Javier Vázquez Delgado recomienda: Infiel, de Pornsak Pichetshote y Aaron Campbell

Edición original: Infidel #’s 1-5 USA, Image Comics
Edición nacional/España: Norma Editorial
Guion: Pornsak Pichetshote
Dibujo: Aaron Campbell
Color: José Villarrubia
Traducción: Sergio Colomino
Realización técnica: Joan Moreno
Formato: Cartoné. 188 páginas. 20,50€

Ese espectro que nos acecha y nos envenena

Pocas cosas hay tan difíciles de detener como el odio al diferente. La realidad es extraordinariamente compleja, y sin embargo nuestro cerebro está especializado en buscar patrones, en encontrar las soluciones más sencillas. Así, cuando vivimos una experiencia desagradable con alguien, nuestra mente busca los factores que definen a ese sujeto en base a lo que para nosotros está fuera de lo normal. Su lugar de nacimiento, el color de su piel, sus costumbres, sus creencias, su manera de vestir… Cualquier cosa que nos sirva para clasificarlo en una categoría de gente non grata, a fin de estar preparados la siguiente vez que nos encontremos a alguien parecido. Alguien a quien trataremos injustamente, y aplicará el mismo razonamiento para prejuzgar a aquellos que se parezcan a nosotros. Y así, de uno a otro, la división se extiende y el odio conquista nuevos territorios, transfiriéndose como un veneno. Como una maldición.

Aquellos que sigáis la actualidad de nuestros Magazindies ya sabréis que 2021 se presenta absurda y deliciosamente frenético en cuanto a cómic USA independiente. Probablemente sea un pesado y lo repita en todas mis reseñas, pero es que es cierto: el número de títulos crece y crece sin parar. Y lo que es mejor, entre todos ellos suele haber un nivel de calidad extraordinario. Sin ir más lejos, hoy vamos a hablar de uno de los últimos estrenos de Norma Editorial, un título que quizás no tiene tanto renombre como otras series de grandes autores del panorama, pero a la que la editorial catalana le ha puesto mucho mimo por la confianza que le tienen a su potencial. Preparaos para que se os erice el vello de la nuca y se os revuelva el cuerpo, porque vamos a hablar de una fantástica historia que encara el terror en todos sus sentidos. Hablemos de Infiel, de Pornsak Pichetshote y Aaron Campbell.

Aisha es una joven pakistaní-estadounidense en un momento un tanto complicado. Junto a su marido y su hijastra se acaba de mudar a la casa de su suegra, una situación llena de incomodidad por los encontronazos entre ellos debido a la religión de Aisha, el Islam. Sin embargo, ese no es el mayor problema para ella, siempre dispuesta a ver lo mejor de la gente. El problema es que últimamente no deja de tener unas terribles pesadillas que cada vez parecen más reales, y que parecen estar relacionadas con el hecho de que el edificio en el que viven fue el escenario de un inesperado atentado llevado a cabo por un vecino árabe. Algo que por supuesto ha sembrado la desconfianza entre sus vecinos, y que parece haber alimentado la presencia de algo aún más terrible y peligroso entre los muros de su hogar.

Pornsak Pichetshote es un nombre poco conocido para el público, pero su carrera está ligada a algunas de las obras más selectas de la historia del cómic. Como editor de DC, su trayectoria está principalmente ligada a la etapa dorada de Vertigo, habiendo trabajado en títulos de la talla de La Cosa del Pantano, Sandman, Sweet Tooth o Daytripper. Semejante currículum pegó un giro importante tras dejar su puesto para irse con Geoff Johns a desempeñar la labor de supervisión del departamento televisivo de DC, cuando comenzaran a aflorar producciones como Arrow o Flash. Sin embargo, como todo buen editor, tenía un pequeño escritor en su interior, y finalmente encontró la chispa para darle voz.

