Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNSeries – Falcon y el Soldado de Invierno. Episodio 3 – Tráfico de influencias

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Género: Ciencia Ficción, Comedia, Acción, Aventuras
Creador Malcolm Spellman y Kari Skogland.
Reparto: Anthony Mackie, Sebastian Stan, Emily Vancamp, Daniel Brühl, Desmond Chiam, John Gettier, Miki Ishikawa, Erin Kellyman, Adepero Oduye, Wyatt Russell, Shane Berengue, Neal Kodinsky, Eric Anthony, David Bowles.
Producción: Marvel Studios / Walt Disney Television.
Canal: Disney Plus

Aviso de spoilers: Este es un mensaje de “¡ojito cuidao!” porque el artículo que sigue a continuación podría destriparte el episodio de esta semana de Falcon y el Soldado de Invierno. Si estás interesado en esta serie no sigas adelante, date la vuelta y vuelve cuando te hayas puesto al día. ¡No dejes que te adelante por la izquierda! ¡Ahí queda dicho!

Falcon y el Soldado de Invierno es la segunda miniserie de Disney Plus sustentada en el universo cinematográfico previo de Marvel Studios. En ella Anthony Mackie y Sebastian Stan recuperan respectivamente sus papeles de Sam Wilson, alias Falcon, y Bucky Burnes, también conocido como el Soldado de Invierno, vistos en las películas de la franquicia. La producción está desarrollada por Malcom Spellman y dirigida por Kari Skogland que tiene una larga experiencia en televisión trabajando en The Walking Dead, Vikings, House of Cards, Banshee y otras muchas cabeceras. En capítulo de esta semana tiene por título Tráfico de influencias y lleva a Sam y Bucky a hacer un trato desesperado con el Barón Zemo que les introducirá en la peligrosa isla de Madripoor para seguir la pista del suero de supersoldado. La serie se ambienta en la continuidad del universo cinematográfico de Marvel Studios después de los acontecimentos de Vengadores: Endgame. ¿Ya has visto el episodio de esta semana! ¡Pues no te cortes y comenta!

Falcon y el Soldado de Invierno. Episodio 3 – Tráfico de influencias

Donde brilla el tibio Sol…, por Jordi T. Pardo

El tercer episodio de Falcon y el Soldado de Invierno sigue los derroteros de las dos primeras entregas de la serie. La incorporación del Barón Zemo interpretado nuevamente por Daniel Brühl resulta el mayor punto de mejora para la producción. El único villano capaz de competir con los Loki y Thanos de turno del universo cinematográfico de Marvel Studios retoma aquí su papel asumiendo el rol de “sidekick chivato” de Falcon y Bucky en lo que sería el equivalente -salvando las distancias- al personaje que Joe Pesci interpretaba en las películas de Arma Letal junto a Mel Gibson y Danny Glover. Esto ayuda en parte a paliar esa falta de química del dúo protagonista y que tiene más que ver con el excesivo convencionalismo del planteamiento y guion de la serie que con las dotes actorales de sus intérpretes. La principal virtud de la serie es ser ligera y entretenida, pero por contra juega con un género al que no aporta nada nuevo haciendo que todo nos parezca algo ya visto mil y una veces.

El componente de thriller y la acción funcionan a grandes rasgos, pero más allá de que sus protagonistas sean dos superhéroes de Marvel Studios, Falcon y el Soldado de Invierno es una historia del montón. Ni demasiado buena, ni excesivamente mala. Una que sobrevive por sus guiños a ese rico universo del que toma su base. Para muestra en este episodio tenemos viaje a Madripoor, el territorio perfecto para cualquier historia de espionaje en la ficción marvelita y cameo alargado de Sharon Carter en la trama. Emily VanCamp recupera su papel después de haberla visto por última vez en Capitán América: Civil War y lo vuelve a hacer con las tablas acostumbradas, aunque no parece que su relevancia en la producción vaya a ir más allá de lo visto en este episodio. Es curioso, pero hasta el momento los puntos de interés de la serie están en los alrededores a su núcleo principal: el U.S. Agent, las apariciones de Isaiah Bradley, Madripoor y la citada Sharon Carter, etc.

