Javier Vázquez Delgado recomienda: Legión de Superhéroes #01

Edición original:Legion of Super-Heroes núms. 1-3 USA.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guion: Brian Michael Bendis.
Dibujo: Ryan Sook, Travis Moore.
Entintado: Wade Von Grawbadger.
Color: Jordie Bellaire.
Traducción: Francisco San Rafael Simó.
Formato:Rústica, 80 págs. A color.
Precio: 8,50 euros.

La historia de la Legión viene de lejos. Fue en 1958 en el Adventures Comics #247, cuando se presentó al grupo de la mano de Otto Binder y Al Plastino. Fue una fugaz historia en al que sus tres miembros fundadores visitaban, venidos del lejano siglo XXX, a Superboy y lo invitaban formar parte de su grupo. El impacto entre los lectores fue tan grande que en 1959 volvieron a aparecer en la serie, concretamente en el Adventures Comics #267, en lo que fue el principio de una popularidad que no dejaba de crecer. Tanto que de forma progresiva fueron ganando protagonismo y ampliando la información inicial de los miembros de la llamada Legión de Superhéroes. Fueron tiempos gloriosos que se nutrieron activamente de la fiebre que asolaba a los norteamericanos en aquellos días, la carrera espacial. Todo lo referente al espacio, a otros mundos, a la alta tecnología, fascinaba a los lectores que devoraban con adicción las múltiples propuestas culturales que llegaban a los quioscos. La ciencia ficción adquirió una popularidad enorme y la Legión la fusionaba con los superhéroes, que gozaban de una merecida Edad de Plata desde su revitalización en el mítico Showcase #04. Eran el pack perfecto.

La Legión gozó de los guiones de un jovencísimo Jim Shooter de 14 años en 1966, en el Adventures Comics #346, y obtuvo serie en solitario, aunque fuera en el formato de limitada, en 1973. El empuje de la colección y del grupo entre los aficionados era constante gracias al trabajo desarrollado entre 1973 y 1978 por Cary Bates, Dave Cockrum, Mike Greel, Jerry Conway y Paul Levitz.

Los años 80 fueron los años dorados del grupo, con Levitz, Broderick, Lightle y Giffen expandiendo el concepto de forma exponencial. Fueron los años en los que la Legión y Los Titanes eran las series estrella de la DC Comics.

Tras Crisis, Giffen, se hizo cargo de otra etapa mítica del grupo en solitario, para comenzar la que sería una travesía por el desierto, con diversos relanzamientos (Hora Zero) e intentos por devolver la grandeza a un grupo que tiene el favor de los fans, pero no así el de las ventas. Autores como Mark Waid, Dan Abnett, Geoff Johns y durante los Nuevos 52 de nuevo Levitz y Giffen, han batallado por lograr mantener al grupo de forma regular en las tiendas. Y sin embargo el éxito les resulta esquivo.

Con Renacimiento llegó de nuevo la esperanza.

El grupo debe lidiar con vivir 1000 años en el futuro, con las consecuencias que eso puede tener a nivel de continuidad. Luchar contra el embravecido océano de dicha continuidad le supone muchas veces acabar siendo relegado, y maltratado, editorialmente, por lo que el trabajo de Johns en el especial de Renacimiento donde se podía ver a Saturn Girl de nuevo encerrada en Arkham, abrió las puertas a la especulación.

La Legión regresa de la mano de Bendis, varios años después del trabajo desarrollado por Johns, y lo hace presentándose previamente en la serie de Superman para dar el salto a su propia serie regular escrita por Bendis y dibujada por Ryan Sook (encargado de rediseñar a los nuevo Legionarios). La incógnita acompaña a la esta nueva serie, pues captar y recuperar la esencia del grupo no es tarea fácil. Adaptar a los nuevos tiempos su concepto, sin dejar de lado la ciencia ficción y lo que es más importante, su lado humanista. Algo fundamental en la serie es como los legionarios se relacionan entre ellos, cooperan y sueñan con un mundo mejor. ¿Será Bendis el guionista capaz de recuperar estos valores?

ECC ha optado por publicar la serie en cómodos tomos de tres números. La decisión resulta muy acertada dado el estilo narrativo del guionista de Naomi, que lo apuesta todo a una narración descompresiva, lo que hace que la lectura mensual sepa a poco. Unir tres entregas ayuda a saborear mejor la serie y la experiencia es mucho más satisfactoria.

