Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNCine – Crítica de Tenet, de Christopher Nolan

Dirección: Christopher Nolan.
Guion: Christopher Nolan.
Música: Ludwig Göransson.
Fotografía: Hoyte van Hoytema.
Reparto: John David Washington, Robert Pattinson, Elizabeth Debicki, Dimple Kapadia, Michael Caine, Kenneth Branagh, Aaron Taylor-Johnson, Clémence Poésy, Himesh Patel, Andrew Howard, Yuri Kolokolnikov, Martin Donovan, Jonathan Camp, Fiona Dourif, Wes Chatham, Marcel Sabat, Anthony Molinari, Rich Ceraulo, Katie McCabe, Mark Krenik, Denzil Smith, Bern Collaco, Laurie Shepherd.
Duración: 150 min.
Productora: Syncopy Production, Warner Bros.
Nacionalidad: Reino Unido-Estados Unidos.

“No hace falta que lo entiendas, sólo siéntelo”

Cuando a finales del año pasado en el programa Zona de Cañas mi compañera Mònica Rex me preguntó por los estrenos más esperados de 2020, lo tuve claro: Dune, de Denis Villeneuve y Tenet, de Christopher Nolan. Sin embargo, me sorprendió la respuesta de algunos compañeros ante mi segunda elección. No fue, hasta ese mismo momento, que empecé a darme cuenta de cierta animadversión que genera el cineasta británico en un porcentaje significativo del gran público.

Desde que debutara en 1998 con la semidesconocida Following, Nolan ha ido cosechando éxito tras éxito. Memento, Origen, Interstellar o la trilogía de El caballero oscuro han situado al director nacido en Londres como uno de los más cotizados en el presente siglo. Gracias a su innegable talento ha sabido conjugar de manera magistral el cine de autor y el cine más palomitero. Con un atractivo y complejo punto de partida, Tenet es un ejemplo más de como una película puede resultar espectacular y desafiante a partes iguales.

Tres años habían pasado desde el estreno de Dunkerque, último trabajo dirigido por Nolan. Su aproximación a la Segunda Guerra Mundial supuso una rara avis en una carrera destinada a indagar en lo más profundo de nuestra psique mientras trastea con las leyes del tiempo y el espacio. Como buen prestidigitador (bien podría haber sido uno de los protagonistas de El truco final), Nolan trastea con la realidad, retorciéndola de forma traviesa para presentar propuestas que resultan de lo más irresistibles. Obviamente, nada de esto tenía lugar en la mencionada cinta bélica. Sin embargo, a nivel técnico Dunkerque rozaba la perfección y tanto la fotografía, como la banda sonora y el sonido vuelven a resultar capitales en Tenet para que la experiencia pueda ser 100 % inmersiva.

Pongamos que hablo de DC. Mucho se había especulado con Tenet una vez se hizo público el proyecto. Desde que podría tratarse de una secuela de Origen hasta que podría ser una nueva versión de Green Lantern. El rumor situaba a Robert Pattinson cerca del Cuerpo Espacial de vigilantes intergalácticos y la realidad es que ha acabado convirtiéndose en el hombre murciélago. Quienes hayan seguido la carrera de Christopher Nolan, sabrán que el director de Insomnio firma la mayoría de los libretos de sus películas. El guion de Tenet estuvo ensombrecido por una neblina hasta que vio la luz el primer tráiler. Sin tener muy claro a dónde nos quería llevar con esta nueva historia, pocos avances más necesitamos para comprobar que la inversión temporal iba a jugar un papel clave. Como ocurriera en el relato OPMEIT, firmado por el gran Karle Xaw y que quien escribe estas líneas recomienda fervientemente, el tiempo en Tenet es muy relativo.

En un doble combo, Nolan actualiza el cine de espías y los viajes temporales adaptándolos al siglo XXI. Desde que estamos sentados en nuestras butacas y se apagan las luces, somos testigos de un trepidante tour de force que exige la atención constante del espectador. Tenet funciona a modo de río sinuoso que cuenta con varios rápidos susceptibles de hacernos volcar. Hoy más que nunca tenemos que hablar de primeras impresiones a la hora de abordar esta reseña. Para valorar Tenet en su justa medida son necesarios varios visionados más que nos permita comprobar la solidez de su guion o, si, por el contrario, hace aguas en sus continuas idas y venidas.

A riesgo de que se nos vaya la pinza, Nolan parece dirigirse al espectador en un par de ocasiones. “Te duele la cabeza ¿verdad?” o “No hace falta que lo entiendas, sólo siéntelo” son indicaciones claras en caso de colapsar. Be wáter, my friend, que diría Bruce Lee. No obstante, uno de los mantras repetidos por parte de sus opositores es que Nolan sobreexplica hasta la saciedad lo que está ocurriendo, reduciendo la interpretación del espectador al mínimo. Pues bien, no sabemos si con máscara de Guy Fawkes o sin ella, pero parece que Christopher Nolan se ha tomado la revancha ofreciéndonos un producto dispuesto a devanarnos los sesos. En las antípodas del cine de Nolan nos encontramos la filmografía de David Lynch, cargada de surrealismo y simbolismos varios. Pues bien, no sabemos si de manera casual o no, la máscara utilizada en Tenet recuerda de manera sospechosa a la que portaba Dennis Hopper en Terciopelo azul y el efecto de hablar al revés fue un recurso habitual en la sala de espera de Twin Peaks. ¿oste ne odreuca ed siátse oN?

