Javier Vázquez Delgado recomienda: El fénix en la espada, de Robert E. Howard

ROBERT E HOWARD

Robert E.Howard nació el 22 de Enero de 1906, en Peaster, Texas.

Cinco años antes se había descubierto el primero pozo de petróleo en el estado: el detonante de un proceso de industrialización que cambiaría para siempre la faz de Texas. Aún hoy resulta muy difícil imaginar las despiadadas tierras de Aquilonia, Valusia o Hyperborea y no pensar en el polvo manchado de petróleo de la arisca Texas.

Siendo Howard muy niño, su familia se mudo hasta Cross Plains, donde el escritor viviría durante toda su vida. Crecería entre los primeros hombres encargados de explotar los pozos de Texas: pioneros rudos, duros, sucios, asilvestrados. Hombres de frontera, en definitiva, a los que Howard imbuiría en un futuro de un espíritu trascendentalista que sería la base de los Conan, los Kull y los Solomon Kane. Como apunta Francisco Calderón (1): “Enfrentado a multitud de enemigos naturales y sobrenaturales, el rey Kull representa la limpieza de espíritu del buen salvaje frente (y al frente de) la decadente civilización”.

Otro de los aspectos que nos permitirá comprender mejor a Conan (poeta, guerrero y rey) es el peculiar carácter de su creador cuando joven. Howard era un tipo bastante grande, y al parecer era un buen boxeador. Pero su obsesiva relación con una madre posesiva le convirtió en un ser tímido y neurótico.Howard no sería el primer marginado del mundo que encontrara un refugio en la literatura y la fantasía. No obstante, en su época y en su tiempo se combinaron dos factores que acabarían por convertirle en un icono (casi contracultural) del siglo XX: su genio autodidacta y la explosión de los medios de comunicación de masas.

EL PULP

Tal y como señalan Diego Mollá (2) y Javier Jiménez Barco (3) el pulp tiene su origen en los penny dreadfuls británicos y en las dime novels norteamericanas que narraban las aventuras de figuras míticas del Oeste como Búfalo Bill o Billy el Niño. Sin duda, estos antecedentes nos permiten tender un puente muy convincente con los relatos del héroe bárbaro. Un héroe bárbaro que logró hacerse un hueco en un mercado en expansión.

A mediados del siglo XIX la industrialización y el desarrollo de la vida urbana trajeron consigo una mayor esperanza de vida, un crecimiento drástico de la población y la normalización de la jornada de trabajo regulada y delimitada por horarios. La “jornada de trabajo” es el origen de su opuesto social: el “tiempo libre” o “tiempo de ocio”. El “tiempo de ocio”, a su vez, necesitaba ser llenado con algo. Ese “algo” resultaron ser los medios de comunicación de masas: el cine, los periódicos, la radio…y la literatura sensacionalista. O sea, el pulp. A nivel técnico (más allá o más acá de la definición de Fernández Porta del pulp como sótano oscuro del pop) el pulp se caracteriza por el planteamiento de fórmulas muy bien definidas y delimitadas.

De un modo un tanto chusco, podría argumentarse que estas fórmulas tenían en común los siguientes rasgos:
-El entretenimiento como objetivo último.
-Una focalización en la acción externa, en lugar de en el conflicto interno.
-Un lenguaje sencillo y directo, sin florituras narrativas.
-Un gusto por lo obsceno, lo sexual y lo perverso.
-Un desarrollo del género (western, terror, policiaco, ciencia ficción, etc).

En relación con esto último hay que destacar que los principales referentes del pulp eran obras de género. Destacan Una princesa de Marte y Tarzán de los monos de Edgar Rice Burroughs, La máquina del tiempo de H.G.Wells, los relatos de Edgar Allan Poe, los libros de Julio Verne, los cuentos de Ambrose Bierce y el ciclo de aventuras de Sherlock Holmes escrito por Arthur Conan Doyle. También los clásicos del terror sobrenatural como El castillo de Otranto, Frankenstein, El doctor Jekyll y Mister Hyde o Drácula.

Clásica portada de Frank Frazetta para Una princesa de marte. John Carter es un claro predecesor de Conan.

Pero si de referentes estamos hablando, no podemos olvidar las aportaciones del terror gótico decadentista. El wendigo de Algernon Blackwood, El reino de la noche y La casa en el confín de la tierra de William Hope Hodgson, El gran dios Pan de Arthur Machen o Cuentos de un soñador de Lord Dunsany tienden un puente entre la exploración psicológica de Poe y el “alto pulp” (las comillas son mías) que encarnaron Robert E.Howard, Clark Ashton Smith y H.P.Lovecraft. El santo triunvirato del pulp, podría decirse.

