Javier Vázquez Delgado recomienda: Magazine Marvel España – Diciembre 2020

2020, va siendo hora de cerrar las puertas. Si bien es cierto que en este nefasto año ha echado andar el Magazine Marvel España, y esperamos seguir siendo parte importante de la página durante el próximo 2021, tampoco es que sea un año que deje muchas ganas de recapitular. A nivel editorial, hemos sido testigos de algo inaudito, ver como la producción en cómic quedaba paralizada por la pandemia, por lo que los continuos reajustes y modificaciones en fechas de salida ha llevado a un periodo convulso para todo el tejido editorial. En cuanto a Panini, ha logrado mantener esa distancia de los tres meses en las series core de la actualidad y dejar cerrado el All New Marvel Now!, con la salida de las Secret Wars de Jonathan Hickman y Esad Ribic. Se puede decir que objetivo cumplido por parte de la editorial italiana.

Por lo demás, para esta entrega disponen de la secciones habituales, excepto la entrevista (no siempre podemos llegar a todo). Hablaremos de lo que representa, a día de hoy, seguir un evento editorial, pondremos en un brete a las Guerras Secretas, recomendamos a manos llenas los Runaways de Rowell y Anka, celebramos el centenario de la grapa de Hulk en España, desgranamos quién es quién en X-Factor y nos damos nuestro ceremonial garbeo con la máquina del tiempo por el pasado. Esperen, ¿falta algo, verdad? Por supuesto, las novedades del mes, que dejamos bien ordenadas y bien explicadas para que cualquier usuario sepa que se va a encontrar en su librería habitual.

Sin más dilación, dejamos el último Magazine del año para que sea degustado. Más y mejor, próximamente.

TITULARES

Columna de opinión
Juicio a…
Análisis de novedades
El cómic destacado del mes
No te puedes perder…
Quién es quién
Hablemos de clásicos
Otras reediciones
Aquellas maravillosas novedades

Magazine Marvel España logo

Columna de opinión

La existencia de eventos en Marvel Comics no es cosa de hoy, ni siquiera se trata de un “boom” propio del nuevo milenio. A la cabeza vienen, entre otros, Atlantis Ataca, Actos de Venganza, La Masacre Mutante, La Guerra de la Evolución, La Canción del Verdugo, Matanza Máxima, La Era de Apocalipsis. No es algo criticable, es más puede ser enriquecedor, pero en su justa medida. Si bien, como todo en la vida, si se abusa de algo al final acaba siendo aburrido y de poco interés.

Aún no hemos acabado con Imperio y ya tenemos a la vista el próximo evento de Marvel. Esta vez se ha anunciado un crossover relacionado con la franquicia de los Mutantes: X de Espadas. En este caso al frente se nos planeta un evento con casi 22 números sin contar especiales. Esta situación supone una terrible sensación de hastío y sobre todo un costo económico de envergadura. Lo peor de todo es que en el ecuador de este evento de principios de 2021 se nos anunciará el próximo, entrando en un bucle sin fin. Junto a este evento el tan deseado y venenoso macro evento relacionado con Knull. En definitiva, una ruina económica de tales proporciones que ni Galactus podría digerir.

A fecha de hoy tenemos entre manos un evento que sinceramente se ventilaría en cinco o seis números. Si el deseo editorial era publicar por separado esta historia, con lo que se está contando en la serie principal hubiera debido bastar. Sin embargo, para poder abarcar supuestos matices, líneas que se abren en la serie madre, Marvel nos “obliga” a leer otras colecciones a modo de tie-in. Es agotador encontrarse un planteamiento de este calado.

En el caso que nos ocupa, y analizando mes a mes Imperio, se constata que es innecesario incluir otras colecciones ajenas al evento. En detrimento de una serie cerrada de incluso ocho números se estira hasta la saciedad lo que per se podría ser incluso más compacto. La calidad de algunos números se resiente y la sensación negativa de la lectura de los mismos se contagia a todo el evento.

Para muestra un botón; redactando estas líneas me viene a la cabeza el número 12 de Salvajes Vengadores del mes de noviembre. Este número es un completo despropósito a todas luces y supone que, por un lado, el que sigue esta serie se vea interrumpido del devenir argumental de la misma, y por otra parte aquel lector que nunca se ha sentido interesado en esa determinada colección “caiga en el anzuelo” comprando una grapa cara e innecesaria.

Otro claro ejemplo de esta situación, que se torna rocambolesca, es que el checklist original de Imperio estaba formado por 52 números, incluyendo cruces y tie-ins, pero a causa de la pandemia se cancelaron 21 números (Empyre: Thor #1-3, Empyre: Ghost Rider #1, Empyre: Spider-Man #1-3, Empyre: Squadron Supreme #1-2, Empyre: Stormranger #1-3, Empyre: Invasion of Wakanda #1-3, The Union #1-5 y Strikeforce #10). Pese a lo expuesto el argumento del evento prácticamente no se vio afectado. Llegados a este extremo cabe hacerse dos preguntas: ¿de haberse publicado todo lo previsto se hubiese aportado algo al evento?, ¿es verdaderamente necesario que un evento abarque 52 números? Para el que suscribe la respuesta es sencilla y se contesta rápidamente con un “no” para cada una de las preguntas. A mayor abundamiento de lo que expongo la miniserie de The Union, que iba a estar ambientada en el mencionado evento, pasa a englobar el próximo mega evento: King in Black. En este caso cambiamos plantas por simbiontes.

La estrategia de mercado puede ser inflar ventas, pero lo que no es menos cierto es que esta “burbuja” al final es “pan para hoy y hambre para mañana”. El lector habitual al final se cansa y se agota, con lo cual las ventas pueden resentirse a largo plazo. Este sistema no sirve de reclamo para subirse a nuevas colecciones, puesto que aquel lector que no se subió en su momento al carro de la serie no va a querer hacerlo ahora, y menos hoy en día con el elevado precio de una grapa. Por lo tanto, debería replantearse esta modalidad de publicación de eventos.

En definitiva, Marvel Comics debería cambiar su estrategia de una manera radical y limitar los eventos, cosa que ya se prometió en su momento y se ha incumplido sistemáticamente. Por otro lado, de orientar su política en el mismo sentido solo debería haber un único evento autocontenido en unas fechas determinadas, dejando que cada serie discurra libremente sin tener que obligar al lector a comprar infinidad de series que de normal no le interesan. De nuevo me viene a la cabeza un refrán que viene muy traído al caso: “lo bueno si es breve dos veces bueno.”

Juicio a… Secret Wars de Jonathan Hickman y Esad Ribic

Para esta sección mensual de nuestro querido Magazine, en la que sentamos en el estrado del acusado a aquellas series que son reeditadas a la par que esta entrada ve la luz, y que quizás no son (o sí) tan buenas como creemos, hemos elegido Secret Wars, las nuevas y últimas Guerras Secretas publicadas, de manera íntegra, por Panini Cómics en un Marvel Deluxe, que a muchos nos va a retraer al lejano año 2015.

En aquellos días los anuncios no pararon de sucederse; nuevas series que recordaban a momentos importantes de la editorial, montones de distintos equipos creativos y una almendra central a cargo de Jonathan Hickman y Esad Ribic. Mientras que el guionista iba sembrando el camino en sus series de Vengadores, la voces más agoreras nos anunciaban un reboot total, mientras que otros advertían que no se trataba más que de otra jugada de mercadotecnia. El caso es que ya en su momento se percibieron ciertas señales de nerviosismo, como el aumento de la cantidad de números con el evento ya en marcha, señalando que a Hickman se le hacían necesarias más páginas para su resolución.

Como suele pasar con este tipo de jugadas, se puede decir que no contentó a la totalidad del respetable. ¿Hemos dicho ya que es nuestro pie para abrir el debate? No hay nada como un poco de polémica. Y para ello tenemos disponibles a nuestros contendientes habituales. Se abre la sesión.

A favor …. Robbie R.

Te podría decir que las Secret Wars de 2015 fueron un homenaje a las Guerras Secretas originales que actualizaba su propuesta adaptándola a los tiempos modernos… pero no estaría siendo sincero del todo. Te podría decir que las Secret Wars fueron el clímax y la culminación del extenso y ambicioso proyecto de Jonathan Hickman como máximo responsable de la franquicia de los Héroes Más Poderosos de la Tierra… pero no estaría siendo sincero del todo. Te podría decir que las Secret Wars fueron un gigantesco fenómeno que tuvo a buena parte de los lectores del momento con el alma en vilo, pendientes todas las semanas de lo que podía suceder con el Universo Marvel y con su sacrosanta continuidad… pero no estaría siendo sincero del todo.

Para ser totalmente sincero tendría que decirte que las Secret Wars de 2015 son en realidad el mejor estudio que se ha hecho nunca sobre el personaje del Doctor Muerte. Pocas historias se han adentrado en la psique de Muerte de la misma manera que estas Guerras Secretas, porque estas Guerras Secretas hablan sobre aquellas facetas del buen Doctor que ni siquiera él mismo es capaz de aceptar. Sí, aquí hay una historia de fondo sobre un multiverso moribundo y sobre unos supervivientes que luchan desesperadamente por recuperar su mundo… pero eso no es lo importante. Sí, aquí se cierran las tramas iniciadas no sólo en las series de los Vengadores escritas por Hickman, sino también en su etapa como escriba de los Cuatro Fantásticos… pero eso no es lo importante. Sí, aquí tenemos el típico evento multitudinario con tropecientos cruces y spin-offs… pero -lo has adivinado- eso no es lo importante. Aquí lo importante es Muerte.

