Javier Vázquez Delgado recomienda: Las piñas de la ira, de Cathon

Edición original: Les ananas de la colére CAN (Éditions Pow Pow, 2019)
Edición nacional/España: Ediciones La Cúpula, 2021
Guion: Cathon
Dibujo: Cathon
Traducción: Raúl Martínez
Formato: Rústica. 144 páginas. 17,90€

Muerte con sabor a piña colada

“¡Se pelea con sus propias manos contra una perca gigante! ¿Puedes creerlo? ¡Una perca!”

Lo bueno de leer es que hay material para todo. Hay historias para aprender sobre el pasado y sus acontecimientos históricos, historias para conocer la manera de pensar de un pueblo, para entender los secretos de una profesión o para comprender el sufrimiento de los que no son como nosotros. Hay historias que te llevan más allá de las estrellas e historias que te llevan no más lejos que a la calle de enfrente, que te hacen vibrar de emoción o que te hacen temblar de terror. Y hay un tipo de historias a las que no se les suele prestar tanta atención, pero que siempre me han parecido esenciales: las historias que te hacen sonreír. Las que no tienen grandes ambiciones ni inquietudes, sino que tratan de, simple y llanamente, hacer que te rías y que cuando gires la última página te sientas más contento de lo que estabas al empezar. Y esas historias, aunque quizás no siempre sean las más importantes, son las más dulces.

Hoy quiero hablar de uno de esos cómics que te sacan la risa tonta. Hablamos de Las piñas de la ira, escrita y dibujada por la artista canadiense Cathon y publicada originalmente por la editorial francófona Éditions Pow Pow (cuyo catálogo se edita también en inglés bajo el sello Pow Pow Press). Nacida en Quebec, la carrera de Catherine Lamontagne-Drolet (nombre real de la autora) se ha enfocado principalmente en la literatura y el cómic infantil. Tras trabajar en fanzines y como ilustradora en distintos medios, siempre dentro del mercado canadiense francófono, la artista debutó como profesional en La liste des choses qui existent en 2013 y como autora completa en Les ennuis de Lapinette en 2015. Ese mismo año se estrenó dentro de Pow Pow con Vampire Cousins junto al guionista Alexandre Fontaine Rousseau, y allí continuaría con este último trabajo estrenado en 2019.

Las piñas de la ira es su primer trabajo traducido al castellano, y nos llega de la mano de esa cuidada editorial que es Ediciones La Cúpula. Los más detallistas notarán que, a diferencia de como acostumbramos a hacer en la web, la ficha de la obra no cuenta con enlace a la página de la editorial. Esto se debe a que, como tantos otros sitios web, La Cúpula se encuentra con su página caída debido al reciente incendio en el centro europeo de la empresa de hosting OVHcloud. Desde aquí esperamos que la faena se les solucione pronto, y aprovechamos para recordaros que podéis seguir sus novedades editoriales en sus redes sociales.

Regresando a la obra en cuestión, Las piñas de la ira nos lleva hasta el soleado barrio hawaiano de Trois-Rivières, una alegre ciudad que se ve sacudida por una serie de muertes inexplicables. Las apáticas autoridades le dan carpetazo rápido a los casos, pero la joven Marie-Pomme, enamorada de las novelas misterio, está convencida de que hay gato encerrado y que las muertes podrían haber sido provocadas por un único asesino.

No negaré que mi acercamiento a esta obra fue en gran parte por ser cosa de La Cúpula. La editorial barcelonesa es una de esas a las que se le coge cariño a la fuerza y que suele poner un cuidado excepcional en su catálogo, y fue por ello mismo por lo que decidí acercarme a un título tan alternativo dentro del vasto torrente de novedades. Y el resultado fue todo un acierto, porque Las piñas de la ira es uno de esos cómics que te alegran el día.

No quiero llevaros a engaño: esta no es una obra que vaya a pasar a la historia. Las piñas de la ira es un cómic ligero, con una trama absurda y un estilo de dibujo infantil. Estas características serán sus mayores defectos para determinado perfil de lectores, pero también constituirán sus mayores virtudes para los que sentimos debilidad por este tipo de libros. Son precisamente esa ligereza y esa trama descabellada lo que hacen que la obra resulte tan fresca y tan condenadamente divertida, con un juego constante de exageración y humor basado en el absurdo de sus escenas y de su estrambótica versión del noir con el que su autora consigue sacarnos no pocas risas.

Gran parte del mérito reside también en su dibujo. Cathon utiliza un estilo caricaturesco de corte infantil con el que consigue complementar perfectamente el tono humorístico y absurdo de su guion, con unos personajes de rostros expresivos y exagerados. Sin embargo, cabe destacar que, frente a lo que cabría esperar de ese trazo sencillo e infantil en blanco y negro, la autora canadiense demuestra una gran inteligencia narrativa en sus escenas y una enorme habilidad para lograr que sus viñetas a página completa tenga una presencia sorprendente para la simplicidad de su estilo.

Las piñas de la ira es uno de esos cómics hechos para pasárselo bien, una lectura que se antoja perfecta especialmente para el público juvenil. Puede que no sea una historia de las que deja un gran poso en la mente, pero sin duda es de las que deja una sonrisa dibujada en la cara.

Lo mejor

• Su absurda historia es divertidísima.
• Con su trazo infantil, Cathon hace un magnífico trabajo artístico.

Lo peor

• No es una obra para el lector que busque un contenido más profundo o un dibujo más refinado.



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