De Smith (de joven conocido como “el Keats del Pacifico”) hay que destacar su talento y su imaginación puramente visual. De su pluma y de sus descripciones surgieron muchos de los conceptos que nutren los cuentos de Lovecraft y de Howard. Entre Una cita en Averoigne y los cuentos de Solomon Kane pueden tenderse fuertes puentes. Ocurre lo mismo entre el ciclo de Poseidonis y el ciclo de Kull. Por no hablar de que el ciclo más conocido de Smith lleva por nombre Hyperborea: un continente prehistórico sacudido por las nieves eternas.

En la recience recopilación del ciclo de Hyperborea realizada por la editorial Valdemar puede leerse esta acertada glosa en la contraportada: “De formación autodidacta, apasionado desde su infancia por el exotismo y la erudición, a los diecisiete años ya había publicado poemas y relatos en distintas revistas. Animado por Lovecraft, su amigo y admirador epistolar, Smith se convirtió en prolífico autor de cuentos de terror y fantasía extraña, llegando a publicar más de doscientos relatos en este y otros géneros afines. […] Son cuentos teñidos de exotismo, ironia y crueldad, que rivalizan en su propio e inconfundible estilo con las odiseas bárbaras de Howard y los horrores cósmicos de Howard.”

El joven Clark Ashton Smith.

De Lovecraft queda poco que decir a estas alturas. Stephen King, Guillermo del Toro o Alan Moore son simples seguidores de Lovecraft. Ese es el nivel. Hasta cierto punto, su estilo podría definirse como un “terror existencialista”. El horror en cuentos como El color que cayó del cielo (mi favorito de entre toda su producción), En las montañas de la locura o Herbert West proviene de la repentina toma de conciencia de la insignificancia de la existencia humana en el marasmo del cosmos. Este giro copernicano en las coordenadas del terror se construye, además, con un dominio absoluto de la construcción de atmosferas…la savia de la literatura de horror, en palabras del propio Lovecraft.

Howard y Lovecraft eran muy amigos. Compartían frustraciones personales (como Howard, Lovecraft era un ermitaño solitario atormentado por una familia tóxica) y mundos subcreados. Se retroalimentaban el uno al otro y mantuvieron una extensa correspondencia.

H.P.Lovecraft.

L.Sprague de Camp dedica su biografía de Lovecraft “a los tres mosqueteros de Weird Tales: H.P.Lovecraft, Robert E.Howard y Clark Ashton Smith”. La emotiva dedicatoria viene al caso porque estos tres autores publicaron lo mejor de su producción en Weird Tales, revista que había nacido en 1923 y que caminó con decisión hacia su primera bancarrota a lo largo de 1924.

La nefasta gestión editorial había sido la culpable, y en cuanto el editor fue despedido la dirección editorial pidió a Lovecraft (quien ya había escrito algunos cuentos para la revista como Dagon o Encerrado con los faraones) que ocupara el puesto. Lovecraft se negó, pero siguió escribiendo cuentos y pidiendo a sus amigos que hicieran lo mismo.

Entre ellos estaba Robert E.Howard, quien publicó su primer relato en 1925: Spear and fang, un cuento sobre un hombre primitivo. En los diez años siguientes las principal fuente de ingresos de Howard serían los relatos para el pulp, especialmente Weird Tales. En líneas generales (Howard publicó multitud de relatos centrados en géneros como el policiaco, el western e incluso el pornográfico) puede dividirse la obra del escritor de Texas en los siguientes ciclos:

Ciclo de Conan, compuesto por los siguientes relatos escritos entre Diciembre de 1932 y Octubre de 1936:
-El fénix en la espada
-La ciudadela escarlata
-La torre del elefante
-El coloso negro
-Xuthal del crepúsculo (La sombra deslizante)
-El estanque del negro
-Ladrones en la casa
-Sombras de hierro a la luz de la luna
-La reina de la Costa Negra
-El diablo de hierro
-El pueblo del círculo negro
-Nacerá una bruja
-Los sirvientes de Bit-Yakin
-Más allá del río negro
-Los antropófagos de Zamboula
-La hora del dragón
-Clavos rojos

Posteriormente, los seguidores de Howard añadirían otras historias al canon, como La hija de los gigantes de hielo o El dios del cuenco. Llama la atención que cada uno de estos relatos esté ambientado en una época distinta de la vida de Conan y que aun así (y aun habiéndose publicado sin un orden cronológico) mantengan una unidad y una coherencia absolutas. Como si alguien estuviera dictando a Howard el contenido de sus cuentos…una impresión que el propio Howard declaró haber experimentado en ocasiones.