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Mención aparte el inicio de este episodio con esa falsa publicidad del Consejo Global de Repatriación de los desaparecidos por el chasquido de Thanos, un tema al que se han hecho ya muchas referencias en la serie y también en la anterior WandaVisión. Este es un punto donde esperemos que se profundice en el futuro, no por nada es la génesis de los Sin Banderas sobre los que realmente poco sabemos todavía. Tampoco podemos esperar grandes sorpresas en este aspecto, está claro que Falcon y el Soldado de Invierno no tiene las mismas intenciones que WandaVisión y en ese sentido se puede decir que son productos muy diferentes pese a que pueda compartir una estética similar. Lo que está claro es que a partir de ahora vamos a tener producciones con tonos muy distintos y eso es un mérito a resaltar porque abre algo más esa cacareada fórmula de Marvel Studios de la que siempre hablamos.

En definitiva, nos quedan tres episodios por delante así que todo apunta a que el ritmo de la serie va a subir de revoluciones. Esperemos que esta segunda parte nos deje mejores sensaciones que la versión algo descafeinada que hemos visto hasta el momento de Capitán América: El Soldado de Invierno. Por ahora, son como la cara y la cruz de una misma moneda. Si aquella era extremadamente cuidadosa en los detalles, resultona en sus escenas de acción y con un trama con gran intensidad, Falcon y el Soldado de Invierno -pese a tocar temas muy similares- juega en otro nivel y depende mucho de los golpes de efectos en forma de referencias y cameos para mantener nuestra atención. Habrá que ver la película hasta el final -porque pese a estar rodada en episodios Falcon y el Soldado de Invierno si nos provoca más esa sensación de ser una película alargada- pero todo apunta a que excepto por sus repercusiones en la continuidad a largo plazo esta historia puede acabar siendo bastante olvidable en un futuro.

Reset, restore, rebuilt, por Juan Luis Daza

Con Power Broker llegamos al ecuador de esta corta temporada y con él y la aparición del Barón Zemo de Daniel Brühl, del que no sabíamos nada desde la excelente Capitán América: Civil War, se marca un cierto punto de inflexión tonal en el proyecto. Seguimos dentro de los preceptos clásicos del thriller político para todos los públicos, por ello no podemos esperara tampoco una visión arriesgada o verdaderamente militante en un producto propiedad de Disney, pero parece como si el villano creado en las páginas de Captain America #168 (diciembre 1973) por el guionista Tony Isabella y el dibujante Sal Buscema diera un vuelco a la miniserie diseñada por Malcolm Spellman y Kari Skogland. Con este tercer episodio viajamos a Madripoor y The Falcon And The Winter Soldier deriva más que nunca a la buddy movie de tono más ligero y sumando apuntes cómicos con los personajes introduciéndose en un submundo criminal en el que ponen en peligro sus vidas. Que Derek Kolstad, guionista de la saga John Wick, esté detrás del guión del episodio no debería pillarnos por sorpresa.

Como ya apunté al hablar del segundo episodio esperaba que la aparición de Helmut Zemo reparara el fallo cometido con la versión de Daniel Brühl, que aun siendo un villano interesante y coherente con su propia idiosincrasia poco tenía que ver con su contrapartida en las viñetas. Pero en este episodio de The Falcon And The Winter Soldier no sólo no encuentro lo que buscaba, sino que asistimos a cómo el personaje interpretado por el actor de Malditos Bastardos se aleja incluso de lo visto en la ya citada Capitán América: Civil War ofreciendo un rol mucho más liviano, alejado del trasfondo trágico que lo caracterizaba, convirtiéndose casi en una descarga cómica o una especie de forzado sidekick que sólo recuerda al letal villano de las viñetas durante los pocos segundos en los que porta su famosa máscara y entra en acción. Esperemos que en el resto de episodios en los que haga acto de presencia suponga una amenaza para los protagonistas, porque por ahora sabemos que algo trama, pero parece más un “colega por conveniencia” que otra cosa.

