Javier Vázquez Delgado recomienda: Superman #17-22

Edición original: Superman 17-22, Action Comics 1017-1022, Superman: Heroes núm. 1 USA (one-shot), Superman: Villains núm. 1 USA (one-shot), Supergirl núm. 41 USA.
Edición nacional/ España:ECC Ediciones.
Guion: Brian Michael Bendis, Greg Rucka, Jody Houser, Matt Fraction.
Dibujo: John Romita Jr., Kevin Maguire, Klaus Janson, Rachael Stott, Bryan Hitch, Cully Hamner, Jim Mahfood, Kevin Maguire, Michael Gaydos, Mike Norton, Mike Perkins, Riley Rossmo, Scott Godlewski, Steve Lieber.
Entintado: Joe Prado, Klaus Jackson.
Color:Alex Sinclair, Andrew Dalhouse, Brad Anderson.
Formato:Grapa, 72-88 págs. A color.
Precio: 7,25 – 4,95 euros.

La llegada de Bendis a Superman fue todo un cambio para la serie del Hombre Acero. El trabajo previo realizado por Tomasi convencía a los aficionados y con el fichaje del guionista, que había sido uno de los principales motores creativos de Marvel, las expectativas eran grandes tanto en lo positivo como en lo negativo.

Su primera toma de contacto con el personaje llegó a través de la miniserie Hombre de Acero, en la que daba entrada a Rogol, nuevo villano para Superman, con el que emprendía una nueva etapa tanto en las series de Superman como en la de Action Comics. Su primer arco denotaba como Bendis llegaba a la serie a implantar un estilo diametralmente opuesto al que había tenido hasta ese momento, llevando a Kal al espacio exterior y centrando la atención en los bajos fondos de la ciudad de Metrópolis. Una oda galáctica fiel a la narración descompresiva que caracteriza a Bendis.

Superados estos números y tras los pasos necesarios para implantar la semilla que llevaría al lanzamiento de la serie regular de la Legión, Bendis acomete en que puede ser el arco argumental más controvertido (y podría incluso debatirse si es el mejor hasta la fecha) de su etapa, al lanzarse de lleno a tratar de frente el tema de la doble identidad de Clark Kent / Kal-El.

Por otro lado, en la serie de Action Comics, Bendis, se centra en el enfrentamiento entre Superman y al Legión de la Condena, visto ya en la serie de la Liga de la Justicia durante la espesa etapa de Snyder.

Dos series, un mismo guionista, un resultado muy dispar tanto en lo narrativo como en lo gráfico que vamos a diseccionar en los siguientes párrafos.

Si centramos la atención en Superman y en el arco titulado, La Verdad, nos encontramos con la controvertida decisión de dejar a Superman sin identidad secreta. Sin duda se trata de un volantazo muy potente ya que se trata de romper con lo establecido en el Action Comics #01 de 1938. Juzgar la conveniencia de esta decisión entra en el terreno personal de cada lector, siendo algo que será toda una afrenta para algunos, mientras que para otros es el paso lógico de algo que hoy en día ya no se puede sostener de forma medianamente creíble.

La historia se centra en el momento en el que Clark decide comunicar que él es Superman. Una decisión meditada, que Bendis va a explorar desde distintos puntos de vista a lo largo de todo el arco. Veremos las reacciones laborales, las familiares, las de sus compañeros de la Liga de la Justicia y las sociales, en el proceso de aceptación de tal revelación.

Es aquí donde está el valor de este arco argumental, más allá de la inclusión de Mongul como ente desestabilizador y excusa para incluir acción extrema sin dejar de lado a los Planetas Unidos, al centrar la atención en como los secundarios de oro, Jimmy, Perry y demás miembros del Planet deben asumir esta nueva realidad. Pero Bendis no se queda solo en el Planet y lo lleva más lejos, a otros periódicos, competencia del Planet, donde poder realizar interesantes reflexiones sobre las consecuencias de que Clark sea también Superman. Un disfrute para los sentidos que el guionista sabe gestionar con habilidad absoluta.