Muerte fue el primer gran villano del Universo Marvel y esta historia es su evolución definitiva. Esta es la historia sobre el miedo de un hombre: el miedo a no ser digno, a no estar a la altura, a ser siempre el segundo. Ese miedo le llevó a dedicar toda su vida a medirse con su némesis, Reed Richards, aunque en el fondo de su ser sabía que siempre iba a perder. Porque tenía miedo. Porque tenía miedo a ser mejor. Mientras Reed soñaba continuamente con un mañana mejor, Muerte se aferraba con todas sus fuerzas a sus mediocres posesiones y ambiciones: su trono, su reino, sus inventos, sus planes. Muerte era incapaz de vislumbrar ese mañana mejor que guiaba los actos de su antiguo amigo. Por eso, cuando el multiverso se colapsó a causa de una catástrofe cósmica, Muerte se aferró al poder que había conseguido usurpar y se conformó con ser el soberano de un mundo construido con fragmentos rescatados de realidades muertas.

Secret Wars es la historia de cómo Muerte se acaba enfrentando a la gran verdad de la que siempre ha huido: que en realidad le gustaría ser como Reed. No, más bien que le gustaría ser Reed: el héroe, el padre de familia, el arquitecto de ese mañana mejor que él nunca ha sido capaz de vislumbrar. En el fondo no se puede hacer una historia sobre Muerte sin hacer una historia sobre Reed, porque ambos son dos caras de la misma moneda. Uno ve el árbol y desea poseerlo mientras que el otro, al mirar el árbol, ve las semillas de los árboles que nacerán en el futuro. Uno se conforma con lo bueno, mientras que el otro busca incansablemente lo perfecto.

El clímax de Secret Wars no es el conflicto por el Mundo de Batalla ni por el destino del multiverso, sino el choque entre esos dos hombres y sus dos formas de ver el mundo. Y el verdadero vencedor de las Secret Wars no es Reed, como te diría cualquier otro, sino Muerte. Sí, es cierto que la editorial había decidido darle un descanso a la colección del cuarteto fantástico y que, en un gesto de amor hacia los personajes, Hickman los convirtió en los creadores y en el pilar central de un nuevo multiverso; justamente el papel que han desempeñado y que siempre deberían desempeñar en el Universo Marvel. Pero quien acaba íntimamente cambiado por el conflicto no es Reed, sino Muerte. Muerte es el auténtico ganador de estas Guerras Secretas.

Al final de Secret Wars, Muerte se ve a sí mismo tal y como es. Al final de Secret Wars, Muerte acepta su miedo y, por primera vez en toda su vida, comienza a vislumbrar un mañana mejor. Por eso esta historia que empezaba con un ominoso “todo muere” acababa con un esperanzador “todo vive”. Ojalá los guionistas que vinieron después de Hickman hubiesen estado a la altura del brillante planteamiento que les había dejado el arquitecto de estas Guerras Secretas. Ojalá más gente hubiese visto estas Secret Wars como lo que eran en realidad: la evolución definitiva de Muerte y el comienzo de algo nuevo, algo que no habíamos visto nunca antes. Pero la gente se quedó con el homenaje a las Guerras Secretas originales. Con el clímax y la culminación de la etapa de Hickman en los Vengadores. Con el fenómeno gigantesco. Sólo vieron el árbol, no las semillas.

Pero hoy estoy aquí para contarte la verdad.

La verdad, nada más que la verdad.

En contra …. J.J.J.

¿En serio? ¿Otra vez? ¿Cuántas Guerras Secretas llevamos ya? En 1984, Jim Shooter, mandamás de Marvel Comics de la época, cerró un jugoso acuerdo con la juguetera Mattel para que ésta vendiera muñecos de sus superhéroes. Mattel tenía claro que aquello era una apuesta segura, pero siempre y cuando Marvel hiciera su parte y pusiera a su equipo a trabajar en una historia que uniera los destinos de todos los personajes que protagonizaban la nueva línea de muñecos. Así, el propio Shooter, se arremangó y junto con Mike Zeck y Bob Layton nos contó una epopeya de doce números en la que el Todopoderoso jugaba al ajedrez con héroes y villanos del Universo Marvel que seleccionaba para su siniestra partida, en una obra que marcó un antes y un después en cuanto a la concepción de evento editorial en Marvel.

A nivel editorial la serie estuvo muy bien orquestada, sobre todo en lo que respecta a las series regulares de cada personaje, que finalizaban en un número en el que eran llamados por la nave del Todopoderoso para continuar en el siguiente, cronológicamente ambientado meses después, cuando las Guerras Secretas ya habían tenido lugar en el tiempo pero no en su publicación y con consecuencias que el lector iría descubriendo poco a poco al leer el evento, a pesar de que las mismas ya se aplicaban en la serie de la que se tratara.

Pues bien, no contentos con eso, en Marvel decidieron repetir la Jugada con Secret Wars II, que además contaba con diversos tie-in y en la que el Todopoderoso en lugar de llamar a los héroes a su plano de existencia, iba a buscarlos a la Tierra. Las ventas fueron pingües pero la calidad de la serie… bastante peor que la de su antecesora, que ya adolecía de bastantes defectos argumentales.

No hay dos sin tres, y al poco de comenzar el presente Siglo, Brian Michael Bendis y Gabrielle Del Otto volverían con aquello de los conflictos bélicos desconocidos para el gran público, pero esta vez en singular con una Guerra Secreta que marcó la dirección de Marvel durante años hasta Imperio Secreto y que supuso el principio del fin para el Nick Furia clásico que aquí jugaba con los destinos y con los recuerdos de superhéroes seleccionados por él mismo para dar un golpe de estado en Latveria, no autorizado por la ONU. Aquella serie era buena, muy buena, pero realmente solo la mencionamos por su título, y es que solo en eso guarda similitud con las Guerras Secretas marvelitas.

Pues bien, en el año 2015 llegaban, y de nuevo en plural las terceras (o cuartas según como se mire) Guerras Secretas de Marvel, en la que Jonathan Hickman como colofón a su etapa en Vengadores y Nuevos Vengadores (cuya reedición en tomos que las reúnen conjuntamente llega a su final también este mismo mes), se unía a Esad Ribic para llevar al Universo Marvel a un conflicto multiversal que marcaría la dirección de la siguiente gran etapa editorial de la compañía.

En Vengadores, Hickman venía un tiempo narrándonos que unos universos se acercaban a otros, incluido el 61 en el que residen las versiones convencionales de nuestros héroes, destruyéndose en el proceso de colisión. Los Vengadores, y de entre ellos, los Iluminati buscaban la manera de parar aquello aceptando cuantos males menores fueran necesarios, pero finalmente, era el Doctor Muerte quien encontraba la solución, recogiendo todos los pedazos que podía de los Universos restantes y con el poder del Todopoderoso recomponiéndolo como podía en un único mundo, llamado Mundo Batalla compuesto por diversas regiones, cada una de ellas formada por lo que quedaba de otro Universo extinto.

Los habitantes de Mundo Batalla nada sabían sobre su pasado, y consideraban que el mundo en el que vivían, liderado por Muerte, su Dios y su Rey, era el único existente, el cual funcionaba perfectamente sin aceptabas que Muerte no se equivocaba nunca, y que cualquier recuerdo que tuvieras de un pasado distinto y en otro mundo eran imaginaciones tuyas.

Y ese es el problema de este evento. Que tras mucho bombo y tanto platillo, tras años de planificación en Vengadores y Nuevos Vengadores, e incluso en Los Cuatro Fantásticos del propio Hickman, la innovación que supondría Secret Wars en 2015 se quedó en nada y otra vez y de nuevo, supuso el eterno retorno de lo mismo para la editorial.

El mundo resultante, parte de un multiverso mayor (más reducido, eso sí, que el que conocíamos hasta ahora) ya no se llama 616, si no Tierra Primordial, pero todo es igual que antes. Tanto cambio, para nada. Y quizás eso no sería un problema si el evento se hubiera anunciado de una forma más modesta y no como el gran fin de fase de Marvel en el año 2015. Parecía que supondría mucho más, como por ejemplo lo fue Civil War, que a pesar de no dejar víctimas mortales de importancia (ejem, Goliath sustituido por su sobrino idéntico a él) dejó consecuencias en las relaciones establecidas entre los personajes que todavía hoy, catorce años después siguen trayendo cola. Pero no fue ese el caso de Secret Wars, que al final acabó con una gran batalla en la que los buenos ganaban, y los malos perdían, volviendo a su universo que se quedaba prácticamente como lo estaba antes de las incursiones. Aunque eso sí, con Miles Morales como parte de él.

Y eso es un mal endémico en la editorial. Prometer mucho, para no dejar nada.

He dicho.

Análisis de novedades (grapas y tomos)

Este mes, la sección de novedades no es tan granada como la del anterior, siendo noviembre el mes en el que las editoriales lo dan todo para llegar fuertes a las navidades, pero no por ello deja de haber publicaciones interesantes, dignas de comentar.

LANZAMIENTOS EN GRAPA

El Nacimiento de Krakoa

No cabe duda de que en la Marvel actual, Krakoa está en boca de todos. Y es que la isla mutante es la verdadera protagonista de la etapa de Jonathan Hickman al frente de los destinos de los portadores del Gen-X. Por eso, y a modo de precuela, justo antes de embarcarnos en X de Espadas, Dennis Hopeless y Djibril Morissette-Phan nos cuentan una historia situada antes de la actualidad mutante, cuando Krakoa era mucho más parecida a lo que sabíamos de ella antes de Hickman, y que nos sirve de puente entre el entonces y el ahora de la Patrulla-X.

Arma Plus: IV Guerra Mundial

Grant Morrison acertó cuando nos dijo que la X de Arma X era en realidad un número 10, y que había habido nueve armas letales y vivientes creadas por esa malvada organización a lo largo de la historia del Universo Marvel. Sin embargo, sin quererlo, King Mob abrió un peligroso huevo, y desde que comenzara el presente siglo cada vez tenemos más tipos de armas mutantes, la XI, la XII, la Plus, la H…

Resulta un poco difícil ponerse al día con este tema, pero tampoco es que nos moleste demasiado. En esta ocasión llega un nuevo Arma Plus, y no es mutante, si no que se trata del Hombre Cosa que hace poco volvió al Universo Marvel en los Vengadores de Jason Aaron, ligeramente vampirizado, ahí es nada.

