Javier Vázquez Delgado recomienda: The Spirit. Cómics Etiqueta Negra (01)

Es de noche y un hombre camina inquieto por las calles Central City. Se trata de Scallopini “el torcido”, uno de los partidarios del Partido por la Prosperidad, que sale de un colegio electoral donde acaba de hacer el recuento de los votos. Por el camino se cruza con varios matones del partido rival, el Partido Reformista, que lo golpean y patean hasta la muerte. Unos minutos más tarde, el cuerpo sin vida de Scallopini yace en el suelo, bajo unas vistosas luces de neón…
Han pasado cinco meses y la policía aún no ha descubierto a los asesinos. El criminólogo Denny Colt, alias The Spirit, decide involucrarse en el asunto pero en seguida descubre que en el barrio reina una espesa ley del silencio. Todo el mundo sabe que se trata de un asesinato político.

Este es el brutal y espectacular inicio de una de las historias más negras de The Spirit realizada por Will Eisner y su equipo.
Cuando hablamos de esta serie lo hacemos como una obra de género negro y a menudo nos encontramos con comentarios de algunos aficionados que cuestionan su inclusión en este apartado. Seguramente están mediatizados por el recuerdo de algunas historias concretas – entre las mejores de las serie – que se podrían clasificar dentro de otras categorías como por ejemplo The Gerhard Shnobble story de clara inspiración fantástica o Li’l Adam, paródica y costumbrista, o tal vez Visitor que podríamos considerar de ciencia ficción. Y es que The Spirit fue una obra que abarcó varios géneros; casi es inclasificable.
Pero, aunque solo hagamos un inventario exhaustivo de las tramas de todos los episodios publicados a partir desde diciembre de 1945 – fecha en que Eisner se reincorpora a la serie después de participar en la Segunda Guerra Mundial – y lleguemos hasta el otoño de 1950, cuando más o menos su creador abandonó la serie, constataremos que un porcentaje altísimo de estas historias tienen un argumento adscrito dentro del género negro. Siendo muy puristas podríamos afirmar que en un 70% lo son. Y si nos fijamos en su producción anterior a la Segunda Guerra Mundial el porcentaje es aún mayor. Lo mismo pasa con las tiras diarias, durante el período que Eisner estuvo a su cargo de ellas, antes de ser llamado a filas. Es por esto por lo que no nos da miedo afirmar que The Spirit es una serie genuinamente de etiqueta negra.

La principal característica de The Spirit es su altísima calidad gráfico-narrativa. Junto con Little Nemo in Slumberland de Winsor McCay o Krazy Kat de George Herriman, esta serie representa el punto más alto de excelencia argumental y experimentación visual dentro del cómic clásico norteamericano. Otras series tienen la misma calidad intrínseca; Prince Valiant de Hal Foster, Wash Tubbs de Roy Crane, Johnny Hazard de Frank Robbins… y otras fueron aún más influyentes en su época como Terry and the pirates de Milton Caniff, Flash Gordon de Alex Raymond o Mickey Mouse de Floyd Gottfredson, por poner algunos ejemplos. Sin embargo, los hallazgos narrativos y estéticos de las tres primeras no fueron superados hasta varias décadas más tarde y aún en la actualidad sirven de modelo para creadores y artistas de todo el mundo.
The Spirit es, además, una rara avis dentro del cómic de prensa sindicado de los Estados Unidos. Los formatos tradicionales solían ser las tiras diarias (daily strips), siempre en blanco y negro, que se publicaban de lunes a sábado o la página dominical (sunday pages), a todo color, que – como su nombre indica – solía aparecer en la edición del domingo de casi todos los rotativos norteamericanos. En cambio, Will Eisner negoció con la agencia distribuidora Register and Tribune Syndicate un formato revolucionario que consistía en lanzar un cuadernillo de dieciséis páginas a todo color que saldría todos los domingos en los periódicos asociados a este syndicate. Era la Weekly Comic Book, luego llamada Comic Book Section y años más tarde The Spirit Section, que incluía tres series semanales de varias páginas cada una; The Spirit constaba de siete páginas, luego fueron ocho y finalmente volvieron a ser siete. Al principio, las tres obras incluidas fueron The Spirit – por supuesto – con Lady Luck y finalmente Mr. Mystic. Era un formato que aseguraba trabajo estable a todo su estudio.

Will Eisner (1917-2005) empezó en el mundo del cómic de la mano de Jerry Iger. Sus primeros trabajos se publicaron en la efímera revista Wow, What A Magazine! cuando tan solo tenía 19 años. A menudo usó los pseudónimos de Willis Rensie, Willis Nerr o Will Erwin para sus primeros trabajos. La revista cerró pronto, pero junto a Iger creó una empresa de elaboración de contenidos originales dirigida al incipiente mercado del comic book norteamericano, una empresa que se llamó Eisner & Iger. Estamos en la década de los treinta y hasta el momento la industria de las revistas a diez centavos adolecía de material propio; se nutrían casi exclusivamente de reimpresiones del material de prensa. Es por esto por lo que Will Eisner y Jerry Iger se encargaron de contratar dibujantes y guionistas para crear, producir y distribuir series como Sheena. Queen of the Jungle; Hawk of seas; Dollman; Blackhawk; Uncle Sam… que vendían a editoriales como Fox Comics, Fiction House o Quality Comics. Algunos de los artistas que trabajaron en Eisner & Iger fueron: Jack Kirby, Mort Meskin, Wally Wood, Bob Powell, Lou Fine, Jack Cole, Nick Viscardi (más conocido como Nick Cardy), George Tuska, Reed Crandall… y como guionistas, el matrimonio formado por Toni Blum y Bill Bossert.

