Javier Vázquez Delgado recomienda: Insexts: Tomo 2, de Margerite Bennett y Ariela Kristantina

 

Edición original: Insexts 8-13.
Edición nacional/ España: Planeta Cómic.
Guión: Margerite Bennett.
Dibujo: Ariela Kristantina.
Color: Jessica Kholine.
Formato: Tomo, 152 páginas.
Precio: 14,95 €.

 

El dichoso coronavirus no solo ha retrasado novedades sino también nuestro acceso a algunas cosas, prefiero esperar y comprar en mi tienda habitual, y ello ha producido un pequeño retraso en las reseñas, así que estos días nos pondremos con lo que había quedado de Aftershock, empezando por una que ya había salido en enero de este año. El segundo y último volumen de Insexts era uno de los que más ganas tenía de leer, el primero comenzaba como una historia extraña, ambientada en el siglo XIX, de dos mujeres que se aman y se podían convertir en bichos, una especie de body-horror con asesinatos, sexo y mucha tensión, pero que hacia la mitad daba un pequeño giro que podríamos calificar de “aveturesco”, tornando en una especie de Buffy Cazavampiros victoriano. El tomo ya no era tan extraño y místico como parecía en un principio, perdía algo de la originalidad inicial, pero las autoras conseguían mantenernos sobre sus páginas especialmente gracias al buen desarrollo de los personajes, que se correspondían con diferentes posturas en cuanto al papel de la mujer en la sociedad, primando mostrar el radicalismo machista de la época oponiéndolo a los protagonistas, que daban diferentes motivos para abrazar la igualdad conciliadora.

La serie había evolucionado en el primer tomo, ahora toca ver que nos tienen preparadas las autoras para el segundo. Marguerite Bennett (Bombshells, Batwoman) es una de las grandes autoras de Aftershock, gracias a su triunfo con Animosity y los spin-offs, la serie más larga que tienen hasta el momento y una de las que más ha atraído al público, pero Insexts fue la primera que realizó para esta editorial. Ariela Kristantina sigue al dibujo para poner punto ¿y final? a su obra, con un dibujo en la misma línea, muy gráfica en las partes de terror o sexo, un estilo algo alejado del habitual aunque una narración que no destaca demasiado pero con un pequeño bajón con respecto a la anterior entrega, quizás puede ser por el color de Jessica Kholine, que ya sustituía a Bryan Valenza al final del primer tomo y se notaba.

El anterior tomo nos había contado una aventura casi completa, que acababa con Lady Berham en una crisálida, ahora ella, Mariah y el pequeño Will se mudan a París para recuperarse de la lucha contra la Arpía, pero su vida allí será menos tranquila de lo que parece. Las autoras toman lo que a mi parecer es una decisión sabia, volver al tono de los primeros números, aunque el esquema sigue el mismo modelo que el primer arco argumental la historia no se hace repetitiva, es decir, comenzamos con ese mismo tono cercano al terror y acabamos con una aventura, que llega tras la investigación de unas desapariciones, con su pelea y su violencia, pero el peso detectivesco se reduce aún más que en el anterior tomo y hay más acción.

Lo importante es que se mantiene el estilo en los diálogos, algo imprescindible ya que daba a esta serie un plus especial, convirtiéndola en una pieza mucho más reflexiva de lo que originalmente podía parecer. Continuamos con una reivindicación más apegada a su época, siguiendo la línea marcada por Mary Wollstonecraft un siglo antes, en la que aseguraba, muy acertadamente pues ya está más que demostrado, que la mujer no es inferior sino que no tiene las mismas oportunidades para estudiar, entre muchas otras cosas. Si bien en el anterior tomo las autoras se mostraban más puramente cercanas al trabajo de Wollstonecreft, al hablar de la racionalidad de la mujer, en esta historia hacen más referencia a cómo ellas estaban apartadas también del mundo del arte, teniendo que disfrazarse para poder recibir clases o realizando exposiciones clandestinas.

Para este nuevo entorno se necesitan nuevos personajes, en este sentido la historia es un poco más pobre que la anterior ya que solo tenemos a Phoebe, una artista y gran luchadora que da inicio a la trama al ser la cuidadora de Will. Será ella la que de pie a la trama y su importancia será crucial. No obstante no hay que confundir pobreza en los secundarios con pobreza en las conversaciones, como decía, siguen siendo el punto fuerte de la narración, y se da algo más de importancia a las argumentaciones de los villanos, todos ellos muy bien contextualizados al tomar como referencia el preponderante pensamiento misógino de la época. La mujer como pertenencia, como objeto, la mujer perfecta definida como una estatua o su dibujo en un lienzo, “mudas y castas” dicen y en ello las quieren convertir, esta vez en un sentido más literal que nunca.

No obstante, aunque hay violencia y venganzas, el mensaje que quieren transmitir las autoras es el del feminismo, la de la conciliación por la igualdad, la de la no diferencia y la de ser una(o) por si misma(o), un mensaje que se extiende a todo ser humano (y no tan humano). Esto se refleja sobretodo en la última parte, la lucha contra la segunda antagonista de la historia, en este caso una diosa, en cuyo fondo podemos ver una gran crítica al robo de arte a otras culturas, especialmente el expolio realizado por las grandes potencias europeas que quedaban impunes.

Las últimas páginas están dedicadas a un epílogo que realiza una especie de ruptura de la cuarta pared para jugar con el lector, a la par que deja una puerta abierta a más aventuras, pero sin que quede ningún hilo suelto, dando un final que cierra esta nueva historia. Y no me importaría leer más, Insexts da un poco de todo, tiene una pizca de originalidad, personajes atractivos, un dibujo mejorable pero que no está mal, sobretodo el color, y le dota de un toque diferente, además de unos diálogos maravillosos. El primer tomo me gustó un poco más que este, pero resulta una serie bastante recomendable.



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