Javier Vázquez Delgado recomienda: El Reloj del Juicio Final

Edición original:Doomsday Clock #1-12 USA
Edición nacional/ España:ECC Ediciones
Guion:Geoff Johns
Dibujo:Gary Frank
Entintado:Gary Frank
Color:Brad Anderson
Formato:Grapa, entre 32 y 48 paginas, a color.
Precio:Entre 2,95 y 3,50 €

Doomsday Clock era un cómic destinado a ser la bomba. Desde el especial de Renacimiento, donde recibimos una sorpresa mayúscula al ver la insinuación de que el New 52 es obra del Doctor Manhattan, el hype por el crossover iba en aumento, con las siempre presentes voces discordantes. Watchmen es una obra maestra del noveno arte y continuarla de alguna forma, supone mancillarla, por mucho que el cómic original permanezca intacto en tu estantería. El propio camino del Rebirth con una cuestionable resolución de los distintos misterios que envolvían las tramas, unido a lo lejano de su lanzamiento se encargaron de apaciguar un poco los ánimos respecto al cómic. El 22 de noviembre de 2017 se publica el primer número de la serie en medio de una gran expectación. A partir de aquí retrasos y más retrasos han diluido sobre manera el impacto del cómic, que aún así ha vendido bastante bien. En España ECC no se arriesgó a publicar el número uno hasta no estar segura de que los retrasos no influirían en la edición en nuestro país y postergó su publicación, que eso sí cumplía debidamente cada mes con el aficionado pero entonces llegó la pandemia e inevitablemente retrasó el final de El Reloj del Juicio Final. Este mes, por fin, la última entrega ha sido publicada, desde Zona Negativa le hemos dedicado un exhaustivo seguimiento a la obra de Johns y Frank con reseñas de los números USA, con motivo de su finalización en España es el momento de repasar el evento con esta reseña y en breve se lanzará también un extenso y trabajado podcast sobre la obra como viene siendo habitual en iVoox.

Un cómic que puede ser considerado grandioso, bueno, regular, malo o una herejía pero que levanta pasiones, del que se ha hablado tras su finalización en USA, ahora con su edición en grapa ya se oyen intensos debates en los corrillos de las tiendas especializadas y del que se volverá a hablar con su recopilación en tomo. No son pocos los que esperan este formato, cuya publicación por parte de ECC tardará ¿un año? ¿Más? ¿Menos?

La Trama

La maxiserie comienza reflejándonos qué ocurre en el mundo de Watchmen. El diario de Rorschach se publicó y ha supuesto una crisis a nivel global similar a la acontecida en el cómic original de Alan Moore. Americanos a miles saltan el muro hacia México, se busca a Ozymandias por el asesinato de tres millones de personas, la inteligencia rusa culpa a Estados Unidos de ser cómplice. La guerra está a punto de estallar. Ozymandias autoproclamado salvador del mundo lo intentó una vez, ahora pretende buscar al Doctor Manhattan allá donde quiera que esté, junto a un nuevo Rorschach y una pareja de maleantes Mimo y Marioneta. Y Bubastis, el gato/lince/dientes de sable, animal rastreador de taquiones, mediante el cual acaban en el universo DC. Superman tiene una pesadilla, pesadilla que cambiará en el último número uniendo principio y fin.

Cómo Ozymandias entrando en una biblioteca deduce que Lex Luthor y Bruce Wayne son los hombres más listos del planeta, excede las habilidades que se le presuponen pero no importa, la trama ha de avanzar y ya se ven cruces de personajes como el del inteligente villano con su contrapartida en DC, Lex Luthor. Su interacción no decepciona, la de Batman con Rorschach no llega a emocionar. Gran parte de culpa la tiene el nuevo enmascarado con gabardina y sombrero que no tiene la garra del original ni un magnetismo mínimamente comparable en lo que es el primero de numerosos encuentros. El Comediante con Luthor y Adrian Veidt, Joker con Mimo, Marioneta y El Comediante, Batman con Ozymandias, Batman con El Comediante, Mimo, Marioneta, Joker y muchísimos villanos DC. Muchas de estas concurrencias son meros elementos destinados al puro fanservice, algunas sí están más integradas en la trama, como el nuevo Rorschach y su origen (ocupa prácticamente un capítulo entero) con la sorprendente y gratificante aparición de Mothman, Byron Lewis, como mentor de Reggie Long. También hace tándem con Saturn Girl que se encuentra encerrada en Arkham.

