Javier Vázquez Delgado recomienda: 80 años de la Sociedad de la Justicia
No podemos terminar el 2020 sin recordar que este mismo mes de diciembre se han cumplido 80 años de la creación de la Sociedad de la Justicia. Llegamos a tiempo.
El año de 1940 fue especialmente prolífico para los cómics de superhéroes. Entre National Comics y All American Comics, dos editoriales que con el tiempo acabarían juntándose para crear el cuerpo de lo que hoy es DC Comics, fueron dando a luz a un puñado de justicieros (también villanos) que irían dando forma a los primigenios cómics de superhéroes. En 1938 había nacido Superman en Action Comics #1, acompañado de otros como Zatara, Pep Morgan y Tex Thompson, personajes que encarnaban otros conceptos de héroes. En 1939, además del nacimiento del primer Sandman, fue el año de la primera aventura de Batman en Detective Comcis #27, cabecera que ya contaba con justicieros como Crimson Avenger, Cyril ‘Speed’ Saunders y Slam Bradley.
No todos los personajes trascendieron, pero en 1940 sí se dio en el clavo con un puñado de nuevos héroes: Flash, Green Lantern, Catwoman, Robin, Johnny Thunder, el Espectro, Dr. Fate, Atom, Hawkman, Hourman. No todos están hoy en día entre los personajes con mejores ventas de DC, pero sí llegaron a formar parte de la galería de personajes principales de la editorial, por ende, del cómic de superhéroes americano. Y casi todos ellos formaron parte del primera gran equipo de personajes.
Con fecha de portada de diciembre de 1940, All-Star Comics #3, de Gardner Fox, salió a la venta para presentar al creciente mercado de los cómics de superhéroes el primer crossover de la historia. La Sociedad de la Justicia nació con una idea muy clara: crear comunión entre personajes que llevaban, en su mayoría, menos de un año entreteniendo y haciendo soñar a los lectores que empezaban a disfrutar con esos justicieros que arriesgaban su vida por proteger a los desfavorecidos combatiendo el mal, que por aquel entonces tenía muchas caras y pretendía alterar el orden establecido así como el estado de bienestar.
Entre líneas de aquella idea de hacer que varios personajes, de títulos dispares, se juntaron bajo una misma cabecera, podía interpretarse no solo el espíritu de equipo, sino el de formar una fuerza común. A finales de 1940 las noticias de la gran guerra que estaba sucediendo en suelo europeo no dejaban de llegar a territorio estadounidense. Para entonces eran muchos los que miraban con gran distancia aquel conflicto, pero lo que no sabían es que faltaba menos de un año para que, el 8 de diciembre de 1941, después del ataque de Japón a Pearl Harbor, el país decidiera saltar el charco (los charcos en realidad, por ambas costas) para participar en la Segunda Guerra Mundial, por lo que el sentimiento patriótico de hacer equipo se reflejó en los cómics de esta manera, creando una sociedad de personajes que con el tiempo acabaría participando también en el propio conflicto desde sus páginas.
Pero no es justo hablar del origen de la JSA motivado solo por motivos bélicos, aunque han sucedido ocasiones en que ese ha sido el motivo elegido para señalar el origen del equipo. Dos buenos ejemplos los encontramos en DC Special #29, de Paul Levitz y Joe Staton en septiembre de 1977 y Secret Origins Vol. 2 #31, de Roy Thomas y Michael Bair, publicado en octubre de 1988. En ambos números se cuenta una historia de origen del equipo y aparece Hitler, en unas de tantas apariciones comiqueras del fhürer, como el principal villano al que deben hacer frente nuestros héroes. Sin embargo, no fue éste el motivo real por el que, en 1940, se produjo esta reunión.
En este artículo vamos a ver el origen real del equipo.
All Star Comics #3
All Star Comcis fue una de las cabeceras antológicas más importantes, que pertenecía a All American Comics. A partir del tercer número empezó a publicarse conjuntamente con National Comics, antes de que ambas editoriales se fusionaran definitivamente para formar DC Comics y así crear un concepto hoy en día tan natural como los propios héroes: los equipos.
