Javier Vázquez Delgado recomienda: Doctor Muerte 1. Pottersville

Edición original:Doctor Doom 1-5.
Edición nacional/ España:Panini Cómics.
Guion:Christopher Cantwell.
Dibujo:Salvador Larroca.
Formato:Tomo, 136 páginas.
Precio:14€.

Dentro del vasto Universo Marvel existen personajes más interesantes que otros, más clásicos o emblemáticos que otras de sus creaciones. Ocurre tanto con los héroes como con los villanos. Pero entre estos últimos, y con permiso de Norman Osborn, de Kang el Conquistador o incluso de Magneto, tengo bastante claro que el Doctor Muerte gana en popularidad y atractivo. Y es que, el máximo dignatario de Latveria, hechicero a la par que científico, poseedor a la vez de un conocimiento místico sin paragón, y de una mente preclara que le permite abrazar las innovaciones de la ciencia más desconocida, hace tiempo que dejó de ser la némesis de los Cuatro Fantásticos para ser más mucho más.

Y no solo como enemigo de Los Vengadores en varias ocasiones. El Doctor Muerte, tan pagado de sí mismo que raras veces habla sobre su ser en primera persona, pero tan humano que no es capaz de superar la envidia que tiene hacia Reed Richards y que lo consume desde hace años, o el rechazo de Susan Storm, o la pérdida de Valeria, su primer amor. Factores todos ellos que lo hacen muy atractivo para el lector, que es posible que al ver que existe una nueva colección sobre el personaje, corra a la librería a comprarla.

Pues bien, comencemos por decir que esta colección parte del nuevo estatus de Víctor Von Doom, según el cual ya no es el antihéroe que poco a poco se fue construyendo tras el final de las Guerras Secretas de Hickman, si no el monarca latveriano que todos conocíamos, tal y como Dan Slott dejó claro (con bastante poco acierto) en sus Cuatro Fantásticos. Sea como fuere, en este tipo de universos todo cambia para jamás cambiar, así que tarde o temprano sabíamos que íbamos a volver al Doctor Muerte de siempre.

La trama arranca con un acto terrorista del que se acusa al propio Muerte, el cual no es el responsable, al menos esta vez, y luchará por lavar su nombre buscando a los verdaderos culpables. Además se introduce un nuevo rival e incluso puede que interés romántico para el personaje, ahondando una vez más en el clásico discípulo de Muerte que lo venera pero a la vez ansía su poder.

Todo esto junto, y con un guión bastante convencional y no muy sorprendente por parte de Christopher Cantwell, hace que estemos ante un cómic que no dice absolutamente nada, que no entretiene
lo suficiente, y que da la sensación de estar leyendo algo que hemos leído muchísimas veces, pero sin ese toque de novedad aunque sea en la forma de enfocar la historia que haga que el cómic en cuestión nos interese.

Panini es consciente de ello, y por eso no saca la serie en grapa o en tomo en tapa dura, si no en el tomo en tapa blanda al que están destinadas hoy en día las colecciones menos afortunadas de la actualidad marvelita que por lo menos hace que resulten más baratas para su comprador.

Eso sí, en lo relativo al dibujo, la colección cuenta con Salvador Larroca, nuestro veterano paisano, lo que hace que en ese sentido, el tomo tenga un profundo atractivo. Y es que, el dibujo de Larroca siempre es un aliciente muy recomendable para adquirir un cómic del tipo que sea. Larroca es un experto en lo suyo, con un estilo clásico que ha sabido evolucionar perfectamente hacia los cánones actuales pero sin perder personalidad, otorgándonos unas imágenes y escenas que quedan inevitablemente en la retina.
Una obra tan solo recomendable para fans acérrimos del personaje, o del estilo de un Salvador Larroca que sigue en muy buena forma.



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