Todo esto envuelto en el continuo deterioro del mundo DC, social y político, con una tensión mundial a punto de estallar en lo que es un punto flojo del libro. El universo Watchmen está muy bien representado, pero tan solo aparece un número, el universo de la trinidad se “Watchmeniza” en pos de poder contar la historia pensada, en la que los personajes de Moore se sientan cómodos. Los personajes DC sí se sienten canónicos y contrarios pero el cómic está muy preocupado de recrear y homenajear a Watchmen. Es raro acusar falta de valentía en alguien que escribe este cruce, sin embargo, es este punto el que condiciona el cómic. Si quieres conseguir el mismo ritmo narrativo y estás muy preocupado de referenciar y homenajear aquello de lo que partes, pierdes inventiva para crear algo transgresor, arriesgado, con identidad propia, justo lo que sí es Watchmen. Doomsday Clock no compite con la obra original en ningún momento, la adula y mima como el Santo Grial que es.

También nos empiezan a contar una historia, una sobre un actor. Por supuesto, todo gira en torno a la trama central, encontrar al Doctor Manhattan. Así llegamos al capítulo número siete, primera vez que vemos al susodicho (salvo por la viñeta en la que se muestra como responsable de que El Comediante esté entre nosotros) y la serie lo agradece.

“Tus súplicas no me harán cambiar de opinión, Adrian. Me decepcionas. Antes. Ahora. Luego”.

El número siete cambia la dinámica de la serie, hasta entonces los movimientos de Ozymandias iban encaminados a encontrar al dios azul y devolverlo a su tierra, ahora tiene un plan. Un plan que como suele ser habitual en él implica matar a gente y engañar al mundo entero. El octavo capítulo se desarrolla enteramente en este sentido, con Superman siendo Superman. Es fácil aprovecharte de alguien que sabes que siempre tratará de hacer lo correcto, manipularlo para fines ocultos, si eres Adrian Veidt es un juego de niños.

Es en el número 9 donde todos a excepción de la Trinidad muchos héroes se enfrentan al Doctor Manhattan en Marte. Guy Gardner es el encargado de hacer palpable que es el enemigo más formidable al que se han enfrentado, creando constructos de Darkseid o del Anti-monitor. Ni el anillo, ni la magia, ni el Capitán Átomo, ni por supuesto ninguno de los demás, ni todos juntos, pueden vencer al Dr. Manhattan. Contrariamente a Ozymandias y su plan se encuentran Luthor y Batman que ven más allá de las circunstancias y las pistas falsas.

Así llegamos al número 10 de la serie. El Dr. Manhattan toma las riendas de la narración, su distinguible monólogo se lee con pasión. Cuenta cómo abandona su mundo y accede al multiverso. La primera persona con la que habla es Calver Colman que, para sorpresa de Manhattan, atiende a quien le ha hecho daño:

“La gente de este mundo es diferente”.

“18 de abril de 1938. Las noticias sobre Superman se difunden con rapidez por toda América”.

“18 de abril de 1938, el coche, Superman, nunca han estado aquí, el mundo ha cambiado”.

“Noviembre de 1940, Green Lantern jamás ha oído hablar de Superman”.

“Octubre de 1986, su llegada a la tierra ha ido más adelante de nuevo, su llegada vuelve a cambiar otra vez y otra”.

“No entiendo este universo”.

“Siento curiosidad, recalibro este universo para poder observar cómo se forma en torno a Superman. Modifico el pasado para retar al futuro”.

“Este universo existe aparte del multiverso”.

