Javier Vázquez Delgado recomienda: Especial Constantine (1985-1991): Hellblazer a través de sus autores

Hablar de Constantine como personaje se hace difícil, pues a lo largo de 36 años ha contado con una lista arrolladora de creadores, todos ellos con ganas de aportar su visión sobre John, ya fuera sobre su pensamiento y actitud, o su apariencia física y sempiterno cigarrillo siempre a una calada de morir aplastado. No puede negarse, sin embargo, que, en cuanto a la psique del personaje, la implantación de rasgos únicos responde a dos autores de sus años mozos, Alan Moore, su cocreador, y Jamie Delano, discípulo del primero y paisano de Northampton. La aventura comienza en 1985, el tebeo se llama La Saga de la Cosa del Pantano y la editorial, DC Comics, se asoma al desfiladero con decisión y carrerilla, de la mano de Marv Wolfman y George Pérez, con su Crisis en Tierras Infinitas. Todo convergerá en una misma dirección.

1- El hombre tras la cortina

La historia cuenta que a Steve Bissette y John Totleben les encantaba el músico Sting, que ese mismo mes de junio del año 1985 lanzaría su primer disco como solista, The dream of the blue turtles. Tanto les gustaba que, dos años antes, para La Saga de La Cosa del Pantano #25, habían dispuesto de un cameo para la ocasión. No quedaría ahí el asunto, ya que, con el músico presente, trasladarían el recurso para un nuevo personaje a Alan Moore. El escritor de Promethea cogería tan primigenia idea y, aportando su propia categoría e imaginación , crearía a un personaje para la historia, John Constantine, con debut canónico en el número 37 de la colección, acompañado del legendario Rick Veitch como dibujante y del citado John Totleben como entintador. Tatajna Wood sería, por su parte, la colorista. Fundamental para la historia.

La Saga de la Cosa del Pantano #25, cameo de Sting

El modo de presentárnoslo es simple, pero muy efectivo, con secuencias encadenadas de conversación con distintos personajes, permitiendo de este modo que Moorese expresara libremente en cuanto a la socarronería del recién llegado, siempre con una palabra con la que cerrar la boca de la parte contraria.

Para hablarnos de ese número contamos con una entrevista a Rich Veitch, que nos relata el proceso detrás de la gestación del personaje y su importancia.

RICK VEITCH- dibujante- La saga de la Cosa del Pantano #37

¿Qué nos puedes decir acerca del proceso creativo de la creación de John Constantine?

Fuera de escena, ya había estado ayudando a Steve Bissette en las tareas de ilustración de la serie en momentos concretos de ahí y allá. Stevenecesitaba un descanso, así que me pidieron que trabajara como artista de reemplazo hasta que se reincorporara.

De inmediato, me gustó el personaje de Constantine, así como los innovadores diseños circulares sugeridos por Alan en el guion.

Obviamente, su aspecto nos recuerda a Sting. ¿Cómo fue la idea original para su apariencia? ¿Qué elementos propios añadisteis tú y John Totleben al mismo? ¿Hay algún detalle en particular sobre la gestación del diseño que quieras compartir con nosotros?

A Steve Bissette y John Totleben se les ocurrió la idea de crear un personaje que se pareciera a Sting. Se lo propusieron a Alan Moore, acompañado de una sugerencia especial, que fuera el exnovio de Abby. Alan cogió el aspecto visual de la idea y la desarrolló con su estilo inimitable, creando a John Constantine.

Como dibujante, intenté no alejarme de la dirección pretendida por Alan, que había especificado tanto lo relativo a su corte de pelo, gabardina y cigarrillos, como en lo que respecta a su actitud. La única idea propia que añadí a aquel primer número fue el pendiente. Con posterioridad, cuando comencé a escribir a la Cosa del Pantano, añadí un nuevo elemento a Constantine: un tatuaje en el culo.

En su primera aparición, tenemos algunos elementos que nos recuerdan a lo que se explotó con posterioridad en la serie propia de Hellblazer, como puede ser la religión. Vemos a John teniendo una conversación con una monja, hablando acerca de Satán. ¿Estaba la religión ya presente en la creación del personaje?

Constantine no fue originalmente concebido como un hechicero. Eso vino después, con la visión de Jamie Delano para Hellblazer. En lo que respecta a la etapa de Alan Moore en La Cosa del Pantano, John era un hombre envuelto en un halo de misterio que viajaba a lo largo del Universo DC manipulando a los superhéroes para combatir las fuerzas ocultas. Si poseía algún poder especial propio, este era provocar ilusiones al más puro estilo Houdini con sus trucos de escapismo.

¿Cómo valoras aquel primer número? Sus interacciones con Swampy y tu arte son, sin duda, brillantes.

Obviamente, en aquel momento ninguno de nosotros esperaba que el personaje fuera a tener el recorrido que ha acabado teniendo por nombre propio. En cuanto al arte, puedo decir que fue genial contar con Totleben como entintador de mis dibujos. Mi parte favorita fue poder dibujar a Imbuche. Fue bastante terrorífico.

Con posterioridad, se volvió un personaje secundario para la serie. ¿Qué elementos le hacían adecuados para la serie. ¿Qué hace que sea tan atractivo como personaje?

Constantine resultaba ser el complemento perfecto para todo superhéroe. Él los conoce y sabe cómo encontrarles las cosquillas. Ellos a él no.

Quiso, no obstante, el destino que la primera aparición de John publicada no fuera esta, sino en la citada Crisis en Tierras infinitas #4 de Marv Wolfman y George Pérez, por apenas dos semanas de diferencia. Se trata de una aparición breve de la que se pueden extraer pocas conclusiones, tal y como confirma el escritor de la obra, el propio Wolfman. Sin embargo, ha de ser mencionada como primera aparición en el mercado americano del personaje más británico que existe.

En cuanto al diseño, destaca, eso sí, el color verde elegido para su ropa como único elemento novedoso. Para el resto, George Pérez se limitó a seguir los rasgos esenciales descritos y que en pocos años fundamentarían su iconografía: pelo rubio y cigarrillo, fundamentalmente.

Constantine en Crisis en Tierras Infinitas #4

Para añadir más controversia al asunto, tenemos otro avistamiento no canónico que ha sido defendido como la verdadera primera aparición del hechicero inglés. Hablamos de DC Sampler #3, publicado el 23 de septiembre de 1984. Se trataba de un cómic gratuito para que los lectores de DC Comics pudieran conocer la actualidad de sus personajes favoritos. En una viñeta, como había sucedido en La Saga de La Cosa del Pantano #25, vemos a un hombre con el semblante de Sting, próximo a Swampy. Intentando cerrar el debate, la propia editorial dispone que la del número 37 se trata de la PRIMERA aparición oficial.

DC Sampler V. 1 #3
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Aceptamos, por amplia y extendida la afirmación, mencionando todos los cameos y apariciones fuera de personaje, pues enriquecen al mismo, su halo de misterio y su poca disposición por seguir con el sistema establecido.

Con el tiempo, John se asentó como personaje en el Universo DC, sirviendo de perfecta contraparte para Swampy. En ese tiempo, había, entre otras, coprotagonizado El fin, brillante historia del número 50 de la colección (1986), aquella en la que al final, veíamos las tumbas de Stephen R. Bissette, Rick Veitch, John Tottleben y un Alan Moore que, no sabemos si vivo o revivido, se escondía entre la hierba.

No podemos, tampoco, olvidarnos del detalle del #51, en el que le vemos subido a un barco, ¿El Honorable? Gordon Sumner (nombre real de Sting). En cuanto a John, por un lado, destaca su gusto por los placeres livianos y las aspiraciones sencillas del hombre humilde y, por el otro, reitera habitualmente su oposición al poder y autoridad, a los maestros de la guerra que destruyen el mundo.


El personaje se adueñaba de la escena con una presencia única, atribuible en gran parte a la escritura de Alan Moore que, con brillantez, le reservaba las mejores líneas de diálogo del número.

Con apenas tres años, como decimos, el benjamín iba a dar el salto a su propia serie, Hellblazer. Y todo iba a cambiar para él. Y para nosotros.

2- Sucedió en Newcastle

Los primeros nueve números de la serie se suelen recopilar bajo el nombre “Pecados originales”. En compañía del extraordinario John Ridgway, que empezaba a alejarse irremediablemente del diseño basado en Sting que conocíamos hasta entonces, Jamie Delano comenzó a desarrollar los temas que más le interesaban como creador, marcando una línea delimitadora en lo que respectaba a su visión, sin renegar del trabajo previo realizado por su maestro.

Incidió notablemente en la magia. En la idea de la magia como peligro para los mortales que no pueden ni comprenderla ni controlarla, bajo la atenta mirada de John que, a fin de cuentas, tampoco sabe ni la mitad de lo que dice saber. Pasaron por la serie secundarios magníficos como Papa Midnite o Gary Lester, cuyas pesadillas cercanas a Luis Buñuel serían el primer quebradero de cabeza para Constantine en la serie. También, como antagonistas, tendríamos a los Chicos Británicos, grupo neonazi que acabaría teniendo gran relevancia en el futuro inmediato de la serie.

Racismo, fascismo y magos combativos, en la Inglaterra de 1988.

Se preocupó por desterrar de una vez la posibilidad de que John fuera un héroe al uso, mostrándonos cierta apatía ante el sufrimiento que le rodea, mientras se construían las primeras referencias a Newcastle en Hellblazer, origen aparente de sus problemas, tal y como ya había dispuesto Alan Moore. Constantine, frío, socarrón, original, sobreviviendo a paso firme entre cadáveres y fantasmas.

Por otra parte, por supuesto, tenía que haber política. El mismo número 3, se ponía en conexión la reelección de Thatcher con la historia principal de un mercado de almas humanas. No es la única historia así en este primer arco, como vemos en el #5.