El estudio Eisner & Iger según Will Eisner. El soñador (1985)

En 1939, Eisner decide escuchar la oferta del empresario Everett M. ‘Busy’ Arnold, editor de Quality Comics, que le propuso realizar un cuadernillo especial que se distribuiría cada domingo en los periódicos que estuvieran suscritos. El “comic book para prensa” que ofrecieron tenía dieciséis páginas a color y estaba compuesto por tres series distintas, además, el creador de The Spirit obtuvo por contrato la propiedad y el copyright de las series y de los personajes que incluía. Para ello Will Eisner debía abandonar su rentable participación en Eisner & Iger y montar un estudio propio.
El 02 de junio de 1940 nació el Weekly Comic Book, que se incluyó en la edición dominical de periódicos como The Chicago Sun, The Sunday Star, The Philadelphia Record, The Star-Ledger, The Detroit News… y en su interior se publicó la primera historia de The Spirit, acompañada por las de Lady Luck dibujada por Chuck Mazoujian, y Mr. Mystic por Bob Powell. Así nacía un proyecto único y diferente que duró hasta bien entrada la década de los cincuenta. Para tal propósito, Eisner reclutó a varios de los colaboradores que trabajaban en el estudio de Eisner & Iger; los escogidos fueron Bob Powell, Lou Fine, Jack Cole, Nick Cardy y Chuck Cuidera y contrató a otros como Chuck Mazoujian, Fred Kida, Tex Blaisdell, Dave Berg o Alexander Kostuk, entre otros. Contó con ellos para que le asistieran en la serie principal, además de encargarse de las dos series complementarias y de otros proyectos del estudio. A lo largo de la trayectoria de la serie, el maestro tuvo numerosos ayudantes más, pero este aspecto lo abordaremos un poco más adelante.
Por todo esto, cuando The Spirit inició su andadura el año 1940, Will Eisner no era ningún novato en el medio y tenía muy claro lo que quería hacer con su nueva serie.

Un inicio a dos aguas

Una de las primeras historias que realizó Will Eisner, al principio de su carrera, se tituló Muss ‘em up y se publicó en el efímero comic book llamado Detective Picture Stories #04 de marzo de 1937 y es un relato que tuvo varias reediciones, una de ellas en 1939. En este cómic de siete páginas, un detective privado llamado Hammer Donovan, asociado a la comisaría de policía, se encarga de perseguir a un peligroso criminal y a su banda adentrándose en los bajos fondos de la ciudad. ¿Les suena?

Muss ‘em up pag06. Will Eisner

Cuando Will Eisner recibió el encargo de realizar la Comic Book Section, el genio de Brooklyn pensó en seguida en recuperar a un personaje parecido a Donovan para interesar a los lectores de la prensa con un perfil más adulto que el de los comic books de la época, pero el director del syndicate, ‘Busy’ Arnold, quería un superhéroe al uso; con su traje característico y sus poderes especiales. Al final llegaron a una solución de compromiso: el principal protagonista volvería de una “muerte” aparente, tendría un sobrenombre llamativo como The Spirit y llevaría antifaz. A cambio de todo esto, su creador consiguió que se conociera su identidad civil, que no vistiera un traje ajustado de colores y que se potenciara el aspecto mundano y criminal de la trama. Así nació The Spirit y poco a poco, a medida que Eisner y su equipo fueron tomando control de la situación los episodios se transformaron en lo que en un principio habían planeado.

¿De qué va The Spirit? Es posible que a estas alturas haya lectores jóvenes que no sepan muchas cosas de esta serie fundamental en la historia del medio. Si resumimos mucho, The Spirit se centra en la figura de Denny Colt, un joven criminólogo al que dan por muerto en un enfrentamiento con el Dr. Cobra y acaba aprovechando esta circunstancia para combatir el crimen de Central City, actuando como asesor externo de la policía. Su enlace en las fuerzas del orden es el comisario Eustace Dolan, además, mantiene una relación casi formal con la hija del policía, Ellen Dolan, y tiene como principal ayudante a Ebony White, un niño de la calle que acaba viviendo con él en el Cementerio de Wildwood.

En la primera época de la serie – antes de la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial – los argumentos hacen énfasis en los casos que resuelve Denny Colt, en sus luchas contra diversos criminales y como consigue restablecer el imperio de la ley. En la segunda etapa, a partir de enero de 1946, los personajes secundarios van adquiriendo más importancia. Son personas corrientes que se ven envueltos, a menudo sin quererlo, en una espiral de violencia y crimen, siendo irremediablemente arrastrados a la perdición por la irresistible corriente de los acontecimientos. Meteorólogos simpáticos, repartidores de leche, conserjes de un banco, patos revolucionarios, dibujantes de cómics, frikis que siempre quieren ser los primeros, hijas rebeldes de magnates, jóvenes parados que quieren casarse, jugadores que buscan su gran mano, contables que se están quedando ciegos, ¡incluso una metralleta con alma!… todos pueden ser los protagonistas de algún episodio de la serie y a menudo The Spirit acaba ejerciendo el papel de un mero espectador. Son mini reportajes semanales de la actualidad cotidiana y criminal de la postguerra en los Estados Unidos de América.
La serie tiene una trayectoria errática durante su primer año, pero se va afianzando, incluyendo personajes fundamentales como Silk Satín, una aventura de armas tomar, empezando a introducir espectaculares splash pages de inicio y presentando rivales del protagonista realmente peculiares como Mr. Midnight; Palyachi, el payaso asesino; La reina negra u Orang, el gorila asesino. Pero también se ocupa de huérfanos que creen que ser un gánster es lo más grande, de esposos que no pueden pagar las medicinas de su mujer enferma o de mujeres trabajadoras discriminadas laboralmente. Todo empieza a estar allí. Esta primera etapa resulta algo primitiva, es balbuceante, pero contiene la semilla de algo que será único y especial. Además, nos regala algunas historias realmente divertidas.

The Spirit cada día

A mediados de 1941, cuando The Spirit llevaba poco mas de un año en circulación, Eisner recibe el encargo de realizar las tiras diarias del mismo personaje. El encargo se prepara con mimo y en otoño, el equipo está preparado para empezar con la nueva aventura editorial. La primera tira se publicó el 13 de octubre de 1941 y las primeras 48 tiras (a seis tiras por semana) se numeraron ordinalmente; sin fecha. La primera daily con fecha es la del 08 de diciembre de 1941, casi coincidiendo con el inicio de la segunda aventura y, seguramente, porque ese día se incorporaron muchos periódicos nuevos a la continuidad de la daily strip, la tira en cuestión se publicó en lunes y es un resumen de la trama a cargo de Ebony White.

Anuncio del estreno de la strip de The Spirit

Will Eisner lo deja, para participar en la Segunda Guerra Mundial, el 16 de mayo de 1942 habiendo realizado (junto a Lou Fine y otros ayudantes) un total de 186 tiras diarias, durante poco más de siete meses.
Con la dificultad que supone el otorgar una autoría tan definida a una serie realizada por un amplio equipo, podríamos decir que Eisner se encargó personalmente de estas seis aventuras.