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Con respecto al guión y el desarrollo de acontecimientos en este capítulo se notan bastantes carencias o ciertas derivas que apuntan malas maneras en cuanto al argumento. Si el plan de Wilson y Barnes de sacar a Zemo de la cárcel porque tiene una pista ya era bastante cuestionable que dejen al barón hacer lo que le plazca, incluyendo cometer delitos y matar personas, sin que haya una sola represalia y fiándose al 100% de sus acciones no tiene pies ni cabeza. Por otro lado lo que puntualmente aporta Sharon Carter a la trama, porque parece que va a tener menos relevancia en la serie de la que aparentaba en un principio, podría haberse resuelto sin su incursión en el proyecto y la pobre excusa de su exilio durante siete años no se sostiene por ninguna parte sabiendo que Steve Rogers, aún en la clandestinidad, no paró de cumplir con su deber. A eso sumemos el primer trazo grueso para que se pierda la, hasta ahora, ambigüedad de los Flags Smashers o por lo menos la de Karli Morgenthau, la insulsa resolución de la llamada de teléfono de la hermana de Sam o la nada creíble escena del chupito con los intestinos de serpiente. Pobre trabajo de escritura por parte de Derek Kolstad en el que es el libreto más pobre de la serie.

Desgraciadamente este giro hacia una vertiente del thriller más dinámica y ligera que pudiera haber hecho ganar enteros al show no se salda con éxito por culpa de un guión inestable, incongruente y con notables carencias referidas a la lógica narrativa más básica. The Falcon And The Winter Soldier sigue siendo un entretenimiento meritorio y por el que merece la pena desperdiciar entre 45 y 50 minutos semanales, pero no está a la altura de lo esperado y por ahora más que una continuación estilística y argumental de sus principales referentes, Capitán América: El Soldado de Invierno y Capitán América: Civil War, pareciera un apéndice o epílogo de los mismos que trata de imitarlos con resultado bastante desigual. Esperemos que esos John Walker y Lemar Hoskins, bastante arrinconados en esta entrega, comiencen a tornar en roles más activos, porque la temporada entre en su segunda mitad y lo que hemos visto hasta el momento no se aleja demasiado de un proyecto cumplidor para pasar el rato que esperemos mejore y no marque el tono a seguir para las próximas series de Disney + y Marvel Studios.

Fuera de foco, por Samuel Secades

Hay una cosa que me irrita sobremanera del segundo acto de la mayoría de películas de acción, y es la desidia: la desidia con la que un guionista o un director planteen el nudo de una trama puede condenar a la serie o película a otro de los pecados capitales audiovisuales cuando llegue el momento del tercer acto, donde se suelen firmar los cheques con el espectador para cerrar el acuerdo, y ese otro pecado capital es la indiferencia, que suele significar una condena definitiva para la propuesta. Con ambos conceptos parece estar jugando peligrosamente esta Falcon y El Soldado de Invierno que no termina de despegar en este tercer episodio que obedece a la máxima de que pasan muchas cosa para que no pase realmente nada. Los personajes saltan de una localización a otra más rápido que Carmen Sandiego persiguiendo un macguffin que, desgraciadamente, no resulta interesante ni atrayente, máxime cuando estamos en el tercer episodio de un total de seis.

