Javier Vázquez Delgado recomienda: Un trabajo como cualquier otro, de Alex W. Inker
Edición original: Un travail comme un autre (Éditions Sarbacane. Junio, 2020)
Edición nacional/España: Un trabajo como cualquier otro. Ponent Mon. Marzo, 2021
Guion: Alex W. Inker (basado en una novela de Virginia Reeves)
Dibujo: Alex W. Inker
Color: Alex W. Inker
Traducción: Fabián Rodríguez Piastri
Formato: Cartoné. 176 páginas. 24€
Una tragedia con algodón, postes eléctricos y barrotes
“¡Me has hecho daño, Roscoe! Estabas amargado y violento… Al denigrar este lugar, me denigrabas a mí.”
Un trabajo como cualquier otro de Alex W. Inker, basada en la novela de la norteamericana Virginia Reeves, es una obra original, intensa y narrada con pulso firme.
La característica más notable de esta tragedia social y personal es que posee un ritmo narrativo eléctrico – permítanme el guiño – con el que arrastra irremediablemente al lector por unas páginas llenas de drama y por unas viñetas preñadas de dolor. El recurso principal para crear este interés es la elipsis. Inker, utiliza audaces saltos en el tiempo que nos mantienen alerta en todo momento y consigue narrar unos acontecimientos, en algunas ocasiones manidos y en otras sorprendentes, de una manera diferente y atractiva, aportando una mirada fresca al drama social que vivió los Estados Unidos en las primeras décadas del siglo pasado.
La virtud primordial del ritmo narrativo vertiginoso se combina además con la variedad de registros y Un trabajo como cualquier otro reúne en su interior diversos géneros como el melodrama, la tragedia social o la denuncia carcelaria.
Los voltios de la ira
El argumento nos remite a las principales obras sobre el desastre económico que se abatió sobre el mundo rural norteamericano a raíz de la Gran Depresión. Roscoe es un aspirante a electricista que hereda por matrimonio una granja que no quiere cuidar. Escapó de su pasado familiar en la minería y no quiere un futuro de granjero convencional. Su mujer, legítima heredera de la granja, le reprocha su actitud y la pareja se distancia por momentos. Sin embargo el joven tiene un plan para modernizar el sitio que pasa por usar sus conocimientos técnicos pero sin calcular el poder de las grandes empresas eléctricas ni las desgraciadas consecuencias de sus actos por lo que paga un enorme precio por ello.
Tanto Reeves como Inker tejen un relato donde las legítimas aspiraciones de progreso de la gente más joven se acaban enfrentando con la cruda realidad. Describen un entorno donde las cartas siempre están marcadas para que siempre ganen los ricos, donde los poderosos: bancos, eléctricas, la ley… aplastan sin piedad a los débiles, a los pobres y a los negros; colectivos que siempre están mal informados y desunidos.
Pero la mayor tragedia contenida en esta historia es la que describe la destrucción de una pareja, la de Mary y Roscoe. El entorno socioeconómico y la toma de decisiones equivocadas llevan al matrimonio a una ruptura traumática que dinamita cualquier posibilidad de progreso y que convierte a los componentes de una familia en extraños, casi en enemigos.
Chris Ware y el cine mudo
Al empezar esta reseña hemos hablado de la elipsis, la más radical es la que elude la muerte del padre de Mary y nos traslada a unos años más tarde cuando la familia ya está formada en sus tres unidades, Mary, Roscoe y su hijo Gerald. Instalados además en una dinámica destructiva.
Otro momento afortunado es la escena del juicio al que tan solo asistimos a la sesión del veredicto, porque el abogado de Roscoe nos lo resume a la perfección y porque así tenemos la sensación de que en realidad era un puro trámite, que la sentencia estaba escrita antes de celebrarse.
Pero el ritmo no solo se obtiene con el montaje externo, el que une las diversas escenas, si no que también lo aplica al diseño, estilo y combinación de las viñetas que en ocasiones nos recuerdan a las comedias primitivas del cine mudo o a los alocados musicales del Hollywood en blanco y negro; son momentos como el encuentro entre Mary y Roscoe o las siniestras persecuciones a los presos fugados usando algunos perros amaestrados.
