Javier Vázquez Delgado recomienda: Conan the Barbarian, 50º aniversario. Homenaje y presentación

A veces, a pesar de las circunstancias adversas, las cosas salen bien“.
Roy Thomas


Toda decisión acarrea algunas consecuencias previsibles y otras absolutamente impredecibles. Pero no todas las elecciones son de la misma importancia.
Esta mañana, al escoger el color del jersey que me ponía seguramente no estaba tomando una determinación que pudiese marcar mi futuro, ni tan siquiera el rumbo del día. En cambio, en 1971, en una reunión que tuvieron en las oficinas de Marvel Comics el editor Stan Lee y el guionista Roy Thomas para discutir la continuidad de la revista Conan the Barbarian, allí sí se extrajeron conclusiones que tuvieron consecuencias muy trascendentes y que acabaron influyendo en muchos más aspectos que en el devenir de una colección; sus efectos fueron palpables, incluso trascendentales, en la modesta pero fértil historia del comic book norteamericano de la segunda mitad del siglo XX.

En aquella época las cifras de ventas llegaban con meses de retraso y solo fue, coincidiendo con la salida del #07 de la colección, cuando los ejecutivos de la editorial conocieron que las cifras de Conan the Barbarian eran a la baja. Stan Lee se planteó cerrar a cabecera y así asignar al dibujante Barry Smith – que estaba empezando a deslumbrar a todo el mundo con su trabajo – a otros quehaceres más superheroicos. Sin embargo, la encendida defensa de la serie que llevó a cabo Thomas, en la reunión antes citada, y las dudas de Lee le dieron a la colección una prórroga de varios números que se acabaron convirtiendo en decisivos ya que las ventas se recuperaron hasta el punto que con los años Conan the Barbarian fue uno de los comic books con mejores dividendos de la editorial…
Hay decisiones y Decisiones.

CONAN THE BARBARIAN. AQUÍ EMPEZÓ TODO

Pero el proyecto de adaptar los relatos escritos en los años treinta por Robert E. Howard y publicados en la revista Weird Tales no tuvo una génesis fácil. Tanto a Martin Goodman como Stan Lee, responsables editoriales de Marvel Comics, les seducía la idea de abrir un frente nuevo en la compañía con un comic book de fantasía heroica, pero no confiaban mucho en su capacidad de ventas por lo que asignaron al proyecto un presupuesto menor. Esto obligó a su editor, Roy Thomas, a reducir costes y por esto empezó a escribirlo él mismo para ahorrarse un sueldo de guionista. Además, en un primer momento intentó adaptar la serie de relatos Thongor de Lemuria, escrita por Lin Carter, previendo que el precio de los derechos sería más bajo que los de Conan el cimmerio, pero el representante del escritor no aceptó la oferta de Thomas. Finalmente el albacea de los derechos de R.E. Howard accedió a la adaptación de la serie hyboria a cambio de un precio más o menos razonable y el proyecto arrancó. La elección del dibujante también estuvo sujeta a vaivenes económicos y el primer escogido – John Buscema – no quiso bajarse el sueldo ni tampoco la segunda opción – Gil Kane – por lo que Thomas pensó en un principiante inglés con el que había trabajado en un one-shot de fantasía heroica y que, por supuesto, aceptó encantado las austeras condiciones económicas de Marvel.

Portada de Conan the Barbarian #01. Barry Smith y otros

Tras todas estas decisiones, el primer número se publicó con fecha de octubre de 1970 y con el paso de los años la colección fue marcando tendencia tanto en su propia editorial como en las competidoras.
La repercusión que este comic book ha tenido en el mundo editorial norteamericano ha sido amplia y profunda. Dentro de la misma editorial, en Marvel Comics, se han publicado varias colecciones más del personaje como The Savage Sword of Conan, una excelente revista en blanco y negro con contenidos algo más atrevidos, también Conan the Adventurer, Conan the Savage o King Conan. Además, su éxito impulsó a La Casa de las Ideas a adaptar a otros personajes creados por el escritor R. E. Howard o sus seguidores como Kull el Conquistador, Red Sonja e incluso Solomon Kane. Existió una comic strip de la serie que permaneció en los periódicos poco más de dos años y medio; del 4 de septiembre de 1978 al 12 de abril de 1981. Los autores iniciales fueron Roy Thomas y John Buscema para ser reemplazados por otros en poco tiempo. Y tampoco se podría entender el nacimiento y la trayectoria de una revista como Epic Illustrated sin la enorme influencia de la fantasía heroica que Conan the Barbarian ayudó a consolidar.

Fuera de Marvel, podemos encontrar series como la saga de Elric of Melniboné publicada inicialmente por Star Comics y luego de Dark Horse. En DC publicaron series como The Warlord de Mike Grell; Claw the Unconquered de Micheline y Chan; Arak, son of Thunder del propio Thomas con Ernie Colon; Beowulf de Uslan y Villamonte y algunas más que intentaron seguir la estela del cimmerio, consiguiéndolo solo la primera – en parte – por ser la más alejada y original en su concepto y con una realización inteligente y atractiva. Incluso existen algunas series que partiendo de unas premisas paródicas del género y sus protagonistas han conseguido consolidarse como productos de alta calidad con planteamientos originales, nos referimos por supuesto a Cerebus de Dave Sim y Groo the Wanderer de Sergio Aragonés.
A partir de la segunda mitad de la década de los setenta, el concepto conocido como fantasía heroica se instaló definitivamente en la cultura de masas del mundo occidental y su influencia se ha extendido a todos los géneros y a todos los medios. Conan the Barbarian de Marvel Comics no fue la primera, pero sí la más importante y, sobre todo, la más decisiva.

