Javier Vázquez Delgado recomienda: La tumba de Batman #1-6
Edición original:The Batman´s Grave núm. 1-6 USA
Edición nacional/ España:ECC Ediciones
Guion:Warren Ellis
Dibujo:Bryan Hitch
Entintado:Kevin Nowlan
Color:Alex Sinclair
Traducción: Felip Tobar Pastor
Formato:Grapa, 24 págs. A color.
Precio:2,25 € por grapa
Warren Ellis y Bryan Hicth es el dúo creativo de la transgresora The Authority (1999). Una interesante representación de héroes (anti-héroes) con tantos vicios y defectos como cualquier villano. En su mayoría integrantes de Stormwatch, la anterior serie de Ellis para Wildstrom, hartos del mando interesado de los gobiernos de turno deciden actuar de forma independiente, proclamándose por encima de toda ley. Ellos son la autoridad en la Tierra. Ellis da una vuelta de tuerca al género superheroico mientras explora su adorada ciencia ficción, la corrupción y a unos personajes extremos, en una de sus obras más famosas. Hitch explota como artista con este cómic, con una narrativa cinematográfica, gran trazo y una imaginativa representación de las diferentes tecnologías. Años después ambos se reencuentran en esta La tumba de Batman.
Si alguien espera un protagonista como el “Batman” de The Authority, Midnighter, (no podría ser, pero parecido en la medida de lo posible) está muy equivocado. El Bruce Wayne de Ellis se aleja del sadismo y la brutalidad tanto como puede, siendo uno de los Batman que se muestra más “buena gente” y con menos traumas, intrínsecos al personaje pero no boyantes, de los últimos tiempos. El guion no se centra en estudiar sus miedos, ni en mostrarlo atormentado, casi parece que es optimista, pero no, la sensación viene de que al menos no es representado de forma pesimista. Tan solo es trabajador, además de empático y paciente con su mayordomo. Y sobre todo, Ellis, plantea un Batman mucho más detectivesco de lo visto en la reciente serie de King o en la actual encarnación de Tynion IV.
Alfred por motivos muy diferentes a los de Tom King será protagonista en la obra. Realmente el mayordomo, como prácticamente toda la batfamilia a excepción de Catwoman, no aparece en el run del escritor de Mr. Milagro, tan solo lo hace para morir. Aquí el refinado inglés es mucho más flexible consigo mismo e inflexible con su ahijado de lo que nos tiene acostumbrados. Aficionado a la bebida, es directo y claro con Bruce, no le habla con el cuidado que lo hace un padre hacia su hijo. Cuestiona sus métodos continua y profundamente. ¿Por qué no mata? “No es asesinato, es defensa propia […] usted trabaja en una zona de guerra y es el único que no se da cuenta”. ¿Por qué no dona su tecnología a la policía? “Ellos serían mucho más eficaces y podría tomarse una noche libre”. ¿Por qué Gordon tiene que pedirle ayuda? “Es usted un auténtico samaritano,señor. Encargándose de estas actividades con tal de que el buen comisario pueda pasar sus 15 minutos tranquilo en el inodoro”. Frases más o menos propias del eterno compañero del héroe en cualquier encarnación, sin embargo, el criado tiene un acento distinto en esta obra.
El mayordomo sirve como voz a Ellis para criticar todo lo que no le interesa, considera absurdo o cree cuestionable de la sociedad. Comentarios satíricos sobre Alexa y la carencia de privacidad, el capitalismo o cualquier preocupación que sobrevuele al autor será expresada a través del sirviente. Cada escena en la que aparece el ex soldado, se lleva la viñeta a su terreno siendo claramente EL personaje del cómic. Cínico y mordaz, salvando las distancias,(mucho) si hay un Spider Jerusalem en esta obra, es Alfred.
Batman comienza investigando un caso, aparentemente de poca trascendencia, de alguien obsesionado con el murciélago. La trama no tiene ninguna prisa, ocupa el primer capítulo y medio. Después Gordon proporcionará una nueva investigación al detective que, curiosamente estará ligada a la anterior, desencadenando una serie de acontecimientos mucho más grandes de lo que parecían en un principio.
