Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel 100% HC. Thor. El Motor del Mundo
Edición original: The Mighty Thor 491-495 USA (Marvel Comics, 1995)
Edición nacional/España: 100% Marvel HC. Thor: El Motor del Mundo (Panini Cómics, 2021)
Guion: Warren Ellis, William Messner-Loebs
Dibujo: Mike Deodato jr., Geoff Isherwood
Entintado: Mike Deodato Jr., Geoff Isherwood
Color: Marie Javins, Frank Lopez
Traducción: Gonzalo Quesada
Realización técnica: Forja Digital
Formato: Rústica. 136 páginas. 18,00€
100% Marvel HC Thor: El Motor del Mundo
“Soy Thor, Dios del Trueno. Y he vuelto”
Todo el mundo adora la cultura popular estadounidense de los años 80, especialmente si hablamos de cine y cómic. Nunca se ha hecho mejor cine que en aquella década. El mejor Spielberg, Lucas, Scorsese, De Palma. Y qué decir del noveno arte. Solo en Marvel todos conocemos el Daredevil de Frank Miller, el Spiderman de Roger Stern (y sus Vengadores y su Doctor Extraño), los Cuatro Fantásticos de John Byrne, … Los 90, por otra parte, son una historia distinta. En el mundo del cómic USA, la década de los 90 es considerada el momento de la crisis creativa y económica que dejó a la industria herida de muerte. Los 90 también fueron los años de Thunderbolts, los Vengadores de Busiek y Pérez, Ka-zar de Waid y Kubert, entre otros; pero para llegar hasta ahí muchos personajes tuvieron que vivir su particular travesía del desierto.
En los 80 tenías suerte si eras fan de Thor. Walter Simonson se convirtió en la fuerza creadora de una de las etapas más recordadas del personaje. En los 90, las cosas no pintaban tan bien para el Dios del Trueno. El run que habían protagonizado Tom DeFalco y Ron Frenz terminaba después de casi 5 años (Thor #383-459). Eran años, entre 1987 y 1992, en los que el mercado se había transformado por completo, los años que vieron nacer la primacía del dibujante sobre el guionista, los años del nacimiento de Image, años que no habían afectado de forma tan dramática a Thor de la forma en la que lo habían hecho con otros personajes de la Casa de las Ideas. La creación de Thunderstrike, por mucha cadena, mucho pendiente y mucha cazadora de cuero que llevara, la habían llevado a cabo dos creadores, DeFalco y Frenz, que mantenían un tono y una aproximación al personaje basada en las raíces clásicas de la mitología marveliana de Thor. Tras esta etapa tomarían los mandos Jim Starlin y, sobre todo, Ron Marz (Thor #463-471) los cuales volvieron loco al personaje y lo lanzaron a un crossover en 13 partes (“Sangre y Truenos“) en la que nuestro dios nórdico favorito se partía la cara con buena parte de la Marvel cósmica del momento y que enlazaba con el propio trabajo de Marz en aquel momento en Silver Surfer. Por último, a caballo entre 1994 y 1995, Roy Thomas (Thor #472-489) buceaba en sus propias historias de Thor escritas entre finales de los 70 y principios de los 80 para presentarnos una extraña saga que mezclaba elementos clásicos un tanto fuera de lugar (Jane Foster, Red Norvell, ¡Donald Blake!) junto con intrascendentes personajes de nueva creación, muchas hombreras y multitud de poses imposibles.
Entonces llega Warren Ellis. Marvel se encontraba en un proceso de reestructuración empresarial que, al trasvasarse a la parte creativa, se dio en llamar Marvelution. En este contexto, el editor Ralph Macchio buscaba revitalizar a dos personajes que llevaban un tiempo anquilosados en el pasado, Thor y el Capitán América. Para el Capi, Macchio echó mano de Mark Waid y Ron Garney. En el caso de Thor, el editor preguntó por el joven guionista cuyo trabajo en Excalibur, especialmente su forma de dialogar, habían llamado la atención tanto del público como de la crítica. Ellis aceptó el reto de, en 4 números, relanzar al dios nórdico en lo que podríamos calificar de un soft reboot, que no niega las historias de los años inmediatamente anteriores pero que de ninguna manera podemos considerar continuista (solo hay que comparar la intervención de Odin en el primer número de Ellis, #491, con la que tiene lugar en el #490. Estamos viendo a dos personajes casi de universos diferentes).
