Javier Vázquez Delgado recomienda: Guía de la Aniquilación. Episodio III
Cuaderno de Bitácora.
Galactus apareció por primera vez en escena en Fantastic Four vol. 1 #48, y tras su desaparición la idea era que no volviese en mucho tiempo. Ya vimos el mes pasado que el final de esta historia nos dejó un gran misterio y un descubrimiento, Estela Plateada. Para Jack Kirby era solo otro hilo de la trama, que podría o no ser utilizado en futuras historias y aventuras; en ese momento no alcanzó a comprender la importancia de lo que había creado. Stan Lee, sin embargo, más comercial y con una visión distinta a la de Kirby, se enteró muy pronto de lo que tenía entre manos a través de la respuesta de los fans. En realidad había dos surfistas distintos, la versión que Jack Kirby creó y la que Stan Lee “recreó”.
Muchos están familiarizados con la historia que se repite a menudo de cómo se le presentó a Lee las páginas a lápiz de Fantastic Four vol. 1 #48. Roy Thomas estaba presente cuando esto ocurrió y es a él a quien debemos agradecer por relatar honestamente lo que pasó. Si Roy no hubiera estado allí y les hubiera contado la historia a los lectores, Estela Plateada se habría convertido en otra creación de Kirby para siempre sumida en la ambigüedad “co-creada Lee / Kirby”.
Galactus es un excelente ejemplo del oponente cuyo poder es de tal magnitud que la derrota del mismo excede de la mera oposición física. Es decir, para someterlo o vencerlo hay que idear un plan o encontrar una forma de derrotarlo. Lógicamente encaja a las mil maravillas con la figura de Reed Richards. En historias anteriores para Marvel, nuestro Jack Kirby jugó con la noción de un ser de enorme poder como el Hombre Imposible, o no representaban una amenaza para la humanidad (el Extraño). Galactus, por otro lado, era todo lo contrario; debido a su propia razón de ser, representa la máxima amenaza para la humanidad. Incluso en entrevistas que se hicieron a Jack Kirby, el maestro diría que Galactus era dios. Probablemente y sin connotaciones teológicas, lo que quiso decir es que si en algún momento los superhéroes que vivían en el Universo Marvel se enfrentaban a Galactus, éste sería el adversario más grande que podrían encontrar.
Ahí, en este punto, es donde sus heraldos juegan un papel crucial, y en gran medida Norrin Radd. Su llegada es anunciada por seres de poder inimaginable, antes de que él llegue, diciéndole al lector que esta no era la típica amenaza de otro mundo; esta es la amenaza.
Según el historiador Mark Evanier, Kirby nunca quiso que Galactus fuera una amenaza recurrente al estilo del Dr. Muerte. Podría usarlo de nuevo, pero solo con moderación, para mantener la naturaleza asombrosa del personaje. No hace falta decir que Galactus se convirtió en un éxito inmediato, y claro está Stan Lee, hizo suyas las peticiones de los fans y Jack se vio en la obligación de traer de vuelta antes de lo deseado, incluso en la colección de Thor. Encontramos en la colección del Dios del Trueno, una de esas anécdotas tan propias de Marvel, donde dos pesos pesados tuvieron sus más y sus menos. Si observamos en Thor vol. 1 #162 vemos como parece quererse contar el origen de este poderoso ser, sin volver a esta trama hasta el número 168. No está claro por qué esto es así, muy posiblemente y así lo aporta Evanier, Jack Kirby quería escribir el origen de este personaje. Pero, en ese momento, no se pudo comunicar con Stan Lee el cual suponemos que querría dejar su “impronta”.
En definitiva, intrahistoria o no, tenemos delante una creación maravillosa, un ser que infundía temor. Esta sensación se consiguió trasladar a las páginas de los cómics y a fecha de hoy sigue siendo un ser que infunde ese temor y majestuosidad que en su momento consiguió trasmitir.
Tenemos entre manos, en esta Ola Aniquiladora, un papel importante, no solo del Devorador de Mundos, sino de sus heraldos. Adentrémonos en la inmensidad del espacio en esta hora aciaga.
LA GUÍA
• Galactus y el equilibrio cósmico
• Heraldos de Galactus
• Se cierra el círculo
• Phyla-Well, Protectora del Universo
• Aniquilación. Diario de Guerra
• Bonus: Memorias de un superviviente de la Aniquilación
Galactus y el equilibrio cósmico
Galactus es el único superviviente del universo que existía antes del Big Bang. Nació hace miles de millones de años en el planeta paradisíaco Taa, un mundo muy avanzado tecnológicamente respecto del resto del Universo. Esto ya lo sabemos, pero ahondemos más en el significado de este origen.