Una idea que para entonces fue muy novedosa, porque permitía a los lectores tener, por solo 10 centavos, un cómic que contaba una historia coral protagonizada por personajes que ya habían empezado a ganar importancia. De National Comics eran Dr. Fate, Hourman, el Espectro y Sandman. Por su parte, de All American Comics entraron en el equipo Flash, Green Lantern, Hawkman y Atom, con Johnny Thunder como representante de los niños entusiastas por los héroes, aunque sin llegar a usar para la lucha contra el crimen sus poderes, en este primer encuentro, en un papel de miembro honorario.
Después de dos primeros números en los que los lectores ya encontraron en la nueva cabecera historias de personajes de los dos sellos, se encontraron con una nueva entrega en aquel mes de diciembre de 1940 con una de las portadas más famosas, que definen lo que llegó a ser la Edad de Oro. En ella aparece la imagen de la primera reunión. Una mítica imagen en la historia de los superhéroes. La misma portada ya anunciaba que los lectores iban a encontrarse con estos nuevos héroes juntos. Y desde la primera página se hablaba de que tenían una cita en un lugar secreto. El motivo sería desvelado al final, que no era otro que la llamada de ayuda de la policía para socorrer a las fuerzas del orden.
Pero hasta ese momento, cada personaje, a petición de Johnny Thunder, que no sale en la imagen de la portada, iba compartiendo la que para ellos había sido la aventura más sorprendente, o la más impactante. Por supuesto, todas fueron historias inéditas, que servían también como carta de presentación de cada uno, aunque sin contar el origen del mismo. Era un avance que invitaba a soñar con infinitas posibilidades, porque se veía que un equipo formado por ocho personajes con características muy distintas iban a unir fuerzas para contar aventuras conjuntas.
Sin Superman, Batman ni Robin
A partir del número siguiente, se estableció una continuidad lógica y desde el principio se encontraba al equipo empezando a trabajar unido por el caso que les había convocado. En aquel tercer número Superman y Batman solo eran mencionados, de una manera muy natural. Durante las primeras páginas, cuando ya estaban sentados para cenar (detalle que no siempre se recuerda: iban a cenar juntos) es cuando Johnny Thunder les pide que cuenten alguna de sus sorprendentes historias. Flash acepta la idea y Atom pregunta dónde están Superman, Batman y Robin (bonito detalle, fue destacado el chico maravilla) porque ellos sí que tendrían buenas anécdotas que contar.
Ya en ese momento se subrayaba la importancia de los dos personajes, que aún estando ausentes de la primera reunión de un equipo de superhéroes eran citados y ensalzados. El caso es que el propio Flash respondía a Atom, por extensión a todos los lectores, que “como todos estamos aquí, alguien tiene que cuidar las cosas y proteger. ¡La gente está bastante ocupada ahora mismo!”. Era un recurso interesante, todos los héroes estaban juntos y alguien tenía que salvar el mundo. Superman, Batman y Robin eran los guardianes definitivos.
El equipo creativo
Es difícil saber realmente la formación del equipo en la totalidad del cuaderno. Nos encontramos con una obra de la Edad de Oro y eso se supone que los créditos de cada entrega no existían, no al menos como hoy los conocemos. No se llevaba la idea de citar a los autores en sus trabajos, todavía. Se sabe que Gardner Fox fue el guionista de toda la historia y Sheldon Mayer el editor.
Merece la pena pararse a honrar la figura de Gardner Fox, un guionista de la casa, alguien que escribió más de mil cómics para DC, que supo crear en este cómic ocho historias cortas muy diferentes entre sí, además de un argumento común entre ellas, abriendo camino para una historia más grande que estaba por venir en siguientes entregas. Fue uno de los mejores y más influyentes guionistas que ha existido en el mundo del cómic americano y su figura merece ser reivindicada.
Pasando al apartado artístico, en todas las bases de datos aparecen hasta siete dibujantes distintos: Everett E. Hibbard, Bernard Baily, Sheldon Moldoff, Chad Grothkopf, Howard Sherman, Ben Flinton y Martin Nodell.