Es habitual que las escenas de lucha carezcan de texto. Hitch es dueño y señor de estas páginas, habituales y numerosas, donde la narración depende exclusivamente de su dibujo. Lo que no depende exclusivamente de él, es la paliza que prácticamente cada enemigo propina a Batman. El héroe de Ellis está alejado del Batgod y del experto luchador al que para herirle hay que tener, como mínimo, 20 años de entrenamiento o poderes especiales. Su murciélago es en esencia un detective que recibe de todos pero sale airoso ante cualquiera.
En este sentido, le falta darse a la bebida (igual que Alfred) para ser el clásico detective al que homenajean Motter y Lark en Batman Nueve Vidas, en este caso en la figura de Dick Grayson. A pesar de la circunstancia no es un cómic noir. Ni el trato del protagonista, ni el uso de la tecnología, ni el tratamiento de secundarios obedecen a este tipo de historias. Volviendo a la fragilidad en las peleas, en realidad solo le pegan cuando le acechan de improvisto. Si sabe que va a una pelea, es Batman.
Finalmente en el número 4 se revela el que parece ser el enemigo a batir de esta serie, El ejército del Desprecio, que de momento centra sus esfuerzos sobre miembros de la fiscalía del estado y empieza a extenderse a todo el sistema legal. Estos seis primeros números, ecuador de la historia, cierran con una emboscada en el asilo Arkham, donde Batman volverá por sus fueros y dará las palizas correspondientes, negando la primera afirmación de que no es el luchador experto de otras encarnaciones, pero en los primeros capítulos hay pasajes en los que no lo es, acomodando el nivel de poder del héroe a la historia. Muy posiblemente se deba a la necesidad (para disfrute de Hitch) de páginas y páginas con escenas de lucha, una pelea larga requiere un ir y venir de golpes.
El espacio que da el guionista al lucimiento del dibujante no es desaprovechado. Estamos ante el mejor Hitch de los últimos años, mucho más suelto, detallista y armonioso que en sus últimos trabajos en la JL y JLA, abrazando la mejora que supuso su participación en Hawkman. Entintado por Kevin Nowlan cumple sobradamente con escenarios y viñetas de acción teniendo su mayor debe en las caras de los personajes en ocasiones desdibujadas, similares, idénticas en los esbirros, o no todo lo expresivas que debiesen, rostros que no desdibujan su excelente narración. Algo nada nuevo en el artista. Su estilo es perfectamente reconocible y hará las delicias de la mayoría de sus seguidores al recuperar aquí un nivel más que decente. Del color se encarga Alex Sinclair que escoge una paleta más luminosa de lo previsible, siendo muy pocas las páginas oscuras del cómic. Tono que le sentaría muy bien a la trama, quizás no tanto al dibujo de Hitch. Las variant cover corren a cargo de Jeehyung Lee, artista coreano, director de arte de Marvel Future Figh. La ilustración referente al número cinco sirve de portada a esta reseña.
En definitiva La tumba de Batman es una historia del Batman detective, centrado en estos primeros seis números en ponerse en el lado de la víctima, reconstruyendo sus últimos pensamientos en pos de averiguar más sobre su asesinato. También se preocupa por lidiar con un desenfadado Alfred que el guiomnista utiliza como avatar para vomitar su deliciosa verborrea crítica. Dejando de lado cómo se cava la tumba de Batman, el misterio y la trama no son los más interesantes que uno puede esperar, pero leer el cómic es tremendamente entretenido. Brian Hitch recupera parte de su excelso nivel y es uno de sus mejores trabajos en DC. Un cómic de dos autores que probablemente ya hayan realizado sus mejores aportaciones al noveno arte (Inyección podría desmentir la frase) pero que a un 70 o 80 % de su potencial son autores muy destacables. En otros puede ser insuficiente, pero en Ellis y Hitch es mucho mejor que la media. Muy recomendable.
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