Veremos que tal lo hace Benjamin Percy en este galimatías militar…

LANZAMIENTOS TOMO

Ojo de Halcón: Caída Libre

Mathew Rosenberg es un guionista muy controvertido. Su etapa en la Patrulla-X fue sin lugar a dudas, lo peor que se ha escrito sobre mutantes en el presente siglo, pero sin embargo, en El Castigador nos ha regalado una serie muy digna del personaje y entretenida; en Aniquilación, si bien no destaca, tampoco lo ha hecho nada mal.

Ahora, le llega el turno a Ojo de Halcón, serie en la que Rosemberg se estrena con esta limitada de seis números (por si no funcionara en ventas, huyendo así Marvel de la serie regular con un personaje que no deja de ser de segunda fila) protagonizada por Clint Barton. Sabemos que no estará a la altura de Matt Fraction, Jeff Lemire o Kelly Thompson, pero no por eso tiene que ser un mal cómic. Esperamos que Rosenberg esté a la altura y que se redima con esa colección.

Ravencroft. Instituto Psiquiátrico para Criminales: Reapertura.

Venga, vale. Ravencroft no es el Asilo Arkham, no se le acerca en iconicidad ni en la calidad de las historias que transcurren entre sus tétricas paredes al sanatorio mental al que van a parar los bat-criminales del Universo DC, pero tampoco está tan mal. Rescatando de las cenizas este Instituto Psiquiátrico del que hacía muchísimo tiempo que no oíamos hablar en un cómic Marvel actual, llega esta serie, en la que el veterano guionista Frank Tieri, todoterreno en lo que a géneros se refiere, se junta con un buen puñado de artistas, a saber, Ángel Unzueta, Stefano Landini, Guillermo Sanna y Guiu Vilanova para relatarnos el día a día de la institución regentada por John Jameson hijo.

Esperen tensión, conatos de terror, situaciones truculentas, pero sobre todo, mucho villano de Spidey.

Cable 1

Aunque ahora mismo nos parezca mentira, no todas las novedades de calado en personajes mutantes recientes han sido planificadas por Jonathan Hickman. Y es que en Exterminio, el evento mutante de hace un par de años, Ed Brisson mató a Cable para después “resucitarlo” a través de traer desde el futuro pasado a un Cable más joven (a los que peinamos canas leyendo mutantes ese término ya nos es más familiar que nuestra dirección o nuestro número de DNI).

Pues bien, Gerry Duggan y Phil Noto se encargan de llevar a cabo la nueva serie regular sobre le Hijo de Askani pero esta vez, y como corresponde a la actualidad editorial, inserta dentro del nuevo estatus mutante auspiciado por Hickman.

El cómic destacado del mes

No es algo habitual, con las abundantes renumeraciones tan propias de hoy en día, que un cómic llegue a la cifra mágica centenaria. Pero aquí le tenemos, Hulk #100, versión Panini. Mucho más extraño en un personaje como Hulk, sin duda uno de los superhéroes que más le ha costado mantener su cadencia en grapa, hablando claro del mercado español. Pero aquí estamos, además en una de las etapas más deslumbrantes con el Coloso Esmeralda. Para la ocasión, Panini ha optado por paralizar las tramas de Al Ewing y Joe Bennett para retrotraernos a una de las épocas más celebradas de la Masa, la comandada por Peter David. Se recupera pues un especial que salió en el verano de 2019 para celebrar los ochenta años de la editorial. Incredible Hulk: The Last Call es el título de esta grapa unitaria, con David encargado del guion y Dale Keown a los lápices, buscaba revisitar uno de los momentos de gloria con el personaje y hasta ahora era material inédito en nuestro país. Ha tenido que llegar el #100 para que lo veamos por estos lares y así aprovechar para recordar la brillante experiencia que fue el Hulk de PAD.

Cuando se habla de personaje con la trayectoria del Increíble Hulk resulta casi inevitable que, en un momento determinado, entre en la conversación la clásica discusión en torno al equipo definitivo. ¿Qué guionista fue el que marcó más profundamente la trayectoria de la colección? ¿Qué dibujante aportó la imagen que se convirtió en icónica? En el caso de la Masa -como se conoció al personaje en España hasta principios de la década de los noventa- hay varias candidaturas, pero, por duración e influencia, hay que reconocer que Peter David ocupa, en la parte literaria, un lugar destacado. Lo que empezó siendo un encargo para escribir una serie a la que nadie quería arrimarse, terminó convertido en una trayectoria de doce años donde, ironías de la vida, el éxito cosechado por el trabajo de David acabaría suponiendo la causa de su marcha.

A mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, la colección del Gigante Esmeralda no pasaba, precisamente, por su mejor momento. John Byrne, la estrella del momento, había cambiado estampas con el guionista Bill Mantlo y el dibujante Mike Mignola, de manera que éstos se llevaron sus útiles y aperos de labranza a la colección de Alpha Flight, en tanto que aquél ponía sus zarpas sobre otra de las creaciones clásicas del tándem Lee-Kirby. Sin embargo, las diferencias entre el autor británico-canadiense y el editor jefe de Marvel del momento, el controvertido Jim Shooter, terminaron con la marcha del primero. Atrás quedaban un puñado de números y una serie de propuestas que no terminaron de fructificar. Su sustituto circunstancial sería el denostado Al Milgrom, que remató la idea de un retorno a los orígenes, trayendo a un Hulk de piel gris, más pequeño, pero más astuto. En el último número previo a la llegada permanente de David aparece un dibujante que unirá el inicio de su fama a la serie: Todd McFarlane. Será el primero de una lista de ilustradores con estilos muy marcados con los que el nuevo escritor titular colaborará durante la siguiente docena de años: Jeff Purves, Dale Keown, Jan Duursema, Gary Frank, Liam Sharp, Angel Medina, Adam Kubert… cada cambio de dibujante trae consigo una nueva etapa, un giro en la serie en el que el guionista se dedica a explorar una nueva faceta del personaje que definirá como ningún otro su carrera profesional como escritor.

La estabilidad no es un concepto que se pueda vincular al Increíble Hulk de esos años, algo sorprendente, si tenemos en cuenta que, previamente, se consideraba al personaje prácticamente agotado. Al mismo tiempo, hay que reconocer al autor el detalle de aprovechar el patrimonio de historias y personajes que tenía la colección. Peter David recupera personajes, conceptos e ideas ya puestos por sus predecesores y, muy especialmente, por Bill Mantlo. Cuando la serie se convirtió en una de las imprescindibles de la convulsa Marvel de finales de los ochenta y principios de los noventa, se pusieron de moda el desprecio y el denuesto hacia aquel jurista metido a guionista que había firmado otra prolongada permanencia en la cabecera. PAD siempre reconoció el valor de las aportaciones de Mantlo que, a su vez, hundían sus raíces en etapas previas. Así, conceptos como el de un Bruce Banner víctima de abusos en su infancia o la existencia de un trastorno de personalidad múltiple constituyen semillas que, bajo los cuidados de David, germinan hasta convertirse en elementos definitorios del personaje. Son las bases que permitirán al guionista cambiar el escenario cuando considere que hay que sacudir los cimientos de la colección. Ya no se trata de una discusión en torno al Hulk de PAD como el mejor de la historia, sino de un debate para determinar cuál de las sucesivas Masas concebidas por este escritor es la mejor.

La etapa de PAD al frente de la serie del Coloso Esmeralda refleja la ironía inherente a la industria. Cuando aterriza en la colección tiene plena libertad, pues todo el mundo considera que Hulk ya no da más de sí. La labor autoral consigue salvar la cabecera y convertirla en una de las mejores de la editorial y, en ese momento, comienzan las injerencias y las restricciones. El personaje vuelve a ser popular, por lo que hay que aprovechar el tirón y, como es uso, costumbre y tradición, multiplicar sus apariciones e implicarlo en toda suerte de proyectos y eventos. El resto, como suele decirse, es historia, una que termina de forma oscura, trágica y deprimente, un broche amargo para una etapa que venía definida por el uso del humor inteligente a través de los diálogos y la interacción entre los distintos personajes.

El humor es una de las marcas de casa Peter: sus propuestas pueden moverse entre la acción, la intriga, el misterio o el terror, pero, siempre hay espacio para la sonrisa o la risa franca. El aumento de la inteligencia del protagonista era, en ese sentido, casi inevitable, pero, además, se le brinda un nutrido elenco de secundarios para poder explotar esa inesperada veta. Rick Jones, el eterno compañero que ya había recuperado Byrne, será, una vez más, el escudero del caballero verde; Betty Ross, convertida en Ross-Banner por su matrimonio con Bruce, será otra de las piezas recurrentes. Junto a ellos, veremos a otros personajes, preexistentes o creados para la ocasión que se pasearán por la serie por períodos más o menos largos: el agente de SHIELD Clay Quartermain, el mafioso vegano Michael Berengetti, Agamenón y sus parientes del Panteón y, desde luego, Marlo Chandler. Como en una comedia de situación de reparto coral. Algo increíble, hasta para Hulk.

Hulk ha sido, efectivamente, uno de los personajes a los que más le ha costado mantenerse en el mercado español. Su primera colección editada por Vértice rebasó la treintena; la que publicó Bruguera no llegó a esa cifra y, ya bajo el sello de Cómics Forum, el Masivo se quedó a un paso del medio centenar. Los primeros números firmados por PAD se editaron en una cabecera bimestral, junto a las aventuras de Alpha Flight. La etapa de Purves permaneció inédita durante años y, prácticamente, se saltó de la de McFarlane a la de Keown. Series compartidas, tomos recopilatorios, miniseries improvisadas… pero el interés estaba allí y, gracias a eso, Hulk recuperaría su propia revista en España, más de diez años después de haberla perdido. Con alguna que otra triquiñuela, la mantendría hasta poco después de la marcha de David. Sin él, Hulk volvió a recorrer los viejos senderos, con el resultado que ya conocemos. La ausencia de PAD fue comparable a la de Chris Claremont de la escudería mutante. Ambos han retornado de vez en cuando a los personajes que les dieron fama y a los que dieron vida. Las cosas nunca volvieron a ser como antes.

