Javier Vázquez Delgado recomienda: OGN. Thanos: El Fin del Infinito
Edición original:OGN. Thanos: The Infinity Ending.
Edición nacional/ España:Panini Cómics.
Guion:Jim Starlin.
Dibujo:Alan Davis.
Formato:Tomo en tapa dura, 112 páginas.
Precio:17€.
Leer el cómic al que se refiere esta reseña al tiempo de su publicación es un hecho indudablemente histórico. Y es que, El Fin del Infinito no solo marca el desenlace de la última trilogía sobre el Titán Loco que Jim Starlin y Alan Davis han llevado a cabo en los dos últimos años, si no que suponen la despedida de Mr. Muerte del personaje que lo encumbró dentro del mundo del cómic y que tanta importancia tiene (renovada hoy en día) para la Casa de las Ideas.
Y es que, la historia de Thanos, como sabéis quienes hayáis ido leyendo mis reseñas sobre las distintas reediciones que recientemente ha realizado Panini Cómics de los tebeos en los que el personaje aparecía, la mayoría orquestados por Starlin, no solo es larga, si no que lo que en la década de los setenta supuso una innovación, se convierte en algo clásico y añejo hoy en día.
La razón de ello, es que Starlin es constante cuando escribe sobre Thanos, tanto en los temas a tratar, como en la forma de tratar al personaje, y por eso, innova muy poco o apenas nada su estilo narrativo, dando siempre la sensación de que sus obras son atemporales, de que podrían haber visto la luz en 2019 o en 1980.
El Fin del Infinito, como su propio nombre indica, es el cierre a la gran fiesta de muerte, infinitud y búsqueda del poder absoluto del Titán Loco y del resto de personajes starlinianos. Y es que, no solo continúa y cierra el ciclo comenzado por Los Hermanos del Infinito y El Conflicto del Infinito, si no que establece una suerte de narración circular que nos lleva por grandes momentos muy reconocidos en la vida del Titán Loco.
Así, si en el pasado volumen Thanos decidía, alentado por su yo futuro, ser el poder absoluto, ser el universo en lugar de controlarlo, esta OGN nos cuenta como el Thanos futuro está en conflicto constante con el Thanos presente, cuyo desacuerdo con su versión posterior está en el hecho de que no puede controlar sus actos, si no que, por primera vez en su larga y extensa vida, es él quien está siendo controlado y aquel cuyo destino se maneja, por alguien que no es si no él mismo.
Lógicamente, en la ecuación entrarán por supuesto Eros, Adam Warlock y Pip el Troll, demostrándonos Jim Starlin que en esta ocasión, en esta obra tan íntima en la que se quiere despedir del Bastardo de Titán, no necesita más superhéroes, ni grandes batallas de capas y mallas para hacerlo, si no que tan solo le basta con contar con aquellos personajes que o bien ha creado (Eros, Pip) o bien les ha dado forma definitiva a partir de la creación de otros (Warlock).
El caso de Eros es particularmente llamativo, porque éste se trata de un personaje que, en sus casi cincuenta años de historia, no nos ha ofrecido muchos momentos que lo hagan trascendente al lector, siendo siempre retratado como un ligón cósmico y despreocupado que, aunque no exento de heroicidad, veía ésta más como una gesta que como un deber hacia el más débil. Sin embargo, Starlin decide dar profundidad a un personaje que tenía bastante olvidado y, en esta trilogía sin duda nos sorprende, regalándonos a un Eros que no sabíamos que existía.
En esta obra, lo de menos es su argumento, pues el mismo, aunque muy interesante (Starlin ofreciéndonos un enfrentamiento de Thanos consigo mismo) no deja de ser la excusa para dar un repaso a la historia del nihilista definitivo comenzando por su primera aparición en Iron Man #55 de 1973, pasando por el momento en el que se convirtió en un Dios gracias al Cubo Cósmico, el Guantelete del Infinito, la Guardia del Infinito de la que formó parte en secreto…
Sin duda, resulta una delicia para el lector amante del personaje sumergirse de nuevo en estas historias tan clásicas que nos hace ver que, bien escritas, las viejas historias nunca mueren y jamás aburren.
En cuanto al dibujo de Alan Davis, éste es sencillamente magistral. El talentoso ilustrador sigue en tan buena forma como siempre, retratando a unos personajes con los que ha jugado en muchas ocasiones, y que hace suyos sin problema alguno, existiendo más de una viñeta, más de una página que funciona por si sola como una obra de arte a destacar como póster de nuestro salón, o fondo de escritorio de nuestro ordenador.
Un imprescindible que duele leer, porque supone el final de una época, la de Jim Starlin escribiendo a Thanos, que casi medio siglo después, ha llegado.
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