Ellis desarrolla una saga en cuatro capítulos que es la que reúne Panini y da nombre al tomo: El motor del mundo. La historia, muy sencilla argumentalmente, parte de este Thor exiliado de Asgard y de la revelación de que se está muriendo. Tras ser atacado por un grupo de lo que parecen vikingos zombies, descubrirá un complot relacionado con Ragnarok y el Yggdrasil. Entre medias, Ellis nos presenta uno de sus personajes marca de la casa, un británico cínico y fumador, en este caso detective de policía, que hará las veces de narrador explicando al lector el background de la mitología nórdica. El tercer personaje en discordia, la Encantadora, se presentará como el símbolo y la cristalización del paso de un Thor de mentalidad “antigua” (inmadura) a una nueva versión con una forma de ver el mundo “moderna” (adulta).
El objetivo principal del guionista británico es, no tanto hacer tábula rasa con los últimos años del personaje, sino presentar otra forma de hacer las cosas. La idea era llevar al hijo de Odín hacia el futuro, partiendo de la visión original de Lee y Kirby pero mostrando cómo incluso un personaje tan tradicional como Thor podía presentarse con una sensibilidad diferente. Esta sensibilidad se nos muestra ya desde los monólogos interiores del personaje, que abandonan el tradicional modo de hablar shakespeariano que se había convertido prácticamente en una parte de su personalidad, para utilizar un lenguaje más actual, más humano según defendía el propio Ellis. Thor vuelve a estar exiliado en la tierra y enfrentado a su padre. Pero este no es el Nueva York que solemos ver en las aventuras del asgardiano. Se trata de una ciudad que parece sacada de un cómic de Vértigo, nocturna, lluviosa, sucia, con túneles angostos y edificios abandonados. A esta sensación contribuye de manera fundamental Mike Deodato Jr., el brasileño que, tras llamar poderosamente la atención en la Wonder Woman escrita por William Mesner-Loebs, había sido reclutado por Marvel para plasmar el final de la etapa de Bob Harras en Los Vengadores. Deodato presenta un dibujo dinámico en consonancia con la moda Image que todavía coleaba (es difícil no ver ecos del Spawn de MacFarlane en la forma que tiene Deodato de dibujar en varios momentos la capa de Thor) pero siempre con una personalidad propia. El brasileño se permite incluso ciertos experimentos en la composición de página dividiendo una imagen en 20 viñetas o fragmentando la narración jugando con la inclinación de los encuadres.
Deodato permanecería aún algún tiempo en la serie, paradójicamente reunido de nuevo con Messner-Loebs quien ya escribe la última historia recogida en el tomo. Se trata de un número de transición, ilustrado por Geoff Isherwood, en el que el guionista deshace parte de lo dispuesto por Ellis, dejando a Thor y a la Encantadora poco menos que en la calle, despojándoles además, temporalmente, de sus poderes en una subtrama relacionada con la desaparición de Odin que marcará el devenir de la serie después del crossover Primer Signo. Por su parte, Ellis, cumplido el encargo de relanzar al personaje, sentía que ya había contado todo lo que tenía que contar con el personaje y marchó en busca de nuevos personajes e historias. Solo podemos especular sobre cómo hubiera sido una etapa más larga del británico. Lo que sí sabemos es que menos de un año de su salida del título, el huracán Heroes Reborn arrasó con el personaje que no con la serie, que se renombró como Journey into Mistery.
En 1995, todavía se veía a Ellis como un recién llegado, sangre nueva dispuesta a dar una vuelta de tuerca al cada vez más anquilosado Universo Marvel. Quedaban unos pocos años para que se le considerara como un auténtico revisionista del género superheroico, aunque quien leyera Ruinas, curiosamente también publicado en 1995, no podrá decir que se sintiera sorprendido ante la evolución del guionista británico. Pero en El motor del mundo, Ellis no es cínico hacia el personaje. El escritor no pierde de vista nunca el sentido de la maravilla que ha acompañado a Thor y le hace vivir una crisis vital y de pura supervivencia para, al final del relato, permitirle de nuevo alzar el martillo reclamando su lugar en el panteón de los héroes.
En resumen: El motor del mundo es una historia de Thor como nunca se había visto hasta ese momento, un cambio de rumbo que no llegó a cuajar pero que merece una relectura
Lo mejor
• Warren Ellis demostrando que un cambio de tono también podía sentarle bien a Thor sin cambiar sus esencias
Lo peor
• El traje de Thor, aunque solo dure dos números.
• Las casi 5 páginas de monólogo del villano explicando sus planes
Ver Fuente
Comentarios
Publicar un comentario