Doppelgängers al margen, en Tenet queda claro que nosotros somos nuestros propios enemigos. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad y el hecho de utilizarlo para nuestros propios intereses puede suponer, paradójicamente, el fin de la existencia. Tenet juega en la misma liga que Origen. Nolan trastea con el mando a distancia consiguiendo escenas, como la persecución en la autopista, que quedarán para el recuerdo. Aunque de forma diferente, como ya pasara en Mr. Robot, Tenet distorsiona la realidad y eso provoca que nuestra comprensión se tambalee. Siguiendo en la pequeña pantalla, para aquellos que busquen emociones fuertes, la tercera temporada de Dark puede hermanarse con Tenet en cuanto a complejidad.

Como es habitual en su filmografía, Nolan saca músculo en cuanto a exteriores. Italia, Estonia, India, Noruega, Inglaterra… escenarios de lo más variopinto donde desarrollar la acción. Si alguien puso en duda la posibilidad de un James Bond negro (ansiamos ver a Idris Elba a los mandos de un Aston Martin), John David Washington tira por la borda pensamientos del siglo pasado. El hijo mayor de Denzel Washington, que se fogueó en la serie televisiva Ballers y se graduó con Infiltrado en el KKKlan, realiza una sobria interpretación copando la mayor parte del protagonismo. Mientras sigue habiendo voces en contra de su elección como Bruce Wayne en la próxima película de Matt Reeves, Robert Pattinson sorprende a una parte del público que sólo le recordaba por las olvidables entregas de la saga Crepúsculo. Sin embargo, en los últimos años, el actor inglés ha demostrado su innegable talento en películas independientes como High Life o El faro. Siguiendo en el terreno interpretativo nos encontramos con Kenneth Branagh como villano de la función (algo que ya ocurrió en la inefable Wild Wild West). El director de Thor da vida a un traficante de armas que maltrata a su mujer (Elizabeth Debicki) y está obsesionado con su salud. Branagh, que ya había trabajado con Nolan en Dunkerque, parece que se esté especializando en acentos. Si en Tenet el inglés suena a ruso, cada vez que Branagh se mete en la piel del detective Hercules Poirot su deje tiene un poso belga.

Del resto de secundarios destacaremos al veteranísimo Michael Caine, habitual en la filmografía de Nolan, Clémence Poésy (actriz francesa que dio vida a Fleur Delacour en la saga Harry Potter) y Aaron Taylor-Johnson, a quien conocemos principalmente por protagonizar las dos entregas de Kick-Ass. Ninguno de los tres tiene excesivo peso en la trama, pero son acompañantes de nivel, aunque bien es cierto que otras películas del realizador británico han contado con un reparto más extenso y espectacular.

Open your mind. Para desatar el enrevesado nudo que se nos presenta no basta con ser espectadores pasivos. Si aún no te has acercado a ver Tenet, te recomendamos que te alejes del mar de teorías que inunda las redes sociales. Ve la película y saca tus propias conclusiones. Para comprobar si las piezas encajan correctamente debemos ser nosotros quienes hagamos la prueba del algodón. Giros de guion haberlos, haylos, pero ¿cómo de agujereados están? El título de la película, Tenet, es un símil de lo que nos vamos a encontrar; un enorme palíndromo con forma de pinza depilatoria.

Hablábamos antes de la experiencia sensorial que supuso ver Dunkerque en el cine. Para Nolan, el sonido es un pilar importantísimo en su filmografía. Su cine puede gustar más o puede gustar menos, pero su arrolladora apuesta audiovisual es siempre impecable. Tenet es una película que debemos ver en pantalla grande sí o sí. A pesar de no contar con Hans Zimmer en la banda sonora, el compositor sueco Ludwig Göransson (ganador del Oscar por Black Panther) firma una partitura que encaja como anillo al dedo y se postula como heredero natural de Zimmer en futuras colaboraciones con Christopher Nolan. Algo que, desde Interstellar, lleva haciendo Hoyte van Hoytema de manera brillante como director de fotografía.

Tenet es una ambiciosa producción, con una trama laberíntica que amenaza con volarnos la cabeza. Una vez superemos el desconcierto inicial, entraremos de lleno en un gigantesco gif que apetece ver en bucle. Como ya hiciera en Memento y Origen, Nolan deforma la narrativa convencional para crear un universo propio. 2020 estaba siendo el año del coronavirus y pobre de aquel que osara plantar cara a la terrible amenaza. A pesar de la incertidumbre generada, con multitud de estrenos retrasados, Warner Bros. ha dado un golpe encima de la mesa llevando a carteleras una película que, lejos de ser olvidada, promete dejar un eco infinito. El debate sobre el cine de Nolan siempre estará ahí, pero lo importante es que siga existiendo.



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