Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNSeries – WandaVision. Episodio 4 – Interrumpimos este programa

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Género: Ciencia Ficción, Comedia, Acción, Aventuras
Creador Jac Schaeffer y Matt Shakman.
Reparto: Elizabeth Olsen, Paul Bettany, Debra Jo Rupp, Fred Melamed, Kathryn Hahn, Teyonah Parris, Kat Dennings, Randall Park, Jolene Purdy, Asif Ali, Emma Caulfield Ford, Shane Berengue, Shaun MacLean.
Producción: Marvel Studios / Walt Disney Television.
Canal: Disney +

Aviso de Spoilers: El artículo que sigue a continuación podría contener spoilers y detalles argumentales de los dos primeros capítulos de WandaVision (Bruja Escarlata y Vision), por lo que si estás interesado en esta serie mejor detenen tú camino en este punto y vuelve más tarde. ¡Hazlo por los niños!

WandaVision (Bruja Escarlata y Visión en castellano) mezcla el estilo de las comedias de situación clásicas con el universo cinematográfico de Marvel Studios. Wanda Maximoff y Visión, una pareja de superhéroes que tienen una vida ideal en una zona residencial, empiezan a sospechar que no todo es lo que parece. Matt Shackman es el director de la nueva serie y Jac Schaeffer, la guionista principal. El tercer capítulo de nueve de esta miniserie tiene por título Interrumpimos este programa. En esta entrega veremos lo que ha estado pasando el en mundo real, fuera de la realidad en la que están atrapados Wanda y Visión. La serie está protagonizada por Elizabeth Olsen y Paul Bettany que recuperan sus papeles dento del universo de Marvel Studios. En el reparto también aparecen Teyonah Parris, Kat Dennings, Randall Park y Kathryn Hahn. La serie se ambienta en la continuidad del universo cinematográfico de Marvel Studios después de los acontecimentos de Vengadores: Endgame. ¿Ya has visto el último capítulo? ¿Qué te ha parecido?

WandaVision. Episodio 4 – Interrumpimos este programa

El show de Wanda, por Ángel García

Desde el primer capítulo, se nos ha mostrado que la acción de la serie se divide en dos grandes puntos de vista, el de nuestra familia de Vengadores, por un lado, y el de los, a falta de un término mejor para definirlos, moradores, puros espectadores que permanecen atentos a cada gesto de Wanda y Visión a través de viejas pantallas de televisión.

Los primeros tres capítulos se han centrado casi exclusivamente en los primeros, de tal manera que hemos ido viendo los quehaceres diarios de la pareja, sus primeros problemas para encajar con el vecindario, la exhibición de magia en el recital y, finalmente, el embarazo y parto de los dos nuevos retoños de la familia. En ese sentido, el guion ha sido muy inteligente, dándonos pequeñas pistas, mensajes e intervenciones que no encajaban con la tónica general, preparándonos de ese modo para lo que viniera a continuación. Una nueva vecina, Geraldine, desencadenó la primera gran revelación al final del episodio pasado. Con su expulsión de la ciudad veíamos, al fin, al campamento montado a las afueras de la idílica ciudad de Westview.

¿Qué dirección tomaría la serie a partir de entonces?

En primer lugar, tenemos una escena en retrospectiva en la que se revela la identidad de Geraldine, no siendo otra que Monica Rambeau, la hija de Maria, a la que ya pudimos ver en Capitana Marvel. La inteligencia del libreto, en esta ocasión, pasa por el modo de revelarlo, al devolvernos a un escenario conocido por cualquier fan del UCM, el fin del lapso y la vuelta a la Tierra de aquellos afectados por la empresa genocida del Titán Loco. Al introducirla de este modo en la acción, ya resulta un personaje perfectamente integrado con el resto del Universo Marvel, sin necesidad de agotar minutos de pantalla creando un conflicto inicial para Monica.

A continuación, no obstante, se nos lleva por un camino francamente irregular. En lugar de mantener vivo el suspense y misterio acerca de muchas de las escenas presentadas con anterioridad en la serie, se va desgranando una por una casi toda duda que pudiera haber acerca de Westview, su origen, situación e identidad a ojos del mundo, así como la identidad de miembros del destacamento policial. Es un modo de romper con la magia y encanto de los episodios pasados que, a falta de un mayor conocimiento de lo que ocurrirá en próximas entregas, no se acoge, de primeras, a la idea que la serie parecía plantear.

