Javier Vázquez Delgado recomienda: Green Lantern/ Green Arrow: Héroes errantes en el espacio

Edición original: Green Lantern/Green Arrow núms. 90-106 USA (DC Comics, 1976-1978)
Edición nacional/España: GREEN LANTERN/GREEN ARROW: HÉROES ERRANTES EN EL ESPACIO
Guion: Dennis O´Neil, Elliot S. Maggin, Frank McGinty
Dibujo: Mike Grell, Alex Saviuk
Entintado: Vince Colleta, David Hunt, Bruce Patterson
Color: Anthony Tollin, Liz Berube, Adrienne Roy
Traducción: Francisco San Rafael Simó
Formato: Cartoné, 336 páginas. A color. 34,00 €

De lo social a la galaxia entera

“Cada leyenda heroica es distinta, pero todas son iguales”

A modo de continuación (o no, según se mire) de las legendarias aventuras narradas por el propio Dennis O´Neil en compañía del igualmente histórico Neal Adams en la cabecera conjunta del Caballero Esmeralda y el Asombroso Arquero, nos llega esta segunda parte, con aventuras de finales de los años 70. Lo primero que hay que tener en consideración cuando uno se aproxima a material clásico es que hay que tomar cierta distancia y adoptar una posición abierta, habida cuenta de que se trata de historias que fueron escritas en otro contexto y para otro tipo de público. Esto ha de hacerse no para que la visión sea condescendiente, sino para que la misma pueda ser más concreta. Si uno supera esta barrera, la lectura será más disfrutable e instructiva.

El tomo comienza con cuatro números trepidantes, llevando a las últimas consecuencias el carácter epopéyico que ha de estar presente en una narración de este tipo. Influye para tener esta opinión el brillante trabajo que realiza Mike Grell en el aspecto artístico. Tenemos toda una galería de posturas heroicas, enfrentamientos directos y escenas de poder en la mejor tradición de la época. La fuerza de los conflictos alcanza su punto cumbre debido al apartado gráfico, que es lo que da vigor al retrato presentado por O´Neil, es decir, es el dibujo el que mejor refleja las características que el guionista desea reflejar. La astucia e inteligencia de Ollie, por un lado, y la autoridad y poder de Hal, por el otro, principalmente. Esta presentación finaliza de un modo brillante, recogiendo toda una tradición folclórica medieval (de Robin Hood), que tanto ha influido al tebeo de superhéroes y que tan bien funciona con el personaje de Green Arrow.

A continuación, tenemos lo puramente cósmico, el núcleo básico del tomo que ahora recopila ECC y que da título al mismo. De nuevo, a partir de una historia bien hilada y desarrollada por su guionista, el dibujante de Warlord, menos constreñido en el arco por las propias dimensiones de la aventura, otorga máxima expresión a las infinitas posibilidades del espacio, con toda una colección de imágenes de una potencia muy característica y particular. Puede achacarse que los finales no estén a la altura, así como la existencia de precipitación en ciertas resoluciones (lo cual no deja de ser cierto, parcialmente), pero la misma se ve justificada por la dimensión del arco, con menos lugar para una mayor elaboración como puede ocurrir en la actualidad, con tramas alargadas en el tiempo y a lo largo de los meses.

Al abandonar la colección Mike Grell, la misma pierde entidad. El dibujo de Alex Saviuk (con tinta de Vince Colleta principalmente) es correcto, pero menos prolijo y muy parco en cuanto a los detalles. No ayuda, desde luego, que los guiones de Dennis O´Neil sean manifiestamente peores. Deja de haber interés en cuanto al desarrollo de los héroes, dejando de lado tramas abiertas en números precedentes (la campaña a la alcaldía de Ollie o su relación con Dinah). Esta última y el papel que juega en la cabecera son muy ilustrativos del bajón de calidad. Mientras que en un principio sus intervenciones presentaban fuerza, vigor y, sobre todo, identidad propia, poco a poco se va viendo desdibujada y reducida a comparsa de su compañero.

Se abre terreno para una línea argumental de Hal como maestro de Air Wave II que, inexplicablemente, se abandona y regresa de un modo intermitente y desconcertante. A su vez, tenemos una muerte (en la que, eso sí, el arte de Saviuk alcanza su punto de calidad suprema a la hora de retratar el funeral) que no tiene suficiente conexión con el lector y que, sin embargo, se presenta como tal, torpemente. En resumen, demasiados problemas en la continuación que, inexorablemente, avanzan en un camino equivocado.

En cuanto a lo positivo, tenemos el aspecto que mencionábamos en la introducción: la labor instructiva e histórica que aporta leer un cómic de hace más de cuarenta años. Uno aprende mucho del modo de narrar y presentar personajes y momentos (al propio Hector Hammond, que cuenta con el número más inspirado de la segunda mitad). Incluso tenemos ejercicios de metaliteratura que siguen siendo frescos incluso en la actualidad. Por ejemplo, Dennis O´Neil presenta a dos ancianos en varios momentos reaccionando sobre lo que se cuenta, quejándose de que en su tiempo los héroes guardaban su identidad secreta, crítica que todavía vemos en la actualidad por parte de cierto tipo de aficionado y que el autor hace propia a su trabajo en la serie.

Por ello, tenemos dos mitades diferenciadas. La primera resulta muy agradable y atractiva, con hazañas y peripecias de auténtico DC Comics, reflejando la pureza y entretenimiento de una generación entera. La segunda, no siendo en absoluto un horror, sí que tiene dificultades importantes que no lastran, no obstante, la imagen general del tomo, francamente positiva en su mayoría.

Lo mejor

• El dibujo de Mike Grell.
• La inocencia que se respira y el reflejo de una época.

Lo peor

• La segunda parte del tomo.
• Resoluciones algo forzadas para las tramas.



Ver Fuente

Comentarios

Entradas populares