Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNCine – Crítica de La vieja guardia, de Gina Prince-Bythewood
Dirección: Gina Prince-Bythewood.
Guion: Greg Rucka (Cómic: Greg Rucka y Leandro Fernández).
Música: Volker Bertelmann y Dustin O’Halloran.
Fotografía: Barry Ackroyd.
Reparto: Charlize Theron, Chiwetel Ejiofor, KiKi Layne, Chico Kenzari, Matthias Schoenaerts, Luca Marinelli, Harry Melling, Veronica Ngo, Anamaria Marinca, Joey Ansah, Adam Collins.
Duración: 125 minutos.
Productora: Netflix, Denver and Delilah Productions, Skydance Productions, Dune Films.
Nacionalidad: Estados Unidos.
“El mundo se ha hecho la hostia de pequeño. El mundo también se ha hecho la hostia de rápido.”
Tal vez deberíamos agradecer a Netflix el interés que ha demostrado en los últimos años por las viñetas. El cómic ha sido una clara inspiración para muchas de sus producciones y eso de alguna manera siempre es algo positivo, porque ayuda a dar cierta visibilidad al medio, a sus obras y autores. La plataforma se ha atrevido con adaptaciones tan dispares como The Umbrella Academy, Locke & Key, The October Faction, Las escalofriantes aventuras de Sabrina, Death Note y The end of the f***ing world, entre otras muchas. Y eso sin olvidar su apuesta por su colaboración con Marvel Television que nos permitió disfrutar de un intento de universo compartido catódico con personajes como Daredevil, Jessica Jones, Luke Cage y Puño de Hierro. El problema es cuando volvemos sobre estas adaptaciones y hacemos balance de los resultados en términos de calidad. Ahí escasas propuestas de la compañía resisten un revisionado exhaustivo, solo unas pocas captan la esencia de la obra original y la mayoría adolece de una falta de presupuesto que obliga a tomar torticeros desvíos hacía lo convencional. El objetivo final es que estas historias se adapten a una imagen de marca que satisfaga a su espectador medio, perjudicando en el camino la creatividad y originalidad de muchos de sus productos.
Este mes Netflix ha estrenado una nueva adaptación en su plataforma, una película basada en el cómic de La vieja guardia de Greg Rucka y Leandro Fernández. La obra de Image Comics publicada en España por Norma Editorial es un relato de acción que la promoción editorial describe como “un cuento de hadas con sangre y balas”. En ella reconocemos ese amor de Rucka por el género negro y su interés por algunos temas recurrentes en su carrera. El apartado gráfico a cargo de Fernández -que ya había colaborado con Rucka en 2002 en la serie de Queen & Country– es tremendamente expresivo y vibrante, pese a su parquedad en la definición. La adaptación en este plano no era ningún reto porque La vieja guardia no requería de un gran presupuesto, el peligro estaba en su trama realmente sencilla que daba suficiente margen a Netflix como para quedarse con su premisa y reinterpretar el resto a conveniencia. No sería la primera vez que la compañía ha perpetrado una maniobra parecida, ahí tenemos The October Faction como una de las damnificadas más recientes.
La historia de La vieja guardia sigue a un grupo de mercenarios liderados por Andy (Charlize Theron) que han librado multitud de guerras a lo largo y ancho de la historia debido a una pequeña cuestión de inmortalidad. Durante siglos, han mantenido su existencia oculta, cambiando de identidad y evitando permanecer mucho tiempo en un mismo lugar. Pero ahora alguien ha descubierto su secreto, algo que obligará a Andy y los suyos a luchar por no convertirse en un arma en manos de otros. Es esta una premisa que no es especialmente original pero que Rucka y Fernández saben explotar muy bien, logrando un cómic entretenido, lleno de personajes lacónicos y diálogos lapidarios. Sin eludir los habituales mensajes de su guionista a los sectores más conversadores estadounidenses. Esto tampoco supone un gran problema en su traslación audiovisual, y mucho menos, si como es el caso, su creador se convierte en el principal responsable del guion de la producción. Este es un aspecto a tener en cuenta, porque contrasta con lo que hubiese ocurrido de ser el proyecto una serie en la que habrían estado asociados toda una legión de escritores.