Squire Sampson para alcalde. 40 dailies.
La maldición de Squire. (Sphinx y Kaibash) 36 dailies.
Destiny Blake. 24 dailies.
La escapada de Ebony. 12 dailies.
The Spirit en Hollywood. 30 dailies.
El barco negrero. (Blind Bat & the Bot) 42 dailies.

Cuando Will Eisner tiene que dejar la tira, toma el mando de la nave Jack Cole que se encarga de la serie durante 72 entregas. Este período supone un significativo bajón de calidad ya que el estilo caricaturesco del autor de Plastic Man no encaja con la atmósfera realista de la serie. Luego llegó Lou Fine que realizó unas 200 tiras con un resultado muy apreciable, destacando la historia de Mr. Porcine (36 tiras) que no desmerece en ningún caso las de la época de Eisner.

Ejemplos de la daily strip

El final de la daily strip fue el 11 de marzo de 1944. En total son 752 tiras que se publicaron durante casi dos años y cinco meses. Si nos atenemos a la producción realizada personalmente por Will Eisner – de octubre de 1941 hasta aproximadamente mediados de mayo de 1942 – podemos comprobar que la temática de género negro domina por completo la strip, eso sí, siempre salpicada por el característico humor del maestro de Brooklyn. Además, el tono es más adulto que el empleado en el cuadernillo dominical del mismo personaje por aquella época y la calidad gráfico-narrativa sube un peldaño anticipando las innovaciones que su autor implementará en la serie al volver del frente en 1946. Las enseñanzas de la tira diaria serán ampliamente aprovechadas por el propio Eisner después de la Segunda Guerra Mundial en el cuaderno semanal de The Spirit.
Durante esta época, fue en este medio donde Will Eisner y su gente volcaron todo su esfuerzo para ofrecer el máximo de sus prestaciones, influidos quizás por la mayor consideración social que gozaban las daily strip entre los lectores norteamericanos.

La guerra como parón

A principios de 1943, Eisner se incorpora plenamente en el ejercito para ayudar a su país en la contienda mundial en la que estaba embarcado. Su vuelta no se produce hasta finales de 1945. Pero la serie no se paró. Durante casi dos años estuvo a cargo de varios escritores como Manly Wade Wellman, William Woolfolk y Jack Cole y de artistas como el propio Cole o Lou Fine que llevó el peso del arte durante gran parte de este período.

Ejemplo del trabajo de Lou Fine en la serie

En general estos autores no consiguieron capturar la esencia de la serie y si bien, consolidaron su aspecto gráfico, en el argumental cayeron en territorios demasiado tópicos y manidos. Sin embargo la serie no se canceló y solo por esto debemos estarles eternamente agradecidos. Misión cumplida.

El primer reboot de la historia

La historia de The Spirit correspondiente al 23 de diciembre de 1945 es la primera que realizó Will Eisner tras su regreso. Se trata de una historia navideña bastante convencional, en la que el personaje de Spirit apenas aparece y que Eisner dibuja conjuntamente con John Spranger. Después de tres relatos situados en un ambiente navideño e invernal, el domingo 23 de enero de 1946 nos encontramos en la primera página del cuadernillo semanal al comisario Dolan dispuesto a contarnos de nuevo el origen de The Spirit. Se trata de una historia que remite al primer episodio de la serie, lo amplia y vuelve a presentar a algunos de los principales personajes y escenarios de la serie, haciendo especial énfasis en la guarida de Denny Colt situada en el Cementerio de Wildwood.

Este episodio supone un verdadero reinicio, es el primer reboot de la historia del cómic y una auténtica declaración de principios; el maestro ha vuelto. A partir de ahora todo va a ser como antes, para poder cambiarlo todo. Y dentro de siete días nos espera una renovada Silk Satin…

El esplendor

A partir de enero de 1946, Will Eisner decide poner toda la carne en el asador y llenar la serie que tiene entre manos de todos los conceptos e ideas que ha ido madurando durante la guerra. Su primer paso es asegurarse un estilo visual atractivo, novedoso e irresistible, para ello potencia las splash pages de inicio de cada aventura.

En la historia del 20 de enero titulada Satin returns, un retrato de la bella aventurera preside un paisaje alegórico y otoñal. En The fly (10/03/1946) la página inicial nos ofrece una secuencia cotidiana que sirve de metáfora de la existencia de un personaje anodino, mientras el título está integrado en un atrapamoscas rudimentario. La semana siguiente, en la historia titulada Nylon Rose (17/03/1946), contemplamos una impactante página de apertura donde la figura de Rose nos desafía con la mirada mientras se apoya en un busto de The Spirit que acaba de destrozar. Pero es en la semana siguiente donde el estilo visual quedará para siempre grabado en la memoria de los lectores de la época y en cierta medida para siempre. The Last trolley (24/03/1946) se abre con una asombrosa panorámica nocturna de los arrabales de Central City a vista de pájaro. Viejas fábricas desvencijadas presiden el encuadre y un solitario tranvía circula por unas cochambrosas vías. En el aire flotan unos papeles que componen el título de la serie y la firma de Eisner. En un papel que vuela más cerca del lector encontramos el título de la historia. Esto es lo que su creador buscaba, a partir de entonces las innovaciones visuales se sucederán en cascada y The Spirit se convertirá en un continuo laboratorio de experimentación narrativa y gráfica al servicio de historias reales, emotivas y apasionantes.

