Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel Saga. El Asombroso Spiderman 45. Aprendiendo a Trepar
Edición original:The Amazing Spider-Man 1.1-1.5 y Amazing Fantasy 15.
Edición nacional/ España:Panini Cómics.
Guion:Dan Slott.
Dibujo:Ramón Pérez.
Entintado:Normal Lee.
Color:Ian Herring y Matt Nelson.
Formato:Tomo en tapa dura, 144 páginas.
Precio:16€.
La labor de Dan Slott al frente de la franquicia arácnida podrá gustarnos más o menos, podremos considerarla mejor o peor en función de nuestros gustos, pero de lo que no cabe ninguna duda es de que fue muy larga, permitiendo al autor aportar muchos aspectos nuevos sobre el personaje, o dirigir hacia nuevos caminos aquellos que ya conocíamos.
Pues bien, tras Spiderman Superior, colección que interrumpió la canónica del personaje, Dan Slott tenía que embarcarse en su siguiente gran etapa al frente de la vida del Peter Parker original, el cual debería reconstruirla tras todo el mal que Otto le había realizado utilizando su cuerpo. Aquello, requería una planificación y un detalle que Slott ya estaba llevando a cabo, pero Slott quería contar una historia más clásica sobre Spiderman, y el lector necesitaba leerla, aunque solo fuera por respirar un poco antes de seguir.
Así, el controvertido guionista se atrevió con contar de nuevo el origen de Spiderman, pero no la historia que todos conocíamos, si no la que ocurría en sus primeros sesenta días como héroe, aquellos que transcurrían entre la picadura de la araña y la muerte de Tío Ben, entre la obtención del poder y la asunción de la responsabilidad. El resultado fue Aprendiendo a Trepar.
Aprendiendo a trepar es una historia cerrada que puede ser disfrutada autónomamente, pero que encuentra un poco más de sentido si se es seguidor y/o conocedor de la etapa de Dan Slott, más que nada porque en las páginas de esta historia se introduce a Clash, un nuevo villano que procede de los primeros días de Peter Parker como Spiderman, gracias a la magia de la continuidad retroactiva.
Al margen de ese detalle, Aprendiendo a Trepar es una saga que resulta muy entretenida, pero que queda un poco por debajo de sus pretensiones, al contar muy poco o prácticamente nada, sobre estos primeros días de un inexperto Spiderman, y resultar bastante olvidable si la ponemos al lado de otros proyectos parecidos.
Ello no quiere decir que Aprendiendo a Trepar sea un mal cómic, o que no guste a este lector, si no que como historia cercana al origen del personaje, no termina de dar con la tecla adecuada. Ahora bien, como historia perteneciente a la etapa de Dan Slott al frente de Spiderman está a la altura de la misma, y resulta un añadido muy acertado a sus cómics, así como un respiro para un lector que llevaba meses viviendo acción desenfrenada y constantes cambios en su personaje.
La ambientación es quizás lo más original de la historia. Y es que, la ropa de los personajes, su actitud, los escenarios en los que tiene lugar la acción, todo ello gracias al arte de un notable Ramón Pérez, parece sacado directamente de la década de los sesenta y de aquellos primeros cómics de Stan Lee y de Steve Ditko. Sin embargo, al lado de ese tipo de escenas, vemos smartphones, ordenadores conectados a internet, y personajes subiendo vídeos del Hombre Araña a Youtube.
De este modo se forma una curiosa anacronía, que lejos de molestar, resulta cuanto menos original como enfoque, sobre todo porque es lógico que esto no se trata de un error, si no de una forma muy intencionada de situar y narrar la historia.
En cuanto a la trama y sus personajes, en donde sí da Slott con la tecla es en trazar el carácter de ese Peter Parker orgulloso que considera que su poder solo sirve para granjearle beneficios, para después convertirse en un Spiderman que continúa haciendo espectáculos para poder cuidar de Tía May una vez que Tío Ben ya no está.
Igualmente, resulta también muy acertado el retrato de Tía May que vuelve aquí a ser la débil anciana que conocimos hace tantas décadas y que hace tiempo que ya no existe en los cómics del personaje.
Aplastador Hogan, los espectáculos, la revista Now, Jameson y Betty Brant, todos estos elementos y muchos más están ahí para ser disfrutados por un lector que no está ante las Historias Jamás Contadas de Kurt Busiek, pero tampoco ante ese deleznable Spiderman Chapter One que un irreconocible John Byrne nos trajo hace años.
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