No se pueden obviar dos aportaciones fundamentales de Howard al canon de la Edad Hyboria:

-El famoso ensayo La Edad Hyboria y el conocidísimo poema Cimmeria (la traducción es de Cristina Macias):

Yo recuerdo
los bosques oscuros que cubrían los cerros sombrios;
la perpetua bóveda de nubes grises,
los turbios arroyos que bajaban silenciosos,
y los vientos que susurraban por los desfiladeros.

De horizonte en horizonte,
de cerro en cerro, de ladera en ladera,
cubierta por árboles tristes,
asi era nuestra adusta tierra.

Asi, cuando un hombre
trepaba a un pico escarpado
y oteaba,
solo veia el horizonte interminable,
de cerro en cerro,
de ladera en ladera,
todos ellos del mismo color.

Tierra triste, que parecia reunir a los vientos,
nubes y sueños que rehuyen al sol,
las ramas agitadas por el viento solitario
y, por doquier, los bosques oscuros, olvidados por el palido sol;
que de los hombres arrancaba chatas sombras;
la llamaban Cimmeria,
tierra de Oscuridad y Noche.

Fue hace tiempo, lejos de aqui.
He olvidado el nombre que me dieron los hombres.
El hacha y la lanza de punta de silex son como un sueño,
y las cacerias y guerras una sombra.

Solo recuerdo la quietud de esa sombria tierra;
las nubes eternas sobre los cerros,
la media luz de los bosques eternos.
Cimmeria, tierra de Oscuridad y Noche profunda.

Como curiosidad, el personaje de Red Sonja no forma parte del canon literario de Conan. Sonja fue protagonista de un relato titulado La sombra del buitre. En él, Sonja la roja (un personaje histórico real) debía defender Viena del asedio turco a mediados del siglo XVI.

-Ciclo de relatos del rey Kull de Valusia:
-El reino de las sombras
-Los espejos de Tuzun Thune
-El altar y el escorpión
-La ciudad negra
-Por este hacha gobierno
-La maldición de la calavera dorada
-El gallo de Delcardes
-Exilio de Atlantis
-La calavera del silencio
-El golpe del gong
-Espadas del reino purpura

Kull es un antecedente claro de Conan. No solo sus biografías son muy similares (de guerrero vagabundo a mercenario, de mercenario a capitán, de capitán a derrocador de tiranos, de derrocador de tiranos a rey), sino que su carácter y su manera de relacionarse con el poder parten de los mismos parámetros básicos. Kull vivió en el mismo mundo que Conan (unos cuantos miles de años antes), y El fénix en la espada es una reelaboración de Por este hacha gobierno.

Ciclo de Solomon Kane:
-Sombras rojas
-Calaveras en las estrellas
-Resonar de huesos
-La luna de calaveras
-Las colinas de los muertos
-Los pasos en el interior
-Alas en la noche
-Cuchillas de la hermandad
-La mano derecha del destino
-Los jinetes negros de la muerte
-El castillo del diablo
-Los hijos de Asshur
-Halcón de Basti

A mi entender la aportación literaria más interesante de Howard, por el soplo de aíre fresco que supone para el pulp la ambientación de estas historias: la Inglaterra isabelina y puritana y el África negra, profunda e inexplorada.

-Ciclo de Brank Mak Morn:
-Caballeros de la noche
-El hombre oscuro
-Gusanos de la tierra
-Hombres de las sombras
-Brank Mak Morn
-Hijos de la noche

Brank Mak Morn es un bárbaro que lucha contra la opresión de tropas romanas en la época de la conquista de Britania. En cierto modo, en él habitan las mismas pulsiones que hacen latir los corazones de Kull y Conan.
Kull es un antecedente directo de Conan. Kull también aparece en algunos relatos de Brank y de Solomon Kane. No es descabellado pensar que todos los héroes de Howard son en realidad aspectos de un mismo personaje: un héroe eterno. Y no es descabellado pensar, entonces, que Robert E.Howard inventó este concepto New Age veinte años antes de que Michael Moorcock creara a Elric de Melniboné.