“El multiverso reacciona a este universo. Ha habido incontables mundos todos creados por este universo”.

“Es el metaverso”.

“Sin sus padres y la Legión, Clark se distancia más de la humanidad, le entiendo mejor, me identifico más con él”.

“Siento el poder de haber cambiado a Superman, es embriagador”.

“Hace un año, el metaverso cobra consciencia de mi arrogancia”.

“Como un organismo que lucha por sobrevivir posee una esperanza innata que lucha por emerger”.

“Para este universo de esperanza, me he convertido en el villano”.

Colosal. Quien crea que he copiado el cómic íntegro, hay mucho más en sus páginas. Además, con el dibujo de Gary Frank todo se entiende mejor. Un número que es un repaso a la Edad de Oro, a todo DC cómics y a Superman como eje de todo, una joya dentro del buen nivel de la serie, que destaca no solo por lo contado sino por la introducción del metaverso, como medio para tratar de dar sentido a la castigada continuidad de la editorial.

El número 11, el peor número de la serie es demasiado explicativo. Un bajón importante frente al comicazo que es el capítulo anterior. Ozymandias repasa lo que ya sabemos aportando muy pocos detalles desconocidos. Rorschach da pasos en su viaje personal. Un cómic que deja las piezas alineadas en el tablero para el esperado enfrentamiento final, piezas que ya estaban colocadas. Por no tirar el número por tierra, está bien escrito y dibujado y lo de Luthor con las fotos recopiladas de Manhattan está bien, pero resulta un penúltimo número anticlimático.

Llegamos al número final, Superman se encuentra con el Doctor Manhattan frente a frente pero tanto los metahumanos “rusos” como Black Adam y sus habitantes de Kahndar creen que Superman debe pagar sus “crímenes” bajo su soberanía. Se desata un combate brutal con los protagonistas en medio de todo. En el discurrir de la historia regresan La Legión y la JSA justo a tiempo para ayudar al de Kripton en la presente batalla. Un gran final para el cruce de universos que deja muy buen sabor de boca, que supone un viaje personal para varios personajes. Por el camino se han recreado escenas de Watchmen, Ozymandias tiroteado en una oficina esquivando balas o Rorschach encerrado en prisión y han unido personajes similares de universos muy distintos, siempre con el respeto por bandera hacia la obra original de Alan Moore y con especial reverencia a la figura de Superman como centro de todo el cosmos deceíta.

El arte

Gary Frank es un veterano dibujante inglés que ha realizado obras como El Increíble Hulk o Supergirl junto a Peter David o Midnight Nation y Supreme Power junto a Michael Straczynski. Ya ha colaborado con Johns en Action Comics, Superman: Orígenes secretos o Batman: Earth One. Poco tienen que ver sus páginas de Hulk con el trabajo realizado en este Reloj del Juicio Final. Buenas expresiones en los rostros, viñetas muy detalladas, una narración sublime y dinámica que no se molesta por estar enclaustrada en el 3×3 de la gran mayoría de páginas de la obra. Sus diseños de personaje son fantásticos, muy clásicos, dando un aire de atemporalidad a la obra que le viene muy bien. La serie ha sufrido retrasos debido al dibujo pero el excelente resultado que otorga Gary Frank ha merecido la pena.

Del color se encarga Brad Anderson que dota de un color muy semejante y muy Watchmen a las escenas refrentes a la obra original. Un virtuoso capaz de caminar entre dos mundos y dotar de la atmósfera adecuada a cada uno de ellos en cada situación. Un sublime equipo artístico para el guion de Johns que no tiene nada de lo que quejarse pues sin ellos el cómic no luciría tan bien como luce.

