Javier Vázquez Delgado recomienda: Shazam #03

Edición original: Shazam! núms. 7 a 9 USA.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guion: Geoff Johns.
Dibujo: Dale Eaglesham, Marco Santucci, Scott Kolins .
Entintado:.
Color: Michael Atiyeh.
Formato: Rústica, 72 págs. A color.
Precio: 8,50 euros.

La serie de Shazam continúa avanzando lentamente, pues las entregas se ven dilatadas en el tiempo debido a los retrasos que acumula en USA, así como en la historia que Johns ha diseñado como primer arco argumental de presentación. Llegamos al número nueve USA en este tercer tomo ECC y se cierra el mencionado arco, en falso, a fin de dar paso al siguiente que es de esperar llegue ya hasta el número 15 USA, ya en septiembre, y que se ha anunciado será el carpetazo final a la serie.

El camino de este personaje, a nivel editorial, siempre se presenta tortuoso, salvo contadas excepciones, y está vuelve a ser una de esas ocasiones…

Es el caso de la serie de Johns que, tras un arranque prometedor, con sabor a la Edad de Oro más entusiasta e inocente, y una propuesta netamente enfocada en la familia, ha acabado por atragantarse por una duración excesiva. Una duración que no se ve justificada por historia ni desarrollo, haciendo que este tercer volumen ECC se haga ya cuesta arriba para el lector.
Y si no fuera ya suficiente, el baile de dibujantes entre Dale Eaglesham y Scott Kolins, cuyos estilos no pueden ser más antagónicos, sirve de gota que derrama el agua de un vaso que ya estaba lleno hasta el borde. Un borde al que se ha llegado poniendo a prueba la paciencia del lector de forma muy extrema.

Esta tercera entrega prosigue desarrollando los acontecimientos de la familia de Billy en las Tierras Mágicas, mientras se gestiona la llegada de su padre biológico al hogar de acogida. En los tres números que se encartan en el tomo de ECC, la historia apenas avanza, apenas se dibuja algo que de verdad aporte y lo que lo hace se resuelve de forma inmediata, apelando a las emociones más primordiales. Sobran páginas y faltan más momentos como los que se viven al final, donde más se siente y nota la mano de un Johns inspirado.

Shazam (Capitán Marvel) ha visto como el éxito cinematográfico le llegaba en 2019, un medio en el que debutó en 1941 en forma de serial, para no lograr asentarse con fuerza en su colección mensual. Séptimo arte y noveno arte no siempre van de la mano. Johns juega con los pilares básicos que él mismo usó durante los Nuevos 52, en una propuesta a la que le falta contención. Se siente como el escritor de Stargirl funciona en piloto automático al llegar a estos números, con la creación de una mezcla caustica de demasiadas ideas, algunas extraídas de celebres libros como el Mago de Oz y Alicia en el país de las maravillas, para amalgamar todo ese universo mágico en el que quiere insertar de forma clara a Billy. Da la sensación de que quiere dotar al personaje de un entorno propio, alejado del que tiene Superman a fin de que el héroe gane fuerza al moverse en un entorno que le es particularmente ajeno a Hombre de Acero. Y, sin embargo, no logra que se pueda sentir al personaje tal y como es, usando su particulares habilidades asociadas a dioses, semidioses y hombres sabios, como si deseara rehuir de lo que le caracteriza.

En esta tercera entrega la serie tropieza sobre si misma y lo hace además muy ayudada por los dos dibujantes que se encargan de trasladar las ideas de Johns al papel. Por un lado, está el competente Eaglesham que, con su estilo clásico, de anatomía fluida, ya ha demostrado ser el dibujante ideal para el tono que la serie quiere tener. Su dibujo continúa en la misma línea de los anteriores tomos, disfrutándose mucho su trazo y su punto fuerte, la expresividad de todos los personajes.

Y en el otro extremo tenemos a Kolins, un dibujante que apenas ha mejorado desde sus números de Flash del propio Johns, cuyo estilo resulta poco o nada apropiado para la serie, y cuya dejadez en el trazo es más que evidente. No hay apenas esfuerzo, apenas hay dinamismo, quedado todo reducido a la rigidez corporal de unos personajes que lucen la misma expresividad que un trozo de mármol.

Mención a parte del trabajo de Santucci, que se muestra mucho más equilibrado que Kolins. Son pocas su páginas, pero su dibujo resulta fresco, dinámico, expresivo y fluido, dotando de fuerza la acción que ha de dibujar.

Con dos estilos tan dispares, encerrados en un mismo tomo, la serie queda herida de muerte, con una pérdida de interés progresivo por la trama que parece no acabar nunca.

No siempre se puede apostar todo por Johns. El espejismo de los inicios de la serie se ha revelado de forma clara como una colección con una historia enclenque, con un Johns lastrado por sus otros trabajos paralelos en DC, que se pierde a la hora de concretar y ceñirse a su propia hoja de ruta. Así que la inminente cancelación de la serie en septiembre no es sino la confirmación de una falta absoluta de rumbo, de concreción y de motivación a la hora de establecer un espacio propio para Billy y su familia. Un tomo decepcionante.



Ver Fuente

Comentarios

Entradas populares