Galán, como era llamado antes de transformarse en el devorador de mundos, era un científico de su mundo de nacimiento. Como tal pudo informar a su pueblo de la inminente perdición, no solo de Taa, sino del universo mismo. Convenció a algunos tripulantes de que volaran con él en una nave espacial hasta el punto terminal del universo, como último acto de heroísmo para su gente. Todos en la nave murieron menos él, por efecto de la intensa radiación, pero Galán se vio imbuido de una nueva energía, salvado por la Fuerza Fénix. La energía viviente habló a Galán y le introdujo indemne dentro del Huevo Cósmico. Galactus fue creado, junto con su nave estelar y las encarnaciones de la Muerte y la Eternidad.
Permaneció dentro de su nave estelar, inactivo, durante miles de millones de años. Un Vigilante encontró la nave y rompiendo su juramento de no interferencia, despertó a Galactus. Teniendo una oportunidad de destruirlo, pero sin querer interferir más, el Vigilante permitió que la entidad viviera. Al despertar, Galactus aprendió a controlar su poder, creando un traje único para ayudar a regular sus formidables energías. Su nave se convirtió en una especie de cámara de incubación y Galactus permaneció allí durante varios cientos de años más. La nave finalmente entró en órbita sobre Arqueopia. Galactus se despertó de nuevo debido a los disparos que recibía su nave ya completamente formado. Esta fue la primera vez que Galactus se alimentó de la energía de un planeta. Los supervivientes de este planeta que escaparon se hicieron conocidos como los Errantes.
Galactus es temido y odiado. Comenzó su periplo en Marvel Comics como un ente al cual los Cuatro Fantásticos debían enfrentarse a riesgo de que la Tierra fuese devorada y destruida. Sin embargo Galactus es algo más, su existencia tiene una serie de implicaciones. Es cierto que posee un hambre insaciable de energía que se satisface con la ingesta derivada de planetas llenos de vida. Lógicamente esto supone que el mundo en cuestión es un objetivo cuyo fin es irremediablemente inevitable. El gran hambre de Galactus es la mayor fuerza motivadora de su vida, moviendo cada una de sus acciones.
La energía que consume Galactus no solo lo alimenta, sino que también lo nutre. El Devorador de Mundos puede morir de hambre si no continúa consumiendo planetas y por tanto su naturaleza y supervivencia son el motor de su propio camino que le ha llevado en más de una ocasión a enfrentarse con héroes y con la familia Richards.
Visto así, es horrible e incluso su mera existencia debería ser erradicada del Universo. Pero ¿y si Galactus formase parte de un equilibrio? Este aspecto fue tratado a las mil maravillas en la etapa de John Byrne al timón de los Cuatro Fantásticos (Fantastic Four Vol. 1 #242-244, 257-262).
Todo comenzó en Fantastic Four Vol. 1 #243, cuando Galactus llegó a la Tierra aparentemente para morir, pero Reed Richards decidió que los héroes tenían que SALVAR a Galactus. A pesar de que el Devorador de Mundos había exterminado civilizaciones completas, matado a millones de seres, la conciencia de Reed no le permitía aniquilarlo en su hora más baja: “No lo está haciendo maliciosamente, un hombre necesita comer, ¿verdad?”.
Como bien sabemos, el mundo de los cómics está repleto de anécdotas y sabemos que en esa época dos grandes egos había chocado con la fuerza de un meteorito en la superficie de un planeta. Estoy hablando ni más ni menos que de Chris Claremont y John Byrne. Ambos, que habían formado tándem en unos memorables números de The Uncanny X-Men, acabaron de muy malas formas y maneras.
Chris Claremont leyó esos números en cuestión (Fantastic Four Vol. 1 #242-244) y su cabreo debió de ser monumental. El Patriarca Mutante estaba molesto por matar a Jean Grey, la cual había destruido como Fénix oscura un planeta; y ahora resulta que Galactus era salvado, por obra y arte de John Byrne, a pesar de que en su agenda contaban infinidad de razas y civilizaciones erradicas. No, eso no podía quedar así. Entonces, en The Uncanny X-Men vol.1 #167 (junto con Paul Smith y Bob Wiacek), Lilandra descubre lo que sucedió y llama a los Cuatro Fantásticos pidiendo explicaciones.
