Javier Vázquez Delgado recomienda: Berserker

Edición original: Berserker #’s 0-6 USA, Top Cow.
Edición nacional/ España: Panini Cómics.
Guion: Rick Loverd.
Dibujo: Jeremy Haun.
Color: Dave McCaig.
Rotulación: Troy Peteri
Formato: Tomo en tapa dura.
Precio: 19,00 €.

En el afán por hacer de este rincón de información uno lo más variado posible, uno trata siempre de estar pendiente de los lanzamientos en nuestro país y dentro de lo posible acercarse a todos ellos. Y es con esa labor con la que uno va identificando los dejes y tendencias de las distintas editoriales. Pero hay veces que uno se encuentra con cosas que lo descolocan, que le hacen preguntarse cuál es la estrategia detrás del movimiento, la explicación para ciertas decisiones que desde la cómoda bancada del lector se ven incomprensibles.

Hoy hablamos de Berserker, un cómic estadounidense recién llegado por sorpresa a nuestro país de la mano de Panini Cómics. Y digo por sorpresa porque nada parecía predecir su llegada. No hablamos de una serie actual, pues se estrenó allá por 2009 de la mano de Top Cow; de hecho, ya se editó en España dentro de aquella línea llamada Colección Made in Hell de Norma Editorial. Tampoco hablamos de un proyecto con unos autores especialmente en boga como para rescatar sus obras antiguas. Ni siquiera es una historia que (al menos que sepamos) vayamos a ver trasladada a la gran o pequeña pantalla, ayudada por la fiebre de los estudios por localizar la nueva gallina de los huevos de oro en la industria de las viñetas. Pero vaya, aquí está desde este mes de julio en flamante cartoné, así que dediquémosle un rato para ver qué nos ofrece.

Berserker nos cuenta la historia de Aaron y Farris, dos hombres que de un día para otro se encuentran con sus vidas patas arriba tras descubrir y experimentar una increíble rabia que reside en su interior que los vuelve extraordinariamente poderosos y terroríficamente agresivos con cualquiera que se cruce en su camino. Cada uno por su lado, tratan de comprender sus poderes y decidir qué hacer con respecto a las dos organizaciones que los acechan con el fin de sumarlos a sus filas y usarlos para sus intereses. ¿Pero cómo saber cuál de ellas tiene buenas intenciones? De hecho, ¿cómo saber si alguna de ellas las tiene?

La historia que nos ocupa nació originalmente como un proyecto para la pequeña pantalla. Su guionista, Rick Loverd, era un escritor con cierta experiencia en series de televisión que dio a luz un guion sobre una historia de acción y violencia bruta inspirada en mitos nórdicos. Este guion no llegaría a encontrar su lugar, pero sí llegaría a las manos del actor Milo Ventimiglia, por aquella época en un buen momento de su carrera gracias a su participación en la serie Heroes. El intérprete californiano vio potencial en la historia, de modo que junto a su amigo y socio en la productora DiVide Pictures, Russ Cundiff, decidieron contactar con Loverd y proponerle llevar su idea al mundo del cómic bajo su mecenazgo. El cajón de arena para jugar fue Top Cow, la editorial de Mark Silvestri, y tras escanear el mercado en busca de artistas terminaron dando con el nombre de Jeremy Haun, dibujante que ha desarrollado una extensa carrera en los últimos años y al que hemos podido ver en series como The beauty o The red mother.

Cuenta Loverd que su primera versión del guion para el cómic regresó con más anotaciones en rojo que el propio texto original. El autor no tenía experiencia en un medio como el cómic, y es algo que, a pesar de todos esos ajustes que llevaran a cabo sus editores, se nota profundamente. Berserker es un cómic apresurado y frenético, con el foco puesto constantemente en las escenas de violencia macarra y sangrienta pero que no se toma un minuto para presentarnos a sus personajes y ayudarnos a sumergirnos mínimamente en la trama. Como hemos comentado, la historia nace como reimaginación moderna de los mitos nórdicos, con cada personaje representando a dioses y demás deidades del panteón escandinavo. La idea, como suele suceder con los mitos clásicos, tiene potencial para desarrollar una historia interesante, pero su ejecución hace aguas por todos los lados. En una trama en la que los protagonistas se ven invadidos por una furia y una fuerza sin igual que los convierte en un peligro mortal para todo el que esté cerca, incluidos sus propios seres queridos, uno esperaría cierto espacio para la introspección y la emotividad, pero ni mucho más lejos. Solo con decir que un personaje le arranca la cabeza a alguien cercano en sus primeras páginas y que prácticamente no aparece un momento de pena o remordimiento, ya queda todo dicho.

Narrativamente encontramos además muchas carencias técnicas. La presentación de las dos historias protagónicas se desarrolla en forma de narraciones alternas que resultan aturulladas y confusas. Además, esta obra peca de exceso del uso de cajas de aclaración temporal: anotaciones del tipo “más tarde”, “unas horas después”, etc., en su mayoría tremendamente innecesarias y que denotan una gran falta de oficio a la hora de orientar al lector por la línea temporal de la obra sin necesidad de una sobreexposición algo sonrojante. Me viene a la mente cómo James Stokoe es capaz de narrar en Aliens: Órbita muerta dos líneas temporales distintas prácticamente sin una línea de diálogo con una simplicidad pasmosa, mientras que aquí llegamos a encontrar incluso más de una nota temporal en una página.

En el aspecto artístico tampoco hay muchas flores que echarle a la obra. Además de las hipervitaminadas portadas de Dale Keown con aroma noventero, el dibujo de Jeremy Haun en esta obra es poco destacable. No es un artista por cuyo estilo sienta especial devoción, sus rostros me parecen algo carentes de expresividad, pero sin duda está mucho mejor en otros trabajos como The beauty. La falta de expresividad en Berserker es mucho más flagrante, y aunque el artista se lo pasa en grande desmembrando y salpicando las páginas con vísceras, su capacidad para dibujar acción no es destacable y se percibe agarrotamiento en los movimientos de sus personajes. La sosa y poco inspirada paleta de colores elegida por Dave McCaig termina de poner el broche a un trabajo muy insípido.

Berserker es una obra de la que no hay mucho que salvar, y ello me lleva a preguntarme: ¿qué ha motivado su publicación? Estoy seguro de que los movimientos editoriales no siempre son tan evidentes como nos parecen a los consumidores y que puede haber muchos factores que se nos escapen, como imposiciones de la empresa matriz, o quizás ciertos contratos que requieran la compra de productos menores para llevarse licencias más jugosas. Pero en cualquier caso, y desde la seguridad que me da esa ignorancia, no puedo dejar de preguntarme cuál es la estrategia que sigue aquí Panini, especialmente teniendo en cuenta que la serie tiene un final abierto que no se vio continuado en Estados Unidos (y no tiene pinta de que vayamos a verlo). Sorprende ver que le dediquen esfuerzos a un producto tan menor y fuera de timing, mientras un pedazo de obra como Kill or be killed de Brubaker y Phillips sigue pendiente de su tercer tomo con la serie finalizada en EEUU desde 2018, o la faena de dejar I hate Fairyland de Skottie Young sin su cuarta y última entrega. Es evidente que con Marvel la editorial italiana tiene trabajo y mercado de sobra en nuestro país, pero con el momento tan dulce que vive el cómic independiente estadounidense creo que poner cariño y dedicación a esta parte del catálogo siempre debería ser beneficioso.



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