No te puedes perder… Runaways de Rainbow Rowell y Kris Anka

La juventud es algo muy relacionado con el cómic de superhéroes. No en vano, siempre se ha señalado al adolescente como el gran público objetivo para este género. De ahí que la presencia de chavales haya sido una constante, desde los inicios del comic-book; baste recordar la figura del sidekick. Sin entrar a detallar todos y cada uno de ellos, en Marvel siempre hemos tenido un buen surtido de estos personajes juveniles. Otra cosa es que hayan quedado asentados como favoritos de los lectores, algo que necesita de buenas historias y mejores desarrollos. Nuestros próximos protagonistas podrían entrar en una cierta categoría de culto, dado que sus series regulares no se encuentran entre las más vendidas pero el concepto se debe considerar como bien asentado, aun cuando no es un fijo en el catálogo editorial. Hablamos claro de los Runaways.

El nacimiento de esta cabecera se la debemos al guionista Brian K. Vaughan y al dibujante Adrian Alphona, a inicios del S. XXI. No encontramos ante un momento trascendente para Marvel Comics, tratando de encauzar el desaguisado producido a finales de los años noventa. Bill Jemas, como Publisher, y Joe Quesada, como editor en jefe, buscan las más variopintas maneras de renovación, intentando quitarle la pátina de anquilosada que la editorial arrastraba de tiempos pretéritos. Uno de esos conatos de revolución fue la línea Tsunami. Se trataba de una nada velada forma de atraer a un público joven, que además cada vez se notaba más interesado por el manga, por lo que el apartado artístico sería muy deudor del mercado nipón. Para el proyecto Runaways se contó con Vaughan, que trabajó como interno en la Casa de las Ideas durante sus estudios sobre cine, objetivo final del nacido en Cleveland, y que se había licenciado como guionista en pequeñas asignaciones. Se puede decir que, junto a Mística, también de la misma línea, el trabajo en estos Runaways le propicia el gran salto a la fama. Para el dibujo contamos con Adrian Alphona, un joven artista canadiense con un estilo muy amerimanga, en el que está catalogado como su primer trabajo en Marvel Comics. No está nada mal para empezar dejar los icónicos diseños de nuestras futuras estrellas.

La idea sobre la que se forma esta cabecera es la aparente amistad de un grupo de chavales, muy distintos entre ellos, que deben aceptar el peaje de ver reunirse a sus padres una vez al año para una desconocida celebración. Como buenos adolescentes, la curiosidad les puede y deciden hacer una incursión secreta a la ceremonia privada de sus progenitores; lo que ven allí, por poco les hiela la sangre, sus adorados padres son, sin duda, un grupo de supervillanos. Esto lleva a los chicos a tomar una drástica decisión, huir del control parental. Seguimos así la vicisitudes de Chase, Gert, Nico, Molly, Karolina y Alex, en su escapada desesperada, mientras sus padres y un buen número de peligros serán constantes piedras en el camino. Pero no solo la acción superheroica se constituye como base para el título; las relaciones personales entre los personajes destacan sobremanera, sintiendo de verdad que nos encontramos ante un grupo de adolescentes, con la dificultad que ello conlleva, el saber trasladar ese tipo de dinámicas.

Vaughan y Alphona supieron entregar un producto de alta calidad, basado en el conflicto intergeneracional eterno entre padres e hijos, como parte del descubrimiento de la identidad, un proceso muy asociado a la adolescencia. Mientras que el resto de series de la línea Tsunami caían a los doce ejemplares, Runaways consiguió llegar a los dieciocho y a una conclusión satisfactoria, nada más y nada menos que la ideada por el equipo creativo. Esto nos llevó a un segundo volumen, con los mismos autores y con los mismos presupuestos, aunque con obligados añadidos, tal como se puede calificar a la sugerente adición de Victor Mancha. En esta ocasión cubrieron hasta el #24, dado que la carrera de Vaughan se alejaba del mainstream, para acercarse a un tipo de obra más personal, siendo relevados por Joss Whedon y Michael Ryan hasta su conclusión, en el #30. Entremedias, una mini serie compartida con los Young Avengers, relacionada con el evento Civil War, guionizada por Zeb Wells y dibujada por Stefano Caselli. Cada vez con más fuerza, los hijos del Orgullo se van asentando en el entorno compartido.

En 2008, Quesada da luz verde un tercer volumen, a cargo de Terry Moore y Humberto Ramos. El autor de Rachel Rising y Strangers in Paradise realiza una de sus escasas aportaciones en Marvel, en calidad de guionista, ya que Moore había colaborado de forma esporádica en ese año con portadas para Spider-Man Loves Mary Jane. Nick Lowe fue el editor que apostó fuerte por un artista muy capaz de desnudar el alma de los personajes con los que trabaja. Ramos, por otra parte, es un dibujante que se adhiere a un estilo cartoon, por lo que se adivina ideal para series protagonizadas por jóvenes. Se recoge a la formación clásica, heredada de los tiempos de Whedon, volviendo a su escenario habitual, la costa californiana, después de algunos viajes por el continuo tiempo.

Desgraciadamente, a Moore no le dejaron el espacio necesario para expandir sus ideas. De cara a su #10, la oficina mutante reclamo el título para incluirlo en el landscape denominado “Destino Manifiesto”. Recordamos que desde su concepción, la pequeña Molly se adscribe a la raza mutante, por lo que entraba dentro de lo plausible. Obviamente, este tipo de maniobras no debieron de ser del gusto de Terry Moore, un autor acostumbrado al independiente y abandonó tras el #9. A Kathryn Immonem y Sara Pichelli les toca cerrar el ciclo correspondiente, con una cabecera que ya flojeaba en ventas. El catorce supone el cierre efectivo de este volumen. Nos encontramos en el año 2009.

Los Runaways son algo que queda en el imaginario editorial, con posibles apariciones estelares de sus miembros, aunque sin recuperar la nomenclatura del equipo. Aun así, no se puede negar el impacto del concepto ideado por Vaughan y Alphona. Prueba de ello es que volvimos a tener nueva cabecera durante las Secret Wars de 2015, un evento que buscaba homenajear momentos importantes de la editorial, en formato mini series. No nos vamos a detener mucho en ella, puesto que su sentido está puesto en el escenario compuesto por Jonathan Hickman en su Mundo de Batalla, no en la concepción original. Sí, son personajes jóvenes que buscan huir de una autoridad que les machaca, pero falta las sensación de grupo, de unidad y las cercanas relaciones, que son marca de la casa del equipo clásico, brillan por su ausencia (por cierto, solo Molly está incluida en este volumen de Runaways).

En 2017, el Universo Cinematográfico de Marvel se encuentra en su apogeo. Numerosos proyectos van apareciendo en las diversas plataformas controladas por Disney. En esas se anuncia la adaptación a la pequeña pantallas de los Runaways en el canal Hulu. Tres temporadas, donde se trasladaban sus aventuras de aquella manera, son suficiente excusa para que en la editorial se aperciban de que es necesario volver a tener colección regular con los descendientes del Orgullo. Dicho y hecho, el quinto volumen está presto para debutar en septiembre de 2017.

De nuevo bajo el paraguas de un editor curtido como Nick Lowe, éste decide buscar un autor literario que sea capaz de entregar personajes creíbles, con los conflictos propios de su edad. Y la seleccionada es Rainbow Rowell, escritora que se ha hecho un nombre importante en la literatura Young Adult. Rowell establece un plot donde es necesario juntar al grupo original, desperdigado (si no muerto) por varios rincones del Universo Marvel; así lo comentaba la guionista en entrevista a la web oficial de la casa: “la serie comienza con ellos en una situación muy mala. La mitad han muerto. Y los que quedan vivos se han separado y ni siquiera se consideran ya parte de los Runaways. Nunca escogieron estar juntos, sino que se vieron obligados a hacer piña, ¿sabes? Solo eran unos críos que tuvieron que afrontar una crisis juntos. Todo el primer arco habla sobre cómo intentan reunir de nuevo al grupo…..”. Quince años después de su primera aparición (en tiempo Marvel es mucho menos, recuerden ese dato), Nico y Chase son aquellos que más se han prodigado, por lo que rápidamente la autora los postula como el motor conjunto que moverá al grupo. Todas las experiencias de los personajes se verán reflejadas en estas páginas, rememorando detalles del pasado, sean agradables o no; en palabras de Rowell: “me he basado mucho en lo anterior. Soy una yonqui de la continuidad. Así que nunca dudé en que debía inspirarme en todo lo anterior….”.

Para el aspecto gráfico contamos con el talento de Kris Anka, diseñador californiano que acabó enredado en el mundo del cómic, que además debía darles una actualización a los ya no tan jóvenes Runaways: “el primer gran reto que tuve que superar en este cómic fuel el destilar la esencia de cada personaje y dar con cómo podría haber evolucionado su estilo en la moderna Los Ángeles”. Anka será el artista titular de la serie, aunque será relevado en momentos puntuales por Andrés Genolet, Niko Henrichon o nuestro David Lafuente.