Quizás lo peor que se puede decir de la serie hasta el momento es que no está funcionando, al menos no al nivel que sugerían su gran primer episodio y su no tan notable continuación. Sí, Sam y Bucky se siguen lanzando pullas pero no hay realmente nada detrás: en aquella escena del coche de Civil War había un sugerente trazo grueso en su relación (no podía ser de otra manera en una película grupal), pero en una serie de más de cuarenta minutos el capítulo no hay excusa para que no sepamos más de cómo se sienten mutuamente como personajes, más allá de caerse mal y gustarse a la vez como buenos machos alfa en una buddy movie de otros tiempos. Si ese es todo el concepto que tienen para dos personajes tan potentes como el Halcón y el Soldado de Invierno en un Universo Marvel post-Endgame, apaga y vámonos. No puedes plantearme argumentalmente a un Bucky necesitado de terapia (profesional y personal) para hacer cuentas con su pasado y en la siguiente escena actuando como la máquina de matar de HYDRA de la que intenta desembarazarse; o a un Sam puesto frente a frente con el racismo estructural con un ejemplo vivo de la tortura del sistema dispuesto a disfrazarse de chulo (mejor no comentemos la escena de su llamada telefónica). Esos dos arcos de por sí ya daban para una serie espectacular en mejores manos, y por dios que podíamos estar hablando de superación de traumas (¿hola, WandaVision?), supremacismo blanco o el citado racismo estructural deconstruyendo lo que significa el símbolo del Capitán América en el jodido 2021, pero en vez de eso tenemos subtramas con el suero del supersoldado y daños colaterales del chasquido de Thanos en países y localizaciones en las que se ve el lado más torpón del MCU (como ya ocurrió con Sokovia, la irritante idealización yanki del drama de Europa del Este como otra pantalla verde más).

En resumidas cuentas, lo que le falta a esta Falcon y el Soldado de Invierno es más mirar hacia su casa y dejar de buscar problemas fuera; la viga y el ojo ajeno, ya me entendéis. Y me enfada más aún porque sé que nos espera una recta final potente donde espero que se desarrollen parte de esas tramas, pero de momento no compro en absoluto lo que la serie me intenta vender, con un Baron Zemo (un despistado Daniel Brühl declamando la mayoría de sus frases, mucha más culpa de un flojo guion que de su demostrado talento como actor) como aliado completamente fuera de lugar de los dos protagonistas o una Sharon Carter rescatada del baúl de las escenas eliminadas de películas anteriores (¿en serio Steve no se acordó de ella entre Civil War e Infinity War?); para muestra, el botón de la fiesta a la que acuden Bucky, Sam y Sharon, toda una localización malgastada en medio minuto de metraje en la que literalmente no ocurre nada en absoluto, más allá de avanzar una casilla en la trama. Qué buena ocasión hemos perdido de quedarnos en los Estados Unidos, en sus calles y sus suburbios, en sus tiroteos, en las rodillas hundidas en cuellos afroamericanos y sus soflamas, sus corruptelas y a la vez su apropiación de los símbolos para la cultura occidental como el del escudo del Capi, aquel chaval de Brooklyn que sólo quería hacer lo correcto a pesar de Washington, SHIELD, Los Vengadores o quien se le pusiera por delante. Qué pena que Falcon y el Soldado de Invierno se empeñe en hablar sobre Akatsuki cuando yo lo que quiero es saber más sobre los motivos de Naruto.

Buscando a Zemo, por Sergio Fernández

Quién iba a decir que series tan diferentes como Los 4400 o The Leftovers iban a guardar denominador común con el MCU. En el primer acto de Vengadores: Endgame pudimos comprobar el duelo planetario, la depresión social generada por el chasquido de dedos de Thanos. ¿Alguien pensaba que cinco años después de aquello, con la vuelta de los desaparecidos, todo sería miel sobre hojuelas? El capítulo de hoy ha puesto nombre al programa encargado de recolocar las piezas en el tablero. El Consejo de Repatriación Global es responsable de manejar una crisis que genera refugiados por doquier.

Munich, Berlín, Riga (esa ciudad al lado del Mar Báltico, gracias Sam) son los nuevos escenarios donde transcurre la acción en este tercer episodio. Aunque, si hay un lugar que se lleva la palma es Madripur. Esta nación isleña ficticia del universo Marvel se asemeja bastante a Singapur y, si bien cuentan que en el pasado era un antiguo santuario pirata, lo cierto es que tampoco ha cambiado demasiado. Tras matar Zemo a Shelby, vemos como todos los mercenarios comienzan a recibir notificaciones de recompensas para acabar con el peculiar trío que forman para la ocasión una alianza (casi) imposible. Parecía como, si en cualquier momento, fuese a aparecer John Wick tras una esquina.