Se amplía el escenario a EEUU, con un número titulado “When Johnny Comes Marching Home”. Esta popular canción de la Guerra Civil y que se cantaba con la esperanza de que los jóvenes volvieran del horror del frente, abre una historia antibelicista muy interesante sobre Vietnam.

Para aumentar la galería, la serie necesitaba de un villano entre las sombras, un demonio literalmente, y ese fue Nergal, dejando momentos verdaderamente interesantes, con un enfrentamiento en el que veremos a John teniendo que mostrar reflexión e inteligencia para superar a su rival.

Con la entrada en la serie de Richard Piers Rayner como dibujante, todavía con Lovern Kindzierski al color, se daría un nuevo empaque a la colección, con mayor conexión y arcos más o menos cerrados. Todo pasaba por lo que ocurriera en el número 11, el de las explicaciones por Newcastle.

El equipo se la jugaba y lo que salió fue ni más ni menos que uno de los mejores tebeos de la historia de Hellblazer. Volviendo, como él mismo describe, a un lugar de muerte, se da pasó a una narración en retrospectiva acerca de lo que sucedió en el interior del Club Casanova.

Los chavales que cruzaron el umbral de la puerta escuchando Heroes de David Bowie, quizás como último himno de juventud, no saldrían siendo los mismos.

Tenemos la primera mención a la banda de Punk de juventud de John, Mucous Membrane, que será el núcleo de aventuras posteriores. Por su parte, en cuanto a la categorización del de Liverpool, le vemos expeditivo, peligroso e ignorante ante la magia y el poder de las fuerzas oscuras y demonios, lo cual se opone (o quizás no tanto, como comentarán después sus autores) al hechicero “versado” que conocemos. El dibujo es sobresaliente, captando el horror y terror puro de la historia, en una nueva lección por parte de Delano acerca de la volatilidad de la magia y los peligros de querer controlarla. Como decimos, magistral.

Richard Piers Rayner continuaría en la serie hasta el número 16, dejándonos otros momentos para la historia como el número 13, en compañía de Mike Hoffman, con la historia de supervivencia y surrealismo en la playa de la infancia de Constantine o la creación de Mercury y Marj en el 14, a la postre secundarias de lujo para la cabecera. Rayner es, simplemente, uno de los artistas más importantes para el hechicero. Y tenemos el inmenso honor de haberle podido entrevistar.

Richard Piers Rayner- dibujante- Hellblazer 10-16

¿Cómo entraste a formar parte de la serie en primer lugar? ¿Qué puedes decirnos de Karen Berger?

Hellblazer fue mi debut con DC Cómics. Crecí amando los comics estadounidenses y DC había sido uno de mis primeros canales de entrada a ellos. Los cómics ingleses, en aquellos días, por otro lado… hablo de finales de los 50/ principios de los 60, aunque tuvieran sus momentos, consistían fundamentalmente en historias de dos páginas que, para mí, no conseguían engancharte como podía hacerlo una aventura de superhéroes a color (¡O vaqueros!) de su contraparte americana. Así que, como adulto, redescubriendo mi vocación y ambiciones, eran los segundos con los que soñaba trabajar.

Mi colección de tebeos era extensa. Llegó el momento de decidir si convertir aquello en una seria aspiración profesional o renunciar a ello por completo. Siempre había dibujado mis propios comics, desde los 4 años. Recuerdo sentarme frente al fuego en casa, esbozando dibujos… lástima que un par de años en la Universidad de Arte rompieran mi entusiasmo por dedicar mi vida a la mesa de estudio. Pude superar aquel largo periodo redescubriendo los cómics y, después de dejar mi trabajo a tiempo completo para educarme de manera autodidacta, no solo a dibujar bajo unos estándares profesionales sino a cómo ilustrar narrativamente, considero que, después de un par de pasos en falso, estaba listo para el desafío. Vendí mis cómics para costearme el año y poco que me llevo autopublicar un cómic al estilo americano, escrito y dibujado por mí y mi amigo, Vincent Danks. Intenté que fuera un proyecto regular con el que captar la atención de DC y llevé copias mes a mes de la Society of Strip Illustrators in Londres. En aquellos días había, quizás, solo dos convenciones de cómic al año y pocas oportunidades de mezclarte con otros profesionales.

En la asociación, muchos intentaban abrirse camino en el mundillo de 2000AD u otros cómics ingleses y, aunque no fuera ese mi objetivo final, necesitaba consejos de expertos profesionales, aunque solo fuera para responder a la eterna pregunta “¿Soy lo suficientemente bueno?” Aparte de mis proyectos autoeditados, era todavía un autor sin publicar con inseguridad ante el futuro. Recuerdo conocer a David Lloyd y Bryan Talbot en la primera reunión. Otros como Liam Sharp, Mike Collins, Mark Buckingham también estaban presentes.

Había un autor sin publicar en el mundo mainstream, pero que ya había dado el salto al mercado estadounidense y tenía muchos proyectos en vistas de publicación. Su nombre era Neil Gaiman. Neil fue un apoyo tremendo para sus compatriotas ingleses, artistas y escritores, y si DC estaba activamente buscando talento que siguiera la estela de Alan Moore, Dave Gibbons y Brian Bolland, era Neil el que mantenía abierta la puerta para que muchos de nosotros pudiéramos cruzarla con él. Le debo mi carrera. Le gustó mi trabajo y fue el qué dio el pistoletazo de salida. En contacto directo con Karen Berger de DC, sabía que John Ridgway iba a dejar Hellblazer y que DC buscaba a un nuevo artista inglés para reemplazarle.

El cómic es profundamente inglés, se sentía importante que eso se mantuviera. Neil me pregunto si estaba conforme con que les diera mi nombre y… ¡Así es como me involucré!

Volví aquella noche a casa después de la reunión… un largo recorrido de tren al norte del país, agradecido de que mi trabajo fuera bien recibido y que, por primera vez en mi vida, hubiera conocido a creadores, algunos con años de experiencia, tan agradables, generosos y positivos en sus reacciones.

¿Realmente esperaba recibir la llamada de Karen Berger?

Probablemente no, siendo honesto. Pero ya era bastante halagador que Neil Gaiman siquiera lo sugiriera. Pero Neil era así de bueno en su trabajo. Recibí una llamada, entonces:

“Hola, Richard, soy Karen Berger de DC Comics en Nueva York. Neil Gaiman me dice que estaría interesado en trabajar para nosotros … “

Le mande copias de mi trabajo a Karen y eventualmente recibí una segunda llamada. Esta vez para confirmarme como artista de Hellblazer, escrita todavía por Jamie Delano. Mi primer trabajo profesional. Jamás había trabajado con una fecha de entrega, ya no digamos producir 20 páginas de arte al mes. Respondiendo a tu pregunta “¿Qué me puedes decir de Karen Berger?”, ella fue excelente. Con una paciencia infinita en lo que respecta a mis dificultades para entregar el trabajo a tiempo, siendo un apoyo total para mí, ayudándome por encima de cualquier deseo razonable. Y cuando los horarios de entrega se volvieron demasiado problemáticos, peleó por encontrar otros proyectos para mí en los que la presión fuera más manejable.

En primer lugar, encuentro la apariencia física por la que optaste para tu diseño de John muy interesante, le hiciste ser más duro y menos atractivo, diferente a la concepción original de Sting. ¿Por qué tomaste esa decisión? ¿Alguna historia que te gustaría compartir?

Considero que ya había cambiado desde el debut en la Cosa del Pantano con aquel parecido a Sting. John Ridgway había dibujado 9 números estableciendo una apariencia, que yo heredé, en la que ya no había sitio para un cantante de pop. Tomé lo que John Ridgway ya había hecho y, aunque fuera consciente de la inspiración original de Sting, creo que era necesario hacerlo más irascible, más edgy.

Él fue quién arrancó de la sombra lo que haría de John un personaje tan específico, con sus matices y peculiaridades. Se mantuvo su gabardina, los cigarrillos… pues estos le identificaban aún pero, físicamente, había cambiado. Jamie Delano había desarrollado esto desde el original de Alan Moore y creo que nosotros reflejamos el desarrollo en el dibujo.

Inevitablemente, todo artista adapta el personaje que recibe en la mesa de trabajo y le añade algo nuevo, una apariencia fresca que, partiendo de algo familiar, revela su nueva versión.

Hellblazer #11: Newcastle es uno de los mejores números de la historia de la serie. Los lectores estabamos verdaderamente intrigados por el papel que John había jugado en ello. ¿Cómo fue ese proceso creativo? ¿Qué añadiste tú, personalmente? ¿Cómo trabajabais juntos los dos?

No creo que para entonces hubiera conocido siquiera a Jamie. Recibía su guion y, normalmente, intercambiábamos opiniones acerca de la narrativa visual. Era un escritor muy descriptivo, te aportaba un montón de ideas para la ilustración pero dejando suficientes abiertas a interpretación. Por ejemplo, decía algo así “veo la escena de este modo, pero si tienes una idea mejor, adelante”. Y así es como colaborábamos. Al principio, me daba sugerencias para el diseño de viñetas hasta que decidió que era correcto dejármelo a mí. Te podía dar una referencia pictórica concreta, aquellos símbolos místicos que Constantine disponía para atrapar al demonio fueron aportados por Jamie, por ejemplo. Probablemente parte de una invocación real… En cuyo caso, no sugiero que lo intentéis en casa.

Una descripción con la que tuve dificultades fue con la de los Norfulthing, que el guion describía (algo así) como “Un perro monstruoso de adentro hacia afuera con su interior por fuera y piel por dentro”. No terminé de captarle el sentido y terminó por ser un sabueso mostruoso más. Con Nergal tuve más éxito, al haber sido descrita su autentica forma como “hecho a pedazos de pesadillas”. La descripción de Jamie fue más relajada para este número, sugiriendo una entidad terrorífica hecha de calavera de caballo, insectos y los rostros de los condenados.

