Javier Vázquez Delgado recomienda: La Torre del Elefante. Roy Thomas vs. Kurt Busiek
En marzo de 1933 vio la luz, en las páginas de la revista Weird Tales, el relato La Torre del Elefante (The Tower of the Elephant), escrito por Robert E. Howard. Se trata de una historia corta ambientada en los primeros años de las aventuras de Conan.
La Torre del Elefante es una de las historias más celebradas de las protagonizadas por Conan, tanto por su calidad literaria como por los elementos particulares que aparecen en ella, aunando temas tanto de fantasía como de ciencia ficción. Dentro de la tradición de Conan, la historia está ambientada en los años en los que el protagonista ejercía como ladrón en las tierras orientales en sus primeros viajes lejos de las colinas de Cimmeria.
La historia está ambientada en la ciudad de Arenjun, La Ciudad de los Ladrones, situada en la pérfida Zamora. Un joven Conan pasa la noche en una taberna de mala muerta cuando escucha a un kothiano narrar una historia sobre una maravillosa joya llamada “El Corazón del Elefante” y otros increíbles tesoros que están custodiados en la torre del hechicero Yara. Este hechicero es temido por toda Zamora y existen oscuros rumores sobre sus temibles poderes y sobre los actos antinaturales que tienen lugar en su torre. Conan intenta conseguir del kothiano más información sobre la joya pero acaba provocando una pelea. En la confusión, Conan acaba con la vida del kothiano y desaparece en la oscuridad de la noche.
Conan se dirige a la torre mencionada porque la conoce y sabe que está poco custodiada. Una vez en el jardín de la torre Conan se encuentra con el cadáver de un guardia y descubre que no es el único que esa noche ha decido asaltar la torre y sus riquezas. El otro intruso es Taurus de Nemedia, conocido como “Príncipe de los Ladrones”. Sorprendido por la osadía de Conan, Taurus le propone actuar juntos y repartirse el botín.
Primero deberán sortear a los temibles guardianes no humanos del jardín: una manada de leones que son derrotados por la astucia de Taurus y la pericia con la espada de Conan. Ambos escalan por la fachada de la torre, engarzada de ricas joyas y piedras preciosas. En la cima, Taurus engaña a Conan y se adentra solo en la torre, pero enseguida vuelve a salir y cae muerto a los pies de Conan. El cimerio se adentra en la torre y descubre la causa de la muerte de Taurus, una gigantesca araña que guarda las riquezas guardadas en lo alto de la torre. En una desesperada batalla, Conan consigue acabar con la araña y se adentra aun más en la torre.
En las plantas inferiores, Conan descubre una extraña criatura encadenada a un trono. Tiene el cuerpo decrépito de un humano pero la cabeza gigantesca de un elefante y se llama Yag-kosha.
Yag-kosha le explica a Conan que él es prisionero de Yara desde hace 300 años y que es un ser llegado del espacio milenios atrás. Él y los de su raza se asentaron en la Tierra pero con el paso de los siglos sus congéneres fueron pereciendo hasta que solo quedó él. Yara lo descubrió y se convirtió en su aprendiz para aprender magia, hasta que le traicionó y lo encadenó en esa torre para robar sus poderes.
El alienígena ruega a Conan para que acabe con su vida y le ayude a consumar su venganza sobre el malvado hechicero. Conan accede, da muerte a la criatura y le extrae el corazón como le había indicado. A continuación Conan baña con la sangre de la criatura la joya el “Corazón del Elefante” y se dirige a los aposentos de Yara. Allí deposita la joya y despierta al hechicero quien intenta atacar a Conan. Yara se ve repentinamente reducido de tamaño y absorbido dentro de la joya donde le espera un recuperado Yag-kosha. Advertido por lo que iba a pasar, Conan abandona corriendo la torre antes de que esta se derrumbe sobre sí misma. Conan regresa a la oscuridad de la noche tan pobre como la empezó y pensando en los extraños acontecimientos que ha vivido.
La primera adaptación al cómic de La Torre del Elefante corrió a cargo de Roy Thomas y Barry Smith en el número 4 de la serie Conan the Barbarian (fecha de portada de abril de 1971). La serie con Conan como protagonista estaba dando sus primeros pasos pero ya estaba demostrando su potencial gracias a unas ventas más que aceptables.
Hasta el momento el acuerdo que habían conseguido los responsables de Marvel con los propietarios de los derechos de Conan les permitía usar al personaje como protagonista de historias creadas para la serie en cómic pero no podían adaptar los relatos escritos por Robert E. Howard. Esto cambió cuando Thomas convenció a las partes (con cierto intercambio monetario por el medio) para poder usar los relatos del autor tejano.
El primer relato escogido por Thomas para llevarlo a las páginas de Conan the Barbarian fue La Torre del Elefante. Este relato era el favorito de Thomas y además encajaba en el marco temporal de la serie ya que el guionista estaba construyendo un relato cronológico de las aventuras del cimerio.