Porque el otro aspecto que Will Eisner quería potenciar era la variedad de registros argumentales y la inclusión de historias cotidianas que reflejaran la lucha diaria en la gran ciudad. Para ello alterna diferentes líneas argumentales que se podrían resumir en tres grandes grupos.
La primera categoría la componen las historias de género negro. Es la más nutrida e incluye piezas cortas memorables como The killer, The partner, Heel Scallopini, Lonesome Cool, Wild Rice, Sleepery Eall, Thorne Strand and The Spirit, Fox at bay, Escape o el díptico de Sand Saref. En estos relatos Eisner y sus colaboradores establecen una serie de códigos de género y una estética definida que marcará el futuro del medio durante décadas. Son los argumentos directos, duros y sin concesiones; los escenarios urbanos nocturnos, lluviosos y llenos de mugre; la iluminación llena de contrastes; los ángulos de encuadre atrevidos e innovadores y el gusto por lo marginal, lo prohibido y lo desconocido. Dentro de este segmento se puede incluir una categoría especial de historias que están protagonizadas por mujer fatales, por aventureras sin escrúpulos, por criminales femeninas. Son P’Gell, una devoradora de hombres adinerados que siempre está bordeando la tenue y difusa frontera de la legalidad, Sand Saref – el primer amor de Denny Colt – que vive al margen de la ley; Silk Satín que compite a menudo con The Spirit para resolver sus casos y llevarse la recompensa; Thorne Strand, Wild Rice, Nylon Rose, Pólvora, Dulcet Tone, Olga Bustler, Plaster de París… cada una con sus diferencias, con sus características sociales y personales, componen una galería extraordinaria de personajes femeninos, llenos de matices que enriquecen una serie de carácter coral.
Pero Eisner no solo se basa en el estereotipo de mujer fatal para perfilar las mujeres que aparecen en su serie, también incluye personajes tan ricos y diversos como la doctora Silken Floss, la adolescente Saree, Mrs Paraffin, el fantasma de la mansión Hangly Hollyer llamado Sarah, Sparrow Fallon o la mismísima hermana del comisario; Matilda Dolan. Una variedad de tipos que reflejan las dificultades y las limitaciones que las mujeres padecían en aquella época y que trataban de superar con talento, valentía, astucia o crueldad.

El segundo bloque de historias nos remite a las aventuras que The Spirit vive fuera de Central City. Son historias que remiten a géneros diversos como el western, las aventuras de piratas, incluso la ciencia ficción y que oxigenan la serie y la transportan a escenarios exóticos fuera del ambiente urbano. Son, además, una forma perfecta de incluir en la precaria continuidad de la obra, episodios de complemento preparados por si los plazos de entrega apremian.

Y el tercer apartado de relatos lo compone el formado por los retratos de personajes pintorescos, extravagantes, alienados de la sociedad, la mayoría víctimas del sistema, que pasan por la vida sin hacer casi ruido y que desaparecen anónimamente. Todos tienen en The Spirit su momento de gloria, su voz. Pueden ser el recadero de una joyería que se encuentra en medio de un fuego cruzado y que muere absurdamente, como una mosca… son auténticos peleles que descubren que pueden matar a la gente con solo decir ¡Muérete! y que acaban muriendo de la misma manera; son el repartidor de leche que cree pasar por encima de un cadáver en la calle y los remordimientos lo aplastan; gente sin futuro que invierte en negocios que tampoco tienen futuro; buenos chicos que de repente planean vivir del crimen y no duran ni diez minutos; mujeres extraterrestres infiltradas en nuestro planeta que no quieren abandonarlo; ¡conserjes que vuelan! pero nadie lo sabrá jamás… Durante siete páginas los desheredados de Central City nos explican su historia, vivimos sus angustias, sus problemas económicos, sentimentales, sociales, de personalidad y uno a uno acaban componiendo una sinfonía global llena de tristeza y desamparo que nos describe el inmisericorde ritmo de la actividad cotidiana; todos ellos acaban entonando el terrible blues de una gran ciudad.

Estos tres bloques no son homogéneos, las historias suelen ser híbridas; donde un relato de género negro puede contener personajes femeninos atractivos o perdedores realmente patéticos. Además, podemos encontrar más registros como las historias de ambiente navideño o de Halloween, los relatos protagonizados por niños, historias fantásticas o de brujería… Incluso, los autores potencian un aspecto que nos recuerda la primera etapa de la serie que es la inclusión de oponentes estrafalarios que pongan en aprietos al protagonista. El principal enemigo de Denny Colt es Octopus. Un peligroso criminal del que desconocemos su rostro y que lleva siempre enfundados en sus manos unos característicos guantes de piel. Aparece por primera vez en la historia del 14 de julio de 1946 e irá compareciendo en la serie de manera intermitente sin llegar a ser derrotado definitivamente. Mr. Carrión y su buitre Julia son otros de los oponentes carismáticos de Spirit, pero hay muchos más.

La enorme variedad de tramas, esta tremenda riqueza argumental y temática que la serie ofreció durante su lustro de gloria se apoya en un extraordinario despliegue de técnicas narrativas, en un exuberante manejo de recursos gráficos que nos obligan a devorar cada página y cada viñeta de la obra. Los autores nos conducen por donde quieren que vayamos, nos enganchan, nos asombran, nos emocionan y nos divierten.

Durante más de cinco años, abrir el periódico y encontrarse con el cuaderno de The Spirit era entrar en un mundo distinto, imaginativo, sorprendente que paradójicamente nos enseñaba a entender mejor el nuestro. Un universo de emociones que nos convertía en personas más sabias.

Los genios detrás del genio

Acreditar exactamente la participación de los ayudantes de Will Eisner en cada una de las historias de The Spirit es una tarea ardua y seguramente innecesaria. Sin embargo, si alguien está interesado en ello, en la web enciclopédica Grand Comic Database han hecho una aproximación bastante exacta de los créditos reales de cada aventura.
En la factoría de Eisner, bautizada como Tudor City Studio, todos tenían su función para que los terribles plazos de entrega semanales pudieran cumplirse. La orientación general, los guiones básicos y el trabajo a lápiz le correspondía al propio Will Eisner, en la gran mayoría de los casos. Para ayudarle con las historias contó con el talento de la escritora Toni Blum en la primera época de la serie y mas tarde con la imprescindible aportación de Jack Cole, Many Wellman y William Woolfolk que lo substituyeron durante el período de la guerra. Klaus Nordling, Marilyn Mercer y Jules Feiffer lo asistieron durante varias fases de la segunda época, tras la Segunda Guerra Mundial.

En el apartado artístico también hubo varios asistentes; eran Bob Powell, Tex Blaisdell, John Spranger, Jerry Grandenetti, André LeBlanc o Al Wenzel que trabajaron como ayudantes de Eisner en diferentes fases a lo largo de la trayectoria de la serie. Durante la guerra Lou Fine y Jack Cole se alternaron con la responsabilidad de realizar gran parte del apartado gráfico más importante. El entintado y los fondos era un auténtico campo de pruebas para los recién llegados y por esas tareas pasaron desde auténticos especialistas como Alex Kotzky, Jerry Grandenetti, Bob Palmer, Robin King, Jim Dixon y Don Perlin o novatos, en aquella época, como Jules Feiffer, Joe Kubert o Gene Bilbrew. Para los sugerentes e innovadores títulos y las arriesgadas y portentosas rotulaciones, Eisner contaba con el talento de genios del medio como Martin DeMuth, Abe Kanegson, Sam Rosen y Ben Oda.
En la etapa final de la serie, en 1952, el gran Wally Wood dibuja la historia larga titulada Outer Space (Espacio Exterior) que escribe Will Eisner.