Las expresiones faciales que dibujaste para John fueron extraordinarias, ayudan al lector a centrarse en lo que cuenta la historia. ¿Cómo desarrollaste esa parte del diseño? El horror, la paranoia… ¿Tuviste alguna influencia?

Para la mayor parte de la historia, lidiamos con un joven John Constantine. Es un momento definitorio para el personaje. El momento en el que todo salió mal. Previamente, habíamos tenido alusiones a ‘Newcastle’, algo malo había ocurrido ahí. Pero este fue el momento de conocerlo de primera mano.

Así que quería dibujarle menos experimentado. Joven, confiado, inmaculado todavía ante lo que iba a sucederle. El arte debía reflejar esto, como una insinuación presunta a su ingenuidad. Rostro joven, bien afeitado, con chaqueta de cuero y no zaparrastrosa gabardina, dirigiendo a su grupo sin saber que va a ser la maldición por la que irán cayendo, uno a uno. Y lamentablemente mal equipado para combatir las fuerzas que sus eventuales convocaciones traerán. Traté de dibujarle sobreconfiado, en principio, para luego ir añadiendo preocupación con cada giro de los acontecimientos hasta que el terror del infierno le consume y cambia para siempre.

No tengo muy claro lo relativo a las influencias, excepto que me basé en la obra de El Bosco para la pequeña vista del Infierno, pero dibuje la historia como creí que podía funcionar mejor. Tiempo después, me dijeron que era “obvio” que me había inspirado en Jesús Blasco, pero no creo que hubiera oído su nombre hasta que me apuntaron que era el dibujante de ‘the Steel Claw’, uno de mis cómics ingleses favoritos cuando era joven. Así que después de todo, quizás así fuera. También, quizás, te puedas encontrar a Curt Swan, Jack Kirby, Carmine Infantino, Gil Kane, Steve Ditko y otros cientos, pues son los artistas a los que he amado toda mi vida.

El Infierno de El Bosco
El Infierno de Richard Piers Rayner

Puedo en lo personal ver trazos de surrealismo en tus ilustraciones para la serie, no sé si acertadamente. En cualquier caso, ¿Cuál fue la mayor dificultad para ti, los problemas que afrontaste mientras dibujabas Hellblazer?

Como te decía antes, mi mayor problema fue la fecha de entrega y periodicidad mensual. En cuanto a lo segundo, nunca me ha faltado una idea a la hora de ilustrar una escena o qué giro visual sirve mejor para ella, ya sea una salida surrealista de lo mundano, un simple enfoque de carácter y manipulación de la expresión o simplemente el sencillo trabajo de una escena, cómo iluminarla, establecer el entorno, mover a los personajes a través de espacios creíbles… pero la verdad fundamental sigue siendo que estoy contando una historia, y el modo de hacerlo, simple o complejo, ha de servir a la narrativa de la misma. De lo contrario, el arte fracasa. Así que no fue nunca difícil hacerlo, pero los tiempos de entrega… Oh, eso fue una pesadilla.

Había aterrizado en Hellblazer, un tebeo en el que amaba trabajar, determinado a hacer mi mejor trabajo pero totalmente sin preparación para lo que estaba haciendo. Como John Constantine en la historia de Newcastle.

Hellblazer #13: En la playa, es uno de mis números favoritos de los 300 de la serie. ¿Cómo surgió la idea? ¿Qué elementos querías subrayar en el arte?

Muchas personas lo identifican como su favorito de la época. Pero, la verdad, siendo honesto, solo surgió por mi problema con las fechas de entrega. Karen, como siempre, intentaba ayudarme en todo lo posible y para hacerlo, convenció a Jamie (o quizás, pensando, fuera Jamie el que convenciera a Karen, por la misma razón) de escribir secuencias compositivas que no detallaran las 20 páginas completas.

La playa de la infancia de John Constantine… Y de Richard Piers Rayner

El cuerpo de la historia, la pesadilla de Constantine, sería dibujada por Mike Hoffman. Eso me daba libertad para concentrarme en el siguiente número. Atribuyo el hecho de que sea tan recordada a Jamie y al trabajo de Mike Hoffman. En cuanto a mí, disfruté trabajando mis propias páginas, en la costa, con una exhalación al pasado de Constantine como niño que, en parte, era una recreación de las vacaciones de verano que recuerdo de mi propia infancia.

Finalmente, dibujaste las primeras tres partes de La Máquina del Miedo. ¿Qué nos puedes contar de ese arco en particular?

No tengo memorias particularmente felices de ese periodo en concreto. Inicialmente, estaba muy emocionado por el arco y sus posibilidades, especialmente por el primer y tranquilo episodio donde no pasaba casi nada aparte de ver a Constantine a la carrera, conociendo la comuna hippie y teniendo un breve momento de felicidad con ellos. Pero desafortunadamente ese fue el fin de mi participación en la serie. Hay razones personales más allá de lo descrito en las que probablemente no sea justo entrar, así que solo destacaré que tanto Jamie Delano como Karen Berger hicieron todo lo posible para que yo pudiera seguir en la serie, pero desgraciadamente no se pudo solucionar.

¿Qué hace de John un personaje tan especial en tu opinión? ¿Qué elementos trajiste como artista que sean perdurables en el tiempo?

No sé cómo habrá evolucionado desde mis tiempos. No conozco si ahora hablamos de un personaje más heroico. Puedo hablar del John Constantine que yo viví. Y amo haber podido contribuir a esa parte de la historia. No es alguien con quieras pasar tiempo en el mundo real. Le veía como un estafador, sin estar versado en las artes oscuras ni la mitad de lo que nos hace creer.

Jamie dijo una vez “Es alguien que haría cualquier cosa por un poco de sexo interesante”. Es un poderoso motivo para un charlatán carismático. Su verdadera fortuna es su buena suerte, la misma que no tienen aquellos que le rodean, los que terminan por caer en la espiral alarmante y regular de sus acciones, como daños colaterales o consecuencias inmediatas.

Él resurgirá, emocionalmente devastado y golpeado, pero sin un rasguño.

Una vez le pregunté a Jamie “este tío viaja a lo largo del mundo en un segundo, ¿De donde saca el dinero?”.

“Apuesta. Y siempre gana” me respondió.

Mark Buckingham y Alfredo Alcala cogerían las riendas del dibujo de la colección, completando La máquina del miedo que había comenzado Rayner. Se trata de un arco que, si bien languidece por comparación ante historias precedentes y venideras, cuenta con varios elementos francamente curiosos. El propio dibujo es fantástico, recurriendo al diseño de página 3×3 que tan en boga estaba en aquellos días. Como aspecto más significativo del arco encontramos la analogía poder-miedo que hace Jamie Delano, yendo desde lo más elemental hasta, hacia final del arco, construir una verdadera reflexión política acerca del rumbo de su propio país y los llamados enemigos del Estado. También, en el número 18, se explotan las infinitas posibilidades que tiene el medio, tratando el tebeo con las características de una novela epistolar, un género que ha sido extensamente cultivado en la literatura inglesa, por autores como Jane Austen (Lady Susan).

Los colores de Lovern Kindzierski se adaptan al contenido de cada historia, en esta ocasión con tonos más vivos en ciertas escenas, como lo referente al paraíso hippie del número 18. También se prodiga con otros más oscuros cuando ha de hablarnos de la violencia, los bares y las calles de la gran ciudad, con gran éxito. Los dibujantes citados captan muy bien la filosofía reinante en Hellblazer.

Contamos, como invitado destacado, con el propio Lovern Kindzierski. El primer colorista de Hellblazer y una auténtica leyenda de su profesión. Nos ha hecho un hueco en su apretada agenda de trabajo actual, pues, en compañía de otro conocido de la colección, Mark Buckingham, se encuentra trabajando en la novela gráfica de Mitos nórdicos, de Neil Gaiman, para Dark Horse.

Lovern Kinzierski- Colorista- Hellblazer 1-22

En primer lugar, ¿Cómo entraste a formar parte de la serie?

Creo que Karen Berger tenía la intención de convertir Hellblazer en el modelo de una nueva línea de DC Comics que eventualmente terminaría por conocerse como Vertigo. Richard Bruning me conocía de 1st Comics (extinta editorial de cómic). Les interesaba saber si podía hacer una serie regular para DC que terminaría por ser Hellblazer. Por supuesto, aproveche la oportunidad.

¿Qué nos puedes contar de aquellos primeros días para John Constantine?

En aquellos días los comics se coloreaban a partir de guías que los coloristas pintaban a mano. Recibíamos copias reducidas a blanco y negro del arte en papel de acuarela, para entonces pintarlos con tinta de Dr. PH. Martin. Tuve la increíble suerte de poder conversar con Karen en la San Diego Comic Con y así recibir instrucciones acerca de cómo se quería que fuera el tebeo.

¿Cómo se concibió, como equipo creativo, el diseño que debía tener Hellblazer?

Hellblazer era el proyecto personal de Karen, me aventuraría a decir que seguramente tuvo conversaciones con todos los miembros del equipo acerca de cómo quería que fuera el resultado final del cómic. Al final, las posibilidades del color del trabajo estaban limitadas por la tecnología de su tiempo y la paleta limitada que estaba disponible.

¿Trajisteis nuevas ideas al personaje, en comparación con lo que existía de La Saga de la Cosa del Pantano?

Me mantuve fiel al color que John había utilizado en La Cosa del Pantano. La diferencia principal sería la visión de John Ridgway de Constantine. John ya no se parecía a Gordon Sumner (Sting).

¿Cómo era para ti, como colorista de la serie, el horario de trabajo?