El primer arco argumental se puede considerar como una sólida piedra de toque de lo que está por venir, en una cabecera que va de menos a más. Su fuerte se encuentra en el tratamiento de personajes; todo aquel que busque rebuscados argumentos o trepidantes escenas de acción se puede ver muy defraudado. Aquí hemos venidos a disfrutar de una dinámica inigualable entre muchachos que el lector se cree, de la cabeza a los pies. La diferencia de “edad” de una Gert venida del pasado, el misterioso retorno de Alex, los problemas de pareja de Karolina, su amistad con una Nico que se muestra muy dubitativa con sus poderes, la contagiosa efusividad de Molly, el empeño de Chase por ser el que arregle todos los problemas…. Hasta a Compasión se le ceden páginas en un ejemplar para mostrarnos, como ejemplo de un buen “slice of time”, cómo es esa vida de los Runaways desde su posición.

Mención especial para Victor Mancha. Para aquellos que no lo recuerden, Victor se vio comprometido en la serie de la Visión de Tom King y Hernández Walta. Desaparecido desde entonces, ahora sabemos que lo queda de él lo tiene Chase en posesión; nada menos que su cabeza. El apéndice del ciborg funciona en varios momentos como alivio cómico. Sin embargo, el desarrollo de su personalidad es de los puntos fuertes del guion de Rowell; desde el rechazo a sus primeros intentos de recuperar cuerpo físico, que puede funcionar a la vez como crítica a los estereotipos de belleza física, hasta su preciosa relación con Gert, precisamente un personaje Marvel que reniega de los estándares femeninos habituales del género superheroico. Ay, hemos llegado al momento impagable de la colección, el romance entre Victor y Gert…. Es un instante tan bonito, tan bien narrado el camino, que es imposible no quedarte prendado mientras observas esas escenas tan maravillosas… ¡¡bravo Rowell, bravo Anka!!.

Está claro que los protagonistas se llevan muchas de las atenciones, pero no debemos olvidar a los secundarios, entre los que vamos a destacar especialmente a dos. Empezamos por el Muertebot que llegó a ser Vengador (ver Avengers A.I. de Sam Humphries). De allí ya obtuvimos un buen surtido de situaciones memorables, pero es que aquí, cada vez que aparece, los autores lo bordan. Hay momentos hilarantes a más no poder y es una pena que este robot, con problemas de personalidad múltiple, quede relegado a pequeñas apariciones en series secundarias. Cabecera para el Muertebot, pero ya. Marvel, no hay más avisos.

El otro es un personaje de nueva creación pero que entronca con los inicios de la serie. ¿Recuerdan a los Gibborim, los dioses arcanos a los que el Orgullo rendía pleitesía? Pues bien, tenemos un extraño retorno de los mismos, ya que pensamos que ese pasaje había quedado cerrado en la primera temporada. Las deudas de los progenitores están lejos de ser saldadas. Para comprobar que éstas serán cubiertas, los dioses dejan a un guardián para vigilar a los Runaways, el llamado Gib. Este fichaje, que como mínimo podía ser intrascendente, ya que es un personaje que solo observa, sin apenas interactuar con la trama, únicamente en momentos puntuales, acaba transmutado en todo un descubrimiento conforme avanzan los números. De atrezo en el fondo a gigantesco oso de peluche al que dan ganas de abrazar. De nuevo, gran trabajo de la dupla artística.

Y esto es en definitiva la serie de los Runaways. Una exquisita recreación de la vida y milagros de unos personajes que han tenido suerte dispar a lo largo de su vida editorial. Tensión, emociones, experiencias, crecimiento personal… un excelente cóctel magníficamente dibujado. Cuando llegamos a su quinto tomo en HC por estas tierras, es tan buen momento como cualquier otro para llamar la atención sobre ella. Una serie que ha pasado injustamente desapercibida y que, desde esta humilde tribuna, pensamos que cualquier buen aficionado al cómic no debería dejar pasar.

Quién es quién: Factor-X

Una de las franquicias marvelitas que más ha crecido en los últimos tiempos es sin duda la franquicia mutante, que tras la buena acogida de Dinastía de X y Potencias de X ha visto cómo su número de series regulares ha ido aumentando a buen ritmo. Si ignoramos el pequeño traspiés que supuso la corta duración de Ángeles Caídos, el escenario de Amanecer de X no ha hecho más que crecer. Los equipos mutantes se han diversificado y cuentan con alineaciones formadas por miembros procedentes de diversas generaciones, conformando un panorama tan rico como complejo. Es comprensible que seguirle la pista a tantos personajes resulte difícil: por eso mismo existe esta sección en la que aprovechamos el lanzamiento de una nueva colección para darle un repaso a su reparto. En esta ocasión volvemos a centrarnos en los mutantes de Krakoa, pues, tras nuestro repaso a los Infernales en la pasada entrega, hoy conoceremos a los integrantes de la última alineación de Factor-X.

X-Factor Dawn of X

Al igual que otros grupos mutantes actuales, como los Merodeadores o los Infernales, este Factor-X tiene poco o nada que ver con el equipo que utilizó dicho nombre por primera vez. El Factor-X original fue el grupo formado por los cinco miembros fundadores de la Patrulla-X, que se reunieron tras el regreso de Jean Grey. La antigua Chica Maravillosa se creía muerta en el Área Azul de la Luna, pero en realidad había estado en animación suspendida mientras la Fuerza Fénix se hacía pasar por ella, se transformaba en Fénix Oscura y, finalmente, se sacrificaba para evitar que su hambre consumiese el universo. Junto a la Chica Maravillosa, Cíclope, la Bestia, el Ángel y el Hombre de Hielo formaron un grupo de rescate para ayudar a mutantes en apuros.

Con el tiempo, los miembros de este Factor-X primigenio acabaron regresando a la Patrulla-X, dando lugar a la formación de un nuevo Factor-X que se convertiría en un grupo mutante sancionado por el gobierno estadounidense y supervisado por un enlace gubernamental: la Doctora Valerie Cooper. Esta fue la encarnación formada por personajes como Kaos, Polaris, Fortachón, el Hombre Múltiple y Loba Venenosa… y también la que constituyó la primera etapa de culto de Peter David como guionista del grupo. La premisa de Factor-X como grupo gubernamental se prolongó durante años, aunque los integrantes del grupo fueron variando. En determinado momento Polaris y el Hombre Múltiple compartieron protagonismo con Forja, Mística, Dientes de Sable y Chico Salvaje. No obstante, también esta alineación se acabó separando.

Factor-X tuvo una tercera vida reconvertido en Investigaciones Factor-X, una agencia de detectives en la que Peter David se reencontró con muchos de los personajes de su ya clásica etapa, dando lugar a una segunda etapa de culto que el tiempo no ha hecho más que revalorizar. En esta época, el Hombre Múltiple encabezó el grupo formado por Syrin, Fortachón, Monet, Loba Venenosa y Ríctor (a los que pronto se les unirían otros como Estrella Rota, Longshot, Darwin o Layla Miller, quizá el personaje más fascinante del reparto). El final de Investigaciones Factor-X dio inicio a una breve etapa en la que el mismo David nos presentó al Nuevo Factor-X, en esta ocasión reconvertido en un grupo de superhéroes financiado por una multinacional, Industrial Serval. Formada por Mercurio, Gambito, Polaris, Peligro, Cifra y Warlock, esta fue la última alineación del grupo hasta la llegada de Amanecer de X.

Ahora que los mutantes habitan en su propia nación, Krakoa, y que los llamados Protocolos de Resurrección son capaces de devolver la vida a cualquier mutante fallecido, han surgido muchas cuestiones. ¿Y si se resucita a un mutante que en realidad no ha muerto? ¿Cómo confirmar una muerte que se ha producido en circunstancias inusuales o extrañas? ¿Quién se ocupa de investigar a los mutantes desaparecidos para darlos por muertos? ¿Cómo investigar un crimen en un mundo plagado de seres superpoderosos? Para responder a estas cuestiones ha surgido una nueva encarnación de Factor-X. Conozcamos ahora a sus miembros:

Estrella del Norte

Jean-Paul Beaubier (Estrella del Norte): Antiguo deportista de élite e integrante del supergrupo canadiense Alpha Flight, Estrella del Norte no siempre ha tenido una buena relación con sus colegas mutantes pese a que ha formado parte de la Patrulla-X en varias ocasiones y ha sido profesor del Instituto Xavier. Su poder mutante le otorga una velocidad sobrehumana y la capacidad de generar estallidos de luz, aunque esta segunda capacidad dependía originalmente de que mantuviese contacto físico con su hermana gemela, Jeanne-Marie Beaubier, la mutante y ex-miembro de Alpha Flight conocida como Aurora. La relación entre los dos hermanos ha sido cuanto menos complicada, tanto por la impulsividad de Jean-Paul como por los problemas psiquiátricos de Jeanne-Marie, afectada por un trastorno de identidad disociativo, pero el vínculo entre ellos sigue siendo muy intenso. Estrella del Norte es el primer superhéroe abiertamente gay de Marvel y, de hecho, también fue el primer personaje homosexual de la editorial que celebró una boda formal: Jean-Paul está felizmente casado con un humano llamado Kyle Jinadu. Es más, pese a que los humanos tienen prohibido el acceso a Krakoa, a Kyle se le ha permitido trasladarse a la isla para vivir junto a su marido.

Polaris

Lorna Dane (Polaris): Lorna es un personaje veterano que ha pasado por diversas colecciones mutantes con el paso de los años. Sus poderes magnéticos son una herencia directa de su padre biológico, Magneto, cuya sombra ha pesado sobre ella desde su primera aparición. Aunque siempre fue reticente a llevar una vida superheroica, muchas veces las circunstancias le obligaron a hacerlo. Polaris tiene un triste historial de ser controlada o manipulada por fuerzas externas: el espía Shi’ar Davan Shakari (alias Erik el Rojo) le lavó el cerebro, la Merodeadora Malicia poseyó su cuerpo durante una larga temporada, su padre Magneto la utilizó como peón cuando gobernaba sobre la isla de Genosha y Apocalipsis la transformó en uno de sus Jinetes. No es de extrañar, por tanto, que haya sufrido graves problemas psicológicos que han ido desde la depresión hasta los ocasionales brotes psicóticos. Si bien durante años ha estado románticamente asociada a Alex Summers, alias Kaos, su relación siempre fue inestable y hoy en día parece haber llegado a su fin. En cambio, la que sí ha mejorado mucho es la relación con su padre, que se ha vuelto más cercana que nunca desde la fundación de Krakoa.