Un auténtico trabajo en equipo para realizar una de las obras capitales del cómic norteamericano.

Un lento final

La serie se clausuró el 5 de octubre de 1952.
Will Eisner quería encaminar sus pasos hacía el mundo del cómic comercial y a principios de 1950 encontró en el ejército de los Estados Unidos un cliente dispuesto a invertir en productos específicos para sus componentes. Así nació la publicación de carácter didáctico PS, The Preventive Maintenance Monthly, específicamente dirigida a un público militar y que durará hasta bien entrada la década de los setenta. Este encargo le obliga a ir dejando paulatinamente su obra que pasará a manos de Jules Feiffer en los guiones y Al Wenzel al arte, ayudados por otros componentes del estudio. Ya, a mediados de 1952, Eisner decide cerrar la serie y como colofón realiza un arco argumental más extenso de lo habitual, centrado en la carrera espacial, que acabará dibujando Wally Wood. Es el último fogonazo de The Spirit. Es el canto de cisne de una aventura de más de doce años que cambió la concepción del arte del cómic, aunque en aquella época no supieron darse cuenta.

Después de su carrera comercial, a finales de los setenta, Will Eisner se reinventó y publicó Contrato con Dios (1978), un álbum compuesto por tres historias de carácter humanista y filosófico que ambienta en la época de la Gran Depresión. Vida en otro planeta (1983), New York City (1986), la impresionante Afán de vida (1988) o Dropsie Avenue (1995) son algunas de sus obras de madurez que le vuelven a poner en el primer plano del panorama del cómic para adultos norteamericano y que le acreditan como uno de los autores más importantes de la historia.

Otros formatos

La serie The Spirit ha gozado de varias reediciones en formato comic book como las editadas por Quality Comics durante la década de los cuarenta o la de Fiction House a principios de los cincuenta. Además, en la década de los setenta Warren Publishing sacó una revista en blanco y negro titulada The Spirit – que incluía en las páginas centrales una historia recoloreada por Richard Corben – donde se recopilaban numerosas historias clásicas del personaje. Esta revista supuso el redescubrimiento de la colección para una nueva generación de lectores y artistas. Y en los ochenta la editorial Kitchen Sink Press reeditó todas las historias de después de la Segunda Guerra Mundial en una revista llamada también The Spirit, también en blanco y negro.

The Spirit ha sufrido dos adaptaciones cinematográficas, la primera de 1987 fue dirigida por Michael Schults e interpretada por Sam J. Jones; la segunda y más famosa – aunque infame – la dirigió en 2008 el dibujante y guionista Frank Miller, gran admirador de la serie, y la protagonizó Gabriel S. Macht.

Con el nuevo siglo la editorial DC publicó los Will Eisner’s The Spirit Archives que recopilan la integridad de las historias del personaje, sus tiras diarias y algunas versiones de la primera aventura realizadas en la década de los 70. Norma Editorial se ha encargado de publicarlos en castellano. Además, podemos encontrar varios tomos temáticos que incluyen algunas de las mejores historias de esta serie.

Discípulos y admiradores

La modernidad de The Spirit se demuestra con su increíble vigencia. Varias escenas de las películas Reservoir Dogs y Pulp Fiction de Quentin Tarantino nos remiten a esta serie, es sabido que cineastas como Brian de Palma o Martin Scorsese eran grandes admiradores del trabajo de Eisner y su equipo, además, Gonzalo Suárez incluye un plano en su película Epílogo donde José Sacristán está leyendo la revista The Spirit de Garbo en el metro.

Pero indudablemente la huella de Denny Colt y sus secuaces se nota mucho más en el arte de las viñetas. The Spirit ha sido fuente de inspiración de incontables artistas y autores, sobre todo a partir de la década de los sesenta cuando su innovadora y poco académica propuesta conectó con una generación de creadores dispuestos a romper casi todos los moldes establecidos.
Antes, casi contemporáneamente, los componentes de una modesta editorial rebautizada como EC Comics, tomaron las enseñanzas contenidas en The Spirit como un modelo para realizar sus espléndidos relatos cortos de suspense y de terror. Autores maravillosos como Johnny Craig, Jack Davis, Albert Feldstein e incluso Bernard Krigstein no solo se fijaron en las innovaciones narrativas y artísticas de la obra protagonizada por Denny Colt, sino que adoptaron su enfoque documental y crítico para retratar una sociedad llena de zonas oscuras, de desigualdades e injusticias que era necesario mostrar a la luz.
La influencia de Eisner en el arte underground es mucho más sutil, pero no menos poderosa. Como la Velvet Underground hizo con el punk británico, The Spirit apadrina el movimiento contracultural. Es un referente de la vieja generación que los artistas de los sesenta respetan, incluso admiran.

En su tiempo Eisner no fue especialmente entendido. Su estilo y su propuesta no era precisamente muy convencional, por lo que no fue valorado en su justa medida y además sus condiciones contractuales exclusivas le convirtieron en un empresario del cómic, más que un autor al uso. Will Eisner siempre fue un outsider, un maverick del medio y esto, con el paso de los años, le convirtió en un referente para las nuevas generaciones que buscaban romper con lo establecido. Además, no olvidemos que Richard Corben, este gigante surgido de las revistas más alternativas de los años setenta en norteamérica, coloreó algunos episodios de The Spirit que se publicaron en la revista dedicada al personaje, publicada por la editorial Warren Publishing. Y es que Corben es uno de los grandes sucesores espirituales de Eisner, su estilo gráfico y su capacidad narrativa incluye, inscritas a fuego en su ADN, las enseñanzas del creador de Contrato con Dios.
Jim Steranko también se fijo en la narrativa de Eisner para planificar sus magníficos trabajos en Nick Fury, Agent of S.H.I.E.L.D y luego lo tomó de modelo para ambientar su maravillosa novelita gráfica titulada Chandler/Red Tide. Como crítico, Steranko fue uno de los primeros que supo encuadrar The Spirit en su lugar correspondiente, en su interesante The Steranko History of Comics reivindica la importancia de la serie y la figura de su creador.