Recibía las fotocopias a principio de mes y creo que tenía 20 días para colorearlas. Esto sería un horario de ensueño si no fuera porque también coloreaba Wasteland y Sonic Disruptors.

¿Cómo era en concreto trabajar con John Ridgway como artista principal en aquellos primeros números?

Conocía el trabajo de John para la revista Warrior, así que me entusiasmaba e intimidaba un poco trabajar con él. Cuando llegaron las primeras fotocopias, me pasé el primer día completo admirándolo y no comencé a colorearlas hasta el siguiente día.

Jamie Delano era el escritor de la serie. ¿Tienes alguna memoria acerca de lo referente a sus guiones e indicaciones para los artistas?

No recibí regularmente los guiones de Jamie hasta que me enviaron el del número 14. Antes de eso, los coloristas no recibíamos los guiones de los cómics que coloreábamos. No obstante, sé que Jamie y yo estábamos en la misma sintonía. Cuando recibí las ilustraciones del número 13, vi a John poniéndose las gafas de sol mientras caminaba por la playa y rememoraba. No tenía nota alguna de la escena, pero me parecía obvio que John estaría mirando al pasado a través de gafas de color rosa y así lo coloreé.

Ese mismo año, conocí a Jamie en la United Kingdom Comic Art Convention y me comentó lo feliz que le hacía que hubiera recibido sus notas de aquella historia. Cuando le dijo que no lo había hecho, nos reímos y después me hizo jurar que no estaba recibiendo sus guiones. No hubiera tenido que hacerlo ahora porque la política de empresa de DC ha cambiado y ahora los coloristas recibimos el guion acompañado de las fotocopias del arte.

¿Qué aspectos del comic te atrajeron más en un primer momento?

¡Todo acerca del cómic me atraía! Era el tipo de cómic que yo hubiera coleccionado por mí mismo. ¡El arte de John y el guion de Jamie eran brillantes!

El color es fundamental para la serie y su imaginario, ¿Aportaste alguna idea en lo que respecta a la atmosfera y personajes en concreto y cómo evolucionaron durante aquellos primeros nueve números?

Lo más importante que incorporé a la colección fue el trabajo que hice con Murphy Anderson acerca de cómo incorporar aerógrafos en el proceso de separación de colores del cómic. Visual Concepts, la empresa de Murphy, tenía el contrato con DCpara tomar las guías de color y separar a mano los colores numerados. Así creaban una película para que las imprentas lo ajustaran a la maquinaria de las rotativas.

La serie tuvo un importante cambio de artista, entrando Richard Piers Rayner. Historias menos autoconclusivas y un arco más cohesionado. ¿Cómo fue esa transición para la colección y para ti, en particular?

Hay un breve tiempo, cuando comienzo a trabajar con un nuevo artista, en el que me he de acostumbrar a sus decisiones y aplicar mi color. En ese tiempo, coloreo más despacio, dado que tengo que aprender y adaptarme a la línea de trabajo del artista en lo que respecta a los juegos de luces y sombras. Dicho esto, estaba emocionado por ver el trabajo de Richard y lo estudié con tanto entusiasmo como cuando recibí las primeras páginas de John.

Hellblazer #11 está considerada como una de las mejores historias de Constantine. ¿Qué nos puedes encontrar de Newcastle? ¿Cómo fue el proceso creation para ese número en específico y qué papel crees que juega el color en la paranoia, horror y violencia que vemos en este número?

No hubo ningún cambio en cuanto al proceso creativo. Jamie compuso la historia completa en su cabeza y lo traslado al papel para nosotros. Richard tomó el guion e hizo el storyboard y eligió a la galería de personaje. Richard trabajaba partiendo de gente real que sirvieran de modelo para su historia. Una vez tomadas las fotografías para todas las referencias que necesitaba, empezaba a dibujar. Habiendo terminado el dibujo a lápiz, este pasaba a Mark Buckingham que arrastraba la punta de su bolígrafo sobre un bloque de carborundo, rompía la tinta china y hacía su trabajo.

Después venía el turno de Fedez, la obra cruzaba el charco hasta Manhattan donde Karen trabajaba, lo examinaba y lo repartía entre los distintos miembros de producción de DC Comics. Una vez yo lo recibía, también lo examinaba y pedía cualquier referencia para el color que necesitara. Cogía mis colores y empezaba a trabajar. En ese momento, intentaba trabajar alrededor de los límites de una paleta ya de por si limitada con el aerógrafo para que Visual Concepts hiciera su trabajo y se lo pasará a la imprenta.

Hellblazer #20

Por supuesto, me encantaría volver a colorearla hoy en día con la tecnología que existe. En aquel momento no podía dejar de ver los lugares en los que mis guías habían sido malinterpretadas, así como aquellos en los que mis propias decisiones no habían funcionado como me hubiera gustado porque había dejado que mi trabajo con las temperas me hiciera olvidar los límites de tonalidad que la imprenta empleaba. La mayor parte del trabajo estaba, no obstante, en el resultado final. Para este tebeo en particular, utilice colores más extremos siguiendo el estilo que había visto en multitud de películas de terror de aquellos días y a juzgar por lo que me habéis dicho los lectores, funcionó. Mi composición de color se mantuvo, todos los aspectos de la historia estaban correctamente coloreadas y no hice nada que oscureciera el arte, por lo cual quizás no alcance la cima pero no dañe la historia.

Finalmente, serías el colorista de otro arco importante, La Máquina del Miedo. ¿Algún detalle distinto?

El proceso fue el mismo descrito en la anterior pregunta. La gran diferencia para el arco fue que había muchas más manos involucradas, con Mike Hoffman y Alfredo Alcala añadidos a los créditos. ¿La otra? El presupuesto del color del cómic. Eso significaba el fin del efecto de aerógrafo a partir del número 17. Estaba haciendo cambios en la iluminación en la decisión de los colores por aquel entonces y adaptándome a ello.

Desde tu perspectiva, ¿Qué hace que John Constantine sea tan único como personaje? ¿Qué te atrae a ti del personaje como artista?

De un modo extraño, John era muy real para mí y no solo porque le hubiera conocido en la estación de tren un día en York. Vincent Danes era el hombre que servía de modelo para Richard, así que puedo decir que le estreché la mano felizmente a John Constantine en 1988.

Lo que nos une a John y a mí es que yo también me involucre mucho en el mundo de la magia cuando era joven. He limpiado casas de fantasmas, roto un aquelarre desagradable, predije el futuro, muchos futuros distintos, y me enfrente cara a cara con un espíritu maligno. Siempre me he sentido cercano al Mr. Constantine y me encantaría escribir una historia suya y así mezcar nuestros mundos por fin.

Como haría Grant Morrison meses después, Jamie Delano muestra inquietudes políticas ligadas al complejo sistema británico, resaltando su preocupación ciudadana en lo relativo a las bases nucleares, asunto prioritario en aquellos días.

Con el personaje más vivo que nunca, argumentos cada vez más originales y referencias profundas y acertadas, terminaba el año 1989, el segundo de vida de Hellblazer. Y todavía quedaba lo mejor.

3-Otras visiones: Hellblazer #25-27

1990 comenzaría de un modo apasionante para John, con una historia de Grant Morrison, dibujada por David Lloyd, el legendario ilustrador de V de Vendetta. Sin que ninguno de los dos lo supiera, a finales de año se pondría punto y final al Thatcherismo, que había abarcado la totalidad de los años 80, aciagos para la clase trabajadora británica y para Liverpool en particular.

El desencanto con la clase política, unido con la demonización desde la prensa a la clase obrera, encuentra un lugar esencial en esta magnífica obra, con Grant Morrison desarrollando sus inquietudes políticas y sociales. La honorable visión de Gran Bretaña de Thatcher puesta en tela de juicio por un personaje sin rumbo ni lugar como Constantine. Conocíamos, de esta manera, el mal escondido que yace a la vista de todos, la oreja de Terciopelo azul británica convertida en bases nucleares.

De esto y más nos habla su dibujante y colorista, David Lloyd.

DAVID LLOYD- Dibujante y colorista- Hellblazer #25-26

-Hellblazer #25-26 nos dio algo único, diferente con respecto a lo que habíamos visto con anterioridad en la serie. ¿Cómo os involucrasteis Grant Morrison y tú en la serie? ¿Cómo fue la idea original y cómo trabajasteis juntos para desarrollar la historia?

En cuanto a mí, solo me dieron el guion con el que trabajar, no fue una colaboración con Granten cuanto al desarrollo de la historia en absoluto. Me preguntaron si quería dibujarla y dije que sí. Grant ha hablado extensivamente de ella en entrevistas, pero en lo que respecta a mí, en concreto, supuso un gran placer poder dibujarla porque se trata de una gran historia por parte de Grant, que me permitió dar mi visión de Constantine con ella.

Hay un elemento social que disfruto en particular de la historia: el movimiento obrero y la influencia del gobierno de Margaret Thatcher en el Reino Unido. ¿Qué nos puedes contar acerca del contexto histórico del cómic? ¿Crees que existe John Constantine sin que haya una Thatcher?

Como la mayoría de los jóvenes artistas del cómic en la Gran Bretaña del momento, incluyéndome a mí, Grant era un animal político, con una visión izquierdista concreta en lugar de una ligada a la derecha. Así que si se daba la oportunidad de que nos significáramos políticamente a través de nuestro trabajo, lo hacíamos.

En este caso, la historia en general se mueve alrededor de las bases de armas nucleares británicas, lo cual era un tema de discusión política en aquel momento. Hellblazer ha lidiado comúnmente en el pasado con los temas principales de la política británica, como es la corrupción. Después, The Horrorist lo trasladó a un ámbito global (se refiere a la popular serie limitada guionizada por Jamie Delano y dibujada por el propio LLoydentre enero de 1995 y febrero de 1996)

No tengo claro a lo que te refieres con la dependencia de John de Thatcher, pero si te refieres a que siempre necesita un diablo de ocasión para su conflicto, diría que sí, por supuesto. Y Thatcher era el diablo de aquel tiempo.