Prodigio

David Alleyne (Prodigio): David era un estudiante brillante hasta que el despertar de su poder mutante puso su vida patas arriba. Su mutación es de naturaleza psicomimética, lo que quiere decir que le permite duplicar las capacidades físicas y mentales de las personas que hay a su alrededor. De esta forma, ya no necesitaba estudiar porque las respuestas de los exámenes simplemente aparecían en su cabeza mientras estuviese cerca del profesor, lo que le llevó a cuestionarse todo lo que había conseguido en la vida a base de trabajo duro. David se convirtió en alumno del Instituto Xavier e integrante del Escuadrón Nuevos Mutantes, pero la llegada del Día-M le despojó de sus poderes. Aún así, permaneció junto a sus compañeros estudiantes y, gracias a la telepatía, recuperó el acceso a todos los conocimientos que su mente había asimilado con el uso de sus poderes, convirtiéndose así en un genio superinteligente. Algún tiempo después se asoció a los Jóvenes Vengadores, donde tuvo que afrontar su bisexualidad y sus sentimientos no correspondidos hacia Hulkling. Con la fundación de Krakoa, David se sometió al ritual mediante el cual debía morir en combate para que los Cinco le resucitasen en un nuevo cuerpo con sus poderes mutantes restaurados.

Chico Ojo

Trevor Hawkins (Chico Ojo): Tener el cuerpo cubierto de ojos no debe ser la mutación más agradable del mundo y si no que le pregunten a Trevor. Chico Ojo fue uno de los jóvenes estudiantes del Instituto Jean Grey dirigido por Lobezno, donde no destacaba por nada salvo por su baja autoestima. Sin embargo, pronto empezó a quedar patente que sus poderes eran mucho más complejos de lo que aparentaban, ya que sus diversos ojos le proporcionaban percepciones muy superiores a las de cualquier humano o mutante. Trevor posee visión microscópica, visión telescópica, infrarrojos, rayos X, visión nocturna y visión térmica, entre otras formas de visión. También es capaz de analizar cualquier lenguaje no verbal y de penetrar cualquier ilusión. Además, su poder tiene un componente psíquico que le permite vislumbrar auras, predecir ataques o descubrir el pasado y las motivaciones de una persona con un simple vistazo. Puede que nunca haya destacado especialmente como Hombre-X, pero lo cierto es que el verdadero potencial de Chico Ojo aún está por descubrirse.

Daken

Akihiro (Daken): La vida de Daken ha sido sangrienta desde el mismo momento de su nacimiento. Hijo de Lobezno y de una mujer japonesa llamada Itsu, el joven mutante fue extraído del útero de su madre después de ser asesinada y sólo sobrevivió gracias al factor curativo que había heredado. Criado en una familia tradicional japonesa y bautizado Akihiro, los criados empezaron a llamarle en secreto “daken”, que significa “mestizo”. Manipulado por un longevo mutante de poderes ferales conocido como Rómulo, Daken inició una larga campaña de ataques contra su odiado padre que al final acabaron conduciéndole a la muerte. No obstante, poco después fue resucitado gracias a la Semilla de Vida de los Gemelos Apocalipsis (véase Imposibles Vengadores). Desde entonces se ha replanteado su relación con su padre y los personajes de su entorno, como X-23. Sin embargo, ha pasado demasiado tiempo siendo un villano fuera de la ley y su moralidad es bastante ambigua, por lo que no siempre es visto con buenos ojos por sus aliados mutantes. Además del factor curativo y las garras de hueso, Daken puede emitir feromonas que le permiten manipular el estado emocional de los demás… aunque no siempre las necesita para resultar atractivo. Daken es abiertamente bisexual y ha tenido parejas de ambos sexos.

Prestigio Rachel Summers

Rachel Summers (Prestigio): Como todo miembro del clan Summers, la historia de Rachel es compleja. Hija de Jean Grey y Scott Summers en el futuro alternativo de Días del Futuro Pasado, Rachel fue obligada a actuar como sabueso cazador de mutantes antes de escapar hacia nuestro presente, donde se unió a la Patrulla-X y reclamó el legado del Fénix. Fue miembro del grupo británico Excalibur, donde sus poderes psíquicos alcanzaron su cénit (Rachel llegó incluso a derrotar al mismísimo Galactus). Tras perderse en la corriente del tiempo, su cronología se dividió en dos líneas temporales: una Rachel llegó al lejano futuro en el que se convirtió en la Madre Askani, mientras que la otra quedó a la deriva durante una larga temporada hasta que fue devuelta al presente. Reunida de nuevo con la Patrulla-X, Rachel asistió impotente a la masacre del clan Grey y fue perseguida por los Shi’ar a causa de haber sido uno de los pasados huéspedes del Fénix. Tras reponerse de aquel trance, volvió a la Patrulla-X y cambió su nombre en clave por el de Prestigio (en la época de Patrulla-X Oro), aunque no mucho después volvió a ser revertida a su forma de sabueso cazamutantes (durante Exterminio). Fue rescatada por el joven Cable, su “hermano” de otra línea temporal, y por X-Force poco antes de la fundación de Krakoa. Cabe mencionar que, gracias a su amiga Kate Pryde, ahora Rachel está al cuidado de una mascota muy especial procedente de Mundomojo (véase Merodeadores).

Todos estos personajes han pasado por un importante lavado de cara gracias al arte de David Baldeón, actual dibujante de Factor-X y diseñador de los nuevos uniformes que visten los miembros del grupo. Los guiones corren a cargo de Leah Williams, que ya en su primer número nos explica la formación del grupo y su primera misión: investigar la desaparición de Jeanne-Marie Beaubier, alias Aurora, la hermana de Estrella del Norte. Para ganarse la aprobación de los Cinco y el Concilio Silencioso de Krakoa, los miembros de Factor-X deberán determinar qué ha sido de Aurora y si se pueden aplicar los Protocolos de Resurrección en su caso. ¿Habrá muerto realmente? ¿Y si es así cuál ha sido la causa de su muerte? La respuesta la encontraremos en las páginas de esta colección, que promete solucionar muchas cuestiones acerca del proceso de resurrección de los mutantes de Krakoa.

Hablemos de clásicos

El mes de diciembre suele ser un mes de recapitulaciones, de despedidas y apuestas por lo que está por venir. El año en curso, no lo vamos a negar, ha sido nefasto, en demasiados ámbitos como para cerrar los ojos. Pero en lo más oscuro de la noche, siempre aparece una luz, al final del túnel. En nuestro caso, los cómics son ese pequeño reducto en el que nos gusta recluirnos, para sentirnos mejor. Y en esta sección nos pirran los clásicos, qué le vamos a hacer. A la espera de la llegada del ansiado plan comercial anual de Panini, este mes nos deja sin ningún lanzamiento de relumbrón para nuestra área. Lo que no quiere decir que la editorial italiana haya descuidado el sector más viejuno.

Comenzamos el año con la consecución de un debe especialmente ansiado, la publicación del Omnigold número uno del Poderoso Thor, con los episodios de Journey into Mistery #83-96 y los “Relatos de Asgard”, sin retocar, es decir, con su color original remasterizado. Con este tomo se cierra la etapa fundacional del Dios del Trueno, ya que con los cinco Omnigold restantes, circulando desde años anteriores, y la continuación en tapa blanda, tenemos la integridad de su recorrido desde el año 1962 hasta 1980.

También cerramos la etapa de la llamada Patrulla-X original, la formación primigenia que vio cancelada sus aventuras a inicios de 1970. Con el Omnigold tres llegamos a los momentos más destacados de encarnación original, con Roy Thomas a los guiones y Neal Adams a los lápices, pura historia de Marvel. En cuanto a los X-Men, estamos inmersos en la era dorada de los mutantes, con Chris Claremont a los mandos, por lo que se estima que la máquina andará algo más rauda, con el grupo de los sesenta finiquitado.

Parece que este 2020 ha sido propicio para concluir cuentas pendientes, puesto que dos series prioritarias en la confección del Universo Marvel logran sus objetivos en formato recopilatorio. Hablamos de Amazing Spider-Man y Fantastic Four, que tras diez gloriosos OG, logran juntar numeraciones con las etapas que abrieron a los personajes a la modernidad, la de Roger Stern, con John Romita Jr. al dibujo, y la de John Byrne, como autor completo, respectivamente.

Por el camino hemos tenido continuaciones esperadas, como las del Omnigold dos de Iron Man, uno de los iconos editoriales que más atrasada lleva su recopilación, el Omnibus tres de Conan el Bárbaro, una de las sensaciones editoriales de la temporada pasada, además de sendos Marvel Héroes que sumergen a los Vengadores en los años noventa, cortesía de Bob Harras y Steve Epting y la presentación de una etapa nunca antes vista en su totalidad, en nuestro país, del Doctor Extraño, firmada por Peter B. Gillis. Se puede decir que nada nuevo bajo el sol. Más destacada ha sido la instauración de las llamadas “Bibliotecas”, un formato menos voluminoso de lo hasta ahora habitual respecto a material de décadas pasadas. La Espada Salvaje de Conan (con su sidekick o derivación, Relatos Salvajes) y la Tumba de Drácula abren el camino para lo que todo apunta es el futuro para la publicación de clásicos por parte de Panini.