No adelantemos acontecimientos. El comienzo del capítulo comienza exactamente donde lo dejamos la semana anterior, con Sam y Bucky visitando a un viejo conocido. En una escena que recuerda al Hannibal Lecter de El silencio de los corderos, Zemo aguarda en su celda tras el cristal leyendo tranquilamente a Maquiavelo. No es casual que se cite al autor de El Príncipe, puesto que absolutamente todos los personajes relevantes de Falcon y el Soldado de Invierno (ya sean buenos, malos o regulares) aplican la máxima de “el fin justifica los medios”, ganar de cualquier manera. Las normas, ya si eso, las cumpliremos luego.

John Walker demuestra, cada vez más, ramalazos autoritarios. Si el escudo funcionase como el mjölnir no sería capaz de levantarlo. Siguiendo la misma lógica que la pareja protagonista, el nuevo Capitán América acompañado de su inseparable Battlestar siguen las miguitas del pan dejadas por Hydra y el suero del Súper Soldado hasta llegar a quien fuera némesis de Steve Rogers en Civil War. ¿Quién se encuentra tras la cortina de humo?

Hablábamos antes de Maquiavelo y, por mucho que se quiera justificar, la decisión de ayudar a fugarse de la cárcel a Zemo está cogida con pinzas. Por mucho que en el resto de la serie le miren con el ceño fruncido, la lógica desconfianza no ha sido óbice para dejar libre a un peligrosísimo criminal. Desde luego que Falcon y el Soldado de Invierno no se caracteriza por su sólido guion.

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Como en ocasiones anteriores, Bucky debe enfrentarse con fantasmas del pasado representando su versión más violenta. Desde su primer encuentro en la cárcel, Zemo le ha estado provocando… veremos como acaba el asunto entre ambos. Aunque la pelea en el antro de Madripur ha estado realmente bien, las mejores escenas de acción de este capítulo corren a cargo de Sharon Carter. Las llegadas de Emily Vancamp y Daniel Brühl hacen muy bien a una serie que, por el momento, no alcanza las cotas de calidad que tuvieron sus predecesoras en la gran pantalla.

Algún misterio que otro se va revelando y otros van surgiendo. ¿Quién es el misterioso Agente de Poder? ¿Qué está haciendo realmente Sharon Carter? Utilizando aquello de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” la buddy movie se abre a tres bandas para que Zemo entre en el juego con algún que otro chistecillo. Como en las icónicas películas de acción de los años 80-90, el humor está presente hasta en los instantes menos oportunos. Sin embargo, si algo sabemos de los villanos es que mientras están prestando ayuda, ya están pensando la manera de clavarte un puñal por la espalda. Zemo vuelve a demostrar su letalidad y lo hace, por fin, con su icónico pasamontañas púrpura en el momento fanservice de la temporada. En los contenedores del puerto solo faltó Frank Sobotka uniéndose a la fiesta.

De aquellos barros, estos sueros. El recurso del lapso es utilizado por Marvel Studios a modo de comodín. El Doctor Nagel cuenta como tras volver del paréntesis comentado, nadie se acordaba de él. De Hydra a la CIA y tiro porque me toca. En cuanto a la organización Sin Banderas, cuestión de perspectiva. ¿Son rebeldes o son terroristas? Como Robin Hood, roban los recursos para distribuirlos entre los más necesitados. Sin embargo, van dejando cadáveres por el camino. Son carne de cañón y alguien les está manipulando a su antojo…

Para terminar, la inesperada aparición de Ayo da cierta coherencia al desenfadado tratamiento que se ha hecho con todo lo relacionado a Zemo. No es de recibo que alguien que asesinó, entre otros, al máximo mandatario de Wakanda esté jugando a los detectives con Sam y Bucky. Al final están demostrando que no son dignos de llevar el escudo…