Hay cierta semblanza a la infancia de Grant, tal y como él mismo ha contado. Paranoia, terror, la guerra nuclear como una amenaza muy real. ¿Cómo valoras los temas y cómo influyeron de cara al arte e historia? ¿Cuáles fueron tus influencias e ideas para el diseño de John?

En cuanto al guion, como te digo, no tuve nada que ver. Se escribió en guion completo y yo lo dibujé. Sí que puedo decirte que la historia me era familiar pues, para lo relativo a la misma y la atmósfera general, Grant se inspiró en una historia de fantasmas de televisión, acerca de una situación similar en la que un pueblo se vuelve loco.

Recuerdo haberla visto yo mismo por lo que me sentía tan conectado a la sensación general del argumento como el propio Grant.

En cuanto al diseño, mi intención era únicamente despojarle del look habitual que siempre había tenido y que había solidificado la idea de que se trataba de un “disfraz”, como si él fuera uno de los super personajes que DC se especializa en contar.

Constantine como persona era mucho más importante para mí que la estabilidad de su fondo de armario.

Godfrey Bayliss, la propia Iglesia, La puerta al Infierno… hay muchos elementos religiosos. ¿Cómo los valoras en cuanto a la historia y arte?

De nuevo, eso es todo obra de Grant. Estoy seguro de que Grantno era una persona religiosa del modo general y estrictamente aceptado del termino y, del mismo modo que se expresaba en contra de lo política y socialmente establecido, su visión atendía a reflejar la hipocresía de la religión aceptada, del mismo modo. Estoy muy feliz de haber podido dar vida al arte porque yo me sentía igual.

Uno de los aspectos más celebrados está en el color del libro. ¿Qué nos puedes contar acerca del estilo e influencia del color en la historia? ¿Cuáles son los tonos predominantes del cómic y por qué?

Bueno, me gusta oír que el color fue causa de agrado. Mis experiencias con la reproducción del color de mis dibujos a blanco y negro para la editorial fueron mayormente negativas, dado que las técnicas de color en los cómics que se estaban usando en ese momento estaban limitadas a sus posibilidades.

El color a través de ordenadores solventó la situación para todos nosotros cuando acabó llegando, eventualmente, pero todavía quedaba un largo camino por recorrer. En aquellos tiempos difíciles, descubrí que una paleta estrictamente limitada era el mejor modo de evitar reproducciones incorrectas, y con la elección adecuada de principalmente tonos pastel, todos los ambientes de las distintas escenas de la historia podían ser representadas efectivamente.

Los colores que yo quería para las páginas fueron realizado con pincel sobre reducidas copias de blanco y negro del arte y dadas a los separadores de color de DCcomo guías de que colores aplicar. La reproducción se hizo de un modo tan metódico como se pudo y salió bien, me alegra poder decir.

En cuanto al estilo, esta historia fue la primera en la que usé solo rotuladores finos y marcadores para entintar. La tinta se hizo con lápices más toscos que los que había utilizado con anterioridad. Fue un guion sobre el que decidí tomar riesgos y divertirme, y es una de la historias más disfrutables en las que he trabajado por esa razón. El arte siempre ha de ser una aventura si tienes la oportunidad para ello.

Bajo tu punto de vista, ¿qué hace que John Constantine sea un personaje tan especial? ¿Qué añadió tu aportación al arte a la serie de la que estés más orgulloso?

Es especial porque es un nihilista. No hay otro personaje como él en el mundo del comic. Es uno de los nuestros porque no es ninguno de nosotros.

En cuanto al arte, me alegra haber podido liberarle de su vestuario y siento que pude percibirle cómo era realmente en lugar de únicamente dibujar lo que aparenta ser.

Después de dos números magistrales, en marzo Karen Berger editaría otro número especial: Abrázame, una de las mejores creaciones surgidas de la colaboración Neil Gaiman- Dave McKean. Y eso son palabras mayores. La historia, como nos dice este último a continuación, no tiene mayor complejidad. No involucra a grandes demonios, crisis mundiales o amenazas planetarias. Habla del frío de Londres, así como de uno de los sectores de población más invisibilizado, los sintecho, con un nuevo terror sobrenatural cercano a una pesadilla.

Son habitualmente las pequeñas historias las que calan hondo en el lector, aquellas capaces de desentrañar lo que guardamos dentro como personas. Esta es una de ellas. Un imprescindible y obra maestra a la que acudir año tras año como lector para seguir cautivados por el arte y escritura de los creadores de Orquídea Negra.

Agradecemos a Dave McKean por su tiempo y por contarnos los pormenores de este número, así como lo relativo al arte de las portadas, fundamentales a la hora de entender la colección.

DAVE MCKEAN- Dibujante y colorista- Hellblazer #27

A Neil Gaiman se le ocurrió la idea para Hellblazer #27: Abrázame mientras visitaba a un amigo en Deptford, Londres. ¿Cómo te involucraste tú con la historia?

Mi primer trabajo en DC Comics fue la portada para el número 1 de Hellblazer, así que tenía historia con el personaje. No estoy seguro de si fue a petición del propio Neilo si, en cambio, fue Karen Berger la que sugirió que me ocupara del arte del número. En aquel momento, ambos formábamos un equipo, habiendo trabajado juntos para Casos Violentos y Orquídea Negra, así como la colaboración continuada para Sandman. Pronto, además, haríamos Mr. Punch y Signal to Noise. Creo que recibí una llamada por parte de Karen para preguntarme si me apetecía hacerlo. Fue así de simple.

¿Cuáles fueron tus influencias y referencias para la fuerza estética del número?

Mirándolo con perspectiva, creo que me encontraba en una fase Barron Storey. Barron es un ilustrador, artista y profesor con residencia en San Francisco. Le conocí mientras me encontraba en pleno tour por Arkham Asylum, asistí a su exposición y le compré algunos originales. Seguimos siendo buenos amigos y es una inspiración para mí.

Honk if You Think Something Should be Done, de Barron Storey.

El estilo rayado en cruz se inspira en su trabajo, así como en Toppi y quizás algún otro ilustrador que me gustara en aquel momento, como Gary Kelley.

Habiendo trabajado con otro tipo de tonalidades y colores para mis primeros comics, estaba intentando encontrar un estilo en el blanco y negro que tan bien funcionaba para mí. Abrázame fue un trabajo de transición, entre la renderización completa de Arkham Asylum y otros con un trazo más sencillo como Jaulas.

La tuya es una visión distinta sobre John Constantine. ¿Cuáles eran tus ideas para el diseño y su apariencia física y cómo las desarrollaste?

Me parece que su apariencia física se basaba originalmente en Sting, quizás en el look que lucía en la película Brimstone and Treacle. Sus rasgos distintivos son muy abiertos- gabardina, cigarrillo, pelo rubio- así que pensé que estaba abierto a interpretación, como si fuera el casting para un actor en una película.

Un amigo mío de aquellos años, Neil Jones, que se había prestado amablemente para sesiones de fotos que sirvieron de referencia en varios de mis trabajos anteriores, se parecía físicamente a Constantine. Así que fue la base para el dibujo.

Existe cierta nostalgia en tu dibujo difícil de describir. Creo que captaste a la perfección lo que necesitaba la historia. ¿Fue difícil de trasladar las palabras de Gaiman en el arte? ¿Con qué dificultades te encontraste? ¿Cómo trabajasteis juntos?

Lo recuerdo como muy sencillo de dibujar. Era una historia autónoma. No necesité mucha elaboración o explicación, pues todo estaba ya en el guion. Neilescribía aquellos guiones como si se tratará de radionovelas, nada de descripciones viñeta a viñeta, por lo que era muy libre para explorar y contar la historia con mi propia visión, como es habitual.

Las portadas son un elemento esencial en Hellblazer. Trabajaste extensivamente en ellas durante los primeros años de la serie. ¿Cómo comenzó la colaboración?

Neil y yo fuimos a ver a Karen Bergery Dick Giordano, que se encontraban asistiendo a la Comic Con de Londres. Neildesarrolló algunas ideas, mientras yo les enseñaba mi portfolio. Salimos de aquella reunión con la oferta para desarrollar Orquídea Negra y, unos días después, en la fiesta de DC, Karen me ofreció el trabajo como portadista para Hellblazer.

Me sentí un poco incómodo por ocupar el lugar de Richard Rayner (designado originariamente), pero como él se encargaba de los trabajos de interior, me pareció una situación justa. Cubrí las portadas para ellas, anticipándome, para que la dirección tomada fuera aceptada por todos. Además, aporte mi propia sugerencia para lo relativo al logo.

¿Qué aspectos principales querías reflejar en tu trabajo?

Además de ajustarme al contenido de las historias y personajes, quería que todas ellas tuvieran un toque británico- Constantine es un personaje muy inglés. Y fue el comienzo de mi idea de que las portadas de los cómics podían apelar a una audiencia mucho más amplia si comenzaban a hablar el mismo lenguaje visual que las de las novelas y discos. Refinaría esto con mi trabajo para Sandman.

¿Hasta qué punto crees que son fundamentales para entender el imaginario de la serie y el personaje?

Probablemente no fundamental, pero como ocurre con Sandman, las portadas ejercen de lente. Ves la historia a través de la lente de la imagen de portada, de tal modo que aunque el arte en el interior sea más tradicional, la propia portada resulta una experiencia en sí misma, como declaración de intenciones- Esto es distinto, como una novela o película contemporánea.