Portada de Conan the Barbarian #133. Gil Kane

Argumentalmente, la serie narra la vida de Conan el cimmerio, desde sus primeras escaramuzas en las tierras del norte – Cimmeria, hiperbórea o Aesgard – hasta su incursión en los Reinos Hyborios en los que llegará a ser rey del más importante llamado Aquilonia. A diferencia de otras colecciones, Conan the Barbarian intenta seguir un orden cronológico en la vida del protagonista, abarcando su adolescencia y su madurez. En esta cabecera veremos a Conan convertirse en vagabundo, ladrón, mercenario, espía, pirata e incluso revolucionario, dejando para otras cabeceras como La espada salvaje de Conan o Conan Rey sus facetas más tardías de usurpador y monarca.

La etapa más trascedente es la que abarca del #58 al 100 – con la salvedad de los episodios comprendidos entre el #79 al 83 – donde su destino se alía con la princesa pirata llamada Bêlit, con la que mantendrá una relación amorosa estable. Durante estos 37 episodios, Conan ayudará a la aventurera a saquear la Costa Negra que abarca desde Argos, pasando por Estigia y acabando en los Reinos Negros y también a vengar la muerte de su padre, el rey de Shem, destronado por los seguidores de sus vecinos de Estigia. Finalmente, tras los trágicos y crueles sucesos del #100 de la colección, Conan vuelve a vagabundear en solitario en busca de su fortuna y con la vaga premonición de que algún día reinará su propio territorio.

AUTORES Y NÚMEROS

Pongamos la publicación en su contexto; los números son espectaculares.
La cabecera de la editorial Marvel con título Conan the Barbarian tiene fecha de salida de octubre de 1970 y de finalización en diciembre de 1993. Durante su existencia se publicaron 275 números que, salvo el primer semestre y los números 14 y 15, fueron mensuales. Normalmente el comic book constaba de 36 páginas de las que entre 19 y 24 correspondían a la historia y el resto eran para la publicidad y otros menesteres.
Además, la colección incluye doce anuales publicados entre 1973 y 1987 y cinco Giant-Size Conan de 68 páginas que salieron al mercado en los años 1974 y 1975.

El principal escritor de la cabecera fue, sin duda, Roy Thomas que guionizó los episodios comprendidos entre el número 01 al 115 y posteriormente del 240 hasta el 275 y último. Además, Thomas ejerció de editor de la serie en sus primeros diez años. Otros guionistas destacados fueron J.M. DeMatteis (#116 y 118 al 130); Bruce Jones (#131 al 134; 136 al 144 y 147 al 149) o Jim Owsley – que después se llamó Christopher Priest – que escribió del #172 al 213, entre otros guionistas.

En el apartado gráfico el rey de la colección es sin duda John Buscema, que se encargó de los lápices y la narrativa de la mayoría de los primeros doscientos números. Sus registros son impresionantes. Debutó en el número 25, de abril de 1973, y dibujó la serie hasta el 190 de enero de 1987. Se encargó de un total de 136 números con algunas interrupciones esporádicas, la más larga de ocho episodios. Su definición del personaje se hizo icónica y es la base de casi todas las versiones posteriores.

Barry Windsor Smith – entonces simplemente Barry Smith – creó gráficamente al personaje y se encargó del arte de los episodios comprendidos entre el 01 al 16 y del 19 al 24. Smith sentó las bases de la colección y la elevó hasta unas cotas de gran calidad artística realmente inusuales para la época. Gil Kane dibujó el 17 y el 18 y también el período comprendido entre el #127 al 134. Neal Adams, Pablo Marcos o Jim Starlin se encargaron de episodios sueltos y Howard Chaykin del segmento comprendido entre el #79 al 83. Tras la marcha de Buscema la parte gráfica de la colección recayó en las manos de Val Semekis que realizó el intervalo de capítulos comprendido entre el #191 y el 220, salvo el 201. Otros dibujantes con etapas significativas fueron Gary Hortle (#237 al 247) y Mike Docherty (#248 al 275) aunque la nómina de artistas esporádicos es aún más larga y, en algunas ocasiones, sorprendente.

LA FUERZA DE UNA ESPADA

Mirándolo todo con la perspectiva que dan cincuenta años, podemos ver que la serie sufrió a lo largo de sus más de trece años de existencia los lógicos altibajos creativos de una cabecera tan longeva. Sin embargo el nivel medio de casi todas las etapas siempre ha sido bastante alto, especialmente cuando el encargado literario era Roy Thomas y, casi siempre, ha contado con artistas que han podido dar una visión coherente y atractiva del personaje y su entorno ficticio.
La etapa inicial de Barry Smith, La Guerra de Tarim, la larga saga de Conan y Bêlit o el puñado de episodios dibujados por Gil Kane, son momentos estelares de una colección que ha contribuido decisivamente en ampliar los horizontes temáticos y estéticos del comic book norteamericano de las décadas del setenta y ochenta del siglo pasado.

Portada de Conan the Barbarian #275. Colin MacNeil

Por su quincuagésimo aniversario, en Zona Negativa hemos querido homenajear el nacimiento de la cabecera Conan the Barbarian y también recordar algunos aspectos derivados que han surgido a partir de ella, como otras colecciones en Marvel, películas del personaje o versiones de otras editoriales. Por ello hemos decidido dedicar todo el día de hoy a publicar artículos dedicados a este personaje. Ahora más que nunca, larga vida a Conan el Bárbaro y que Crom no se inmiscuya en nuestros asuntos, que es lo más benévolo que se puede esperar del adusto dios de los cimmerios.

Salut!



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