Javier Vázquez Delgado recomienda: Las quintillizas Nº 1-2, de Haruba Negi

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Edición original: Gotobun no hanayome Nº 1-2 JAP (Shūkan Shōnen Magazine / Kōdansha, 2017- Serie abierta).
Edición nacional/ España: Norma Editorial (2020).
Guion: HARUBA Negi.
Dibujo: HARUBA Negi.
Formato: Tomo manga rústica con sobrecubiertas de 192 páginas.
Precio: 9,00€/u.

“Hazte responsable.”

El término harem tiene hoy más que nunca una connotación peyorativa en el mundo del manga. Hay muchas series que siguen cortadas por el patrón de este subgénero relacionado con historias de corte romántico en las que encontramos un grupo de personajes femeninos que por circunstancias inverosímiles de la vida se ven obligadas a convivir con un protagonista con motivaciones y habilidades que en el mejor de los casos rozan la mediocridad. Este tipo de historias han dado lugar en el pasado a algunas obras muy recordadas por los aficionados como Love Hina, Tenchi Muyō! y ¡Oh mi Diosa!, pero sus esquemas son habitualmente repetitivos, poco imaginativos y no pasan de ser propuestas ligeras sin más trasfondo y/o voluntad que el fanservice. Hoy, con razón, estos planteamientos se tachan de sexistas por el uso y tratamiento de sus personajes femeninos, compartimentados en la mayoría de casos en arquetipos y clichés sin una autonomía real. Pese a ello, muchas publicaciones recientes siguen insistiendo en este tipo de historias.

Las quintillizas que dan nombre a la obra de Negi Haruba; de izquierda a derecha: Ichika, Yotsuba, Miku, Itsuki y Nino

Las quintillizas (Gotobun no hanayome en el original) de HARUBA Negi es una muestra reciente, una propuesta que intenta paliar parte de los males que suelen afectar a las historias de tipo harem. En Japón, el manga se serializa en la revista Shūkan Shōnen Magazine de Kōdansha desde 2017 y actualmente tiene 14 volúmenes recopilatorios en el mercado. La historia fue adaptada al anime el año pasado por Tezuka Productions bajo la dirección de KUWABARA Satoshi. La segunda temporada de esta producción se ha visto afectada por la pandemia y aunque estaba anunciada para el próximo mes de octubre finalmente se retrasará hasta principios de 2021. La primera temporada se puede ver en la plataforma Crunchyroll. La adaptación es bastante fiel a lo que podemos encontrar en el manga, aunque como suele ocurrir con este tipo de productos muchas veces se aprovecha para añadir más fanservice y escenas ecchi que no aparecen en la obra original.

El argumento principal de Las quintillizas ciertamente da mucho pie a esto, pero al menos en los dos primeros volúmenes disponibles en España gracias a Norma Editorial no es ni mucho menos la base de su historia. En ella encontramos a Futarō Uesugi, un estudiante notable, aunque poco sociable y algo interesado. Uesugi vive con su padre y su hermana pequeña Raiha después de la muerte de su madre y con algunos apuros para llegar a fin de mes. Por ello, cuando a Uesugi se le presenta la oportunidad de trabajar para una adinerada familia impartiendo clases particulares a sus hijas hará todo lo posible para conseguir su objetivo. Lo que Uesugi no tenía previsto es que el trato consiste en ayudar en sus estudios a cinco hermanas quintillizas idénticas de aspecto, incluyendo a su compañera Itsuki Nakano con la que ya ha tenido un desencuentro en el instituto.

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Miku Nakano, una de las quintillizas a las que Uesugi tendrá que dar clases

La linealidad de la historia se rompe en sus primeras páginas cuando se hace un pequeño flashforward en el que descubrimos que el futuro Uesugi se casará con una de las hermanas Nakano. El manga de Haruba nos plantea de esta manera un esquema parecido al que vimos en obra obra reciente en nuestro país, Y sin embargo, te quiero y ya también presente en la citada Love Hina. En el caso de la obra de HSU Mag y EMOTO Nao licenciada por Planeta Cómic y en el de la presente Las quintillizas, el punto de partida también nos puede remitir al de la serie de televisión estadounidense Cómo conocí a vuestra madre. La maniobra no resulta original a estas alturas, pero esto permite añadir un punto de intriga al manga y apuntalar mejor el desarrollo psicológico de sus protagonistas. Este punto de incertidumbre sobre el desenlace futuro se agradece, pues normalmente en muchos harems clásicos queda anulado al quedar marcado desde un inicio el verdadero interés romántico de los personajes.

Este elemento en Las quintillizas no se establece de una manera tan obvia en sus primeros compases, hay una pretensión más comedida en el guion entorno a este aspecto que la relaciona con historias recientes como Your Name, A Silent Voice y la ya citada Y sin embargo, te quiero. La mayor diferencia con estas propuestas es la apuesta más ligera y humorística de Haruba que construye una comedia de situación entretenida teniendo en cuenta el acotado terreno por el que se mueve la trama. No obstante, el humor también deja espacio para escenas de carácter más introspectiva que a la larga son las que logran que sus personajes femeninos, si bien no escapan del todo del estereotipo, si lo sortean en muchas ocasiones. En la línea del subgénero, las protagonistas están supeditadas a su homólogo masculino, a la postre el protagonista de la historia pero -al menos en sus primeros volúmenes- esto no se convierte en una mera fantasía concupiscente de su autor.

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Ichika y Uesugi en una escena del segundo volumen de Las quintillizas

En apartado gráfico de Las quintillizas resulta muy atractivo a primera vista, un dibujo con la claridad y la limpieza de trazo por bandera, pero sin por ello perder fuerza en el detalle y en la perspectiva narrativa. Este apartado desprende una gran e impecable fluidez utilizando un tipo de viñeta que elude composiciones estridentes y que se permite sus mejores demostraciones de fuerza en los planos cortos donde la expresividad de sus personajes nos conquistan. Haruba disfruta especialmente reuniendo a sus cinco musas y transmitiéndonos sus complementarias a la par que disfuncionales personalidades a través de sus pequeños gestos. De la misma manera que esas películas sobre duplicidades, gemelos y clones se las ingenian en hacer creíble dicha situación, Las quintillizas encuentra la manera de hacernos sentir que cada una de sus protagonistas es un personaje único.

En definitiva, Las quintillizas es el paradigma de un relativo cambio en algunas de las historias que se llevan contado en Japón -y el resto del mundo- durante décadas y que lejos de desaparecer encuentran la manera de actualizarse y perpetuarse en los nuevos tiempos. No podemos decir que la obra de Haruba sea un punto y aparte en este tipo de historias, y en concreto en el subgénero harem, destinado, por otro lado, a desparecer como tal en un futuro, pues en su premisa se esconden muchos lugares comunes, clichés y formas de hacer y entender. Pero si es un tipo de propuesta que se molesta en darle un relativo trasfondo a todos sus personajes evitando gags y situaciones recurrentes. Nos falta comprobar si evolución de la serie en futuras entregas nos llevará a un escenario en el cual estás virtudes se recrudezcan, o por el contrario, hayan sido un mero y engañoso espejismo.



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