Con una simple ojeada se entiende que cada artista dibujó un relato de los narrados por los personajes. Hay trabajos inconfundibles, como el de Everett E. Hibbard, que dibujó la historia de Hawkman, sin duda. Su estilo cuidadoso, detallista, sombreado, es uno de los mejores de su generación. Algunas fuentes le citan como el autor de la portada, hecho que pongo en duda al no presentar un dibujo muy semejante al suyo. Conociendo el estilo de cada uno es posible ir adivinando, pero también al saber qué autores trabajaban con qué personajes en aquella época.
Martin Nodell, creador de Green Lantern, es el claro dibujante de su aventura. Lo mismo ocurre con Bernard Baily, co-creador del Espectro que también fue el de Hourman y el estilo similar denota que se hizo cargo de las dos historias; Howard Sherman fue el de Dr. Fate; Ben Flinton el de Atom y Chad Grothkopf es citado como autor de muchas historietas de Sandman en la época, así que se entiende que pudo estar al cargo de su parte.
Falta por situar a Sheldon Moldoff y el autor de Flash. ¿Pudo ser el mismo? Seguramente. Por su estilo sobrio podría haber sido él el portadista, teniendo en cuenta que trabajó como tal en cabeceras como All American Comics y Flash Comics. Además en esta última aparece acreditado en 60 apariciones, por otras 23 en las primeras de All Star Comics, la que nos ocupa, por lo tanto queda claro que fue él quien dibujó las páginas del hombre más rápido del mundo, así como la portada y los momentos de transición de la cena entre un relato y otro.
En definitiva, hubo una buena representación de algunos de los mejores dibujantes del momento, autores de la casa que trabajaron en cientos de cómics, ayudando a crear la imagen icónica de la Edad de Oro de los superhéroes.
Las historias
Como decía, después de un encuentro de Johnny Thunder con todos los miembros, les pedía que contaran una anécdota durante la cena. Y lo hacían encantados. Entre una y otra aparecía un mensaje para anunciar en qué cabecera podías seguir las aventuras de cada personaje.
Flash
Iniciaba la narración Flash, que ya era uno de los más populares del equipo. Desde principios de aquel año de 1940 como contamos en este artículo protagonizaba la historia principal de Flash Comcis, siendo el personaje estrella de la misma. Abría boca para contar cómo ayudaba a un buscador de tesoros a librarse de unos piratas que querían hacerse con los restos de un galeón llamado Santa Joanna.
Era una historia muy original, pues se veía a Flash bucear a supervelocidad durante largas distancias. Este hecho hace que nos preguntemos si cuando corre usando sus poderes necesita o no respirar. O si puede gestionar el oxígeno de tal forma que no le sea preciso coger aire a un ritmo normal. Por supuesto, el bueno de Jay Garrick acaba con los piratas y salvaba el tesoro para el explorador. Lo curioso es que empujaba el barco pirata hacia un iceberg, sin importarle la vida de éstos. Así, cerrando una historia de temática que bien podría protagonizar Aquaman (faltaba un año para su creación) pasamos al siguiente relato.
Hawkman
La historia mejor dibujada, al contar con el lápiz del gran Everett E. Hibbard, es además una de las más completas. Carter Hall cuenta cómo él y Shiera Sanders se encontraban en una expedición cuando acudían a investigar un extraño fenómeno volcánico que tenía lugar en la isla de Krakatao. Allí descubrían que el interior del volcán está poblado de hombres que se hacen llamar Fantasmas de Fuego, que eran hombres cubiertos de un material que les hacía invulnerables a las llamas.
Resultaba que estaban liderados por un científico que había desarrollado un generador de fuerza que aprovecha las bolsas de vapor caliente del volcán, transformándolo en fuerza bruta. Gracias a este don se hacía pasar por un hechicero que lideraba a los nativos. Finalmente, Hawkman luchaba con él, lo lanzaba a la lava del volcán (de la cual no era inmune) y evitaba que éste conquistara el mundo con su invento. Aunque parezca simple, la trama tenía de todo: misterio, ciencia, acción, amor, heroísmo…con un excelente dibujo.
Espectro
Turno para Jim Corrigan, que narra cómo investigó una serie de estrangulamientos que estaban teniendo lugar en la ciudad de Nueva York. En los aledaños del lugar del último crimen encontró una misteriosa gárgola de bronce, que cobraba vida al verle y le atacaba. Como Espectro, habló con ella para descubrir que se trataba de Oom, un ser que había permanecido atrapado en la luna y ahora, tras escapar de su celda, buscaba matar para redimirse.
