Javier Vázquez Delgado recomienda: Batman: Juegos de Guerra

Edición original: The 12-Cent Adventure núm. 1 USA, Detective Comics núms. 797-800 USA, Batman: Legends of the Dark Knight núms. 182-184 USA, Nightwing núms. 96-98 USA, Batman: Gotham Knight núms. 56-58 USA, Robin núms. 129-131 USA, Batgirl núms. 55-57 USA, Catwoman núms. 34-36 USA, Batman núms. 631-634 USA (DC Comics, 2004).
Edición nacional/España: Batman: Juegos de Guerra.
Guion: A.J. Lieberman, Andersen Gabrych, Bill Willingham, Devin Grayson, Dylan Horrocks, Ed Brubaker.
Dibujo:Al Barrionuevo, Brad Walker, Giuseppe Camuncoli, Javier Pina, Jon Proctor, Kinsun Loh, Mike Huddleston, Mike Lilly, Paul Gulacy, Paul Lee, Pete Woods, Ramón F. Bachs, Sean Phillips, Tom Derenick.
Color: Steve Buccellato, Jason Wright, Javier Rodríguez, Gregory Wright, Brad Anderson, Guy Major, Laurie Kronenberg, Tony Avina.
Traducción: Francisco San Rafael Simó.
Formato: DC Omnibus, 648 págs. A color
Precio: 51,50€

Las Guerras del Murciélago

“Bien hecho, Bruce. La ciudad está en llamas”

Gotham es el escenario perfecto para el terror, la violencia y la locura. Se ha mantenido siempre relevante como elemento funcional en las ocho décadas de historia de Batman, añadiendo una dosis de realidad a las acciones fantasiosas de la familia del murciélago. Sobre ella, se han vertido conflictos, asesinatos en masa y actuaciones terroristas, por obra de pingüinos, payasos y demás monstruos de ocasión. En el año 2004, la ciudad se preparaba para una guerra.

Como si de una tragedia clásica se tratase, Juegos de guerra se divide en tres actos. Como consecuencia de un error fatal por parte del cruzado de la capa, se desata un conflicto a gran escala entre las principales familias criminales, lo que le llevará a requerir la ayuda del pequeño ejército de vigilantes vinculados a su persona: Nightwing, Oráculo, Catwoman, Orfeo y Batgirl; con la presencia asimismo de Spoiler, que acababa de ser expulsada como Robin y de un Tim Drake inmerso en una crisis personal y familiar.

El evento comienza con fuerza. Se desprende de las primeras intervenciones una magnitud sobre lo que se está presenciando que irá poco a poco viéndose diluida y lastrada por la propia extensión de la acción. Cada héroe trae consigo un trauma, en lo que respecta a la ficción, así como un equipo creativo distinto, del que sobresalen figuras como Ed Brubaker, Bill Willingham o Brad Walker. Esto resultará determinante para la calidad global del evento.

Y es que, en puridad, ofrecer cohesión a ocho colecciones distintas, con sus propias visiones de lo que se ha de contar, resulta una tarea si no imposible, desde luego complicada. Un artista puede adaptarse a un plan general, sobre todo cuando la idea primigenia es, como en esta ocasión, potente, pero al final siempre acaba aportando algo que tiene consecuencias para el devenir del evento, aunque en principio estas no sean tan apreciables.

Hay ejemplos muy concretos de ello a través del primer acto. La importancia de la prensa en la acción se destaca u olvida dependiendo del escritor que haga uso de ella, contribuyendo a crear cierta sensación de caos en este apartado de guion. De igual manera, influye de manera notable en la caracterización del comisario Akins, cuya personalidad varia de un número a otro, desdibujándose por completo sus intenciones y, con ellas, lastrando a un personaje que en última instancia se configura como necesario en el arco.

Sin olvidarnos de Nightwing, en horas bajas como consecuencia de la infame violación sufrida antes de Juego de Guerra por parte de Tarántula, a la que, sin ningún pudor o tacto, se recurre como personaje más. Las intervenciones de ambos, juntos o por separados, se encuentran en el punto más bajo del evento.

Por el lado contrario, en el aspecto positivo, es refrescante ver a Barb en su papel de Oráculo, con una estética muy deudora de su época y con una participación destacable, sobre todo en lo que respecta su relación con Bruce, que hace que el lector empatice con la hija de Gordon en todo momento y que, a la hora, de extender las consecuencias para el personaje, se entienda perfectamente su decisión.

También se profundiza correctamente en los conflictos paternofiliales de Tim, humanizándole como héroe y distinguiendo lo que le hace especial como lugarteniente de Batman.

Según se van sucediendo los conflictos en las calles de Gotham, se hace más palpable la falta de preparación del orden de intervenciones. Los personajes aparecen y desaparecen en los distintos puntos del mapa por conveniencia pura de sus autores, mientras el interés por lo que se cuenta va, a su vez, disminuyendo. Un personaje sorpresa se afianza como némesis mientras Spoiler hace lo propio como protagonista en el desarrollo, mientras los guionistas no parecen sacar provecho del todo al propio Batman.

El villano se mueve por la delgada línea entre lo quijotesco y lo aterrador, dependiendo del autor que se encuentre implicado, con un dibujo poco conveniente en ocasiones, a pesar de que otros, como el citado Brad Walker, se esfuercen por reforzar el lado tenebroso del mismo con un dibujo solvente.

En la línea del dibujo, este junto a Javier Rodríguez como colorista, resultan de lo mejor del evento, con su participación para Legends of the dark knight, mientras que Sean Phillips, a pesar de ser de los mejores dentro del apartado artístico, resulta poco impactante, con una poco inspirada intervención. Pete Woods y Jason Wright también culminan de manera notable para Detective comics.

Resulta destacable el caso del equipo creativo Ed Brubaker-Paul Gulacy para Catwoman que, a pesar de haber tenido un trabajo previo en la cabecera fantástico, en esta ocasión no parecen encajar demasiado con la guerra de Gotham. Sus virtudes se ven, de esta manera, ocultadas por los defectos del propio evento.

Para el último acto, con muertes importantes para la franquicia, se recurre al impacto fácil, violento y seco, en lugar de elaborar de manera orgánica ambos sucesos. No hay un análisis poderoso detrás de tales actos, únicamente reproches simples dirigidos hacia Batman que, como tantas otras veces, acaban por quedarse en el olvido.

Batman ha de vencer, eso está claro. Pero las buenas historias del personaje son aquellas que consiguen, aunque solo sea por un momento, hacernos creer que, por la dimensión de lo que se cuenta, hay alguien que ha conseguido dar con su debilidad y acabar con él.

Aunque aquí veamos momentos en los que el héroe se ve sobrepasado, no parece ser tanto por el villano sino por una intención consciente del guionista, que explota en exceso descuidos inexplicables en el comportamiento de Bruce.

Por todo esto, a pesar de tener una idea atractiva y cierto interés inicial, la historia naufraga y acaba por apagarse sin mucho acierto.

Lo mejor

• La premisa no puede ser más atractiva.
• La participación de Bárbara.

Lo peor

• El desarrollo resulta confuso y atropellado.
• Los personajes están desdibujados, en su mayoría.



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