La mano de Rucka hace que La vieja guardia sea un calco a nivel argumental de lo visto en el cómic. Hay escenas directamente trasplantadas a la pantalla, cronológicamente los sucesos siguen la línea de tiempo de la obra original y sus diálogos son citas directas de las viñetas. Las diferencias son mínimas aunque algunas podemos encontrar, empezando por una relativa suavización de la violencia en favor de una acción más estética. No escatima la producción sus litros de hemoglobina, pero en comparación a lo que encontramos en el cómic es algo más limpia y digerible. No es este un mayor problema porque no influye en el tratamiento de la trama. Si es más llamativa la ausencia de algunos flashbacks relevantes en el cómic y que nos permiten conocer mejor a sus personajes protagonistas. Está claro que esto hubiese requerido más localizaciones y un mayor presupuesto, así que se puede entender su ausencia. También es cierto que varios cambios en la película se plantean para insinuar más directamente una posible secuela, rompiendo -aunque si hacer un estropicio- con el tono autoconclusivo del primer volumen del cómic de Rucka y Fernández.
La película está dirigida por Gina Prince-Bythewood, conocida por dramas como Beyond the Lights y La vida secreta de las abejas y, más recientemente, por su participación en la serie de Capa y Puñal del canal Freeform. Prince-Bythewood realiza un trabajo cumplidor cuya mayor virtud es la claridad de su puesta en escena, exceptuando la concepción de algunas escenas de acción. Este es uno de los principales puntos negativos de La vieja guardia, un sentido de la acción que sumado a una aspecto visual bastante mediocre no hacen lucir la historia que tienen entre manos. La fidelidad argumental es una auténtica conquista, pero el apartado visual -salvo casos puntuales- se muestra poco ambicioso. Esto convierte la producción en una propuesta muy digerible, pero con poca personalidad y fácilmente olvidable. La película se habría beneficiado mucho de una puesta en escena en la línea de la reciente Tyler Rake de Sam Hargrave o la Atómica de David Leitch, por mencionar un par de títulos basados en cómics similares que han sabido destacar en este punto.
En relación al reparto, Charlize Theron vuelve a mostrar lo cómoda que se siente en este tipo de papeles más físicos que en Mad Max: Furia en la carretera nos legó su mítica Furiosa. Todo un acierto de un casting donde también destacan Kiki Layne (El blues de Beale Street) en el papel de Nile Freeman, Mathias Schoenaerts (Gorrión Rojo) como Booker y la entrañable y letal pareja formada por Marwan Kenzari (Aladdin) y Luca Marinelli (La gran belleza) como Joe y Nicky, respectivamente. Así mismo, es de mención la elegancia con la cual Chiwetel Ejiofor (Doctor Extraño) aborda el papel Copley. Este personaje Rucka lo ha reescrito en gran medida, dándole una mayor dimensión que entronca con otros cambios del guion que buscan explicar cuestiones que no se aclaran en la obra original. Por último, el villano de la función es Merrick, un despiadado empresario del sector farmacéutico interpretado por Harry Melling. El actor conocido por haber dado vida a Dudley Dursley (el desagradable primo de Harry Potter en esta saga de películas) nos propone en La vieja guardia un personaje que parece un cruce de ese Mark Zuckerberg visto en La Red Social de David Fincher y el Ramsay Bolton interpretado por Iwan Rheon en Juego de Tronos.
En definitiva, y sin que sirva de precedentes, Netflix sale bastante bien librada en la adaptación de La vieja guardia. Es una producción que no engaña a nadie, no resulta especialmente original -al igual que el cómic de Rucka y Fernández– pero es una propuesta ligera y entretenida cuya dos horas de metraje se pasan en un suspiro. El único condicionante es la comentada falta de ambición en el apartado audiovisual que se suma a una banda sonora que funciona moderadamente bien a nivel ambientalmente, pero cuya elección de temas en momentos cumbre -incluyendo pistas de artistas como Marshmello y Frank Ocean– no acaban de encajar. Fuera de este punto, la adaptación es muy fiel al material de partida, con sus respectivas licencias que aquí buscan apuntalar una posible continuación que deseamos siga teniendo como referencia el cómic original de Rucka y Fernández cuyo segundo volumen se publicará en Estados Unidos el próximo mes de septiembre. Esperemos que la experiencia le muestre a Netflix que para ganar la guerra no caben los atajos, simplemente es una cuestión de paciencia y de saber reconocer el terreno y tus fuerzas.
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