Los personajes

El Doctor Manhattan es alguien alejado de la humanidad, sus poderes, su percepción del tiempo simultánea y su visión del mundo que describe todo de forma atómica e irrelevante, le separan irremediablemente de las personas. Dicha soledad le provoca una asfixia vital pues no deja de ser “humano” pero el personaje trata de negar la mayor disfrazándose de dios apático con moralidad cuestionable. Al conocer el mundo DC se siente cautivado por no poder entenderlo. Un Jon Osterman cansado de ser humano, no tiene necesidad de serlo, desea no serlo, para poder darse a sus poderes y experimentar con ellos. “Distracciones” como la vida y la muerte no le importan nada, le lastran para satisfacer su curiosidad por el metaverso. Con una voz realmente similar a la dada por Moore, esto es algo muy mimado en la editorial pues ya Straczynski lo trató de forma muy acertada en su Before Watchmen. Un Manhattan que es el personaje que mejor está representado con respecto a la obra original y del que se entienden perfectamente sus motivaciones. “Es muy difícil no sentir empatía por la falta de empatía del Dr. Manhattan”.

Ozymandias. El megalómano vigilante aparece mucho más desde el principio, a diferencia de Wachtmen y no lo hace para decir “lo hice hace 10 minutos”, por lo que, de todas todas, resulta menos incontenible que en la obra original. Sin demostrarse tan infalible, sigue teniendo un plan, sobre todo tras la negativa de Manhattan a volver a su tierra, donde manipulará a su antojo para conseguir su propósito. En cierta forma el mundo se salva gracias a él, su ego seguro que sabe reconocérselo. Un Ozymandias que cuadra muy bien en la trama del que siempre se puede esperar un plan ingenioso. Se percibe menos poderoso en el combate cuerpo a cuerpo, de lo que era en la serie original.

Rorschach no es Walter Kovacs por lo que cualquier parecido con el primario sería casual. Su diario, sobre todo al principio, se muestra similar pero enseguida se revela como un personaje muy diferente. Sin el magnetismo del original y un viaje personal mostrado a lo largo de la serie, su trama, al igual que otras, no termina de interesar del todo, pero está escrita con oficio y deja a Reggie Long preparado para el futuro. ¡Quién sabe si será el protagonista de la futura serie de Tom King y Jorge Fornés!

El Comediante, está lejos de ser el psicópata indómito, inmoral y obsceno creyente de sus propias bromas que era en Watchmen, su única motivación es matar a Ozymandias, sus pocos diálogos lo muestran badass pero no tiene el más mínimo desarrollo. Su presencia en este cómic parece supeditada a aparecer en una viñeta junto al Joker.

Mimo y Marioneta. Pareja de maleantes inspirados en Jewely y Punch de Charlton Comics igual que los que iluminaron los personajes de Watchmen. También innegablemente recuerdan a Joker (menos) y a Harley Quinn (más). Personajes atractivos que tienen su razón de ser en la historia más allá de lo que podría presuponerse, pero la lectura de sus tramas desprende la sensación de que en lugar de a ellos podríamos estar leyendo al Doctor Manhattan o a Superman. Son los únicos personajes que se quedan en el universo DC por lo que es probable que tarde o temprano un autor los acabe utilizando.

Búho Nocturno y Espectro de Seda. No aparecen hasta el final del cómic y lo hacen como Daniel y Laurie. Tienen un importante papel reservado. Serán los encargados de criar al niño llamado Clark con el símbolo en la frente. Todo empieza con la llegada de un niño.

Superman aparece muy poco en la obra. Junto al desnudo azul es el protagonista, pero sus apariciones no lo corroboran. Lo convierte en protagonista y motor del cómic la continua referencia que se hace del kriptoniano. Aparezca o no, su figura está genialmente representada y no cabe más que felicitar a los autores por lo bien plasmado que aparece el primer superhéroe de la historia, dotándole de la importancia que merece y no siempre tiene.

Batman. Probablemente ocupe más páginas que Superman pero su importancia es ínfima. Es un detective que deduce todos los planes pero siempre llega tarde a la fiesta. Cada vez que encuentra a Ozymandias Manhattan lo teletransporta dejando al murciélago con un palmo en las narices. Ante la masificación de los títulos de Batman se agradece que no ocupe más protagonismo del que tiene en este cruce. Aún bien caracterizado, en cierta forma, este cómic agranda la leyenda urbana que dice que a Johns no le gusta Batman.