En HC hemos tenido algo de contenido, con la salida de un flamante volumen de Capa y Puñal, con Novela Gráfica incluida, la entrañable mini serie que Dave Cockrum le dedicó a Rondador Nocturno y una nueva parte del puzle de Marvel Two-in-One, la colección de la Cosa de los 4F hacía equipo con otros superhéroes. Disponemos de los números iniciales de esa cabecera en Marvel Limited Edition y luego sus sagas más recordadas (“Proyecto Pegaso”, “Corona de Serpiente”) en Marvel HC. ¿Tendrá algún sentido esta manera de publicación? Solo el tiempo lo dirá.

No todo han sido noticias a celebrar en el campo editorial. Hemos visto caer una de las grandes apuestas de 2019, el Marvel Facsímil, en el que se trataba de recuperar cómics con gran relvancia en la editorial en formato grapa. Por aquí pasaron desde el Marvel Comics #1, el nacimiento del Capitán América, la llegada de la Visión, la Trilogía de Galactus, la Saga del Planeador Maestro o todo Marvels, entre otras genialidades. Quién sabe si el recién creado Marvel Premiere, dónde se ha incluido La Guerra Kree-Skrull como primer título de la colección, permitirá adscribir a su catálogo sagas míticas a un precio ajustado. Nosotros, al menos, esperamos que así sea.

Llegados a este diciembre del 2020, como ya hemos apuntado, nos hemos quedado sin el clásico a rescatar de rigor. Pero a veces es solo cuestión de fijarse en el espíritu y miren por dónde, hemos encontrado un título perfecto para esta sección. Y para ello debemos recurrir a la línea Marvel Limited Edition. Aquí se publica un volumen integral de ClanDestine de Alan Davis, uno de los autores que mejor saben interpretar el clasicismo del cómic de superhéroes, para bien. Estos personajes no han sido agraciados con el favor del público, a pesar de los esfuerzos de su creador original, por lo que la trayectoria del grupo es más bien errática, algo que creemos que debe ser explicado en profundidad.

Davis es un autor curtido en los años ochenta en la filial inglesa de la Casa de las Ideas, Marvel UK. A pesar de ser un artista muy demandado, Alan no se sentía un profesional per se; de hecho, mantenía un trabajo de operario porque, pese a su pasión por el dibujo, lo consideraba más un hobby (bien remunerado, eso sí). Lo que es indudable es que el dibujante fue llamando la atención, debido a trabajos tan relevantes como Captain Britania o Miracleman (ambos dos con el barbudo de Southampton, Alan Moore). En Estados Unidos le tendían puentes sin cesar, aunque Davis no las tenía todas consigo. Finalmente, el salto se produjo; un paso por DC y luego una asociación con Marvel, de la mano de un valedor tan importante como Chris Claremont, consiguieron que se establecería como una estrella del medio. Alan Davis había logrado su objetivo.

A mediados de los noventa, Davis se encontraba en una tesitura compleja. Su etapa en Excalibur como guionista, un título de la franquicia mutante que él mismo había ayudado a levantar, en asociación con Claremont, le había granjeado otra muesca en su currículo, la de escritor reputado. Ya no solo era de los artistas más fiables del medio, sino que además se había mostrado muy capaz en los guiones. Los editores del mercado USA no paraban de hacerle propuestas. Un panorama soñado para cualquiera, pero no para Davis. En general, no estaba de acuerdo con la deriva grim & gritty que estaba tomando el cómic de superhéroes americano, por lo que desestimó la totalidad de esas propuestas para centrarse en un proyecto personal. La gran pregunta para nuestro protagonista era cómo hacerlo, dado que no tenía ninguna idea; solo necesitaba empezar de cero su historia y tener detrás a un editor que confiase en su propuesta.

Esa reflexión le llevó a sus orígenes, Marvel UK, donde Paul Neary, amigo y colaborador, le otorgaría lo necesario. Un paso importante alejarse de los grandes fastos para crear algo pequeño, pero trascendente para su carrera como autor. Fue el propio Neary el que le sugirió hacer un flamante grupo de supers, ya que Alan había destacado en la temática y amaba el género en su esencia. A Davis le pareció tan bien que lo tomó como piedra fundacional de su proyecto y desde ahí comenzó a tirar líneas.

Algo que tenía claro desde sus primeros esbozos es que ese grupo debía pertenecer al Universo Marvel. Alan Davis adoraba el entorno compartido, la continuidad, y le parecía un desperdicio no poder contar con personajes invitados que atrajeran rápidamente la atención. El paraguas que le daba Marvel UK le permitía esa posibilidad, por lo que los nuevos personajes terminarían integrados en el Universo Marvel. Finalmente, optó por conformar una familia, los Destine; nada como un núcleo unido para poder mostrar los conflictos más básicos. De ese concepto también se extrajo el nombre, ClanDestine, ya que el término clan, como familia extendida, es muy habitual en las islas británicas. Misteriosos y ancestrales personajes con poderes que han decidido permanecer ocultos, a ojos del gran público, velando únicamente por sus propios intereses. Walter, Kay, Dominic, Samantha, Rory, Pandora, Adam… pronto serán rostros reconocibles para el aficionado Marvel.

La producción marchaba viento en popa cuando las malas noticias arribaron a los oídos de Davis. La filial europea, en problemas desde hacía años, sufrió un colapso editorial que le llevó a cerrar la práctica totalidad de las series en curso. ¿Fin del proyecto? Por supuesto que no. Solo un cambio de aires. Se trasladaría a la casa madre, donde el propio Paul Neary actuaría de editor, protegiendo el producto, respaldado por el gran jefe, Tom DeFalco. Octubre de 1994 (fecha de portada) es el momento elegido para su salida al mercado y Alan percibe que tiene un gran respaldo por parte de las altas instancias. Se le solicita una historia corta, para Marvel Comics Presents #158, en aras de ir abriendo boca, previa a su salida oficial, y además se elige en los canales oficiales de la compañía como una de las colecciones a seguir. Davis, acompañado a las tintas por Mark Farmer, y al color por Helen Nally y Sophie Heath, está en disposición de contar su historia más personal a todo aquel que se halle interesado.

Los mimbres eran buenos, el artista se encontraba en un momento dulce en cuanto a calidad de su trazo, además de que los argumentos rezuman aromas que hicieron grande al cómic de superhéroes. Parece un título de otro tiempo y quizás por eso su impacto se vio reducido, número a número. El autor llegó a entrar en conflicto con la cúpula del momento, con Mark Gruenwald como máximo responsable, aduciendo presiones e interferencias creativas. DeFalco ya no estaba para apoyarle y Neary quedaba un escalón mucho más bajo. Incluso, Davis llegó a acusar a la editorial de no hacerle publicidad a la serie, a sabiendas. La triste conclusión es que abandonó en su #8, cediendo Gruenwald las riendas creativas al equipo formado por Glen Dakin y Pino Rinaldi. En cuatro ejemplares, ya que la colección cerró en el #12, se cargaron casi todo lo bueno dejado por Davis. Obviamente, estos números serán ignorados por Alan cuando retorne a sus personajes, entrando ese postrero ciclo en esa categoría tan random conocida como “un sueño de Resines”.

El ansiado reencuentro se produjo un año después, en 1996, cuando Bob Harras, como editor en jefe, autorizó un crossover con la Patrulla-X con Davis como autor completo. ClanDestine Vs X-Men se planteó como una mini de dos números, más que nada para cerrar cabos sueltos y arreglar los desaguisados heredados. Nada presagiaba que hubiera más proyectos a la vuelta de la esquina para con los personajes.

El segundo volumen de ClanDestine se data ya de 2008, más de una década después. Una corta etapa, con apenas cinco ejemplares en su haber, en plena era de Joe Quesada. Tom Breevort se encargó de editar y de que Davis tuviera todo lo necesario para contar su historia.

Finalmente, en 2012, cuando se estaba dirimiendo el próximo movimiento editorial, el Marvel Now!, Alan Davis se hizo cargo de los tres annuals de Fantastic Four, Wolverine y Daredevil, para articular una trama río conectada en los tres especiales, con el clan de los Destine de evidente protagonista. Un último baile para el creador, pues desde ese entonces no se han vuelto a dejar ver los personajes. Y desde luego, a nadie se le va a ocurrir hacerlo si Davis no está involucrado.

Todo este material es el que incluye el MLE de diciembre, sin contar con los números apócrifos no realizados por el creador original, que se han desechado, con buen criterio, por parte de Panini y SD. Como ven, cómics de escasa duración, publicados sin una periodicidad consecuente, pero que para nada deben ser ninguneados por el buen aficionado a las mallas. Es la obra más personal de Alan Davis, aquella en la que más esfuerzo puso para su éxito. Solo por eso, ya debe ser más que suficiente motivo para su recomendación.

Otras reediciones

Marvel Must-Have. El Guantelete del Infinito

Si algo tiene de bueno el formato Marvel Must-Have, es que reedita a un precio muy asequible obras de Marvel que pueden ser más actuales o más clásicas, pero que sin duda son definitorias para su Universo. Este es el caso, sin duda, del Guantelete del Infinito, obra con la que Jim Starlin culminó el regreso de Thanos que él mismo comenzó casi veinte años después de su última aparición y en el que el Titán Loco abandonaba el Cubo Cósmico para sustituirlo por las Gemas del Infinito, unidas en un Guantelete que le permitían hacerlo, pues en fin… TODO.

Panini recupera este clásico como obra autónoma, si bien su anterior reedición fue reciente, dentro de aquella maravillosa Colección Jim Starlin, no está de más recuperar esta pedazo de obra, en la que Ron Lim lo hizo mejor que nunca, pero en la que contamos con el dibujo de George Pérez para la mayor parte del evento, que deja en pañales a cualquiera.

Descubre por muy poco, dónde se inspiraron los Hermanos Russo para sus dos últimas películas de Los Vengadores.

Marvel Must-Have. La Muerte de Lobezno

Y con Marvel Must-Have seguimos. Pero esta vez no os hablaremos del bastardo de Titán, si no de cierto mutante canadiense con garras de adamantium que en este tomo se despidió de la vida… aunque como bien sabemos, no para siempre.