Oom retaba al Espectro a buscar un mineral, la legendaria piedra roja lunar de Yzgartyl. Acordaban que el que la encontrara tendría el permiso para habitar en la Tierra sin que nadie lo evitara. Los dos se lanzaban al espacio en su busca. Oom distraía al Espectro atacándole a través de una criatura que emanaba de la energía de Yzgartyl. Pero, en la Tierra, Corrigan faltaba a su palabra y expulsaba el alma del cuerpo de la gárgola, introduciéndola en la piedra lunar y lanzando esta al espacio. Podría haberse evitado el viaje estelar si hubiera empezado por ahí.
Hourman
Sin tiempo para darle vueltas, Rex Tayler empezaba su relato. Una de las típicas historias detectivescas tan propias de los años 30 y sobre todo 40. Rex acudía a una fiesta benéfica de disfraces con una hermosa joven, la sobrina del anfitrión, un hombre llamado Durant. Iba disfrazado de…¡¡¡Hourman!!! Y allí descubría a otros cinco que habían tenido la misma idea que él. Por tanto, vemos que era un personaje muy popular en ese momento. Sin embargo, los cinco tenían previsto robar unos diamantes del anfitrión.
Luchaba con ellos tras tomar una de sus píldoras Miraclo. Pero aún así caía noqueado. De todas formas, al despertar no se daba por vencido. Seguía unas pistas y descubría que… ¡los matones habían sido contratados por Durant para cobrar el seguro del robo! Un entrañable historia, de una época en la que abundaban mucho.
Red Tornado
Antes de dar el paso al siguiente, encontramos una página que sirve de descargo cómico. Aparece Red Tornado, pero no el androide sintiente que conocemos, sino su primera versión, creado por Sheldon Mayer: Abigail Hunkel. Una ama de casa que combatía el crimen en las historietas de All-American Comics protagonizadas junto a un personaje llamado Scribbly Jibbet.
Le recibían con bromas, Hourman le decía que iban a invitarle pero habían oído que estaría ocupada. Johnny Thunder le ofrecía quedarse y unirse a ellos. Aunque venía con mucho empuje, se echaba para atrás y abandonaba la reunión. Resultaba ser un cameo, pues fue un personaje con su papel en la época.
Sandman
Wesley Dodds protagonizaba otra historia de corte detectivesco, aunque distinta a la de Hourman. Narraba cómo tuvo que descubrir las razones de que apareciera un hombre gigante en la carretera, que moría misteriosamente, sin lesiones ni ataque de ningún tipo. Se introducía en los archivos del hospital más cercano, como Sandman, para descubrir que no era el único caso de la zona. Y que podía estar relacionado con el Dr. Faversham, que había sido despedido después de realizar experimentos con las glándulas pituitarias de los ratones.
Más tarde encontraba un gato y un ratón gigantes, en plena cacería, que también caían muertos, como faltos de aire. Llegaba al laboratorio del tal Faversham, donde encontraba a un hombre secuestrado que le contaba los planes del malvado científico, que pretendía secuestrar personas y animales para convertirlos en gigantes, pero sus investigaciones no estaban dando resultados. Por supuesto, Sandman desbarataba sus planes.
Doctor Fate
Kent Nelson protagonizaba como Dr. Fate la historia con más brujería y magia. Inza Cramer, su novia, era envenenada por una bruja en un mercado de antigüedades con un opiáceo oculto en un gas en el interior de una caja, que le vendían como una reliquia del hogar de los antiguos misterios. En sus sueños le hipnotizaban para ir en busca de la torre del Dr. Fate.
Éste descubría lo que ocurría al llegar Inza, pues en ese momento un ejército de muertos vivientes egipcios le atacaba. Huían del lugar. Descubría que un mago había adquirido un libro con el que extraía pesadillas de sus víctimas. Al parecer quería deshacerse del Dr. Fate y le lanzaba ataques para que se enfrentase a varios fantasmas, entre ellos, un pulpo gigante, las Brujas de Endor y una manada de unicornios malvados. Por supuesto, los poderes del portador del casco de Nabu eran superiores y, literalmente, desterraba al mago de este mundo.