John Byrne ve esto y su enojo es del nivel del propio Galán. ¿Cómo puede ser que nadie le preguntase si estaba bien que los Cuatro Fantásticos aparecieran en la Patrulla-X? Lo que ahora parece una estupidez, en aquella época era normal que se pidiese permiso para usar personajes de un cómic en otro. Lo malo no fue el uso de los Cuatro Fantásticos sino el mensaje que dejaba Claremont en boca de ellos; sus personajes decían esencialmente que no estaba bien lo que John estaba haciendo con el tema de Galactus. Una lucha de machos alfa que a Jim Shooter le superó y que se quedó en una anécdota más.
Se acercaba el mini-evento del “Mes del Asistente de Editores” (en el que se animaba a los títulos a hacer ideas ligeramente diferentes para ese mes), por lo que Byrne decidió utilizar el tipo de enfoque “todo vale” de ese evento para abordar este problema escribiendo “El juicio de Reed Richards”. Reed fue secuestrado y juzgado en el espacio por otras razas alienígenas (incluso está presente el propio John Byrne) por salvar a Galactus. El veredicto que va dirigido a Claremont es de lo más sorprendente. Aparece Galactus y Eternidad y explican el papel de equilibrio en el que el Devorador de Mundos está inmerso, legitimado sus acciones. Richards se defiende diciendo que Galactus no tiene más remedio que existir, por lo que salvarlo es un imperativo universal.
El Vigilante toma nota de los testimonio vertidos y hace un llamamiento sorpréndete, solicita que acuda al estrado otro ser cósmico, la Eternidad, para que hable con sentido común en esta sala del tribunal. La Eternidad termina enviándolos a todos en un viaje por el universo que les hace comprender el papel y la necesidad de Galactus.
Esta situación es planteada de una forma maravillosa puesto que se pone en la balanza la frialdad científica de Reed Richards y por otro lado el corazón y la irrazonabilidad de los sentimientos en la figura de los imperios espaciales. Lo más importante es que esta es la manera de contar la historia del origen de Galactus también desde otro ángulo. La Eternidad dice que Galactus existe porque es una prueba que todos los planetas deben pasar. Por lo tanto la Tierra debe ser un planeta de calificación superior, aunque nos pese.
Heraldos de Galactus
Una de los rasgos que siempre han caracterizado al Devorador de Mundos es que su amenaza viene precedida por seres que avanzan su llegada. Normalmente,dichos heraldos, como son llamados, lo son de muerte y destrucción. Ese anuncio supone una desazón inconmensurable y un terror difícil de superar puesto que adelantan el fin de una especie completa y de su mundo.
Galactus pronto comprendió que necesitaba ayuda en su tarea para encontrar mundos que saciasen su apetito. Así las cosas, en un primer momento creo a Tyrant, el cual era igual en tamaño que su creador y casi a su mismo nivel. Los problemas no tardaron en aparecer, puesto que su creación tenía la necesidad de conquistar y dominar. Cuando Galactus se enteró de esto, redujo el tamaño y el poder de Tyrant, desterrándolo a los confines del universo en una batalla que destruyó incontables galaxias.
Galactus pronto decidió que lo óptimo era que otros buscasen mundos que devorar. El primer Heraldo de Galactus fue el Caído, creado con energía oscura. Este Heraldo, dada su naturaleza corrupta supuso, un nuevo fracaso, viéndose obligado a encarcelarle en los límites más alejados del universo. En este momento, su desencanto, lleva a Galactus a abandonar la idea de tener un heraldo. Tal y como ya se adelantó en la anterior entrega de esta guía, el primero de los heraldos de Galactus fue el Caído, el cual se reveló en contra de su amo siendo apresado y posteriormente perseguido, tras huir de su captor. Creado por Keith Giffen y Ron Lim en Thanos vol.1 #11 (2004), este heraldo, a diferencia de otros posteriores, recibió el poder de la energía oscura, o el control sobre la materia oscura. A pesar de su inmenso poder, veremos su destino en la Aniquilación de la mano de Keith Giffen y Renato Arlem, en Silver Surfer #4.
Por todos es conocido que Estela Plateada es y ha sido el heraldo por antonomasia de Galactus. Su origen está intrínsecamente vinculado a un acto de amor. Cuando Galactus estaba a punto de alimentarse del planeta Zenn-La, fue Norrin Radd, un nativo del planeta, quien persuadió a Galactus de que perdonara su mundo a cambio de su servicio. Galactus otorgó a Norrin su propio Poder Cósmico y de esta forma nació Estela Plateada. Ya sabemos que, tras desbloquear el acceso a su moralidad y compasión de la mano de Alicia Masters, Estela decidió enfrentarse a Galactus, junto con los Cuatro Fantásticos. Con la ayuda de Uatu, pudieron obtener un arma de increíble poder conocida como Nulificador Supremo. Al caer derrotado, Galactus decidió atar al Silver Surfer a la Tierra como castigo por su traición.