LA RESEÑA

Al comienzo de El fénix en la espada, Conan tiene más de cuarenta años y está bien asentado sobre el trono de Aquilonia después de derrocar al rey Numenides. No obstante (en una curiosa ruptura del punto de vista), el protagonismo no le pertenece a él sino a los conspiradores que buscan asesinarlo: Ascalante, Volmana, Gromel, Dion y Rinaldo, el juglar. Entre ellos también se encuentra Toth Amon, brujo estigio e inmortal enemigo de Conan.

Howard nunca recibió clases de literatura ni de escritura. No acudió a la universidad y aprendió por su cuenta. Es algo evidente, para bien y para mal. El tono ampuloso y los diálogos rimbombantes demuestran cierta aparatosidad. Esta impresión se refuerza con elección por parte de Howard de un narrador omnisciente bastante incómodo. Por supuesto, estos “detalles” quedan enseguida diluidos en cuanto Conan entra en escena.

No es difícil entender porque el bárbaro se ha convertido en un icono del siglo XX. Es la articulación del idilio perpetuo de Howard con la masculinidad. Es un rey. Un hombre fuerte, inteligente, pasional. “Pertenece al sol y al viento de las montañas”. Es todo lo que nos gustaría ser…y está cansado. Es un tropo viejo, muy viejo. Quizás Conan sea la versión norteamericana del héroe más viejo de la historia de la humanidad: Gilgamesh. Quizás Conan sea, sí, una combinación perfecta del buen salvaje de Rousseau y del superhombre de Nietzsche, pasado por el filtro del pulp. ¿Desde qué otra óptica podrían entenderse declamaciones como esta?:
“Un gran poeta es más grande que cualquier rey. Sus canciones son más poderosas que mi cetro. Casi se me salía el corazón del pecho cuando cantaba contra mí. Yo moriré y seré olvidado, pero las canciones de Rinaldo vivirán por siempre.”

Después de que Rinaldo le haya apuñalado en las costillas, Conan y Howard volverán sobre el mismo tema con cierta jocosidad:
“¡Curad primero las heridas del costado! Rinaldo me escribió una canción de muerte allí y la pluma estaba muy afilada.” (4)

¿No nos parece ver en estos parlamentos de Conan al estoico definitivo, al Marco Aurelio soñado? Quizás Howard no fuera un buen escritor, pero detalles como estos demuestran que era un magistral contador de historias.

Bien, en este punto tenemos claras las dos fuerzas en conflicto de la historia. Por un lado, los conspiradores: traicioneros, decadentes, urbanitas y nobles. Por otro lado, Conan: un guerrero sin igual que ríe a carcajadas y entona cantos tristes a la caída de la noche. ¿Cuál de las dos fuerzas ganará la partida por el trono de Aquilonia?

Poco a poco, se nos van revelando detalles del mundo de Conan. Se describen algunos países, algunos pueblos, algunas costumbres. A uno se le queda por dentro una sensación de indefinible tristeza, porque en los cuentos de Conan ocurre un poco como en El señor de los anillos: da la impresión de que se ha llegado demasiado tarde para todo (5).

En Aquilonia el verdadero peligro se esconde entre las cortinas de los palacios. El mal (antropomorfizado en monstruos y engendros más antiguos que el mismísimo tiempo) está enterrado a muchas brazas de profundidad, y solo despierta si es convocado. ¿A alguien le suena algo de esto? En efecto. Lovecraft. Es imposible entender al escritor de Texas sin contemplar el rostro del escritor de Providence. La distancia entre los dos amigos es prácticamente teológica. Debemos detenernos en esto y comprender sus diferencias.

Thomas Giorello adaptó al cómic El fénix en la espada para la editorial Dark Horse.

La primera diferencia tiene que ver con las prioridades. El foco de Lovecraft se sitúa sobre los monstruos, sobre los engendros. Aunque la naturaleza cuasi-metafísica de Cthulhu, Yog-Sothoth y los demás nos hace olvidarlo, estos dioses espaciales no dejan de ser monstruos. Si entendemos el monstruo como metaforización de impulsos inconscientes, claro. Yo lo entiendo así, y estoy seguro de que Lovecraft también (6). Las prioridades de Howard están en otro lugar muy distinto. Los relatos de Conan son, ante todo y aunque parezca sumamente estúpido, relatos de Conan: una reflexión sobre lo que Howard creía que definía la verdadera humanidad.