Desde tu propia perspectiva, ¿Qué hace que John Constantine sea un personaje tan especial? ¿De qué te sientes más orgulloso de haber aportado a la serie?

No añadí mucho realmente al desarrollo del personaje pues este ya había sido perfectamente diseñado por Alan Moore incluso antes de que tuviera serie propia. Fue tomado y profundizado por Jamie.

Eso sí, considero que tener portadas que expresaran de inicio pura ambición ayudó a establecer la propia ambición de la serie.

4- La familia y el mago

Como antesala de lo que sería el final de su etapa, Delanoarranca lo relativo al arco de Hombre de familia con un ejercicio de metaliteratura y existencialismo a través de Jerry, otro crápula más del círculo de John. Como en Niebla, de Miguel de Unamuno:

…No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, oírme, tocarme, sentirme, dolerme, serme: ¿conque no quiere? ¿conque he de morir ente de ficción?

De nuevo, el escritor pretende confrontar a su protagonista con la misma existencia, poniéndole en el centro de las dudas acerca de la propia realidad para él, y que nosotros como lectores percibimos en forma de ficción. Para ello se vale de algunas de las creaciones más importantes de la literatura inglesa, como Hamlet, de William Shakespeare.

John Constantine bebiendo en un bar con Hamlet. Tenía que acabar ocurriendo.

El desapego en lo que respecta al sentido de la vida y muerte está muy presente en el personaje y en esta historia, con dibujo de Ron Tiner y Dean Motter, y color de Tom Ziuko.

En cuanto al arco en sí mismo, destaca por diversos motivos. En primer lugar, se rompe la continuidad por tres meses para los números 25-27 de los que hemos hablado, por problemas técnicos, sirviendo estos como fill-ins (¡Y vaya fill-ins!). En segundo, por el peligro que supone para John la aparición de Samuel Morris. A diferencia de amenazas previas, focalizadas en demonios sobrenaturales, aquí tenemos a un psicópata asesino sin ningún tipo de contemplaciones. En otras palabras, nuestro protagonista ha de enfrentarse a un terror real sin ética aplicable alguna. Un terror, por lo tanto, humano.

El dibujo de Ron Tiner funciona aquí mejor que en el #23, en buena medida gracias al trabajo de Kevin Walker como entintador. Su diseño 3×3 para la viñeta, influido por Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons, es correcto para la historia que se ha de contar. Los matices de la violencia que se muestra, por su parte, responden en positivo al trabajo extraordinario de Tom Ziuko, uno de los mejores coloristas que tuvo la serie durante aquellos años. La pesadilla termina por ser real, muy real para John, al que vemos vulnerable y temeroso por primera vez en más de dos años de etapa. Es una historia que funciona bien y sirve para explorar un lado en el que la serie no se había prodigado demasiado hasta entonces.

En último lugar, es digno de mención el crossover que se produce con The Sandman, de Neil Gaiman, a través de la invitación a la Convención de Asesinos en serie que vimos en el número 14 de aquella, con dibujo de Chris Bachalo, tinta de Malcom Jones III y color de Robbie Busch.

5-El truco final de Jamie Delano

Para la conclusión del arco, Sean Phillips dibujaría por primera vez en la colección de Hellblazer, con el número 31, protagonizado por John y su sobrina Gemma, cuyas inquietudes por la magia ya habían sido expuestas en el número 4, de su presentación y la de su madre, Cheryl. Esta historia remite irremediablemente a aquella, conectado con el lado liverpuliano de John.

A los habitantes de Liverpool, otrora rica ciudad con puerto esclavista, se les conoce popularmente como scousers. Gente con acento peculiar, orgullo de clase obrera y con un gran sentido de comunidad, sin casar con la imagen del inglés medio que se tiene en nuestro país. John Constantine refleja muy bien los principios básicos del buen scouser, por su origen humilde y desafección por la política predominante del país. Estas historias siembran el comienzo de una relación interesante con su ciudad natal que otros autores, como el propio scouser Mike Carey, desarrollarán en profundidad.

El brillante arte y color de Sean Phillips, especialmente en lo que se refiere a la composición de la ciudad, unido a un fantástico monólogo interior escrito por Jamie Delano para John, revelador en cuanto a la relación con su padre, nos dejan un número fantástico en el conjunto de la etapa. Desde luego, fuera de comparación, se trata de un número descorazonador, en el que John confronta un hecho que le martiriza: que su madre muriera al darle a luz a él y a su hermano gemelo nonato, lo cual le distanció de su padre en vida. Un poco de conflicto paternofilial por parte del guionista que, como vemos, focalizaba su atención en este tramo final para humanizar al personaje, aparcando de cierta manera la grandilocuencia de algunas de sus primeras apariciones.

Tras un breve paréntesis, con un número escrito por Dick Foreman y dibujado por Steve Pugh, con referencias a El sabueso de los Baskerville, Jamie Delano abordaría el final de su etapa con el primero de sus últimos ocho números, en una poco inspirada historia centrada en la ecología, el diseño de la ciudad del futuro y las posibilidades de los años noventa. No termina de acertar o conectar con los propios temas y el número lo nota y refleja.

Volvemos con Phillips para los números 34 al 37, retomando a Mercury y su madre Marj como secundarias para la historia. Su comienzo, como ocurre con tantas otras del mago, es muy simple, pues sigue la estructura de “John está desesperado, así que busca a alguien de su pasado, preferiblemente mujeres. Y algo ocurre”. El dibujo de Phillips, acompañado del color de Ziuko, vuelve a darnos momentos notables. La curiosidad está en el paralelismo con el número 27 ya comentado, Abrázame.

Referencia inmediata al #24, de Neil Gaiman y Dave McKean

A partir de aquí, para avanzar ha de volver al pasado, como ya hiciera con Hellblazer #11: Newcastle, ofreciéndonos un relato breve de la infancia de John. Destaca la identificación de John como extranjero cuando está fuera de Liverpool, el uso de Scouser como término derogatorio y que el joven se vista de nativo americano. Muy apropiado.

Lo mismo ocurre en el siguiente, con una nueva historia unitaria que ataca directamente al pasado de John, sus errores y reguero de muertos. Para el último de los números de Sean Phillips, una curiosa narración acerca de los derechos de los animales (que Delano profundizaría en su otra gran obra, Animal man) ya han quedado clara una serie de aspectos. Uno, que su arte, más feísta en lo que respecta Constantine, influirá significativamente en futuros artistas de la serie. Dos, que Mercury y Marj son los personajes femeninos mejor escritos de toda la etapa de Jamie Delano, sobre todo la primera. Sabe perfectamente cómo incorporarlas al mundo decadente, frío y cadavérico de John.

Mercury tiene para mí una de las mejores líneas de diálogo que jamás se hayan escrito para Hellblazer, al referirse a John de este modo:

“Puedo ver al bebé que mató a su madre y hermano y transformó esa culpa en un monstruo que no pudiera matar”

El número 38 es uno difícil de leer, debido a la atmosfera asfixiante creada por Steve Pugh y Tom Ziuko en dibujo y color. La muerte y sangre mostrada en un matadero (nuevo escenario) resulta horripilante, incómodo. El 39 tiene a los mismos protagonistas en el apartado artístico, los mismos secundarios (Marj y Mercury) y una inquietud también común, el pasado de John. Ahora con la aparición de Golden Boy, volvemos a la infancia una vez más. El diseño del dibujante de Harley Quinn: cristales rotos difiere del de Sean Phillips, al mostrarnos a un joven John raquítico y feo en rostro, influenciable ante el poder de su nuevo amigo.

Hemos podido hablar con Steve Pugh, uno de los artistas más interesantes del panorama actual que ya entonces despuntaba con estilo propio.

Steve Pugh-Dibujante Hellblazer #32, 38-39

El primer número para el que trabajaste como dibujante fue el Hellblazer #32, una historia de terror sobrenatural escrita por Dick Foreman y no por Jamie Delano. ¿Cómo entraste en la serie y cómo fue la preparación de ese número? ¿Por qué Delano estaba ausente?

En aquel tiempo, cuando se quería examinar a un nuevo artista se le encargaba lo que se conocía como número de inventario, una historia autocontenida que encajara en el conjunto de la etapa, servía además para que la colección pudiera dejar respirar al equipo regular de un cómic algún mes. Karen Berger me había entrevistado en Londres tiempo antes y me había ofrecido Hellblazer para ver si podía encajar en Vértigo. La historia implicaba dibujar a perros y creo que la convencí con ello que sería una buena apuesta para Animal man en el futuro.

Hay cierta comparación con El sabueso de los Baskerville. Tu arte es soberbio, realmente ayuda a desarrollar la historia a través de imágenes muy poderosas. ¿Cómo fue para ti el desarrollo del mismo y cuáles fueron tus influencias?

En aquellos días, dibujaba con un estilógrafo .25, lo cual era complicado. Tenía un punto muy fino, así que llevaba horas rellenar el espacio del dibujo. Nunca había leído cómics americanos. Nunca, realmente. Así que no tenía idea acerca de cómo dibujar una página de cómic con lápices y tinta. Empecé por arriba, a la izquierda, con el trazo, después empecé a realizar las figuras partiendo del mismo, muy poco de preparación, centrándome en los personajes. Le dio una buena apariencia a un cómic de terror, como si el arte estuviera al borde de romperse en mil pedazos.

Me lo pase bien dibujando los perros, poco definidos, pero entonces solo tenía las referencias que recogía de las revistas.

Personalmente, lo que más me gusta de tu diseño para John son los ojos y su rostro. Tienen personalidad, nostalgia y tristeza. No tiene una gran apariencia física, especialmente si le comparas con su rival, pero ayuda a resaltar su inteligencia. ¿Qué nos puedes contar acerca de esto, del diseño?