Galactus eligió a Gabriel Lan como su próximo heraldo, creando así el Caminante Aéreo (Thor vol.1 #306), una idea de Mark Gruenwald, Ralph Macchio y Keith Pollard. Posteriormente, defendiendo a Galactus de los Ovoides (una raza alienígena que habita en el planeta Birkeel), el nuevo heraldo es eliminado. Galactus luego transfirió la conciencia de Gabriel a un cuerpo de androide (Fantastic Four Vol.1 #120) y lo envió a la Tierra en un intento por recuperar a Estela Plateada como su heraldo, siendo destruido por el surfista con la ayuda de los Cuatro Fantásticos.
Después de haber perseguido a su amigo Gabriel por todo el universo, Pyreus Kril conoció a Galactus. Pyreus Kril, personaje creado por Gerry Conway y John Buscema, había servido como primer oficial en una nave de exploración xandariana cuando su comandante, Gabriel Lan, es abducido por una nave desconocida. Kril juró rescatarlo, teniendo luego conocimiento de que el responsable había sido Galactus. Tras aceptar ser el próximo heraldo del Devorador de Mundos e imbuido del poder cósmico, fue apodado Señor del Fuego, en ese mismo Thor #306.
En el inicio, el Señor del Fuego culpó al Silver Surfer por lo que le había sucedido a su amigo, alegando que, si Estela Plateada nunca hubiera desobedecido a Galactus, Gabriel no estaría muerto. El Señor del Fuego sirvió como heraldo por un tiempo. Tras llegar a un acuerdo con Thor, ofreció al Destructor como su reemplazo. Galactus aceptó, sin embargo, el Destructor duró un suspiro, ya que seguidamente eligió a Tyros para reemplazarlo, convirtiéndolo en Terrax el Terrible (Fantastic Four Vol. 1 #211), en la etapa de Marv Wolfman y John Byrne, autor que sacaría sacarle partido en el futuro.
Terrax demostró ser demasiado ambicioso y se rebeló. Ya vemos que nuestro Galactus no serviría como responsable de recursos humanos. Tras llegar a la Tierra, puso en jaque a la ciudad de Manhattan al elevarla con sus poderes al espacio. Como condición para reponerla a su estado, pidió que los Cuatro Fantásticos que acabasen con el Devorador. Tras quitar los poderes a Terrax, el revertir la situación supuso que Galactus quedase casi sin energía. Al darse cuenta de que Galactus estaba a punto de morir, Reed Richards y el Capitán América decidieron que no podían permitirlo. Creando una máquina que le devolviese su poder, Galactus es repuesto en parte a sus niveles de energía, si bien necesita de un Heraldo. Insuflando parte de su poder en Frankie Raye, la hija del Profesor Horton creada en Fantastic Four vol.1 #164, obra de Roy Thomas y George Pérez, nace la heraldo conocida como como Nova (Fantastic Four #244).
Liberando a Nova de sus obligaciones como su heraldo Galactus, crearía a Morg, uno de sus más poderosos secuaces, sin la compasión del Silver Surfer, la vulnerabilidad de Air-Walker, la falta de devoción de Firelord y la desenfrenada ambición de Terrax. En Silver Surfer vol.3 #69, con guiones del mítico Ron Marz. Tras la caída de Morg, Galactus volvería a requerir los servicios de viejos conocidos, como el Señor del Fuego o el robot Air-Walker, que le servirían bien, incluso cuando el incauto de Galán trató de resucitar a Morg, provocando una de las mayores derrotas del Devorador de Mundos.
En Galactus the Devourer vol. 1 #1, Louise Simonson creo a Batocromo, o Red Shift, nombre original, un extraño heraldo, algo pintoresco, cuya apariencia recuerda a la raza de la que es Bill Rayos Beta, pero no se sabe si tienen relación alguna. Lo único que conocemos de este ser es que de origen alienígena. Este nuevo abanderado tendría su encuentro con Estela Plateada, este último tratando siempre de mantener a la Tierra a salvo de su antiguo señor. La serie de Simonson duraría seis ejemplares y en ella se indaga en la relación entre los personajes unidos por lazos cósmicos.
