Javier Vázquez Delgado recomienda: Cuadernos ucranianos y rusos
Edición original:Quaderni ucraini e russi Omnibus ITA, Coconino Press
Edición nacional/ España:Salamandra Graphic
Autor:Igort
Formato:Cartoné, 356 Páginas
Precio:25€
¿Qué fue la Unión Soviética? ¿Cómo se vivió esa experiencia que se prolongó más de setenta años?
Salamandra Graphic acaba de publicar Cuadernos ucranianos y rusos. Vida y muerte bajo el régimen soviético. Se trata de un volumen que recopila los dos reportajes en forma de novela gráfica que realizo el autor italiano de orígenes rusos Igort, seudónimo de Igor Tuveri (1958). El primero nos cuenta la vida en Ucrania bajo el régimen comunista centrándose en el Holodomor (la hambruna en Ucrania de 1933 provocada por Stalin), la ocupación nazi y el accidente nuclear de Chernóbil. Mientras que la segunda trataba sobre la Rusia actual centrandose en el asesinato de la periodista y activista rusa Anna Politkóvskaya en 2006 y la guerra de Chechenia. Ambas son dos grandes ejemplos de las posibilidades del cómic como vehículo periodístico, ya que las dos están construidas gracias a los testimonios y documentos que el autor recopiló en su estancia de dos años tanto en Ucrania como en Rusia y Siberia. Nos cuenta los hechos tal cual se los contaron, sin hacer ningún tipo de valoración, simplemente siendo el cronista de lo que sucedió. El resultado son dos testimonios durísimos y desgarradores de las miserias que son capaces de infligir a su población los regímenes políticos con independencia de su base ideológica.
Estas dos novelas gráficas son la prueba de la importancia de la memoria, algo que nunca debería perderse. Pero también de la importancia de dar voz a quienes nunca la han tenido, puesto que la ‘Historia’ con mayúsculas acostumbra a dejar de lado las pequeñas historias con minúsculas que la componen. Y sobre todo nos nuestra como viven la Historia a las personas anónimas que la sufren y a los que siempre les roban el derecho a contar su historia. La visión que se nos da en ambos reportajes está llena de objetividad y distancia, provocada por ser Igort un extranjero ajeno a lo que ocurrio. Cede la voz a todos los implicados y haciéndose a un lado dejando que los sucesos y los protagonistas anónimos tengan todos los focos. La forma de narrar cada uno de los distintos segmentos que componen las dos obras varía en función de lo que necesite. Ambas obras pueden parecer un collage de historias aparentemente inconexas, pero cuando se contemplan en su totalidad nos dan una visión certera y amplio de las realidades que pretenden mostrar, sin caer en ningún juicio de valor. Igort nos deja a nosotros esa responsabilidad.
Cuadernos ucranianos
Distrito de Vysokopolsk, el 16 de febrero de 1933, en Zagradovka, murió el joven Nicolái, de 12 años, perteneciente a una familia de campesinos pobres. La madre, F y su vecina, Anna S., cortaron en pedazos el cadáver y los sirvieron con la comida que habían preparado.
El origen de Cuadernos ucranianos fue el proyecto de un cómic que Igort quería hacer sobre el escritor Antón Chéjov tomando como base las distintas casas en las que había vivido, todas ellas esparcidas por la antigua URSS. Para documentarse viajo a Ucrania y allí vio de primera mano la miseria en la que estaba sumido el antiguo granero soviético. Así que se comenzó a interesar por su historia reciente entrevistando a la gente con la que se cruzaba, en particular con los que vivieron en los años 30 del siglo pasado. Esas historias hicieron que dejara de lado a Chéjov para centrarse en un reportaje en forma de cómic sobre la vida en Ucrania bajo el régimen de la URSS.
La obra está formada por las cuatro entrevistas que realizo Igort a cuatro supervivientes de aquellos años, intercaladas entre ellas nos muestra documentos de la las autoridades de la época y artículos periodísticos que nos dan la versión oficial de los que sucedió. Ambas partes se diferencian por un estilo gráfico y narrativo distinto, mientras las entrevistas son un cómic clásico, Igort nos nuestra los informes de una forma similar a un libro ilustrado donde las imágenes del hambre y miseria son en un blanco y negro tan sobrio y frío como el lenguaje que emplean los funcionarios.
