Javier Vázquez Delgado recomienda: Babyteeth 3: La Cuna
Edición original: Babyteeth 11-15.
Edición nacional/ España: Planeta Cómic.
Guión: Donny Cates.
Dibujo: Garry Brown.
Color: Mark Englert.
Traducción: Marina Borrás Ferrá.
Formato: Tomo, 128 páginas.
Precio: 14,95 €.
-“Arderéis a perpetuidad”
-“Cómeme el coño”
Seguimos con nuestro análisis de las obras de Aftershock que publica Planeta Cómics en nuestro país, y lo hacemos pagando una pequeña deuda que adquirimos, por culpa de la situación actual y la incapacidad de acercarnos a nuestras librerías a tiempo (y ya puestos, si queréis saber más sobre Aftershock nada mejor que recordar el podcast que hicimos hace unas semanas ). Con ello volvemos a Babyteeth, la serie de Donny Cates y Garry Brown, continuando las reseñas del primer tomo (aquí) y del segundo (aquí), para ver cómo evoluciona esta colección que, desde el principio, se sitúa entre lo mejor de la editorial.
El principal aliciente para hacerse con esta serie, aquello que nos animaba a comprarla, era el nombre del guionista. Donny Cates es una de las estrellas de la Marvel actual, donde está teniendo sus éxitos con Thor y Veneno, hasta desarrollará el siguiente gran evento de la editorial, King in black. Pero a la hora de hablar de Cates debemos separarnos de sus trabajos en la casa de las ideas por la sencilla razón de que son cómics bastante diferentes. En las anteriores reseñas defendía que este no es el Cates ligero y divertido, que va a la acción rápida, que encontramos en Marvel, sino que es el Cates reflexivo que va directo al corazón, con diálogos trabajados entre personajes profundos, como pudimos ver, por ejemplo, en su God Country. Este tercer tomo viene a certificar esa idea. Aunque hay algo de acción, como en los dos anteriores, no deja de ser un momento para crear cierta tensión y cierta sensación de persecución, pero lo mejor del tomo se dan en las paradas.
Con Gerry Brown poco más puedo decir que no haya dicho en las dos entradas anteriores, es un dibujante muy especial, diferente, de esos que o te entran por el ojo o no te entran. En mi caso me gustó mucho en el primer tomo, porque era una historia que se desarrollaba mucho en espacios cerrados, que utilizaba mucho el negro para jugar con las sombras, y eso se le da muy bien. El segundo tomo, al ser más luminoso, su estilo peculiar quedaba un poco peor, el miedo era más tipo “secta” que tipo “acechar en las sombras”.
Con el tercer tomo el dibujante retoma un poco lo visto en el primer tomo, lo que hace pensar que quizás el color de Mark Englert sea su problema. En el anterior había mucha luminosidad, mucho color claro, lógico si quieres ambientar la serie en una zona con casas bonitas y muchas familias. Pero en este tercero volvemos a la preponderancia de dos tonalidades frente al resto, una primera parte donde vuelve la oscuridad y una segunda donde hay rojo por todos los lados, ambos le sientan muy bien al dibujante. Además demuestra más imaginación para las escenas y consigue devolver la fuerza expresiva a los rostros que tenían en el primer tomo.
Podemos decir que la historia de este tomo se divide en dos partes, la Tierra en la primera mitad y el Reino Rojo (conocido más vulgarmente como el Infierno) en la segunda. Ambas siguen la misma línea de siempre pero difieren entre ellas por la acción y por las respuestas, porque en este tomo tenemos muchas. Eso sí, el esquema de tomo es prácticamente el mismo que el de los dos anteriores, una calma inicial a la que le sigue una tensión que va creciendo número a número hasta explotar en unas escenas de acción finales que acaban con un cliffhanger enorme. De los que enganchan. Mucho.
De hecho el anterior cliffhanger, con Clark y Heather cayendo en ese Infierno a través del portal que había abierto el niño nos dejó mordiéndonos las uñas, y los autores no dan una respuesta inmediata, saben aguantarlo hasta la mitad del tomo ofreciendo además una parte magnífica que recuerda mucho a ese primer tomo, donde los diálogos, la comprensión y las vidas de otros son lo que realmente nos atrapan. Cosa que además enlaza con el principio del tomo, con lo que parece que la serie no se va a alargar hasta la extenuación.
También vemos que, aunque tenga paradas para los diálogos profundos, esta serie no se hará eterna por cómo suceden las cosas en la segunda parte, en la dedicada al Infierno. Si bien podríamos haber visto historias de Clark, Heather y Marty en su tiempo dentro del Reino Rojo, los autores deciden ir directos al grano, lo cual se agradece, y lo hacen de forma que logran que empaticemos con cada uno de ellos, hasta con el demonio, solo con unas pocas frases y unos simples gestos.
Vemos al gran demonio jefe, a Satanás, pero en esa parte no profundizaré para que el lector lo descubra por sí mismo. Solo diré que me parece una mezcla de ideas variadas que hemos visto en diferentes obras, pero me ha encantado la manera en la que los autores juegan con diferentes conceptos e incluso con el lector. Certificando así lo que afirmaba en el principio de la reseña, a saber, que no es una obra que vaya al entretenimiento sencillo, que es un Donny Cates distinto al de Marvel y, para mi, considerablemente mejor.
Con este tomo nos ponemos a la casi a la altura de la serie en Estados Unidos, que sufrió un parón durante el pasado 2020, en el que solo se vio un número. Así que de momento hay dos más de los que recopila este tomo, esperemos que la continúen pronto y que veamos un cuarto durante 2021.
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