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Tenemos, eso sí, contribuciones estelares, como la reaparición de Jimmy Woo, personaje de Agentes de Shield Y Ant-man y la Avispa, que ayuda a dar cohesión al Universo, dando paso a su vez, al regreso de otra vieja conocida de Thor, Darcy Lewis, que se erige como la protagonista principal del episodio. Considero que, si bien ambos resultan correctos, se ven afectados por cargar con tantos minutos de trama en su primera aparición en la serie.

La dirección de Matt Shakman se mantiene adecuada a lo largo de todo el episodio, con referencias atractivas a producciones como Perdidos, en concreto al final de la primera temporada y a ese impagable comienzo de la segunda, estableciendo a su vez una cercanía no solo visual, sino también temática: las dudas acerca de lo que se encuentra al otro lado, el desconocimiento sobre lo que ocurre para el aparente enemigo, así como la sensación continúa de que lo que se ve no es ni la mitad de lo que está sucediendo.

En último lugar, de vuelta al vecindario, tenemos un momento sobrecogedor para Wanda, que parece revelar, al fin, tanto las intenciones de esta nueva realidad, en la ficción, como las que tienen los propios creadores de cara a la planificación de la serie.

En conclusión, aceptando que esta pueda variar con el visionado completo de la obra, tenemos un capítulo desigual. Aunque no sea tan atractivo como los anteriores, tiene unos minutos finales impactantes que, de ser desarrollados de forma correcta, harán de las delicias del aficionado de Marvel.

Comunication Breakdown, por Juan Luis Daza

Cuarto episodio, We Interrupt This Program, que rompe radicalmente con la propuesta establecida hasta el momento por el proyecto. La acción comienza justo cuando termina el “Lapso” que mediante el chasquido de Thanos portando el Guantelete del Infinito hizo desaparecer a la mitad del universo, siguiendo los pasos de Monica Rambeau volviendo a la realidad y reicorporándose a SWORD para más tarde volver a desaparecer. En la realidad paralela al universo ficticio en forma de sitcom mutante se confirman muchas de nuestras sospechas y para exponerlo las guionistas Jac Schaeffer y Cameron Squieres utilizan como recurso narrativo a la Darcy Lewis de una Kat Dennings felizmente recuperada para el Universo Cinematográfico Marvel. Un pueblo aislado de New Jersey, llamado Westview, es el punto neurálgico desde el que Wanda Maximoff está ejerciendo lo que parecer ser una poderosa cantidad de energía mediante la que ha creado el mundo alternativo que hasta ese momento habíamos experimentado con los tres primeros episodios.

De esta manera, y mediante el personaje de Lewis o sus colaboradores, vemos lo acontecido en las tres anteriores entregas desde el “otro lado de la pantalla” desvelándose que aquellas disrupciones repartidas por el metraje en las que el idílico “decorado” en el que habitan Wanda y Visión se veía interrumpido abruptamente se debía a los intentos por parte de SWORD y otras divisiones militares de recuperar a Rambeau y conocer cuál es la naturaleza de esa emisión de una comedia de situación que en el mundo real sólo puede verse adecuadamente con antiguos televisores con tubo de imagen. Una vez los agentes descubren la forma televisiva de esta forzada fantasía entra en escena la metaficción cuando descubrimos la personalidad real del “reparto” de actores a los que Wanda ha asignado los personajes secundarios de la que ahora es su vida autocontenida. Una alarde narrativo que da una dimesionalidad nueva a la propuesta de Marvel Studios haciéndola parecer un episodio de The Twilight Zone.

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La puesta en escena de Matt Shakeman cada vez más cuidada y minuciosa, los medidos giros a golpe de guión de Schaeffer y su equipo de escritores que conectan cada vez más la miniserie con el UCM, la labor de todo el reparto o un clímax final con apuntes de terror y rematado por Voodoo Child de Jimi Hendrix suponen el el cierre perfecto para el que hasta ahora es el mejor episodio de WandaVision, hazaña más meritoria si cabe teniendo en cuenta el alto nivel de los anteriores. Varios de los implicados en su producción, entre ellos el mismo Paul Bettany, comentaron que este We Interrupt This Program iba a volarnos la cabeza y a fe de un servidor que lo consigue, no sólo con las revelaciones planteadas, también con un agradecido afán por el detalle y la alegoría sintetizado en esas paredes que Wanda “repara” como intentando curar una herida cuyo tamaño es cada vez mayor. A partir de ahora se presuponen algunos capítulos en los que volveremos a la construcción por medio de las sitcom, pero sabiendo ya lo que nos ha sido expuesto las ganas de que el devenir de acontecimientos se acelere no hacen más que aumentar exponencialmente.