Gracias a Igort conocemos la vida de Serafina Andréyevna, Nicolái Vasílievich, María Ivánovna y Nicolái Ivánovich, cuatro ucranianos anónimos pero que sirven de reflejo de la vida de todos los ucranianos durante el último siglo. La obra se centra sobre todo en el Holodomor que sucedió en 1932 cuando Stalin creó el programa de colectivización de las tierras. Los campesinos ucranianos con tierras, los llamados kulaks, se opusieron, pero no eran grandes terratenientes, puesto que la mayoría solo poseían unas pocas tierras y animales con las que malvivían. A pesar de todo, Stalin lo impuso por la fuerza convirtiendo esas propiedades en campos de trabajo llamados Koljós, pero para lograrlo cerró las fronteras de Ucrania, expropio todo el gramo, maquinaria y ganado, además de deportar a miles de personas, provocando un genocidio por la terrible hambruna, que tuvo como resultado muchos casos de canibalismo y necrofagia. La hambruna, las enfermedades provocadas por la desnutrición y la violencia, tanto estatal como la generada por la miseria, acabaron con una cuarta parte de la población. Pero Ucrania también se vio golpeada las atrocidades que cometieron los nazis durante la ocupación, las condiciones laborales de la industrialización forzada o las consecuencias, presentes todavía, del accidente de la central nuclear de Chernóbil. Igort nos nuestra todas las visiones que hay en la Ucrania actual, incluso la de los nostalgicos de la vida durante los años de la URSS.
Cuadernos rusos
¿Mi vida? Considero que todo lo que ha sucedido y lo que he visto en Chechenia me han hecho más sabia…mejor persona.
Cuadernos rusos: la guerra olvidada del Cáucaso apareció dos años después de Cuadernos ucranianos. Su origen se remonta una presentación en Paris en la una mujer se acerco a Igort y le dio un papel con un número de teléfono al que debía llamar. Al otro lado del aparato estaba Galia Ackerman, la traductora francesa y amiga íntima de Anna Politkóvskaya, la periodista de Novaya Gazeta conocida por oponerse al régimen de Putin, asesinada el 7 de octubre de 2006 en el ascensor de su casa.
La novela gráfica comienza con la visita que autor hizo al lugar de los hechos, para posteriormente abandonar cualquier protagonismo y centrarse en la vida e investigaciones de la periodista y las atrocidades cometidas durante la Guerra de Chechenia contra la población civil por ambos bandos. En Cuadernos rusos Igort usa los mismos documentos, informes y partes médicos que uso Anna Politkóvskaya para denunciar los excesos que Rusia cometió en la guerra de Chechenia y hace una continuación de su trabajo. Como en Cuadernos ucranianos la novela gráfica entremezcla testimonios de los afectados por esos abusos con informes y noticias de los hechos que narra, además de escanas claves de la vida de la periodista durante los años previos a su asesinato. Hace tiempo que la búsqueda de la verdad se paga muy caro en Rusia y todos los que han perseguido esclarecer los hechos lo han pagado caro. El caso de Anna no fue el único asesinato político que se cometió ya que lo mismo sucedió con el exagente de la KGB Aleksandr Litvinenko (muerto por envenenamiento de polonio), Anastasia Babúrova, periodista en prácticas de Nóvaya Gazeta, y el abogado Stanislav Markélov que colaboró con Anna. Una crónica de la vida en la Rusia de nuestros días, una dictadura vestida de democracia donde la libertad está en serio peligro, mientras la comunidad internacional mira para otro lado.
Igort tiene muy claro quiénes son los malos y se posiciona a favor de las víctimas, pero eso no es óbice para que nos cuente de la historia con objetividad. Además de las barbaridades que cometió el ejército ruso, también nos narra algunas de los actos terroristas que cometieron los chechenos como el asedio al teatro Dubrovka en 2002 o de la matanza de la escuela de Beslán en 2006. Somos espectadores directos de esos actos terribles, que Igort nos enseña con toda su crudeza, sin recrearse en la violencia, pero que dejan ver la facilidad del hombre para cometer todo tipo de actos inhumanos. Los testimonios de algunos soldados rusos son algunas de las escenas más escalofriantes que se pueden ver en un cómic. También nos pone en antecedentes de los orígenes del conflicto entre los dos países, ya que como buen reportaje lo que busca es la verdad de la manera más justa y objetiva posible.
Salamandra Graphic nos ha traído una gran edición que cuenta con un diseño precioso y muy buena reproducción. Este mes también han reeditado 5 es el número perfecto, así que esperemos que en los próximos meses veamos algunos de los trabajos de Igort que siguen inéditos en nuestro país.
Cuadernos ucranianos y rusos es un trabajo periodístico de primer nivel sobre la vida en ambos países en el último siglo. Igort nos nuestra un trabajo honrado, objetivo y muy necesario para conocer la realidad gracias los testimonios de primera mano de las personas que han vivido las situaciones que las dos obras denuncian. Un ejemplo perfecto de la capacidad del cómic como vehículo narrar cualquier cosa.
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