Jack Kirby trabajó en el estudio de Eisner & Iger y aunque su estilo artístico pueda estar en las antípodas del creador de Las reglas de juego, su espíritu está presente en toda su obra. La prevalencia de lo visual frente a lo literario, la creatividad desbordada y el compromiso con el trabajo los adquirió en su período de formación y fue junto a Eisner.
Los componentes de Tudor City Studio, los asistentes de Eisner, no se limitaron a ser simples ilustradores durante su carrera. Salvo Lou Fine, los demás desarrollaron una trayectoria como autores; Jack Cole, Bob Powell, Jules Feiffer, Jerry Grandenetti, Alex Kotzky, Joe Kubert, Nick Cardy, Gene Bilbrew “ENEG” … Es sintomático el perfil de colaboradores que se reunieron durante unos pocos años en el estudio ubicado en la torre Windsor del distrito de Manhattan. Podemos citar muchos más ejemplos de seguidores, admiradores y discípulos de Will Eisner y no exclusivamente de su país de origen; Francisco Hidalgo, Mike Plogg, Steve Dillon, José Muñoz, Howard Chaykin, Warren Ellis y muchos más, pero yo quiero detenerme en un último caso, especialmente significativo; el de Frank Miller. Cuando el joven Miller tuvo la oportunidad de desarrollar todas sus habilidades como autor completo en una serie en quien se basó, en quien pensó, fue en Will Eisner. Su modelo fue The Spirit y con ello consiguió que su Daredevil pasara a la historia. Dark Knight returns; Sin City; Ronin, Batman, year one y Daredevil, born again son otras de sus obras donde la influencia de la serie de los cuarenta ha sido fundamental para aflorar lo mejor de su talento.
Su ejemplo vital, también contribuyó para que otra generación de autores tomaran las riendas de su trabajo y se alzaran frente a las editoriales. La lucha de los artistas de superhéroes por los conseguir los derechos de sus obras se sustentó en personalidades como Neal Adams, Joe Shuster, Jerry Siegel, Frank Miller y todos tenían como uno de sus referentes a este venerable maverick llamado Will Eisner.

Existe un indestructible hilo conductor entre la obra de Will Eisner y el cómic actual.
The Spirit no solo es una serie que rompió moldes en su época, es también un referente para varias generaciones posteriores y seguramente lo seguirá siendo durante los próximos ochenta años.

Grandes momentos

Para ir acabando os propongo una pequeña selección comentada de algunos de los mejores relatos de la trayectoria de The Spirit.

Introducing Silk Satin (16/03/1941)
Aunque se trate de una historia convencional, Les presento a Silk Satin no solo se recuerda por profundizar en la personalidad de este magnifico personaje femenino que será recurrente a lo largo de la serie; esta historia también destaca por una excelente secuencia de apertura y por tener un ritmo realmente endiablado. Son ocho páginas excepcionales. Todo marca de la casa.

Sphinx & Kaisbah (28/11/1941 a 10/01/1942)
Curiosamente, la primera obra maestra incluida en la serie se publica de lunes a sábado y en formato de tiras diarias. Spirit se enfrenta a dos temibles cazadores de recompensas que lo llevarán al borde de la muerte. En esta historia, Eisner rompe los estrechos márgenes de las dailies e innova con la narración en un formato especialmente difícil. En un alarde de talento y oficio extraordinario, nos presenta acciones encadenadas de una manera fluida y atractiva, además en una viñeta/tira panorámica consigue introducir todo lo que una daily debe ofrecer; el resumen de la historia, el nudo de la acción y un momento de suspense final para atrapar al lector. Un auténtico prodigio.

Janus, ojos amarillos (02/05/1943)
Poco a poco Will Eisner va encontrando el tono a su obra y en esta historia nos regala una secuencia final, en las alcantarillas de Central City que se anticipa casi seis años a la famosa escena de la película El tercer hombre (1949) de Carol Reed.
La simbiosis artística entre Eisner y el gran Lou Fine alcanza unos niveles altísimos, si perdonamos la incapacidad del segundo para dibujar unos sombreros convincentes…

El último tranvía (24/03/1946)
La primera página de esta aventura (que podéis ver en un capítulo anterior de este articulo) es una auténtica declaración de principios. Estamos contemplando los suburbios de la ciudad desde una posición elevada; desde el punto de vista de un pájaro, de un dron, de un dios… Mucho antes que se popularizaran en el cine las secuencias finales rodadas desde un helicóptero para enseñar la totalidad de la ciudad, Eisner nos regala esta página de apertura que simboliza perfectamente sus objetivos. A partir de ahora sus protagonistas son cualquier ser vivo que pulule por esta gran urbe.
La historia en sí es algo convencional y un poco confusa pero el espléndido trabajo narrativo de Bob Palmer, de John Spranger y del mismo Eisner nos atrapa de una forma irresistible hasta llegar a una conclusión de carácter mundano y filosófico muy del gusto del creador de Afán de vida.

El asesino (08/12/1946)
Este extraordinario relato destaca por dos aspectos. El primero es el argumental, la historia describe con exactitud los problemas de adaptación a la vida civil que sufrieron muchos soldados después de combatir en la Segunda Guerra Mundial. Los autores reflejan como la vuelta a casa estuvo lejos de ser un lecho de rosas y acabó convirtiéndose, en muchos casos, en una pesadilla.

El otro aspecto sobresaliente es el narrativo. Will Eisner y John Spranger nos regalan varias escenas de carácter subjetivo en la que nos introducen – literalmente – en la mente del personaje protagonista de este capítulo para acabar viendo la acción a través de sus ojos, mejor dicho, de sus cuencas oculares. ¡Cuánto le deben los genios de la EC al trabajo de Will Eisner y sus secuaces! La conclusión nos demuestra la capacidad que tenía Eisner para convertir el relato de un ejemplo individual en el reflejo de un problema general.
Algunos detalles, como la breve encuesta dirigida al lector en la página inicial o el aviso del cambio de punto de vista narrativo, insertado como una nota cogida con un clip en el margen de la página, son detalles que no solo nos divierten sino que suponen una auténtica ruptura de la cuarta pared teatral e inscriben la serie en un registro plenamente vanguardista.

El socio (26/01/1947)
Para muchos esta historia está considerada como una de las mejores de la serie.
La secuencia de apertura es asombrosa, magnética, magistral… Nos introduce en una atmósfera genuinamente hard boiled que no decae en todo el relato.