Johnny Storm sería también trasformado, por el poder cósmico de Galactus, en uno de sus heraldos en un magnífico arco en la colección de los Cuatro Fantásticos con dibujo del añorado Mike Wieringo, y con guiones de por un entonces en plena forma Mark Waid.
Polvo de estrellas es otro de los heraldos de Galactus, y posiblemente el más leal de todos. Se supo de la existencia de Stardust cuando Galactus, tomando la apariencia de Ashta, el dios maligno cuya llegada había sido profetizada por los korbinitas, se dirigió hasta Nuevo Korbin, para devorarlo. En ese momento de desesperación, puesto que la flota korbinita no pudo parar su avance, apareció Bill Rayos Beta, quien se enfrentó a Polvo de Estrellas, pero Galactus dio una palmada dejando a Bill Rayos Beta fuera de combate (Stormbreaker: The Saga Of Beta Ray Bill).
Se cierra el círculo
Antes…
Un gran dolor atenaza mi corazón. Recuerdo a mi madre, Elysius, y recuerdo con pesar a mi hermano. Siento en lo más profundo de mi ser como si la locura llevase mis actos, como si no fuese yo misma la que rigiese mi destino. ¿Será que, tal y como le pasó a Genis, esté perdiendo el raciocinio y quede inmersa en un mar de locura? No puedo pensar en ello, debo aferrarme a mi objetivo. Probablemente estos sentimientos obedezcan a mi temor, a mi miedo por perder a Heather.
Thanos me ha arrebatado lo que más quiero en este Universo, el amor de mi vida llegó a mí, en mi momento de mayor soledad. ¡Eso es!, ¡eso me ocurre!. La ansiedad, el temor a volver a sentirme perdida y sola es lo que está llevando a que esta confluencia de pasiones haga que no pueda controlar ese torbellino de emociones.
Me dirijo hacía lo desconocido, en busca de información y siguiendo el rastro de mi enemigo. Mientras me adentro en lo profundo del espacio, los rumores crecen. Algo desconocido está devastando planetas. He oído que incluso Xandar ya no existe, junto con el Cuerpo Nova. A pesar de ello debo seguir, mi amor está en peligro y debo rescatarla. Quizá deba acudir en busca de ayuda, y ¿quién mejor para ello que Drax el destructor?
Hace años…
Un destello, una luz cegadora. Un recuerdo, un vacío. Mi mente no está en el ahora, sino en el ayer. Conduzco un vehículo camino de Las Vegas. Giro la cabeza, y como si no transcurriese el tiempo, con una extraña lentitud, percibo a mi lado a mi esposa, que a su vez cruza su mirada conmigo. Detrás, mi hija, mi preciosa Heather. En ese instante, minúsculo pero a la vez inmenso, esa luz cegadora lo inunda todo. Seguidamente la oscuridad.
Ahora…
Abro mi mano, y veo ensangrentada la oreja de Heather. Estoy en Dédalo 5 con el Frente Unido a mi zaga. Nova y Cammi, esa impertinente cría, están evacuando a la población. Delante de mí, un ser imponente, un ser temible. Mi eterna némesis está delante de mí. Me mira con ojos fríos y una sonrisa maliciosa. La ira llena mis pensamientos. Cierro el puño, sujeto mi daga. Aguanto su mirada.
Antes…
Heather ha perdido la cordura. Su ansia de poder la ha llevado a querer apoderarse de Ba Banis. Debo poner fin a esta situación, debo hacerla entrar en razón. Siento su ira cuando me mira, sus ojos enloquecidos están llenos de odio. Mi corazón se parte en dos y recuerdo esa niñita que desapareció en esa carretera de nevada. ¡Cuántas veces he maldecido por ese instante en el que Thanos se cruzó en nuestras vidas!
Ahora..
La mera presencia de Uatu significa que este punto de la historia es importante en lo vendrá en adelante. Su mirada se centra en la nuestra.
Una voz, extraña y poderosa se alza en el silencio.
– ¡Mortal! ante tí se muestra lo que es y será, lo que fue y es. Nada puedo hacer y las consecuencias de revelar lo que acontece y aconteció son enteramente responsabilidad tuya. Si deseas continuar, advertido quedas de que la revelación hará que tu actual ignorancia desaparezca a costa de un tremendo sacrificio.
Aviso de Spoiler
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Phyla-vell, Protectora del Universo
Phyla-Vell fue creada por Peter David y Paul Azaceta en Captain Marvel vol. 4 #16, allá por 2004.
