Javier Vázquez Delgado recomienda: Subterráneos

Edición original:Souterrains FRA, Casterman
Edición nacional/ España:Ponent Mon
Autor:Romain Baudy
Formato:Cartoné, 144 Páginas
Precio:32€

Amigo mío, no somos más que bestias de carga, como ellos… Nos dejan disfrutar de alguna ventaja social para que pensemos lo contrario…

En Subterráneos, Romain Baudy se atreve con una mezcla muy arriesgada, ya que, en un principio nos cuenta una historia sobre mineros y sus reivindicaciones laborales para posteriormente convertirla en una trama de fantasía y ciencia ficción heredera de Julio Verne, H.G. Wells y el steampunk. La mezcla funciona mejor de lo que parece, ya que el equilibro entre ambas permite desarrollar bien las dos ideas, aunque en algunos aspectos se queda algo corto. Sin embargo, el resultado deja buen sabor de boca y suma un título distinto al extenso catálogo europeo de Ponent Mon.

Romain Baudy es un historietista e ilustrador francés que ha trabajado durante muchos años en animación participando en la película Lascars y la serie Wakfu. Estudio en la Escuela de Imagen Gobelins, allí conoció a Martin Trystram junto al que realizo el cómic Pacifico (Planeta). Una historia bélica de submarinos que se desarrollaba en la Segunda Guerra Mundial en la que Baudy se encargó de los acabados a lápiz y el entintado. Subterráneos es su segundo trabajo y ejerce como autor completo.

En los años treinta al norte de Francia, la vida en la mina es tan dura para sus trabajadores como las paredes que deben picar. En su día a día conviven con accidentes, sabotajes y luchas por mejorar sus condiciones laborales. Algunos intentan convencer a sus compañeros de la importancia de permanecer unidos para hacer frente común contra los abusos de los patrones. El dueño de la mina ha contratado un robot para mejorar las condiciones de trabajo, algo que supone una nueva amenaza para los mineros ante la que alguno no quiere permanecer impasible. Para probarlo se elige a seis hombres que bajaran a los más profundo de la mina. Pero allí acaban viviendo una aventura del todo inesperada que los llevará a descubrir un mundo subterráneo y a las criaturas que lo habitan.

La obra está dividida en dos partes bastante diferenciadas. En los primeros capítulos asistimos al día a día de los mineros, vemos sus condiciones laborales y la vida de sus familias. Sus reclamaciones para recibir un salario justo y la lucha tanto por conservar sus puestos de trabajo como por mejorar su seguridad. Esta parte puede recordar a la magnífica La Balada del Norte de Alfonso Zapico, lo que resulta una prueba fehaciente de que la precariedad laboral no entendía, ni entiende, de fronteras ni de idiomas. Vemos como la única garantía de tener unos derechos dignos pasa porque los trabajadores se organicen y luchen unidos por ellos. En este tramo de la historia el protagonista es Henri, un sindicalista algo exaltado con una enorme conciencia de clase, pero hacia la mitad de la historia ese protagonismo lo pasa a desempeñar su cuñado Lucien más calmado y solamente preocupado por la sacar adelante su familia. Algo que lo lleva a ser uno de los voluntarios para probar el robot y convertirse en el protagonista de la segunda parte de la historia, además de provocar que descubran el mundo subterráneo. Esta parte deja de lado los elementos sociopolíticos de la primera parte, aunque siguen presentes, para centrarse en la aventura fantástica heredera de los mejores folletines de Verne. El mundo subterráneo que crea Baudy es fantástico, ya que en muy pocas páginas nos nuestra la flora y fauna y las relaciones entre las diferentes criaturas que lo habitan, además de sus creencias y pasado. Un gran ejercicio de síntesis, que deja espacio suficiente para el trepidante desenlace de la obra.

Hacer viajar a los protagonistas de una historia a una sociedad que refleje los problemas de la suya es algo que ya habíamos visto en la novela de Wells La máquina del tiempo. En el futuro de Wells, la relación entre los Morlocks y los Eloi eran una proyección de la realidad de su tiempo, lo mismo que sucede entre los enanos y los Jotünn en Subterráneos que es paralela a la de los mineros y su patrón. Sin embargo, el análisis de Wells sobre su época era más profundo que el que hace Baudy, además el desenlace del cómic es algo precipitado y forzado, sobre todo porque nunca se explica el porqué del comportamiento del robot o su habilidad para hablar. Lo que provoca una sensación de final Deux Ex Machina. Si Baudy pretendía con la actitud del robot reforzar la idea de que las clases más desfavorecidas se deben apoyar entre sí, resulta reiterativa puesto que ya había quedado clara con la comparación entre los mineros y los Jotünn. Esa falta de explicaciones es el gran defecto de una obra que por lo demás funciona muy bien tanto como historia de aventuras como drama social.

En el dibujo de Baudy se nota mucho su pasado como animador en el dinamismo y diseño de sus personajes, además de en algunos de los encuadres que usa. Resuelve con mucho acierto las escenas de la vida cotidiana en la mina en las que se puede observar el trabajo tan minucioso que ha realizado a la hora de plasmar esa época, sin duda, producto de un buen trabajo previo de documentación. El diseño del robot resulta verosímil con la tecnología de la época. Además, es capaz de crear un mundo subterráneo original y coherente. Lo muestra con escenas impactantes y espectaculares. Aunque lo que más llama la atención de la obra es el increíble color. No solo sirve para potenciar el dibujo, sino que también se convierte en un elemento narrativo. El color varía en función de en qué lugar transcurre la historia y lo que quiere transmitir, como podemos ver en la primera parte que está llena de tomos ocres que reflejan la miseria de los mineros. En la segundo priman los tonos verdes que reflejan lo fantástico de la situación. El resultado global es más que notable.

Ponent Mon hace una buena edición como es habitual en ellos, con tamaño álbum, buena encuadernación y reproducción, además de un diseño muy atractivo. El tomo tiene como extras ocho páginas de ilustraciones.

Con Subterráneos Romain Baudy consigue llevar a cabo una buena historia que parte de una idea muy ambiciosa como es mezclar la aventura fantástica con el drama social. El resultado es satisfactorio en ambos sentidos a pesar de algunas inconsistencias de guion. Un cómic que te hará pasar un buen rato mientras agita tu conciencia de clase.

Podéis ver el tráiler que ha preparado la editorial pulsando el play.



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