No se vayan todavía: aún hay más, por Luis Javier Capote Pérez

El cuarto capítulo de la serie dedicada a la Visión y la Bruja Escarlata supone, al mismo tiempo, una interrupción en la narración planteada en las entregas precedentes y algo de luz respecto de la sucesión de misterios que supone la historia. Con todo, mi opinión sobre esta entrega es muy positiva, porque deja patente un producto cuidado y plenamente integrado en el universo marveliano audiovisual.

El primer punto que me gustaría reseñar es la presencia de Monica Rambeau, ya plenamente revelada, como agente de SWORD. La niña de Capitana Marvel es aquí una adulta cuya elección profesional está relacionada en su legado familiar. Desde cierto punto de vista, su origen resulta más integrado en la mitología de la capitanía marveliana que el de su contrapartida de los tebeos, más orientada a la conservación de una marca, pero me estoy yendo por las ramas. Su presencia, así como la de la doctora en Astrofísica Darcy Lewis -proveniente de la franquicia asgardiana- contribuye a reflejar esa idea de universo compartido que tantos buenos éxitos ha dado a los tebeos de la casa de las ideas durante sus sesenta años de vida. Con unas pocas escenas, sabemos lo que se necesita saber y, para una persona que tiene en la señora Rambeau a la Capitana Marvel de su generación, nos quedamos con ganas de más.

El segundo punto es que, de forma más sibilina, continúan los homenajes a la historia de la tele. Así, si los primeros capítulos eran claros trasuntos de comedias de situación de pareja de los cincuenta –Te quiero, Lucy-, los sesenta –Embrujada- y los setenta –¿Mork y Mindy? Podría ser- aquí se aprovecha el contexto explicativo de la trama para introducirnos en lo que bien podría ser un telefilme modelo Desenlace inesperado o La dimensió desconeguda: sobre un contexto de relativa normalidad, hay algo inquietante, casi grimoso, que subyace y que anuncia la posibilidad de un giro inesperado, de los que dejan mal cuerpo. En este episodio se afronta, verbal y visualmente, uno de los elefantes de la habitación, que es el del estatus de la Visión al final del díptico cinematográfico que cerró la tercera fase del universo audiovisual marveliano. Como una imagen vale más que mil palabras, tenemos una visión -valga la redundancia- impactante que deja patente que el equipo responsable de la serie se ha leído bien la historia de la pareja, incluyendo los apartados más siniestros.

En conclusión, debo decir que el cuarto capítulo me ha gustado, me ha entretenido, me ha intrigado y, lo más importante, me ha dejado con ganas de más. En un negocio donde las películas empezaban a parecer salidas de una cadena de montaje, es grato y refrescante comprobar que aún hay espacio para hacer experimentos, aunque sea en la tele.

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Un Giro Inesperado, por Raúl Gutiérrez

El caos se desata en un hospital. La habitual falta de camas se convierte en un problema aún mayor cuando montones de enfermos en tratamiento vuelvan a la ubicación que tenían asignada en el centro médico… hace cinco años. Mucho se hablará (y nosotros lo escribiremos) sobre el chasquido de Thanos y lo que ello supuso en el Universo Marvel que con tanto mimo se está construyendo en el celuloide (y ahora en televisión), pero poco o nada se habla de lo que supuso la vuelta de aquellos que se marcharon.

Y es que, es evidente que perder a tus seres queridos de la noche a la mañana puede volverte loco, o incluso llevarte a la tumba, pero volver en un mundo que no es el tuyo, de repente, y cinco años después, no es moco de pavo. El día del chasquido, muchos coches y helicópteros se quedaron sorpresivamente sin conductores o pilotos, generando accidentes por doquier. Pero el día del retorno, cuando Los Vengadores salvaron el día, la mitad de la humanidad tuvo que volver a aprender a vivir, en un mundo que ya se había acostumbrado a su marcha.

Así de fuerte y de sorprendentemente comienza el episodio de Bruja Escarlata y Visión, un capítulo que no es el homenaje a la sitcom de los 80 que esperábamos, si no que funciona aquí como bisagra, como transición narrativa entre lo que hemos visto y lo que vendrá para otorgarnos aquellas respuestas que como espectadores parece que necesitamos.

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El juego del espectador lo hace aquí un personaje nuevo al que sin embargo conocimos de niña y dos viejos conocidos que nos demuestran como el MCU no es si no una máquina bien engrasada en la que todo se aprovecha, y nada se tira.

