado. Tras esta desligada continuación de los trabajos anteriores, llega el Chico Dorado, donde Miller retoma el componente social y la decadencia política para conseguir que a diferencia del tercer libro, esto sí se sienta como una extensión de la obra madre.

Los hijos de Superman y Wonder Woman discuten sobre la naturaleza humana. El mal humor de Lara es patente y su rencor hacia los “nativos” también pero nuestro Chico Dorado sabe ver las cosas de otro modo. El niño no es solo poderoso, también es inteligente y estudioso de la humanidad. Como quien contempla hormigas y aún viendo como la muerte de sus hermanas causa indiferencia en el resto del hormiguero, aprende a amarlas pues es increíble el trabajo que realizan con sus limitaciones. Hormigas Humanos para Jonathan Kent Prince.

En esta obra, dentro del mundo de DK, los jóvenes son los dueños. Si algo bueno tenían las secuelas era ver a Carrie Kelley crecer, evolucionar y caminar hacia su destino, convertirse en Batman. Esta Batwoman piensa como Bruce, actúa de la misma forma y es tan lista como él. Sus líneas escritas pueden ser perfectamente intercambiables. En una partida de cartas, Jonathan es el as bajo la manga y Carrie es el joker. Ok no, mal paralelismo. Batwoman controla a Lara más allá de lo que controlaba Bruce a Clark en DKII y como no podía ser de otra manera, son suyos todos los planes y órdenes como demostración de la ya sabida adoración que procesa el autor hacia su personaje. Carrie Kelley es a Miller lo que Thanos a Starlin.

El presidente Trump quiere ser reelegido y tiene importantes aliados para conseguirlo en Darkseid y Joker Boy. Así presenta el autor la trama, sin ningún reparo en evidenciar su animadversión por el millonario mandatario. La lectura del cómic en este momento, para el lector español, resulta de lo más actual ante la alarmante y lamentable situación que vive el país norteamericano con su presidente probando su incapacidad para arreglar nada y su innata habilidad para echar más gasolina al fuego.

Darkseid queriendo que Trump gane las elecciones como propósito del villano escapa de toda lógica pero la necesidad de demostrar el poder del Chicho Dorado hace que sea necesario un enemigo de poder inimaginable. No existe en DC un adversario que aúne aspiraciones políticas y una fuerza destructiva sin igual. Darkseid va a votar en domingo o Lex Luthor recibe el poder de Perpetua (¡ups!) cualquier opción iba a chirriar. Darkseid también tiene razón de ser en su discurso grandilocuente, Miller disfruta con ello y se le nota, llegando a abusar del recurso, como por otro lado siempre ha hecho, claro que entonces estaba más inspirado y medido. El señor de la anti-vida no es el único villano del libro, Joker Boy y su legión de seguidores que personalizan las revueltas, también harán acto de presencia para lucimiento de Carrie. Un personaje que debe mejorar para llegar a percibirse de forma peligrosa, más cercano a la versión icónica o con una distinguida personalidad propia pero ha de ser más Joker y menos bufón.

Superman aparecerá en el cómic al principio, como Clark Kent, 3 viñetas. Ya es más de lo que aparece Batman que solo nos deja sentir su presencia en el monólogo interior de Carrie y en forma de “Batlike”. No se les echa de menos, la historia está bien sustentada en la próxima generación de héroes, perfectamente competentes por sí mismos.

El dibujo de Rafael Grampá es sensacional. Su diseño de personajes es espectacular, su narrativa y sus páginas con un buen nivel de detalle rezuman calidad y sus ilustraciones se asemejan a las de Miller en las caras o en las posturas de los héroes (Lara siempre está volando con las piernas dobladas, por ejemplo) ayudando con esto a que el cómic se sienta inmerso en este particular universo DC. El brasileño es poco dado a realizar cómics completos, este trabajo hace que lamentemos la circunstancia. Como única pega, el diseño del Chico Dorado no termina de convencer, muy probablemente su apariencia sea debida a Miller y no a Grampá. Una “S” kriptoniana en el atuendo del niño, al menos para los que somos más mitómanos, hubiera solucionado gran parte del aspecto. Jordi Bellaire, reputada colorista, está al nivel que se le presupone (excelente) y completa un equipo artístico de lujo.

Un cómic que en ningún momento pretende igualar en genialidad a la obra maestra original (ni se esperaba, ni hace falta para disfrutar del libro) y que adolece las taras atribuibles al autor en los últimos tiempos pero que resulta muy interesante como evolución para los personajes jóvenes y como expansión de su propio universo. Además presenta al poderosísimo e inteligente Jonathan Kent Prince y rescata la sensación perdida en DKIII de estar leyendo el Batman de Miller, algo definitivamente satisfactorio, recuperando unidad en el conjunto de obras y dándonos a Frank Miller, que en peor o mejor forma, es lo que el aficionado espera de un cómic que lleva en el título El Regreso del Caballero Oscuro. Una grata lectura que cuenta con la excelente labor de Rafael Grampá al dibujo y el buen hacer de Jordi Bellaire al color para elevar el conjunto como un trabajo notable con el característico sello de su autor.



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