El trabajo de Bendis en la serie dista de buscar emular antiguas fórmulas. No estamos frente a una Legión clásica, ni en fondo ni en forma, con todo un entorno nuevo, con ciertos aspectos de diseño y forma anclados en el pasado, pero con la mirada puesta en mirar al futuro de manera clara, directa y sin complejos.

Acercarse a la serie esperando tener entre las manos la misma Legión de los años ochenta puede llevar a una decepción. Bendis diseña la historia alrededor de la llegada de Jon al grupo y enfoca todo a través de una trama de la que poco se desgrana, siendo todo un paseo turístico por el grupo, al que se presenta de manera activa mediante el uso de una buena solución narrativa: todos los legionarios llevan su nombre flotando en la espalda, de manera que poder identificarlos resulta algo más sencillo para los no versados en el grupo.

Hay un interesante juego con los veteranos que es el de identificar a lo legionarios sin recurrir a esta herramienta visual. Hay casos muy evidentes, pero otros, el rediseño es más extremo y cuesta más saber quien en quien en algunos momentos. Pero esto forma parte de la esencia comentada del grupo, por lo que debe ser experimentado como algo positivo.

En el apartado narrativo la serie se mueve al ritmo característico de Bendis, con profusión de diálogos, con acciones separadas de legionarios seleccionados para ello (algo que también se hacia con frecuencia en los años 80). La interacción de los distintos miembros de la Legión, en manos de Bendis, se muestra eficaz y dinámica, mientras han de lidiar con los planes de Mordru y su obsesión con un objeto del pasado de importante poder.

Y en medio de todo, Jon Kent, puente entre el lector y la Legión, que deambula a través de este nuevo escenario en el que la Tierra dista de ser lo que es en la actualidad. Su visión fascinada por todo lo que rodea al grupo vienen a ser la inserción que Bendis desea hacer de las emociones de los lectores en la obra. El desequilibrio que se siente entre lo que se narra y lo que se siente es notable. La inocencia de Jon contrasta con la imagen de los legionarios que lo tratan con cierta condescendencia, aunque veneran su valor dentro de la historia. Un contra punto que abre al lector la oportunidad de no ver a Superboy como el eje central de la serie, algo que ocurría con demasiada frecuencia en los primeros años del grupo. Ahora Superboy es uno más, un novato que necesita de tiempo para aclimatarse a su nueva situación. Un mensaje para el lector en toda regla.

Bendis es muy consciente de que se mueve en un terreno muy resbaladizo con esta serie. Los aficionados a la Legión son un público muy exigente y duro con ciertas propuestas, por lo que el guionista se balancea con sutilidad entre lo nuevo y lo antiguo, sin supeditarlo todo a lo que fue en su día. Es un malabarismo complejo que en este primer número funciona bien. Sin embargo, debe mejorar aspectos que sin duda necesitan de más rodaje para manifestarse de forma abierta y pueda valorarse si la esencia, la coherencia del grupo, sigue lo suficientemente sostenida por los pilares que lo caracterizan, al tiempo que busca su propia esencia.

Gráficamente la serie goza de un apartado visual de nivel gracias al trabajo de Sook. Sin embargo, Sook pronto se queda corto a la hora de mantener la exigencia mensual y debe ser acompañado por Travis Moore. Moore logra una transición muy fluida entre los dos artistas, por lo que no se penaliza, en exceso, la lectura de la obra. En ambos casos el nivel que muestra la serie globalmente es alto, con una propuesta narrativa curiosa en disposición de viñetas, que permiten a Bendis poder incrustar sus múltiples bocadillos de texto.

El trabajo de Sook en el rediseño de los legionarios, como ya se ha comentado, es soberbio, pues en todos hay rasgos reconocibles de sus anteriores uniformes. En algunos casos ha optado por una reducción de los mismos, mientras que en otros lo apuesta todo a una exageración de sus principales atributos, pero en general es un trabajo refrescante.

La Legión vuelve a tener serie regular y eso es motivo de alegría, pero queda mucho por andar y ver como Bendis es capaz de continuar controlando la situación. Escribir con éxito la Legión no está al alcance de cualquiera y Bendis no ha brillado mucho cuando ha trabajado con grupos. La serie exige paciencia y mente abierta, para disfrutarse. No estamos ante la legión de antaño, ni se debe recuperar tal versión, pero posee el ADN necesario para poder encontrar su propio sitio y sobre todo su propia voz en los tiempos que corren. Han pasado cuarenta años y en tanto tiempo han pasado varias generaciones de lectores. Es el tiempo de una nueva Legión.

Imágenes comparativas uniformes extraídas de: CBR



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