Dentro de All New All Different (but just the same as always) Marvel, Lobezno se trataba de un personaje con el que hacía tiempo que la editorial no sabía muy bien qué hacer, teniendo mucho más empaque tanto el Viejo Logan, que formaba parte del Universo Marvel tradicional desde las Secret Wars a las que acabamos de juzgar, y desde luego Lobezna, siendo X-23 quien adoptaba el legado de su clon y figura paterna.

Por eso, Marvel decidió matar al Lobezno original, como siempre para traerlo de vuelta cuando lo echáramos más de menos, y de ello se encargó el cumplidor Charles Soule, que en este tomo nos regaló una historia muy entretenida en la que uno de los personajes más difíciles de defenestrar de Marvel veía su fin.

Marvel Premiere. Doctor Extraño 1. El Camino de lo Oculto.

En el año 2016 el Doctor Extraño llegó a los cines de todo el mundo, y por eso, necesitaba una serie en cómic que nos recordara a los lectores que el personaje existía y que tenía muchísima entidad e importancia por sí mismo, y no solo cuando aparecía en eventos editoriales de calado, o ayudando a Spiderman y a Los Vengadores.

El encargado de realizar su serie fue Jason Aaron, que compaginó la misma con su magnífico Thor, acompañado de un Chris Bachalo que enfrentó a Extraño y a otros hechiceros contra un mal que ansiaba la extinción de toda la magia.

Hete aquí el comienzo de dicha etapa.

Marvel Premiere. Los Cuatro Fantásticos 1. Para Siempre

El formato Marvel Premiere nos trae diversos cómics Marvel en formato TPB Americano a un precio irresistible. Este mes, además del Doctor Extraño de Jason Aaron, llega el comienzo de la actual etapa de Los Cuatro Fantásticos, la de Dan Slott, que tantos altibajos sufre. Sin embargo, su comienzo, con el magnífico dibujo de Sara Pichelli no estuvo nada mal, acaecido tras cuatro años en los que no supimos nada de la Primera Familia, el grupo superheroico fundacional del Universo Marvel.

No hay nada como quitarte lo que tienes para que aprendas a apreciarlo como se merece, y así ansiarás su regreso. Esto es lo que ocurrió con Los Cuatro Fantásticos, y aquí, podréis conocer su comienzo.

Marvel Saga. El Asombroso Spiderman 48. Universo Spiderman.

Finalmente, no podemos cerrar el apartado de reediciones sin antes hacer referencia a este Marvel Saga de Spiderman, en el que se recopila dentro de la reunión en formato tomo mensual de todo el Spiderman moderno desde JMS hasta el final de la etapa de Dan Slott, el gran evento arácnido de este último (que vimos hace poco en formato Must-Have) en un tomo que no solo recoge Universo Spiderman, sino también los tie in correspondientes, incluidos los pertenecientes a la serie regular del arácnido.

El Peter Parker convencional, el 616, se une a Spider-Gwen, Miles Morales, Spiderman Superior, Spider-Ham, Spiderman Noir, el de las tiras de prensa, Spider Gwen, Spider Girl, Spider Woman y a un laaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarguísimo etcétera de versiones arácnidas contra Los Herederos, la familia de Morlun que ha venido a comer… y que esta vez no se va a conformar con una sola arañita.

Sepadarador Magazine Marvel

Aquellas maravillosas novedades

Pensábamos que este momento nunca llegaría, pero aquí está al fin. ¡Estamos en el último mes de este infame 2020! Si hubiésemos tenido una máquina del tiempo nos habríamos saltado este año por completo, pero como seguimos teniendo prohibido acercarnos a cualquier dispositivo de desplazamiento temporal hemos tenido que viajar hacia el futuro al mismo ritmo que el resto del mundo: día a día. Afortunadamente, nada nos impide viajar hacia el pasado usando nuestra imaginación. Para nuestro último paseo por la memoria de este año vamos a recuperar cinco novedades del pasado; pero no necesariamente las mejores ni las más destacadas, porque lo interesante aquí no es el cómic en cuestión sino la batallita que lleva asociada. ¿Recuerdas lo que pasó…?

¿… hace un año? En diciembre de 2019 Panini nos trajo el último proyecto del inefable Rob Liefeld para Marvel: Comandante X. En ese momento estábamos todos distraídos con Dinastía de X y Potencias de X, así que no prestamos suficiente atención a la auténtica revolución mutante. En efecto, nos dejamos engañar por las enrevesadas y tramposas tramas de Hickman e ignoramos la pureza de la propuesta de Liefeld. Más duro que Cable y más despiadado que Lobezno, el Comandante X llegó desde el futuro para enseñarnos cómo se hace un buen cómic mutante. Aquello sí que era novedoso. ¿Un protagonista enmascarado con un traje rojo y dos espadas en la espalda? ¿Dónde se había visto eso antes? Y además era un viajero del tiempo venido desde un terrible futuro. ¿Acaso se había hecho antes algo así? Es cierto que al bueno de Rob se le olvidaron algunas cosas sin importancia en aquel cómic (dibujar los fondos, las reglas de la perspectiva, la anatomía más básica…), pero el resultado fue una oda al exceso y a la hipérbole que aún nos cuesta creer. Ay, no nos merecemos a Rob.

¿… hace cinco años? En diciembre de 2015, en plenas Secret Wars, la Casa de las Ideas nos invitó a revisitar algunos viejos escenarios con la excusa de los distintos fragmentos que formaban Mundo de Batalla. Así nos reencontramos con historias como Civil War o Futuro Imperfecto, pero con una nueva vuelta de tuerca. En el terreno de los mutantes nos tocó volver a los tiempos de Inferno, de Días del Futuro Pasado… y de La Era de Apocalipsis. Cuando se publicó a mediados de los noventa, La Era de Apocalipsis supuso un hito para muchos lectores. Aquella saga, con sus más y sus menos, tuvo un final perfecto que la elevó a la categoría de leyenda. Sin embargo, su éxito hizo que la tentación de volver a aquel futuro distópico dominado por En Sabah Nur fuese irresistible y no tardaron en llegar las innecesarias secuelas. Pero claro, lo único que hicieron los posteriores regresos a La Era de Apocalipsis fue restarle valor a su final original, empañando así su leyenda. De esta forma, cuando Secret Wars nos invitó a regresar una vez más a La Era de Apocalipsis habíamos vuelto tantas veces ya que el viaje nos resultó muy poco apetecible.

¿… hace diez años? En diciembre de 2010 tuvimos una historia en la que Roger Stern se reencontraba con el trepamuros para homenajear uno de sus grandes clásicos: la mítica historia ochentera Nada puede detener al Juggernaut. No obstante, en esta ocasión el veterano escritor nos pilló a todos desprevenidos diciéndonos que Algo puede detener al Juggernaut. Esta historia jugaba con las expectativas de aquellos que habían leído la original y empezaba con el Juggernaut siendo derrotado por un oponente desconocido. ¿Qué oportunidades iba a tener entonces Spidey contra semejante rival? Siempre nos sorprenderá la facilidad con la que Stern construye una historia interesante con los elementos más sencillos. Incluso aunque los elementos de esa historia hayan sido reutilizados nunca saben a refrito si es él quien los cocina. En cambio, otros guionistas no logran quitarse de encima el sabor a refrito ni cuando cocinan con ingredientes frescos.

¿…hace veinte años? En diciembre de 2000, Cómics Forum nos invitó a la boda entre la Mujer Invisible y el Doctor Muerte. Aquella boda tenía trampa, porque en realidad dentro de la armadura estaba Reed Richards, que se había quedado atrapado en la vestimenta de su archienemigo. De hecho, la historia tenía su miga porque en aquel entonces se estaba publicando Tierra X, en cuyo futuro alternativo Reed vestía la armadura de Muerte y vivía en su castillo llorando la pérdida de su esposa. Parecía que había en marcha un plan muy interesante sobre el destino de Mr. Fantástico, pero al final la cosa no llegó a cuajar del todo. Sin duda esa fue una época extraña para el cuarteto fantástico. Su guionista era nada menos que el mismísimo Patriarca Mutante Chris Claremont, a quien le llegó el proyecto de rebote y sin estar preparado. El pobre tuvo que apañarse como pudo, llegando a reciclar ideas y personajes de otras series como Excalibur (incluso quiso traerse a Kitty Pryde a los 4F, aunque los editores no le dejaron). Sus propuestas no siempre llegaron a funcionar y la boda entre Sue y “Muerte” podría haber dado mucho más juego, desde luego, pero en esta casa estamos dispuestos a defender con uñas y dientes todos los trabajos de Claremont. Incluso los malos.

¿… hace la tira de años, en un mes de diciembre como este? Allá por diciembre de 1969 llegó el primer número de Spiderman de Ediciones Vértice a los quioscos españoles. La editorial había comenzado a publicar la colección de los 4 Fantásticos alrededor de septiembre de aquel año, por lo que la llegada de Marvel a nuestro país ya era una realidad en ese momento. Cuesta imaginarse qué pensaron los lectores cuando se encontraron con ese librito en blanco y negro en cuya portada aparecía un hombre con un distraz de colores chillones y una araña en el pecho. En la era anterior a Internet y a las redes sociales casi nadie debía saber qué era aquello del Universo Marvel o quiénes eran esos Stan Lee y Steve Ditko. Ni siquiera el concepto de superhéroe debía ser el mismo que hoy en día: aquello eran “historias gráficas para adultos” y costaban 25 pesetas, un precio nada desdeñable. Desde entonces han pasado algo más de cincuenta años. ¡Cincuenta años! ¡Medio siglo! Un chaval que leyese aquel tebeo con once o doce años hoy tendría edad de ser abuelo. Ay, qué mareo. A veces no hace falta subirse a una máquina del tiempo para sentir el peso de los años.

Magazine Marvel Maravillosas novedades Diciembre 2020



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