Wonder Woman. La amazona por excelencia de DC Cómics no tiene apenas cabida en el libro. Da una rueda de prensa, pelea contra los esbirros de Black Adam en las que son unas páginas espectaculares a cargo de Gary Frank, pero no tiene impacto alguno en la obra. Había mucho que cuadrar y no se ha pensado en integrar mejor a la Mujer Maravilla. Se la echa de menos y verla más sin duda hubiera resultado satisfactorio.

Influencia en el universo DC

Doomsday Clock establece el metaverso. El metaverso está en un estado de cambio continuo, cada vez que hay un cambio nace una nueva tierra. A su vez la reciente tierra trasformada se recicla en otra tierra. Esto quiere decir que hay una tierra de héroes de cada época vivida en DC Cómics. Una tierra pre-crisis, una post-crisis, una tierra de la Edad de Oro y un largo etcétera, sí, también debería haber una tierra New 52. La editorial podría realizar cómics de las distintas realidades contentando al abanico de lectores. Tampoco queda muy claro si Manhattan es el creador absoluto del N52 o el metaverso que retocó ya era un universo post-Flashpoint, más parecido al anterior de lo que parecía en un principio, del que Manhattan solo tocó lo que narra en el libro, Superman, JSA y alguna cosita más. De cualquier forma el metaverso es el hilo del que hay que tirar para explicar el pasado, presente y futuro de la editorial pero actualmente hay distintos autores con mano en DC y todos parecen saber que es lo mejor para el universo.

El final del cómic nos deja un catálogo de lo que vendrá en DC Cómics o al menos lo que Johns querría que viniese. Sin dejar de tener en cuenta que al guionista le gusta soltar “finales soñados” tras sus etapas, como ya hiciera con Green Lantern. Según este epílogo se viene una crisis de los “señores del tiempo”, tras esta se restablece la línea temporal y nace La Tierra 5G… después del despido de Dan Didio parece que los planes han cambiado radicalmente por lo que este dossier probablemente no tenga validez. Como curiosidad, para 2030 se vaticinaba una “Crisis Secreta” con Superman peleando con Thor y Hulk a lo largo del universo.

Lo que sí es palpable, y no es poco, es que Doomsday Clock trae de vuelta a la Legión, la JSA y a Jonathan y Marta Kent. La Legión de Bendis, con Jon Kent, (no la he leído) tendrá que decir si Superman estuvo como Superboy integrándola o solo les sirvió de inspiración, Johns es críptico y tan solo dice “La Legión existe porque existe Superboy”. Parece que a Snyder le gusta la JSA, habrá que ver cuánta referencia hace o al menos cuánto se respeta lo acontecido en el cómic de Johns o si el metaverso se verá alterado nuevamente por factores externos (Bendis y Snyder).

Siéntete libre de comentar tus teorías al respecto del metaverso y todo lo que se cuenta en el final de El Reloj del Juicio Final, como tu opinión sobre las presuntas injerencias editoriales, discrepancias entre autores o el cambio de planes que se intuye tras el retraso de esta obra y de la salida de Didio como editor jefe, tus aportaciones pueden ser muy interesantes.

Valoración personal

Teniendo en cuenta que todo el texto es subjetivo, siempre se trata de escribir con una pseudo objetividad limando un poco tus percepciones personales. En este apartado me libro de esto y comentaré claramente lo que me ha parecido a mí el cómic, si bien, como digo, ya lo llevo haciendo durante unos cuantos párrafos. Una serie con mil apreciaciones distintas, cada persona tiene su propia versión de lo que es Doomsday Clock y muy pocas veces son coincidentes con cualquier otra.