Pagando deudas, por Igor Álvarez Muñiz

La tercera entrega del Capitán América en el cine, la famosa Civil War, es una de mis películas favoritas de Marvel Studios (¿top5?, ¿top 6?, por ahí) pero siempre le vi dos defectillos, uno de ellos es Zemo. El clásico villano estaba muy bien representado por Daniel Brühl, la parte interpretativa estaba sobradamente cubierta así como sus actos, un hombre normal que conseguía manipular a los Vengadores, ponerlos en contra unos de otros y realizar importantes maniobras políticas, pero su historia se quedaba algo corta. En realidad no salía tanto en pantalla como para poder alzarse entre los grandes villanos, como Loki o Thanos, y llegábamos a saber muy poco de él en favor de dar más metraje a los héroes enfrentados. Este capítulo viene a suplir esa carencia, ya puedo decir que sí, que el Barón Zemo del MCU me gusta, empezando por eso, ahora ya es Barón.

Aún siendo un personaje adaptado de una forma un poco más alejada al original ya no me parece tan diferente. Este Zemo recupera el aire de superioridad del original, su clasismo, la forma de manipular a la gente, incluso a los héroes, y su ira junto a su maldad interna, que sale en momentos puntuales. Es un villano atractivo, que puede pasar por tu colega hasta que te clava el puñal, y sabemos que lo va a hacer, solo nos falta el cómo y el cuándo.

Si la semana pasada preguntaba por la forma en que veremos a los Jóvenes Vengadores, ahora me pregunto por los Thunderbolts, no lo veo nada descabellado. Pero realmente lo que hacen con Zemo en este capítulo ya me parece suficiente como para decir que es más interesante que muchos de los productos que han salido del MCU. Pero no solo eso, hay otra deuda saldada, la de otro de los grandes personajes de las series del Capitán América, Sharon Carter.

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La historia de Sharon en las películas protagonizadas por Steve Rogers era demasiado foja. Al personaje le faltaba detalle y personalidad, simplemente se la soslayaba, incluso ese supuesto romance con Steve desapareció en apenas dos escenas. Ahora sí que veo a esa agente independiente, capaz de sobrevivir en cualquier lado y que no tiene nada que envidiar al resto de secundarios. El hecho de que les salve el culo a los tres grandes guerreros que valientemente fueron a Madripur y que la gran escena de acción de la semana esté protagonizada por ella es eso, una deuda que el MCU tenía con el personaje, una escena con un tipo de acción muy diferente a las vistas en los anteriores capítulos, fuera del tono superheroico. Además la personalidad que le dan, independiente de Steve, al contrario de sus dos grandes seguidores que piensan en él cada vez que mueven un músculo, Sharon a demostrado ser capaz de avanzar, convirtiéndola en ese Agente 13 que amamos de la casa de las ideas.

Quizás la peor parte de este capítulo se lo lleven el Halcón y el Soldado de Invierno, que parecen dos secundarios en su propia serie, viéndose eclipsados por Zemo y Sharon, sin ningún momento memorable y con una parada en su trama común en favor de seguir presentando un rico mundo y un rico elenco de personajes para el nuevo universo Marvel. Admito que también me pueden las ansias de ver como le parten la cara a Walker, pero todo llegará.

Por supuesto, ahí nos queda esa Madripur, de la que vemos poco pero se antoja interesante, y dejan un puñado de grandes dudas, ¿cuándo saldrá la Sociedad de la Serpiente?, ¿veremos al Agente Poder?, ¿qué planes tienen los cada vez más agresivos Sin Banderas? y ¿Wakanda?. Sigo dentro a tope.

¡Es la hora de la encuesta!

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En capítulos anteriores…

Falcon y el Soldado de Invierno. Episodio 1 – Nuevo Orden Mundial
Falcon y el Soldado de Invierno. Episodio 2 – El hombre estrellado



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