En suma, el objeto último de la literatura de Lovecraft es el miedo, mientras que el objeto último de la literatura de Howard es la esperanza. No obstante, ambos parten desde una posición externa a la cultura: ambos son forasteros en tierra extraña…que se distinguen respecto a su creencia en la posibilidad de cambiar su situación ontológica. Esto último constituye la segunda diferencia. Howard, aunque alienado, aún cree en la posibilidad de la Gracia (aunque esa posibilidad no pueda darse más que en su imaginación). Para Lovecraft la Gracia nunca ha existido.

Pero en fin. Sigamos con la historia. Conan se va a dormir y en el sueño recibe la visita del viejo Epimetreus, el sabio, muerto hace cinco siglos. Estas son las palabras de advertencia que le dirige:
“Hay mundos oscuros que el hombre desconoce, por los que andan monstruos informes; se trata de demonios que pueden ser atraídos desde los Vacíos Exteriores para que adopten una forma material y destrocen y devoren bajo las órdenes de magos malignos”.

Lovecraft de nuevo. Conan se despierta con una espada en la mano. Esa espada tiene un fénix grabado en su empuñadura. De ahí el título del cuento. Epimetreus eligió con acierto la noche en la que debía advertir de Conan: en cuanto este despierta los conspiradores entran en sus aposentos, dispuestos a matarle. El héroe bárbaro despacha a unos cuantos enemigos, pero finalmente acaban acorralándole, momento que Howard aprovecha para describir una imagen que seguro sonará a los fans de la fantasía heroica:
“Conan apoyó la espalda contra la pared y levantó el hacha. Estaba de pie, como la imagen del primitivo indomable- las piernas separadas, la cabeza echada hacia delante, una mano apoyada en la pared, la otra aferrando el hacha, con los enormes músculos de tensión, como cuerdas de hierro, y el rostro congelado en una furiosa mueca- y los ojos le centelleaban a través de la nube de sangre que estaba velándolos.”

Resulta muy interesante que Howard incluya una comparación (“como la imagen del primitivo indomable”) en la construcción de la principal imagen icónica de la fantasía heroica. Esto puede darnos una idea de hasta qué punto el pulp es un género netamente referencial: el pulp es el lado oscuro del pop, el sótano húmedo donde se materializan las pasiones reprimidas. El pop es una filia y el pulp es una fobia.

La reyerta se ve interrumpida por una sombra convocada por Toth Amon, una sombra que asume la forma de un mono gigante que acaba con una espada rota clavada en el cuello. El cuerpo del mono se deshace en una mancha oscura y Conan acaba el relato sin tener más explicaciones que las que le ha dado Epimetreus.

No obstante, en el lector queda la vaga sensación de que Conan es el elegido para acometer una tarea grandiosa.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Robert E.Howard se suicidó en Junio de 1936. Weird Tales (a punto de caer en otra bancarrota) llevaba meses sin pagarle sus contribuciones. Se estima que la publicación debía unos 800 dólares al escritor de Texas, dinero con el que Howard creía poder pagar el tratamiento médico de su madre, enferma terminal.

El día 11 de Junio una enfermera le dijo a Howard que su madre no despertaría. El hombretón (que contaba unos treinta años) se metió en su coche y se pegó un tiro en la sien.

Howard y Lovecraft eran amigos íntimos, pero nunca llegaron a conocerse en persona. El escritor de Providence murió de un cáncer intestinal en Marzo de 1937. Clark Ashton Smith colgó la pluma tras la muerte de sus amigos. Weird Tales se sumió en una lenta decadencia y murió en 1954.

(1) En Las crónicas nemedias, p.83 (Dolmen, 2008).
(2) En Robert E.Howard: Un bárbaro con miedo a morir. (Quaderns de Filologia. Estudis Literaris. Vol XIV (2009) 85-102.
(3) En Weird Tales y el pulp de fantasía y terror (Los libros de Barsoom, 2017).
(4) Todas las citas se han extraído de El fénix en la espada.
(5) En contra del tópico popular, el género de fantasía (o las mejores muestras del mismo) no trata de prodigiosos dragones, hechiceros y dioses. Muy al contrario, aborda un mundo en el que la magia ha desaparecido o está a punto de hacerlo y ya no hay dioses ni gigantes, solo hombres cansados. Ocurre esto en La Ilíada, La Odisea, Conan, El Señor de los anillos, Canción de hielo y fuego…En base a esto, ¿de qué habla en realidad la fantasía? Del inexorable paso del tiempo.
(6) Que quería metaforizar Lovecraft es una cuestión muy distinta. Que se lo pregunten a Alan Moore o a Matt Ruff.



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