Para mí esta es la mejor lectura de DC de los últimos tiempos. He disfrutado muchas obras de la editorial, los proyectos Black Label de Joker: Sonrisa asesina, Joker/Harley: Cordura criminal, Harleen, del que esperaba más en su final pero no deja de ser una obra a destacar, La maldición del Caballero Blanco y la locura nostálgica de la Edad de Plata del Green Lantern de Grant Marrison, así como de Tom Taylor o Mark Russell prácticamente, hagan lo que hagan. Seguro que me estoy dejando alguno. Sin embargo, la lectura que más he disfrutado es este Reloj del Juicio Final pues comparte el buen guion y el gran dibujo de las obras mencionadas pero tiene ese innegable plus de tener trascendencia en el universo DC y ser una obra cariñosa con el lector de la editorial. Apelar a la nostalgia con una premisa tan WTF como mezclar DC con Watchmen suscita una corriente de sensaciones positivas, gracias al mimo y cariño con el que se escribe y dibuja la obra. Porque premisas WTF siempre ha habido y habrá pero en numerosas ocasiones la premisa se ha tratado de forma comedida. La corriente actual del cómic mainstream parece encaminarse hacia el golpe de efecto sin más y un desarrollo aún más inverosímil que la propuesta. Esté como esté escrito, el número 1 va a vender, probablemente también el segundo pero el transcurrir de números invitará a más de uno a dejar la serie. No pasa nada, en poco tiempo la editorial publicará un nuevo evento con premisa loca que será el pelotazo esperado en su inicio y se diluirá con el paso de números. El Reloj del Juicio Final es un cómic de los de antes, premisa impactante/intrigante/¿intragable?, resuelta de forma profesional con respeto por las obras en las que se basa y el lector, demostrado que esa locura de premisa era factible.

Muchos palos se ha llevado esta obra, voces contrarias que, espero, se vean diluidas en el tiempo por su lectura, al comprobar que Johns se aleja rápidamente del fanfics en el que podía haberse convertido el cruce entre el Doctor Manhattan y Superman. También creo que ayudará a rebajar el hate hacia este cómic, los posibles proyectos con Watchmen de por medio que se lleven a cabo en el futuro, comparar el tratamiento de esta obra con el dado en Death Metal de un Scoot Snyder más desatado que nunca, resulta absolutamente desigual e irrisorio. Si esto es lo que temían aquellos que juraban en arameo ante la utilización de elementos de Watchmen en DC, les doy la razón.

Batman, Geoff Johns mediante, le dijo una vez a Superman: “La última vez que inspiraste a alguien fue cuando moriste”. Cierto es que La Muerte de Superman sirvió para poner en valor los elementos que hacen del kriptoniano el héroe por antonomasia. Su resurrección significó un giro de cabeza, en señal de negación, a la tendencia creciente de la industria de virar hacia el Grim and Gritty. Superman volvió porque nadie más puede ser él. Ninguno de los personajes (pseudónimos) del Reinado de los Superhombres fue capaz de estar a la altura. Aquella historia inspiró a miles de personas. Johns parece recordar esta frase de Batman dicha en Crisis Infinita para ponerla en valor de nuevo. DC gana el cruce gracias a Superman y al más grande de sus poderes. ¿Superfuerza? ¿Supervelocidad? ¿Visión calorífica? No, su poder de inspiración. Ese que inspira a un dios azul, descreído y cansado de tener que ser humano. Un dios que se entrega a sus extraordinarias habilidades pero que por mucho que reniegue de ella, finalmente su humanidad y deseo de ser mejor persona lo guía. Sin dejar de ser el mismo, no en vano roba un bebé del cobijo de sus padres.

Un cómic que probablemente satisface al simpatizante de DC al ver la historia editorial reflejada en la trama con un tratamiento de Superman mitológico como eje central de todo. Un cómic que puede agradar al seguidor de Watchmen por el cuidado y cariño con el que están tratados sus personajes. A los que pudieran esperar una secuela con la misma trascendencia, influencia, fuerza y carisma que la obra original sin duda les decepcionará. Doomsday Clock trata Watchmen con mucho respeto sin ningún afán por igualarla o superarla. Una obra que respeta y engrandece aquellas que le preceden que logra interesar al lector más allá del homenaje. No se puede pedir mucho más.



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