Además, nos encontramos con otra página absolutamente mítica – la cuarta – donde el alarde gráfico-narrativo es excepcional; la variedad de planos, de encuadres imaginativos, el ritmo; todos los elementos se unen para formar una secuencia, casi muda, asombrosa. El trabajo artístico casi exclusivo de Eisner, con la ayuda de Jerry Grandenetti a las tintas, se revela como un prodigio sin comparación en la época y plenamente vigente en la actualidad.

Este episodio también destaca por su aspecto de crítica social; la tenue división entre negocios y crimen – uno de los argumentos preferidos del autor de Brooklyn – queda brutalmente expresada por la plantilla de esta firma de inversiones, donde ninguno de sus socios y empleados resulta ser trigo limpio.

El caso Scallopini (23/02/1947)
Will Eisner y Jerry Grandenetti vuelven a realizar un capítulo memorable en esta serie llena de momentos inolvidables. En este caso el foco está dirigido hacía la corrupción política y las turbias relaciones entre los dirigentes municipales y las bandas de matones que dominan ciertos distritos de la ciudad. Ya hemos hablado de la violenta secuencia inicial compuesta por una impactante splash page adornada de recortes periodísticos que nos ofrecen un resumen exacto del contexto de la investigación. La trama se resuelve de una forma demasiado bienintencionada, pero el viaje al centro de la corrupción municipal es apasionante y divertido. Eisner mezcla con indudable acierto denuncia, violencia y humor, elaborando un vistoso cóctel que al principio parece entrar de una manera suave pero que inevitablemente nos acaba mareando.

Showdown with the Octopus (24/08/1947)
Nos hallamos ante un alarde gráfico y narrativo extraordinario; secuencias encadenadas, metonimia visual, iluminación violenta, golpes, persecuciones, vistosas onomatopeyas… Todo está en función de la emoción, del suspense y de la trama.

La persecución que Spirit acomete para detener a su enemigo Octopus acaba en desastre, pero esta historia nos regala una serie de escenas que son imborrables y que acaban convirtiéndose en una auténtica lección magistral sobre como abordar de una manera innovadora el cómic de acción.

Life Below/Vida subterránea (22/02/1948)
Esta es otra de las grandes historias de The Spirit. Un relato mítico que nos sumerge en las cloacas de la gran ciudad, donde cada error se paga. El asesinato de un hampón obliga a The Spirit a adentrarse en las húmedas y aromáticas alcantarillas de Central City. Allí habitan una serie de criminales que han conseguido escapar de la ley y que cometen sus fechorías ocultos del mundo exterior. En las profundidades de la ciudad, en las cloacas reina otra ley y tanto el juez como el jurado son los propios criminales que las habitan.

Este relato ha tenido una tremenda influencia en el cómic actual y tanto Frank Miller en su Daredevil, como Chris Claremmont en su Uncanny X-Men se basaron en esta aventura de The Spirit para realizar algunos de los episodios más apreciados de sus series.

Wild Rice (04/04/1948)
Esta historia es la asombrosa premonición – tres décadas antes – del famoso caso real de Patricia Hearst. Wild Rice se publica en abril de 1948. Una joven perteneciente a una familia de la alta sociedad está a punto de contraer matrimonio, pero no soporta el ambiente opresivo de su entorno y no acepta el hecho de casarse convenientemente por lo que escapa. En su huida se encuentra con un peligroso criminal que la convierte en su cómplice y al mismo tiempo negocia un rescate con su familia. Spirit intenta liberarla pero se da cuenta que no está prisionera y le explica que su amante y cómplice ha exigido una suma por ella. Atrapada entre dos mundos que la aprisionan, la joven rebelde solo encuentra una salida para ser libre, al fin.

Patricia Hearst, nieta del famoso magnate de la prensa, fue secuestrada en 1978 por el Ejército Simbiótico de Liberación al que acabó uniéndose y realizando diversos atracos. La vida que imita el arte…

El díptico de Thorne Strand (23 y 30/01/1949)
Este pareja de relatos es otro de los momentos álgidos de la serie. La primera parte, urbana y nocturna, relata la ascensión y caída de una mujer ambiciosa e independiente que se mueve en el mundo de los abogados corruptos y de los tiburones financieros. Spirit la acabará embaucando, a ritmo de jazz y traiciones, utilizando el viejo truco de los celos. En la segunda parte, Thorne Strand secuestra a Denny Colt para vengarse y lo embarca en un barco rumbo a Shanghái, una embarcación cuya tripulación está formada exclusivamente por mujeres peligrosas…
Es una historia donde la acción no deja ni un respiro, son catorce páginas que explican mucho más que varias trilogías.

El caso del Estornudo Gordo (06/02/1949)
Uno de los rasgos más característicos de esta serie es la mezcla de géneros argumentales; en The Spirit se incluye el thriller, el drama, la denuncia, el reportaje cotidiano y, por supuesto, la farsa. El caso del estornudo gordo es uno de los raros episodios donde la comedia impera por completo; en esta ocasión, y para ser más precisos, reina la parodia.

Eisner y sus ayudantes diseccionan desde dentro los clichés del género negro y componen un espléndido relato humorístico protagonizado por Ebony donde la voz en off, los diálogos acerados, los seguimientos a sospechosos y los golpes inesperados son los protagonistas. Ya en la década de los cuarenta, los grandes del género distinguían perfectamente las diferencias entre los mecanismos reales y los tópicos amanerados de la serie negra.

Fox at bay (23/10/1949)
A falta de confirmación total, nos encontramos ante la primera vez en la historia del cómic que se aborda con precisión el caso de un asesino en serie.
El personaje principal de este relato presenta todas las características psicológicas y sociales de un psicópata narcisista; la falta de empatía, el culto a la propia personalidad, el afán de protagonismo desmesurado, el sadismo… Es un retrato extraordinario que está realizado mucho antes que el concepto fuera acuñado por las fuerzas del orden norteamericanas, como el propio FBI. Además, la narración mantiene un ritmo endiablado que desemboca en un dramático final que le acarreará dolorosas consecuencias físicas al propio Denny Colt que irá arrastrando en episodios posteriores.

El desfalcador (27/11/1949)
Si tuviera que escoger una historia que representara de manera exacta el segmento de relatos de The Spirit protagonizados por personajes anodinos, comunes, anónimos pero con un terrible drama a sus espaldas, la escogida sería The embezzler. Porque este episodio describe de manera hipnótica el drama de un contable que está quedándose ciego y al mismo tiempo es acusado de robo por parte de su jefe. La historia la escribe Jules Feiffer, y se nota, y la dibuja y entinta Will Eisner ¡Y se nota!