Por la parte de la novedad, tenemos a Mónica Rambeau, la primera Capitana Marvel de las viñetas, y la llamada a ser la sucesora de Carol Danvers en la gran pantalla, que tras volver a la vida (resulta ser una de las víctimas del chasquido) y descubrir que su madre murió del cáncer que supuestamente había superado al venirse abajo por su pérdida (genial ese homenaje a una de las muchas identidades superheroicas de Mónica, atribuyendo al sobrenombre Fotón a María, su madre), vuelve a su puesto en SWORD, la división paranormal de SHIELD para descubrir qué ha pasado con Westwiew, un pueblo que supuestamente ya nadie recuerda.

En cuanto a lo que ya conocemos, la tronchante Darcy Lewis, protagonizada por esa Kat Dennings (Dos Chicas sin Blanca) que tanto nos hizo reír en Thor y Thor: Dark World (quizás el único personaje que se salva de tan nefasta secuela) se une al Agente Jimmy Woo (Randall Park) que conocimos en Ant Man, convirtiéndose los dos en ese espectador que fuimos nosotros al comienzo de la serie, y que nos ayudan a descubrir de qué va todo este homenaje a la sitcom televisiva que se está montado en Westwiew.

La respuesta: La que ya conocíamos sin necesidad de que nos la contaran; todo es una creación de Wanda, que ante el trauma por la muerte de su amado, ha decidido crear una realidad en la que nada de esto ocurrió, y en la que puede llevar con Visión la vida que siempre soñó y que Thanos le arrebató. Wanda tuvo que ver morir a su amante, dos veces, y gracias a su locura, lo volverá hacer una tercera, y hasta puede que una enésima.

En ese sentido, no podemos dejar de quitarnos el sombrero ante la escena en la que Visión se muestra como la última vez que lo vimos, sin la Gema de la Mente incrustada en su cabeza herida de gravedad, mostrando la cara de la muerte, desprovista de todo sentimiento y por tanto, de vida. Pero el gato al agua se lo lleva aquí una vez más Elisabeth Olsen, que nos recuerda que puede llegar muy alto como actriz, y que es capaz de pasar de la alegría, a la tristeza y a la ira en tan solo segundos, al terminar este capítulo con la parte que non se nos permitió ver al final del anterior.

Pero ahora vayamos con lo malo, con aquello que lastra este episodio, que por otro lado resulta fantástico pero que, a mi juicio es el peor de los cuatro vistos hasta ahora. En primer lugar, al venir de un homenaje a la sitcom de los años 50, 60 y 70, como el realizado en los tres primeros capítulos de la serie, descender repentinamente a un capítulo más convencional, más propio de lo que el MCU ya nos ha mostrado en cine, no deja de resultar anticlimático. No obstante, entiendo que esto es necesario, que la fantasía de Wanda en algún momento debía dejar paso a la realidad, y a la conexión de todo esto con ese Universo Compartido que tanto nos gusta y que tan bien se construye desde Iron Man.

El problema es que, se aprovecha este episodio más convencional, para tratar (una vez más) al espectador como un auténtico dummy al que se le tiene que mascar y explicar todo lo que ocurre, dejando poco o ningún lugar a la reflexión. ¿Era necesario que nos dijeran que Westwiew es una creación de Wanda? ¿Que Visión está realmente muerto?

Está claro que la serie necesitaba de este puente entre lo fantástico y lo real, pues es de suponer que en los cuatro capítulos que quedan existirán además de los correspondientes homenajes televisivos más interacciones con esa realidad extramuros del pueblecito feliz que poco a poco resquebrajara los delirios de Wanda. Simplemente, creo que se podría haber contado lo mismo con un poco más de misterio y dejando al espectador que pensara un poco más por sí mismo.

Sin embargo, no debemos de olvidar que estamos ante un producto que es parte del MCU y que, por muy experimental que sea, está dirigido al gran público, un público del que Hollywood, sigue presuponiendo su estupidez.