El único gran problema que tuve fue que Karen pensaba que mi Constantine no era lo suficientemente guapo, así que compré la figura de acción del personaje que Sting interpretó en la película de Dune y así lo reflejé, porque era obvio, aunque no se hablara de ello en ese momento, que era en quién se basó.

Lo dibujé originalmente con una barbilla más débil, pómulos grandes, un rostro más intenso, casi en su totalidad ojos. Tuve que cambiar el dibujo, pero está bien, él no era mi personaje.


Entonces ilustraste los números 38 y 39 ya con Jamie Delano. ¿Cómo fue ese trabajo?

38 fue una historia increíble con personajes que ME ENCANTABA dibujar. El padre malvado y el pobre niño al que le disgustaba la matanza de los cerdos. Recuerdo que Karen estaba un poco decepcionada por el perro de la historia, en comparación con 32, pero a veces las cosas funcionan, otras no.

La gente todavía me pregunta sobre la secuencia del sueño loco con el cerdo seductor. No estoy seguro de haber captado el tono para el guion de Jamie, pero las cosas se dibujaron a un ritmo tan vertiginoso que a menudo tenías que seguir tus primeros instintos. Creo que sigue siendo un gran número, principalmente debido al encantador trabajo de caracterización de personajes de Jamie.

La violencia resulta un poco distinta, más cercana a la exageración de la caricatura pero terrorífica a fin de cuentas. ¿Estoy en lo cierto? ¿Cómo centraste este aspecto de la historia en el arte?

Sí, así es. Creo que intenté resaltar aspectos del terror corporal. Éramos muy jóvenes entonces, tratando de que se nos reconociera. En Vértigo, teníamos la sensación de que debías llevarte al límite para encontrar hasta donde podíamos llegar sin que la editorial nos detuviera.

¿Cuáles fueron los principales desafíos al traer los detalles sobre el nacimiento de John al arte? ¿Cómo reflejó algo tan controvertido? Una contribución importante está en el color. ¿Cómo trabajaste con Tom Ziuko?

En realidad, en ese entonces no había interacción entre el artista y el colorista, ni siquiera sabía quién sería. Sin embargo, hizo un gran trabajo. Por lo general, cualquier nota para el colorista se escribiría en el margen de las mesas de trabajo y esperaría lo mejor. Como dije, realmente no había leído cómics estadounidenses, y todos los cómics británicos estaban impresos principalmente en blanco y negro, así que así es como dibujé el mío, ni siquiera consideré el color. Le puse mucha textura y salpicaduras de cepillo de dientes para que se vea interesante.

Si dibujas para el color, necesitas formas muy definidas y una línea que contenga negrita, mis cosas eran todas formas garabatos, no quería definir dónde terminaba una cosa y comenzaba otra, ¡así que debe haber sido un infierno de colorear!

Jamie Delano, en compañía fundamental de los dos artistas destacados, había cocido a fuego lento la desgracia familiar de John, en escenas como la citada frente a la lápida de su madre o, en este penúltimo número de etapa, su nacimiento. Centrándose en el horror, con una historia que, si bien arquetípica, resulta agradable tanto en primera como sucesivas lecturas.

El número 40, dibujado por Dave McKean, es un perfecto punto y aparte para Hellblazer. Sirve como síntesis de lo que se ha contado durante tres años, con reminiscencias al primer capítulo y hallazgos visuales atractivos, únicos. Referencias a momentos esenciales de su vida, intercambios brutales en el dialogo, supervivencia y contradicción. Puro John Constantine.

Así recuerda ese número su dibujante:

Dave McKean, dibujante del número 40

Fuiste el artista de Hellblazer #40: El magus, que terminaría por ser el número final de la etapa de Jamie Delano, así como el último número editado por Karen Berger. ¿Qué nos puedes contar acerca del mismo y cómo fue para ti trabajar en él?

Estuvo genial trabajar con Jamie. No había hecho hasta entonces los interiores para su etapa y él me gusta tanto como persona como escritor. Así que parecía el modo perfecto de dar paso a la siguiente encarnación. Recuerdo que se trataba de un guion más desarrollado, con multitud de personajes e historias dentro de historias, así que tardé mucho más en dibujarlo.

Intenté aparcar el aspecto técnico a un lado, con tonos de página y paleta de colores más vivas. Pude colorear ambas, Abrázame y Magus, y fue mi primer trabajo completo utilizando herramientas digitales. Quedé muy contento con poder controlar ese aspecto del color. Fue también un detalle poder alcanzar un acuerdo en lo referente a la portada con mi amigo Ken Williams, que había tomado el puesto de artista regular de portada después de que yo me fuera. Cada uno hicimos dos retratos y Kent hizo el collage del total para la portada.

6- Entrevista a Jamie Delano

Finalmente, entrevistamos al escritor principal del primer tramo de vida de Hellblazer. Alguien que, treinta años después, sigue recurriendo puntualmente a John (Constantine, mejor dicho, pues él le llama por el apellido) para alguna historia que surja en el camino. El hombre de Northampton. El escritor que protagoniza en buena manera este artículo.

Gracias, Jamie.

¿Cómo surgió la idea de escribir una serie regular centrada en John Constantine? ¿Qué nos puedes decir de aquellos años de gestación para Hellblazer? ¿Qué personas estuvieron fuertemente involucradas en el proyecto?

Desde comienzos a mediados de los años ochenta, me dedicaba a conducir taxis de turno de noche en mi lugar de nacimiento, Northampton, así como a, cuando no dormía o descansaba, escribir aquellas extrañas historias para Marvel UK (Night Raven y Capitán Britania) y 2000 A.D. (Tharg’s Future Shocks). Alan Moore y yo éramos amigos desde la adolescencia, ambos con ambición de ser escritores. Pero mientras Alan era aplicado y enérgico, yo era vago y distraído, envuelto en una sucesión de trabajos alimenticios en lugar de cultivar un propósito cerrado.

No obstante, tentado por Alan, había propuesto una serie regular de superhéroes, con contenido oscuro, a DC Comics. Antes de que ninguna decisión se hubiera tomado siquiera, Karen Berger me llamó y me encargó (asumo que por sugerencia de Moore) que trabajara en ideas para una potencial serie regular de doce números centrada en John Constantine, el popular personaje que Alan había introducido en La Cosa del Pantano. Hubiera sido maleducado, aparte de estúpido, haber dicho que no, así que después de hablar con Moore, desarrollé un todavía muy vago comienzo que cubriera un año de historias. Para mi sorpresa y gratificación, Karen aprobó la dirección y el tono que había sugerido, y lo siguiente que sé es que estoy sentado delante de mi máquina de escribir para continuar- con suficiente café y tabaco para fumar a mano- con lo que había prometido/amenazado hacer, aunque no sin cierto grado de angustia creativa.

Como digo, ya había escrito un número de cómics antes de eso, pero esta fue mi primera oportunidad con una serie regular completa, y era yo encima el que estaba dándole ese comienzo. Sin John Constantine con quien trabajar, me habría dado de bruces contra el suelo. Parecemos los dos simpáticos, al principio. Comenzaría por arrojarle, al muy malhumorado bastardo, a una situación emocionalmente tensa y sobrenaturalmente peligrosa, para que se ocupara de sus sucios negocios; que recogiera él mismo los huesos sobrantes de la historia para mí, mientras yo le miraba desde una distancia de seguridad, escribiéndolo todo. No fue fácil.

Constantine puede ser incómodo, un cabrón malhumorado con un sentido del humor muy cruel. A veces, me abandonaba. Se iba. Yo me quedaba fumando desesperado, fumando como si yo mismo fuera y formara una nueva revolución industrial, tanto humo, con el papel en blanco reposando por semanas… pero normalmente siempre volvía poco antes del día de entrega, con un guiño de descaro para después irse descojonado, mientras yo apretaba furiosamente las teclas, intentando encontrarle.

Esa ha sido una constante en mi vida de escritor. Siempre ha sido mi propia experiencia… yo persiguiendo a mis personajes a través de una extraña ladera dramática, tratando de descubrir un destino tenue sin olvidarme de las señales del camino. Después de cuatro años con él, Constantine me había consumido; decidí que nuestra relación se había vuelto demasiado cercana y puse distancia entre los dos antes de que fuera demasiado tarde.

Blando” el bastardo murmuró con desdén despectivo, en aquel momento. Pero no parece que haya rencor entre nosotros, y de vez en cuando, a lo largo de décadas posteriores, hemos vuelto a juntar nuestras propias existencias para disfrutar de una escapada oscura y rara los dos. Una vez que ese cabronazo retorcido ha puesto sus garras cubiertas de nicotina encima de ti, ya nunca se va.

Rick Veitch me dijo que John Constantine no era en origen un hechicero. Explicó que eso surgió después, con tu visión. ¿Qué ideas trajiste al personaje que no estuvieran ya presentes en las primeras historias de Alan Moore?

He de decir que tampoco he visto nunca a Constantine como un hechicero clásico, precisamente. Su relación con la magia es complicada. Sus intentos de explotar sus conocimientos de pacotilla con un par de hechizos y encantamientos obtenidos de grimorios mohosos han traído habitualmente mucho más mal que bien. Todo lo que hace se basa en su intuición, nervio y un peligroso grado de autoconfianza. La magia es un ejercicio de voluntad e imaginación. Constantine cree que puede crear magia y, en una peligrosa situación sobrenatural, podrá manipular a sus adversarios con una combinación de arrogancia y engaño.

He leído que la idea de que John fuera scouser es atribuible a Moore, pero tú desarrollaste esa conexión con su ciudad natal mejor que nadie. ¿Cómo describes lo que es Liverpool para él como personaje? Clase trabajadora, movimiento obrero…

Así es, Moore estableció que Constantine fuera Liverpudlian de nacimiento y le dio todo su contexto de clase trabajadora. Respecto a lo que dices acerca de lo que yo añadí, cuando la serie fue progresando más allá de su desarrollo inicial, sentí que era necesario mirar las posibilidades de la historia de un modo más profundo psicológicamente, en el pasado que Moore había explorado en un comienzo, así que comencé, de un modo aleatorio, a desterrar varios eventos fundamentales de su juventud y familia que podrían haber las que definan lo que es como adulto.