La adaptación que hace Thomas del relato de Howard es modélica. En apenas 20 páginas condensa el relato original respetando la intensidad y el dramatismo de cada pasaje de la historia, siendo fiel a los diálogos originales y al retrato de los personajes protagonistas. Las variaciones que podemos encontrar en la propuesta de Thomas son algunas omisiones respecto al texto original que se aprecian necesarias para encajar todo el relato en un único cómic y para sortear la censura del Comic Code (hay menos sangre que en el relato de Howard). De todas formas ninguna de estas omisiones resta ni un ápice de fuerza a la historia que se erige como una de las más destacadas de estos primeros años de la serie.
Una parte importante del éxito de esta adaptación la encontramos en el trabajo de Barry Smith quien realiza su mejor trabajo hasta el momento en la serie. Destacan las páginas en las que aparece el personaje de Yag-kosha, un ser de apariencia monstruosa pero al que el artista dota de gran expresividad para transmitir su sufrimiento. También destacan las psicodélicas viñetas finales, hijas de su época pero muy efectivas y acordes con el tono del relato.
Se aprecia en esta adaptación la admiración y respeto de Thomas por la obra de Howard, realizando un trabajo impecable de traslación de un medio a otro respetando todas y cada una de las señas de identidad del material original.
El propio Thomas realizaría una nueva adaptación de esta historia en el número 24 de la revista Savage Sword of Conan, con dibujos de John Buscema y Alfredo Alcalá. Una vez más Thomas realizaría un gran trabajo que se beneficiaría de la falta de censura y del magnífico dibujo de Buscema.
La serie de aventuras de Conan editada por Dark Horse y guionizada por Kurt Busiek también contó con una adaptación de La Torre del Elefante, en concreto en los números 20 al 22.
Busiek, al igual que Thomas, estaba contando cronológicamente las aventuras de Conan pero, a diferencia del segundo, había empezado mucho antes narrando la juventud del protagonista en su Cimmeria natal. Por ese motivo, la adaptación de este relato de la época de Conan como ladrón no apareció hasta el final del segundo año de la serie.
La adaptación de La Torres del Elefante formaba parte de un arco argumental de seis números en los que Busiek narraba las andanzas de Conan como ladrón en tierras de Zamora, su llegada a la ciudad y como conseguía labrarse una reputación gracias a su osadía. La adaptación del relato de Howard correspondía a los tres últimos números de dicho arco argumental.
Lo primero que hay que destacar es que la adaptación de Kurt Busiek es tan respetuosa con el material de base como lo es la de Thomas. Se trata de un buen trabajo que no se aleja ni un ápice de la historia de Howard y que además cuanta con el lujo de poder ser fiel a ella hasta el más mínimo detalle al disponer de bastantes más páginas para desarrollar la historia (64 páginas de adaptación para un relato en prosa de 39 páginas). Esto permite a los responsables de esta adaptación explayarse en pasajes como el de la taberna, desarrollar un poco más al personaje de Taurus de Nemedia u ofrecer una visión más espectacular del relato de Yag-kosha.
Como he mencionado en el párrafo anterior, el trabajo de Busiek es bueno aunque podríamos decir que el autor juega sobre seguro al mantenerse fiel al relato de Howard pero también a las pautas establecidas por las adaptaciones previas de Thomas. Por ejemplo, Busiek prescinde de todos los personajes secundarios que había utilizado en los tres capítulos anteriores de este arco argumental y el único elemento que enlaza dichos capítulos con la historia de La Torre del Elefante es la ubicación en la ciudad de Zamora. No sé si es una decisión artística para ser fiel al original o una limitación impuesta por el tema de los derechos de la obra.
Busiek estructura su adaptación en tres actos. El primero recoge el pasaje en la taberna y culmina con el encuentro entre Conan y Taurus, y resulta demasiado alargado ya que el propio Howard despacha todo este inicio de una forma más ágil. El segundo acto resume todo el asalto a la Torre por parte de los dos ladrones finalizando tras el enfrentamiento con la araña gigante. Es en estos dos primeros actos donde Busiek se permite explayarse más que Thomas dando más cabida a las escenas de acción, sobre todo en la lucha de Conan contra el guardián de ocho patas de la torre. El último acto relata el encuentro con Yag-kosha y el desenlace final, siendo el más intenso de los tres.
En el apartado gráfico tenemos a Cary Nord quién había hecho un excelente trabajo en toda la serie y que lo vuelve a hacer en estos números. Su estilo más actual, reforzado por el excelente coloreado de Dave Stewart, resulta apropiado para modernizar el aspecto visual de la adaptación, aunque resulta menos llamativo que la propuesta de Barry Smith. Mención especial merece el pasaje donde se narra la historia de Yag-kosha que está realizado por Mike Kaluta y que cuenta con una fuerza visual deslumbrante.
El trabajo de Busiek y Nord en La Torre del Elefante se puede ver como una necesaria modernización de la adaptación original realizada por Thomas y Smith utilizando los cánones adecuados para un lector del siglo XXI (a saber, decompressive storytelling y coloreado digital). Un trabajo correcto, fiel al original pero que aporta poco a las adaptaciones previas, a diferencia de lo que los mismos autores habían hecho con otras historias de Conan brillantemente ejecutadas.
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