Por otro lado, tenemos la parte familiar, más allá de Lois, cuando Clark visita a sus padres. Un momento íntimo, cercano, cargado de compresión y afecto, que de nuevo se resuelve con inteligencia por parte del guionista.

Mas superficial, pero no por ello menos eficiente, es el trato que recibe la revelación entre los miembros de la Liga de la Justicia. Un instante breve pero intenso, con el que Bendis se permite mostrar al lector un sinfín de reacciones simultáneas en un ejercicio de dibujo muy potente por parte de Reis y que invita al lector a la observación detenida de cada rostro reunido en el Salón de la Justicia.

Y, por último, pero no por ello menos importante, está la parte social, la gente de a pie, todos aquellos que han visto tanta y tantas veces surcar los cielos a Superman y que ahora lo ven de forma absolutamente distinta. Aunque puede que en realidad no sea tan distinta.

Con este arco argumental lo que Bendis logra es hacer una transición muy orgánica, que abre nuevas posibilidades a futuro y que rompe con un estatus férreo que tal vez ya arrastraba cierto aroma a rancio. Obviamente el valor de este arco argumental podrá ser determinado y medido con el paso del tiempo cuando se vayan viendo las distintas consecuencias que se vayan derivando.

La parte de Mongul también da paso a abrir una potente subtrama con Lois en medio del huracán, que Bendis aquí resuelve con trampa y que crea cierta decepción a la hora de leerla ya que, tras su planteamiento tan directo y abrumador, no se concreta y solventa de manera muy hábil.

Lo que si se encuentra son momentos para la reflexión sobre como Superman se ve a sí mismo ahora que no carga con la mochila de la identidad secreta, con confesiones al lector de un importante calado psicológico que permite ver como Bendis a intentado meterse (con bastante éxito) en la cabeza del Hombre de Acero.

En medio de esta saga, en la edición española de la serie, ECC llegó al número 100, y para celebrarlo publicó un especial que encartaba los especiales Superman: Héroes y Superman: Villanos. Dos números muy interesantes en los que se hace un recorrido pormenorizado por los aspectos comentados, así como las reacciones de los villanos a la revelación de la identidad secreta de Superman. Un especial que no esta exento de humor y que resulta especialmente interesante, poblado de grandes y talentosos dibujantes.

En lo gráfico, Superman disfruta de un aspecto visual envidiable gracias a la potencia visual de Ivan Reis, secundado por un Maguire fiel a su estilo, que logran que todo el conjunto luzca de forma impresionante.

Por el lado de Action Comics, las sensaciones son completamente distintas.

La historia resuena poco en el lector. Se trata de ampliar más una trama ya vista en la Liga, con apenas ya interés real por el agotamiento al que ha sometido Snyder a los pacientes lectores de la Liga. En Action Bendis aprovecha la oportunidad para jugar con sus jugueteas, Young Justice y Leviatán, en una aventura poco inspirada en la que sobran los discursos y la moralina, y que podría haberse resuelto en la mitad de entregas.

Y si no fuera ya suficiente con esto, en lo gráfico tenemos a John Romita Jr. en un estado de forma deplorable, muy alejado del Romita de antaño. Su trabajo está carente de estilo, se muestra sobrio, mecánico, rígido, desganado, sin detalle, sin fuerza alguna, con profundos problemas de anatomía, en el que todo aparece distorsionado y carente de vida.

Por tanto, en la serie de ECC, se dan la mano dos historias muy distintas, con resultados muy dispares, que hacen que el conjunto se muestre descompensado. Action acaba dejando la puerta abierta a una trama que promete dar mejores resultados y Superman que tiene ante sí el reto de gestionar lo sucedido con relación a la identidad de Clark. Y aunque se esté ante una serie desequilibrada, la propuesta y trabajo de Bendis si convence en términos generales cuando un lector decide dejarse el dinero en la serie que une las dos colecciones USA del Hombre de Acero.



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