Como bien sabemos Elysius, la mujer del difunto Mar-Vell, concibió un hijo, Genis-Vell, a base de su ADN, siendo posteriormente su crecimiento acelerado de manera artificial hasta la edad adulta. Tras morir a manos de Lord Syphonn (un señor de la Zona Negativa, y no es Raúl López), Genis hizo suyo el legado del Capitán Marvel. Así las cosas, ayudó a las entidades cósmicas Entropía y Epifanía a recrear el universo.
En el proceso la resurrección de Elysius, como variante de la realidad conocida, se realineó el cosmos, de tal manera que en la realidad contemporánea Elysius nunca murió. En esta versión alterada de los hechos, Elysius nuevamente se sometió a un embarazo artificial y dio a luz una hija, Phyla-Vell.
Al cabo del tiempo, Genis comenzaría a perder la cordura a consecuencia de su poder, provocando el caos por todo el universo. Siendo incapaz de controlar sus poderes, fue necesaria la intervención de Eros y Phyla para que recuperara el control. Tras conseguir que Genis recuperase la cordura, Phyla estaba convencida que debería llevar el nombre de Capitana Marvel. Esta cuestión quedó en el tintero, puesto que, siendo atacados los hermanos por la versión de Marlo Jones de otra realidad, dio como resultado que Phyla se quedase en nuestro universo, protegiendo a la versión de Marlo de nuestr línea temporal, la de todo la vida, mientras Genis investigaba este misterioso asalto. La complicada confluencia de hechos supuso que en el camino de Phyla se cruzase Dragón Lunar. Para poder proteger mejor a Marlo, Phyla viajaría con ella a Titán, exponiendo a la pareja de esta, Dragón Lunar, al ataque de Magus. Tras la ruptura de ambas, Phyla se acercaría a Dragón Lunar y entre ellas comenzó a fraguarse una relación. Dragón Lunar sería raptada por Thanos provocando que Phyla acudiese en su búsqueda, viéndose inmersa en la crisis conocida como la Oleada Aniquiladora.
Phyla había encontrado al amor de su vida. Siendo que su soledad la había llevado a una situación de desesperación, encontrar a su alma gemela supuso que su pérdida abocase a la necesaria e inevitable búsqueda de Heather.
Thanos había secuestrado a Dragón Lunar, y viendo que la situación le podía superar buscó a Drax, padre de Heather. Este camino la puso en ruta a lo que sería su destino, portar el manto de Quasar. En la senda que se había prefijado, se puso del lado del movimiento de la resistencia, liderada por Richard Rider, siendo fundamental en la derrota de Annihilus cuando las Bandas Cuánticas la eligieron a ella, frente al líder de la Zona Negativa, durante su batalla con Nova, cambiando el rumbo del conflicto. Phyla logró robar las Bandas Cuánticas que Annihilus tomó de Quasar, debilitándolo y permitiendo que Nova finalmente pusiera fin a la Ola de Aniquilación.
Luego, tras reunirse con su amor, decidió que era ella quien debía convertirse en la nueva Quasar. Con Annihilus derrotado, Phyla usará la Bandas Cuánticas siendo una suerte de legado, siguiendo los pasos de sus predecesores, su padre, el Capitán Mar-Vell; y también el portador anterior de las bandas cuánticas, Quasar. Más adelante veremos, y no pudiendo extenderme para evitar spoilers, cómo usará las bandas cuánticas para manifestar una “espada cuántica”. También y de nuevo en aras del amor Phyla, perderá las citadas bandas durante un viaje al reino de Oblivion para rescatar el alma de su amor, Heather Douglas.
Aniquilación. Diario de Guerra
Día de la Aniquilación
Annihilus y sus ejércitos, abandonaron la Zona Negativa a través del Crujido, y a su paso destrozaron las Kyln, unidades generadoras de energía que dotaban de energía a cientos de planetas, y que también servían de prisión de máxima seguridad para criminales de todo el Universo.
Aniquilación día 7
La Ola Aniquiladora llega a Xandar, el Cuerpo Nova se enfrenta a la misma, siendo desbordado y masacrado. La Mundomente es desconectada, Richard Rider apenas sobrevive al asalto, y Drax y Cammi huyen de la destrucción.
Aniquilación día 11
En Nycos Aristedes, Nova y Quasar (Wendell Vaughn) se enfrentan a la Ola Aniquiladora. Quasar estaba evacuando el planeta mientras Nova abre un portal estelar para que puedan huir. Ambos héroes causaron fuertes bajas a la Ola Aniquiladora y al enfrentarse directamente con Annihilus, Quasar pierde la vida. La Ola Aniquiladora se retira.