Hellblazer #31. El Liverpool de John, dibujado por Sean Phillips, y coloreado por Tom Ziuko.

El primer arco se suele recopilar como Pecados originales (Hellblazer #1-9), se centra en abordar distintos aspectos de la magia, aunque también introdujiste algunos elementos políticos (conflictos sociales e inmigración, sobre todo). ¿Cómo sentías presente el contexto social del momento y cómo te afectó en tu historia? David Lloyd coincide en que John necesita un diablo para existir y que Margaret Thatcher era el diablo, para vosotros, en aquellos días.

Aunque Hellblazer era una obra del género de terror, claramente, consideré importante que las historias y personajes se relacionaran con la realidad sociopolítica del mundo, la misma que nosotros compartimos con ellos. A finales de los años ochenta/principios de los noventa, el Reino Unido se veía atrapado en la agonía de la revolución neoliberal de Thatcher. Para las personas que compartían mi perspectiva cultural no era un buen momento (y viendo a lo que nos ha llevado el siglo XXI, diría que estábamos en lo cierto combatiendo la prevalente dirección política del país). No puedo, ni deseo, escribir aislado de lo que me rodea. El mundo y los humanos a los que les cuesta sobrevivir son mi ímpetu creativo. Si aquello que escribo no me importa no me molestaría en hacerlo.

Y entonces, escribiste Hellblazer #11, y conocimos lo que había ocurrido en Newcastle. ¿Qué nos puedes contar de esa historia en particular? Lo he dicho en el texto, para mí es una de las mejores de la etapa.

“Newcastle” había sido esbozada pero no detallada por Moore. Era un evento tan icónico para el devenir del canon de Hellblazer que sabía que tarde o temprano tendríamos que llegar ahí. Para mí, esta historia asienta el tono de la conflictiva relación de Constantine con la magia… la fascinación y culpa engendrada por las buenas intenciones pero la arrogancia en los métodos. Las ramificaciones de lo ocurrido ese día dibujan la personalidad que tiene hasta hoy. Necesitaba ser una historia de terror extremo y creo que lo conseguimos. El modo de representar por parte de Richard Piers Rayner a los ‘Norfulthing’ prevalece en mi memoria, aunque no haya vuelto a revisitar la historia desde su publicación.

En la playa (#13) es, de nuevo, extraordinaria. Veo trazos de surrealismo a la historia. No sé si estoy en lo cierto. Richard Piers Rayner era el artista principal de la obra en ese momento. ¿Cómo trabajábais juntos?

Estaba de vacaciones familiares en la costa del Canal de Bristol, al este de Inglaterra, viendo a los niños jugar en la arena, intentando imaginar una historia que pudiera cubrir un número mientras- si recuerdo correctamente, no prometo nada (Jamie está en lo cierto, como nos cuenta el propio Richard en este mismo artículo)- Richard Piers Rayner tenía dificultades con los plazos de entrega, lo cual lleva a la contribución de Mike Hoffman al número. Hacía calor. Estaba colocado. La central nuclear Hinkley Point C emergía en el horizonte, a lo largo de la bahía… EN LA PLAYA es el resultado de mis meditaciones. Es una historia surrealista, respondiéndote, y me gusta que así sea. De manera habitual, este tipo de historia fuera de la continuidad suelen terminar siendo mis favoritos.

Trabajar con Richard siempre fue divertido y gratificante. Colaboramos muy de cerca en los primeros momentos de la colaboración. El arte tan detallado de Richard significaba que a veces los horarios de entrega fueran complicados; recuerdo haber viajado un par de veces a su casa, a 200 millas de donde yo vivía, para sentarme en un frío estudio, y así ofrecerle mi dudoso apoyo, mientras él desglosaba mis guiones en miniaturas.

La máquina del miedo, Hellblazer #14-22, nos dio algo diferente y una nueva caracterización para John, centrándote en su humanidad. ¿Cómo mides la importancia de este arco en la etapa en general?

Constantine es un inadaptado por naturaleza e, instintivamente, un solitario. Me pareció interesante juntarle con otros inadaptados políticos y culturales por un tiempo. Al forzarle a socializar, quizás salieran facetas ocultas del personajes, al mismo tiempo que aumentábamos la lista de personajes de la historia, añadiendo interés humano y perspectiva.

Hellblazer #18. Dibujo de Mark Buckingham y Alfredo Alcalá. Color: Lovern Kindzierski.

Hellblazer #23 comenzó el arco de El hombre de familia, pero se puede leer de manera independiente. ¿Cuáles eran tus influencias e ideas para ella?

Hace mucho tiempo y no he revisitado nunca aquellas historias de Hellblazer (es una rara superstición propia), así que no puedo recordar con exactitud el ímpetu y antecedentes de aquella historia. Todo se hacía distinto en aquellos días, sin mucha planificación para mí. Normalmente me sentaba simplemente y escribía las historias. Creo que en su momento consideré que escribir una historia de asesinos en serie suponía una urgencia para mí- todos hacían una por entonces- y quería que Constantine se enfrentara a la maldad humana. Traer el terror cerca de casa, forzarle a contemplarlo y quizás cometer actos de violencia y/o asesinato para ver el daño que le podía infligir.

En este arco le vemos más vulnerable y necesitado que nunca. ¿Cómo concebiste ese nuevo personaje? ¿Tenías alguna intención aparte de lo comentado?

Es difícil responderte porque como digo mi modo de escribir siempre ha sido instintivo, jamás he tenido intenciones objetivas para ninguna historia. ¿Quién sabe? Quizás hubiera un aspecto de mi propia vida que reflejaba el estado de ánimo de Constantine y sus reacciones cuando me senté a imaginar su situación. El acto de creación comprende a dos, es un dialogo entre el escritor y el tema de la historia.

Ron Tiner utilizó el diseño de 3×3 viñetas por página, ¿Cómo fue la colaboración y cómo ayudo el diseño a plasmar tus ideas y guion?

Siempre me interesó el diseño de página como un elemento significativo de contar una historia. En los primeros días de Hellblazer, volví loco al pobre John Ridgway con diseños de viñeta mientras trabajaba en un guion completo que cuadrara. Con esta de Ron Tiner, probablemente estaba intrigado por el uso de 9 viñetas de Moore para Watchmen y quería ver si podía funcionar. Pareció encajar con el estilo de Ron y estuve muy contento con el resultado final.

Para tus últimos números, trabajaste con grandes dibujantes como Steve Pugh y Sean Phillips. En ese punto de tu etapa, ¿Qué supieron aportarte?

Tanto Steve como Sean mejoraron inconmensurablemente mis guiones. Totalmente diferentes como artistas, pero compartían un gran conocimiento del personaje y una innata habilidad para revelar emociones y relaciones en sus composiciones. El número de “El cerdo monstruoso”, dibujado por Steve, y el “Corazón de niño muerto”, que fue la primera de Sean conmigo, están entre mis favoritos.

Hellblazer #38, dibujo de Steve Pugh. Color de Tom Ziuko.

Tu etapa en Hellblazer es considerada como una de las mejores recopiladas con posterioridad bajo el sello Vértigo. ¿Cómo valoras tu propio trabajo? ¿Qué aspectos, momentos y números te hacen sentir más orgulloso?

Sospecho que es algo común como creador, pero soy bastante inseguro con lo que respecta a mi trabajo. Una de las razones por las que raramente miro atrás es porque prefiero evitar la confirmación de mi inseguridad. Una cosa pertenece a su tiempo y espacio. Las reseñas revelan las imperfecciones. Era una persona diferente entonces. Mi modo de escribir ha cambiado y yo también. No me interesa mirar las posibles irregularidades del trabajo. Soy feliz porque los lectores hayáis descubierto entretenimiento y valor en lo que hice, no obstante, y todavía tengo sentimientos por mi viejo amigo fumador de la gabardina. No hay una sola historia en la que preferiría que mi nombre no estuviera escrito, pero si he de elegir, me quedo con la citada de Corazón de niño muerto, En la playa y el número 84 (también dibujada por Sean Phillips, en 1994).

He hecho esta pregunta al resto de autores y me interesa especialmente saber tu opinión, ¿Qué hace de John Constantine un personaje único? ¿Qué es lo que hace que sea atractivo, incluso para lectores más jóvenes?

Para mí es su defectuosa humanidad, innato sentido de justicia, lo imperativo que le resulta corregir el desequilibrio de poder que arruina la vida de las personas y las mismas culturas, su humor negro, desprecio a lo popular y deseo de socavar a los pomposos adversarios que se encuentre- demonios u hombres. Eso define a John Constantine para mí.

Donde sea y como sea que el viejo cabrón se encuentre a continuación, le deseo lo mejor.

Primeras viñetas del Constantine de Jamie Delano (Hellblazer #1). De John Ridgway y Lovern Kindzierski.

No fue el final. Al mes siguiente, mayo de 1991, daba comienzo el arco Hábitos Peligrosos, con guion de Garth Ennis y dibujo de Will Simpson. Para muchos es todavía la mejor historia del personaje. Y después, tiempo después, tendríamos a Paul Jenkins y al propio Sean Phillips, a Jamie Delano volviendo a la colección, a Mike Carey, Brian Azzarello y Denise Minacon nuevas aportaciones al mito. Y a leyendas desaparecidas del negocio como Steve Dillon y Richard Corben añadiendo obras a un legado inabarcable.

Y todo empezó en estas viñetas.



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