Abriendo el foco, por Samuel Secades

Tres capítulos después de presentarse en sociedad, WandaVision ha decidido comenzar a enseñar sus cartas y dejarnos echar un vistazo por primera vez a lo que hay tras el telón, y curiosamente ha conseguido un efecto doble: por un lado, dar la razón a los que apuestan por la emisión semanal de capítulos antes que por la temporada completa, con un episodio que premia la paciencia ante la revelación de giros argumentales bien guardados en los tres primeros fragmentos de la temporada; y por el otro, atraer de nuevo al grupo de espectadores que a punto estaban de darse por vencidos con una propuesta tan rompedora como la que nos propusieron en esos primeros episodios de sitcom pura y dura sin más contexto que el intuir que la Magia del Caos y el desequilibrio de Wanda ante la muerte de Vision podrían estar detrás de esta nueva realidad; porque esa parte podía ser intuida por los que somos aficionados al cómic y conocemos el historial de Wanda, pero imaginaos el espectador casual o el mero aficionado al MCU sin contexto comiquero que ha tenido que vérselas para intentar comprender esta nueva narrativa. Pero si hay algo que hace bien Marvel Studios es tenerlo todo bien pensado, y este cuarto episodio demuestra que estamos ante las bases de un nuevo plan para una nueva Fase que, de momento, parece que va a superar en complejidad y escala a sus predecesoras.

Porque el cuarto episodio no se limita a ofrecernos respuestas parciales a los misterios de WandaVision, sino que nos coloca ante una nueva y estimulante perspectiva como espectadores: y es que ver a Kat Dennings (siempre bienvenida aunque nadie le ponga un café) y a Randall Park (al fin aprendió ese truco con las cartas) ante una televisión antigua haciendo de nosotros mismos ante los primeros episodios de WandaVision y siguiendo los episodios con sus risas enlatadas y su anacronismo, me parece uno de los juegos de espejos más inteligentes que ha puesto ante nosotros Marvel Studios; sumado al espectacular arranque con el regreso de los eliminados por el chasqueo de dedos de Thanos en una fantástica escena con Teyonah Parris como Monica Rambeau buscando a su madre recién operada, hace de este cuarto episodio uno de esos que te mantiene su escasa media hora (quién lo diría) al borde del asiento, y eso es precisamente lo que esperábamos al fin de la rama televisiva del MCU, episodios acontecimiento donde los giros, las revelaciones y todo el crisol de personajes que tiene a su disposición interactúen como en la rama cinematográfica: ahí es donde lo episódico y semanal juega completamente a favor de una serie que cada viernes está en todas las conversaciones y que nos puede dar muchísima diversión en sus episodios restantes.

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Llegados a este punto, me gustaría destacar un concepto en el que pensaba al ver el episodio a pesar de que no me gusten los símiles deportivos (por no gustarme el deporte en general): el de banquillo. Veréis, cuando Endgame llegó a su final y nos despedimos (en cierto modo) de personajes como Iron Man o el Capi, muchos pensaron que Marvel Studios lo tendría, una vez más, muy difícil para seguir adelante sin sus primeras espadas: es un debate que ya surgió cuando vimos por primera vez el tráiler de Guardianes de la Galaxia (yo también pensé que sería un fracaso), cuando le dieron su película a Ant-Man o al presentarnos la magia y su universo de posibilidades con Doctor Extraño. Pero no, todas esas propuestas triunfaron a su modo y contribuyeron a enriquecer el MCU y a expandir sus límites: toda esa inversión a priori a fondo perdido (menuda metáfora extraña en esta semana de inversiones en bolsa) ha demostrado ser una inversión inteligentísima en ese descomunal fondo de armario del Universo Marvel que ahora sigue dando frutos, y es que en este cuarto episodio podemos prescindir durante casi todo el metraje de los protagonistas de la serie y darles el relevo con tres secundarios (cada uno venido de una película diferente) y aun así darnos uno de los mejores episodios de la temporada; eso es algo que muy pocas franquicias se pueden permitir y que es producto de un trabajo de orfebrería a la hora de construir un universo. Puede que WandaVision nos lleve de la mano hacia el Multiverso de la Locura del Doctor Extraño o puede girar hacia las tierras inexploradas de los Mutantes. Pero cuando termine su temporada, nos llevará de cabeza a las aventuras del Halcón y el Soldado de Invierno, diametralmente opuestas a la Magia del Caos, los universos alternativos y las comedias de situación pero sobre las que, seguro, nos abalanzaremos ávidos de nuevas historias. Llámalo banquillo, llámalo fondo de armario… o llámalo aprovechar como pocos la increíble riqueza de un universo legado de las viñetas que, por suerte para nosotros (o por el buen hacer de sus responsables) sigue enamorando incluso a todos aquellos que no han abierto un cómic en su vida. What a time to be alive.

¡Es la hora de la encuesta!

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En capítulos anteriores…

WandaVision. Episodio 1 – Filmada con público en directo
WandaVision. Episodio 2 – No cambie de canal
WandaVision. Episodio 3 – Ahora en color



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