Javier Vázquez Delgado recomienda: Dcsos Inmortales #1 – Drama, redención y muertos vivientes

Dcsos: Inmortales 01 de Tom Taylor y Karl Mostert

Ser un héroe es fácil cuando todo va bien. Pero cuando todo empieza a torcerse es cuando realmente importan las decisiones que tomamos. Tom Taylor (el escritor al alza del momento) entiende esto como nadie, como bien demostró en Injustice, un clásico de la última década en la que Superman se convierte en un dictador mundial. En Dcsos, la premisa apocalíptica era bien distinta: ¿qué pasaría si una infección provocada por la ecuación de la anti-vida convirtiera a los superhéroes de DC en muertos vivientes? Sin entrar en el terreno de los spoilers puede decirse que Taylor ofreció una de las mini-series más emocionantes de los últimos años (y su secuela, actualmente en publicación, cada vez se hace más y más grande en todos los aspectos). No obstante, un cierto tipo de personaje quedó muy apartado de la trama principal: los villanos. De ahí este spin-off.

La trama es sencilla, pero elocuente y bien escrita: en un mundo sumido en el caos y sin posibilidad de salvación, un grupo de secundarios de lujo (incluidos famosos villanos pero también anti-héroes) deben encontrar la manera de superar sus propias taras y miedos para sobrevivir.

Algunos de los villanos de esta primera entrega.

La acción se sitúa entre la primera y la segunda parte de esta epopeya. Es por ello que el lector se sentirá irremediablemente perdido si no hay leído la primera parte (la cronología de la epopeya es compleja y Taylor ha dejado los suficientes huecos como para asegurarse un buen puñado de historias en los próximos años). De todos modos, que nadie se espere aquí la socarronería y la auto-parodia de Robert Kirkman en Marvel Zombies. Las historias de Taylor duelen, importan y sangran.

Si hubiera que ponerle un pero al asunto sería este: quizás no es el tipo de dibujo que esperaríamos para una obra como esta. En ese sentido la (por otro lado espectacular) portada elegida por ECC engaña bastante.

Nos encontramos con un Karl Mostert muy próximo en su tratamiento de la anatomía a las propuestas de Image o de Chris Burnham (por tener un referente más cercano) que al costumbrismo hemofílico de Charlie Adlard o Sean Philips. La paleta de colores de Rex Lokus es sorprendente, extraña y convincentemente luminosa.

Nada que objetar en cualquier caso al apartado gráfico, si uno lo piensa con detenimiento: al fin y al cabo, nos encontramos frente a una historia de superhéroes (o supervillanos) clásica…recubierta con algo que querríamos pensar que es sirope de fresa.

Lo mejor

• El emotivo guion de Tom Taylor.
• Algunos momentos que te encogen el corazón por su crudeza.
• Saber que a partir de aquí la cosa sigue mejorando.

Lo peor

• Que algunos personajes aparecen en esta serie y completan su historia en Hope at the worlds end.
• Por lo demás, es un cómic perfecto para pasar un buen rato.



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