Aniquilación día 20
A las pocas semanas de la incursión de la Oleada, el Imperio Kree había sufrido grandes pérdidas, diezmando los planetas de la periferia.
Dentro de los límites del Imperio Kree, tuvo lugar la batalla de Tercera Minor, “la batalla más sangrienta de la historia”, que se produjo poco antes que se uniera a la batalla Ronan y Gamora, al igual que Star-Lord.
Aniquilación día 41
Una flota de la Ola de Aniquilación dirigida por el almirante Salo atacó el mundo skrull Aks’lo. A pesar de estar dirigido por el Super-Skrull, el ejército Skrull estacionado allí fue destruido.
Aniquilación día 68
Las fuerzas del Super-Skrull regresaron al universo de materia positiva y comenzaron su asalto del Cosechador de Aflicción, pero fueron traicionadas por R’Kin y las fuerzas de Kl’rt fueron capturadas. El Cosechador destruye Zaragz’na.
Tras hipnotizar a R’Kin, las tropas del Super-Skrull son liberadas y atacan el Cosechador, siendo este último destruido.
Aniquilación día 95
Desafortunadamente, parece que Talos, Devos, Gamora e incluso Ronan son peones del ser cósmico llamado Glorian, mientras se esfuerza por recrear Godthab Omega en un paraíso. Lamentablemente, la Ola de Aniquilación está en camino. Annihilus, al sentir el poder de Glorian, se dirige a Eradica a tomar un contingente de naves para destruir toda la vida en ese mundo.
Aniquilación día 204
Otra de las reinas de Annihilus, Extirpia, lanza una gran ofensiva. Durante la batalla, el Señor del Fuego captura a la reina.
Al mismo tiempo, Galactus y Estela Plateada son derrotados por Aegis y Tenebrous. Éstos entregan a Galactus y su heraldo a la Ola de Aniquilación.
El frente unido es atacado por la Ola Aniquiladora. Una enorme flota cuyo buque insignia presentaba a Galactus, convertido en un arma de destrucción masiva hace estragos en la rebelión.
El Señor del Fuego revivió al Super-Skrull, cuando los heraldos sintieron el acercamiento de Galactus, y Nova ordenó una evacuación.
Daedalus 5 es devorado por Galactus.
Aniquilación día 212 ENTRADA CON ACCESO RESTRINGIDO: Información clasificada
Aviso de Spoiler
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Entrada 44801.05
Autorización HALA0164
Los Kree somos soldados y un soldado está entrenado para conquistar, controlar y defender. No te dejes engañar por el fanatismo de los viejos generales que hablaban sobre erradicar a nuestros ancestrales enemigos Skrull: la función de un soldado no es destruir, porque con frecuencia la destrucción es contraproducente. Los planetas enemigos poseen recursos valiosos. Los soldados enemigos proporcionan información valiosa. Las armas enemigas esconden secretos valiosos. Por tanto, la destrucción gratuita no te beneficia en nada si tu auténtico objetivo es conquistar y controlar. No se puede gobernar una galaxia después de haber destruido más de la mitad de sus mundos habitables, ¿sabes?
La Oleada Aniquiladora se llevó por delante más de un millón de mundos. No hubo ninguna táctica militar en su avance. No hubo estrategia ni plan de conquista. Muchos creyeron entonces que el objetivo de Annihilus y sus criaturas de la Zona Negativa era apoderarse del universo de materia positiva, pero los bichos no eran soldados. El tiempo y la experiencia me han hecho ver a la Oleada Aniquiladora como lo que realmente fue: una plaga cuyo único objetivo era la destrucción absoluta. Esos repugnantes insectos vinieron a matarnos, tan sencillo como eso. Nuestros cacareados imperios, nuestros prósperos planetas, nuestros intereses estratégicos en las rutas espaciales… nada de eso les importaba. Vinieron a matarnos a todos, simple y llanamente. Y no les importaba morir a cientos o incluso a miles con tal de borrarnos para siempre de la existencia. La muerte es lo único que buscaban; la muerte de todo y de todos.