En el apartado gráfico, Alex W. Inker demuestra un dominio del medio envidiable.
Su elección cromática, marca de la casa, encaja perfectamente con el contenido de esta historia. El recurso del doble tono combinando el naranja con el azul oscuro y privilegiando también las grandes masas de negros le dan a la obra una apariencia retro completamente adecuada. Su definición de los personajes es rotunda, semicaricaturesca llena de expresiones faciales exageradas que resultan muy útiles narrativamente y que vuelven a dirigirnos al mundo del espectáculo de inicios del siglo XX, con disciplinas como el vaudeville o el cine mudo.
La narrativa es nerviosa, pero contiene momentos reposados, llenos de poesía, donde casi sentimos el ritmo de la naturaleza. Su entintado es poderoso, de trazo grueso y rotundo y no desprecia el uso de las tramas mecánicas para embellecer unos fondos y decorados sencillos pero eficaces.
En general el arte de Inker es un cóctel bien agitado y mezclado de influencias de gente como Dick Matena, Typex, David Mazzucchelli, Daniel Clowes o Chris Ware y percibimos claramente en su interior una gran pasión por el cine silente norteamericano.
Alex W. Inker, pseudónimo de Alexandre Widendaële (1986), es un autor francés nacido en la provincia de Avesnes-sur-Helpe, haciendo frontera con Bélgica.
En 2006 obtiene una licenciatura de arte y cultura, especializada en cine, otorgada por en el prestigioso Institut Saint-Luc de Bruxelles y un master de estética en la Université Charles-de-Gaulle – Lille 3 donde además cursa un seminario que trata sobre Jimmy Corrigan de Chris Ware. En 2010 obtiene el doctorado y empieza a ejercer como profesor universitario. Publica además algunos artículos dedicados a Daniel Clowes o a las similitudes narrativas entre el cómic y el cine mudo.
En el campo de la historieta, su ópera prima es Apache (2016), publicada por Éditions Sarbacane, que obtuvo el Prix SNCF du polar del Festival de Angoulême 2017, un galardón dedicado a las obras de género negro. Le sigue Panama Al Brown. L’Énigme de la force (2017), con guion de Jacques Goldstein, también publicado por Éditions Sarbacane. En 2018 Ediciones Kraken publicó esta obra en castellano. Su tercera obra es Servir le peuple (2018), basado en una novela de Yan Lianke, publicado por Éditions Sarbacane y que obtuvo el Grand Prix de la Critique del 2019, un premio otorgado por la Association des critiques et des journalistes de bande dessinée (ACBD). El año siguiente presenta Un travail comme un autre (2020), basado a su vez en una novela de Virginia Reeves y editado, como no, por Sarbacane. En 2021, Ponent Mon ha traducido y publicado esta obra en castellano con el título de Un trabajo como cualquier otro. Finalmente, ha publicado en Sarbacane, la editorial que le ha acompañado hasta ahora, la obra Fourmies La rouge (2021), una historia política y reivindicativa de 112 páginas situada en el entorno de la lucha obrera del siglo XIX.
La edición de este libro a cargo de la editorial Ponent Mon es muy correcta. El álbum es en cartoné, tiene un tamaño algo reducido, el papel es excelente y la impresión también. No cuenta con ningún contenido complementario y el precio entra dentro de lo razonable.
Un trabajo como cualquier otro de Alex W. Inker es una obra diferente, con mucha personalidad, que atrae por su estética y atrapa por su ritmo narrativo. El autor francés demuestra un gran dominio del medio y nos ofrece una adaptación de la novela de Virginia Reeves sin fisuras, llena de soluciones imaginativas y con una sensibilidad estética muy notable que nos impulsa a disfrutar de más obras de este creador.
Salut!
Lo mejor
• La elección estética del autor.
• El endiablado ritmo narrativo de la historia.
• Descubrir a un autor emergente dotado de gran madurez.
Lo peor
• El tamaño del álbum que desluce un poco el arte de esta obra.
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