Las viñetas donde percibimos la acción de manera desenfocada, como el protagonista, y la fría sensación de angustia que desprende todo el cuento nos sumergen en un estado de ansiedad que no se disipa al final, aunque se descubra al auténtico culpable. La promesa de curación no exime de la condición de víctima del modesto contable, que ha vivido una de las peores semanas de su vida.

Lonesome Cool (18/12/1949)
Este episodio es un magnífico relato sobre el auge y la caída de un hampón de un barrio deprimido. El protagonista sufre una infancia empobrecida y tiene que sobrevivir a pesar de sus evidentes carencias. El crimen será su carrera y la corrupción su método, pero a pesar de renegar de sus orígenes nunca podrá escapar de la única gente que lo conoce tal como es; su socio – amigo de la infancia – y sobre todo su madre. Lonesome Cool ha emprendido una loca carrera vital que irremediablemente le lleva a la perdición.

El díptico de Sand Saref (08 y 15/01/1950)
Es quizás uno de los momentos más conocidos de la serie, en parte por el homenaje/plagio que le realizó Frank Miller en su etapa en Daredevil, cuando presentó a Elektra, y en parte porque supone un momento de gran intensidad emocional. En sus dos capítulos, los autores nos presentan a otro personaje femenino lleno de matices y tremendamente atractivo. Se trata de la carismática Sand Saref. Además, está realizado con una inspiración gráfico-narrativa casi insuperable y de propina podremos conocer un episodio desconocido de la juventud del protagonista.

Otro detalle curioso es que se trata de un díptico reciclado de otra obra de la factoría Eisner – en concreto John Law – que encajaba perfectamente en la filosofía de The Spirit y que se retocó levemente para poder incluirlo en la continuidad de la serie y solucionar así un problema de plazos de entrega.

La trilogía de Riverbend (23 y 30/07 y 06/08/1950)
Se trata de una historia en tres partes, donde por enésima vez Denny Colt representa la figura del falso culpable, del cazador que tiene que ser cazado.
La trama se desarrolla en un pequeño pueblo cercano a Central City llamado Riverbend donde un flemático, metódico e implacable policía local – Dick Whittler – convoca a un solícito Spirit para que le ayude a resolver un caso de asesinato. Las pruebas parecen incriminar a Colt, por eso Whittler lo acosa y cuando el justiciero enmascarado se escapa, el policía local lo persigue como un sabueso bien entrenado. La trama puede parecer convencional, pero la atmósfera turbia y enfermiza de toda la trilogía nos sumerge en un ambiente inédito en el cómic mainstream norteamericano de aquella época. Un ambiente y un estilo que podremos encontrar en la obra de ciertos artistas radicales del underground norteamericano e incluso en alguno de los primeros episodios de la serie The Sandman, como los titulados 24 horas o Ruido y furia.

Esta selección está centrada en las historias de género negro de la serie y es evidente que han quedado fuera muchos momentos estelares, muchas grandes aventuras pero valga esta limitada muestra para despertar la curiosidad de los que aún no han leído la obra y para que afloren los recuerdos de los que seguro volverán a leerla.

Conclusión

El arte de Will Eisner forma parte de la médula espinal de la cultura del siglo XX. Como Duke Ellington y Nina Simone; como Pablo Ruiz Picasso; como Fritz Lang, Orson Welles o Nicholas Ray; como Raymond Chandler, Harold Pinter y Truman Capote, como Bob Marley o Pink Floyd… como Harvey Kurtzman, Hergé, Osamu Tezuka y Floyd Gottfredson, el creador de The Spirit pertenece a la estirpe de los grandes creadores, de los artistas que han moldeado el signo de los tiempos, que han cambiado por completo la historia. The Spirit permanece como su gran legado, no el único, ni el más homogéneo, pero sí el más importante, innovador e influyente.
The Spirit es una obra irregular pero colosal, es un regalo imperecedero que permanece a través de los años para enseñar a los nuevos lectores hasta donde puede llegar un cómic hecho con esfuerzo, colaboración, talento, valentía e inspiración. The Spirit es también un aviso, a todos los artistas que se dedican al maravilloso arte de las viñetas, de que el listón está muy alto, de que no valen ni los atajos ni las trampas y es, por supuesto, la gloriosa constatación de que los límites del medio son infinitos.

Para acabar déjenme ser muy poco original y citar dos sentencias sobre Will Eisner de dos titanes del cómic actual; curiosamente dos grandes guionistas.
Neil Gaiman: “Era el maestro y era el innovador. Sacó tanta ventaja a todos, que darle alcance le costó al mundo literalmente sesenta años”.
Alan Moore: “No hay otro como Will Eisner. No lo hubo antes, y en mis momentos más pesimistas, dudo que vuelva a haberlo jamás”.

Telón

Bibliografía

Para realizar este artículo – a parte de la propia obra – he recurrido a algunos textos que enumero a continuación. Además, hay otras referencias importantes que no he usado y ciertos análisis que consulté en su momento, que me dejaron conceptos o datos grabados en la memoria y de los que, desgraciadamente, no recuerdo ni títulos ni autores.
Vayan por delante mis disculpas y mi agradecimiento.

The Spirit. Register and Tribune Syndicate. 1940 series. Grand Comic Database.
– Will Eisner. Wikipedia
Spirit. (comic character) Wikipedia.
El espíritu de los comics. (1981) Javier Coma. Toutain Editor.
Luna llena sobre el callejón. Catherine Yronwode. La historia de los cómics. Tomo 1. Toutain Editor, 1982.
El Boom de 1940. VVAA. Del tebeo al manga. Una historia de los cómics. Tomo 3. Panini Comics, 2007.
The Spirit dailies: Two faces, one heart. (Las tiras diarias de The Spirit: dos caras, un corazón) Prólogo de Tom Spurgeon. Will Eisner’s The Spirit archives #25. DC Comics, 2008.
Spirit, ou l’ange des jours de pluie (Spirit, o el ángel de los días lluviosos). Prólogo de Jim Steranko. Spirit. Bandes quotidiennes 1941-1942. Editorial Futuropolis, 1981.
Spirit. A modo de presentación. Prólogo de Neil Gaiman. Lo mejor de The Spirit. Norma Editorial. Enero, 2009.

Salut!



Ver Fuente

Comentarios

Entradas populares