¿De qué otra forma se explica que la Oleada Aniquiladora utilizase al temido Devorador de Mundos como arma? Galactus es un ser que escapa tanto a mi comprensión que ni siquiera me atrevo a aventurar una explicación sobre lo que ocurrió entonces. Se dice que Thanos, el Titán Loco, estuvo detrás del plan que acabó con el Gran Devorador prisionero, lo cual es sencillamente aterrador. Si Thanos fue capaz de reducir a una de las mayores amenazas del cosmos a un estado de total impotencia para utilizar su poder crudo como arma de destrucción masiva… ¿qué queda fuera de su alcance? ¿Qué no sería capaz de hacer? Annihilus vino a matarnos, sí, pero lo hizo amparado en el incontable número de sus tropas y en la pura fuerza bruta. Thanos también ha consagrado su existencia a perseguir nuestra muerte, pero sus habilidades son mucho más refinadas y perniciosas. Para él nuestra destrucción es un arte; cada pequeña muerte, una nota de su sinfonía. ¡Y qué sinfonía compuso para Annihilus! Seguro que su oscura señora quedó satisfecha.
Un soldado piensa en términos tácticos y estratégicos, pero no hay táctica ni estrategia alguna contra monstruos como esos. Toda nuestra lucha desesperada fue inútil. Todos nuestros planes cuidadosamente elaborados y todos nuestros inteligentes despliegues militares sirvieron para conseguirnos unas horas más de vida, nada más. La única forma de derrotar a un monstruo es usando a un monstruo mayor y más terrible: esa es la siniestra verdad que aprendí durante la primera Guerra de la Aniquilación.
El misterioso Drax el Destructor le arrancó el corazón del pecho a Thanos y al fin el Titán Loco volvió a sentir el abrazo de su señora. El Nova Richard Rider de Sol-III hundió su puño en las fauces del propio Annihilus y le sacó las tripas, haciendo que el rey de los insectos muriese entre violentos estertores. Se suele decir que el universo venció a los bichos gracias a los héroes de Sol-III. Yo mismo lo he dicho en numerosas ocasiones porque así es como fue. Ah, pero hay una oscura lección oculta tras aquel triunfo. El universo no deja de producir monstruos y, para derrotarlos, nosotros debemos generar otros monstruos aún más terribles. Sol-III, ese mundo insignificante llamado Tierra por sus habitantes, ha generado más monstruos que ningún otro lugar del cosmos. Sus monstruos… perdón, sus “héroes”… derrotaron a Galactus, a Thanos y a Annihilus. Y nos salvaron. Nos han salvado a todos más veces de las que puedo contar, claro. ¿Pero qué pasará cuando ellos sean la gran amenaza para el resto del universo? ¿Seremos nosotros capaces de generar un monstruo mayor que los suyos?
Me temo que los Kree ya no somos lo que fuimos antaño. Durante la primera Guerra de la Aniquilación, el gobierno de la Casa Fiyero pactó con los invasores de la Zona Negativa y cedió parte de nuestro territorio… un territorio perteneciente al Imperio por el que lucharon nuestros padres… a nuestros enemigos. El mismo gobierno de la Casa Fiyero castró al Supremor y lo dejó en estado catatónico. Aquello fue una afrenta directa al propio legado de los Kree. Creo que nunca antes nuestro pueblo había caído tan bajo. Entonces Ronan, el Acusador Supremo, el último bastión de lo que significaba ser un auténtico Kree, tuvo que dar un paso adelante. Ronan aplastó los cráneos de los traidores Fiyero y luego blandió su Arma Universal contra la Inteligencia Suprema, liberando así a nuestro antiguo gobernante de esa atroz muerte en vida a la que había sido condenado. Aún quedaba esperanza para los Kree, pues un nuevo monstruo había ascendido al trono. ¿Pero sería suficiente?
En ese momento el cosmos ya estaba incubando a la siguiente amenaza universal. Habrás notado que he usado el término “primera Guerra de la Aniquilación” y esto es así porque, en efecto, fue la primera de muchas. Llegarían monstruos peores, por supuesto. Siempre hay un monstruo peor en el horizonte. Y así será por toda la eternidad, hasta que sólo queden los monstruos. Esa es la única verdad universal: el conflicto es eterno, la guerra nunca acabará.
¿Sigues queriendo ser un soldado después de saber esto? ¿Sigues queriendo defender tu Imperio? ¿Permanecerás en tu puesto la próxima vez que los monstruos aparezcan para aniquilarlo todo? Porque eso es lo único que puede hacer un soldado leal cuando se enfrenta a la oscuridad más absoluta: morir con honor.
Yo estoy dispuesto a dar mi vida por el Imperio. ¿Lo estás tú? Yo he mirado a la muerte a los ojos. ¿Lo harás tú también?
Yo soy un soldado Kree. ¿Y tú? ¿Lo eres?
MuerteDeThanos.dde
MuerteDeAnnihilus.dde
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