Esa chispa fue compartir sus ideas con José Villarrubia, mítico dibujante y coloristas detrás de trabajos como Promethea, Batman Año 100 o Sweet Tooth con el que el editor había trabajado en varias ocasiones. En un cambio de roles poco habitual, Villarubia asumió el papel de editor para la historia ideada por Pichetshote (además de encargarse del color) y sugirió a Aaron Campbell como artista para la obra, un trabajo que el artista, con una década de experiencia en franquicias como Batman, La Sombra, Green Hornet o James Bond, aceptó como debut autoral. Con el equipo y la idea definidos, presentaron el proyecto a Eric Stephenson para publicarlo en Image Comics (una propuesta que por cierto se incluye en el contenido extra del volumen y resulta muy interesante para aprender cómo presentar un proyecto a una editorial).

Las fortalezas de Infiel residen en cómo abraza distintas metas y consigue alcanzarlas todas. En primer lugar, su efectividad pura como historia de intriga. Si este es el primer trabajo como guionista de Pichetshote, desde luego no lo demuestra. El autor consigue desarrollar un guion con pulso firme, que sabe dosificar los giros y atrapar al final de cada episodio, y transportarlo sobre unos diálogos naturales y fluidos con los que se mantiene la sensación de estar sumergidos en una historia protagonizada por personas corrientes pero totalmente distinguibles entre sí.

En segundo lugar, el terror. Lo hemos comentado muchas veces, el terror es el género más difícil de trasladar al cómic por sus herramientas narrativas, y hay que saber muy bien lo que se hace para conseguir llevar al papel lo que en una película se logra fácilmente subiendo el volumen y moviendo el encuadre. Infiel lo logra con nota, y lo hace gracias al arte de Aaron Campbell. El artista realiza una mezcla de estilos que consigue impactar con fuerza al lector. El dibujo general de la serie se caracteriza por usar un estilo fotorrealista que puede recordar en parte al trabajo de Andrea Sorrentino, pero utilizando un sombreado emborronado, un efecto que, sumado al color de Villarrubia, que recurre a tonos planos en ocasiones afeados por motivos puntillados, transfiere a la historia un aura de incomodidad leve y la sensación de que el ambiente está sucio, como si pudiéramos ver los sentimientos de los personajes. Ese clima de intranquilidad nos acompaña hasta que los fantasmas hacen acto de presencia y Campbell nos golpea con unos diseños verdaderamente desagradables, recurriendo al uso de cuerpos retorcidos y excéntricos que desde luego no quisiera encontrarme en una habitación oscura. Estas formas destacan además por usar un dibujo muy distinto al del resto de la obra, cambiando el entintado duro por un trazo más suave, como si fuera un recorte de otra obra, lo que acentúa la idea de que los espectros se encuentran en otro plano distinto de la realidad.

Y por último, el mensaje. Porque Infiel, como todas las buenas obras de género, habla de mucho más que de fantasmas. Pichetshote quiere hablarnos del racismo y la xenofobia, un mal que, como persona mitad tailandés mitad estadounidense, ha podido conocer en sus propias carnes. El guionista recurre al clásico mito del odio proyectado sobre los lugares en los que alguien ha muerto de manera violenta (concepto que vimos por ejemplo en la conocida película japonesa Ju-on), y lo recicla para enfocar ese odio como una ponzoña que se esfuerza por extender al máximo ese sentimiento a todas las personas posibles, perpetuando el distanciamiento entre culturas y razas diferentes. Es muy interesante además cómo, a partir de un reparto de personajes con diversas representaciones raciales, Pichetshote salpica interesantes conversaciones que desgranan esas pequeñas incursiones en la discriminación que cualquier persona normal puede ir haciendo si se deja llevar por la inercia del enfrentamiento constante al diferente.

En definitiva, Infiel es un excelente debut para su guionista y un remarcable trabajo para sus artistas. Su publicación es una grandísima noticia, pues sus autores no gozan de la popularidad de otros nombres más conocidos, y el riesgo asumido por Norma para traer un título con tanta personalidad es de agradecer. Cualquier amante del terror se encontrará con una historia electrizante capaz de tocarle la fibra del miedo, pero sobre todo, cualquier lector se encontrará con una historia que, si consigue sobrecoger, es porque el mayor horror que esconde entre sus páginas es el que las personas escondemos dentro de nosotras mismas.

Lo mejor

• El calado de su mensaje.
• El rompedor arte de Campbell y Villarrubia.

Lo peor

• Su precio, un formato rústica quizás habría sido mejor para hacerla más accesible.



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