Atom
Antes de continuar, hay dos páginas con un relato protagonizado por Johnny Thunder, titulado Guarding an Heiress. Una simpática historia que bien podría haber sido incluida en el número con viñetas. No viene firmado, pero algunas fuentes citan a Evelyn Gaines como redactora del mismo.
Seguimos con el pequeño Al Pratt y su aventura, que vuelve al corte detectivesco, pero protagonizada por un adolescente. Y mucho más sencilla que las demás. Durante una excursión de clase de geología descubría el robo de un coche blindado, que llevaba 20 millones de dólares en barras de oro. A mamporro limpio evitaba el robo. Atom era pequeño de tamaño, pero muy grande como rival en un combate cuerpo a cuerpo.
Green Lantern
Cerraba la ronda de relatos el otro personaje estrella. Alan Scott realmente protagonizaba la que, en mi opinión, es la trama más compleja de este cómic. Con presencia de esa preciosa unión de periodismo y detectivismo. Un auténtico relato de género negro, en el que un político corrupto se las arreglaba para desacreditar a un comisario de policía, en un momento en que la ciudad está sumida en una oleada de criminalidad e inseguridad. Lograba ocupar su cargo, continuando con sus acciones delictivas, pero sin ser descubierto gracias a su posición.
Con ayuda de un periodista de investigación, Green Lantern conseguía desentrañar todo el entramado político y delictivo del nuevo comisario. Evitando además la muerte al ser perseguido por sus secuaces, tanto él como su compañero, conforme se iban acercando a la oscura verdad. Al final, después de sobreponerse a las adversidades, obligaba con su anillo, no sin esfuerzo, a que el corrupto confesara sus crímenes en directo durante un programa de radio. Realmente era una historia que podría haberse desarrollado durante muchos números, dando mucho de sí.
Después del relato de Green Lantern aparecía Flash, que se había marchado justo antes a atender un aviso, para anunciar que tenían una misión para el equipo. La primera aventura conjunta, que apareció ya en All Star Comics #4.
Conclusiones finales
Realmente no fue All Star Comics #3 el debut de la Sociedad de la Justicia en acción. Como hemos visto, no lucharon juntos por primera vez hasta el siguiente número. Pero fue en esta entrega cuando estos personajes se constituyeron como equipo. Y fue la primera vez que se habló de una sociedad que iba a trabajar en favor de la justicia.
Fue una reunión de amigos. De personajes de, entonces, corta vida que buscaban calar en los lectores de ese creciente mundo de superhéroes que empezaba a copar las estanterías de los quioscos. Fue también un momento histórico, pues supuso la primera piedra para crear un universo compartido de personajes de distintos títulos de cómics. Y es aquí, en All Star Comics #3, cuando ocurrió por primera vez. Personajes creados por distintos autores se unían bajo un mismo título en diciembre de 1940, aunque haya quienes citen a otro guionista y otra editorial como creadora de un universo compartido dos décadas después.
Después se publicaron muchas aventuras de este equipo. Tuvieron un parón en los años 50 con la llegada del comic code. Fueron reemplazados en los 60 por otro equipo. Volvieron a aparecer. Fueron situados en otra Tierra. Tuvieron otras series. Otras generaciones de héroes. Pero eso, queridos amigos, son otras historias.
La Sociedad de la Justicia ha sido un equipo maltratado editorialmente. Cronológicamente fueron la primera agrupación de superhéroes, pero reinicios como los que hubo después de Crisis en Tierras Infinitas y New 52 niegan la existencia del mismo en el plano existencial principal o Tierra Prima. De sus miembros originales, solo Flash, Green Lantern y Hawkman (y no con el mismo personaje) no tienen hoy en día series regulares. Algunos como Atom y Hourman ni siquiera la han tenido nunca con su propio nombre.
Hoy en día vemos una versión edulcorada y muy alejada de la formación original en la serie televisiva de Stargirl. Somos muchos, o eso quiero pensar, amantes de la idea creada durante la Edad de Oro, los que soñamos con una buena encarnación que vuelva a dignificar la existencia de la Sociedad de la Justicia, como hizo Geoff Johns. Y, si se ha de adaptar a medios audiovisuales, ojalá algún día se haga con la alineación original.
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