Javier Vázquez Delgado recomienda: GO INDIE! Harrow County, de Cullen Bunn y Tyler Crook

GO INDIE! es una sección de Zona Negativa en la que recopilamos todos los artículos que se escriben sobre el cómic independiente norteamericano. Con ellos queremos reflejar los distintos productos que se ofrecen desde otras editoriales, que irán desde conocidas franquicias hasta cómic de autor. En ellos hablaremos de colecciones o personajes que nos parecen relevantes por algún motivo, algunas veces será por su calidad, otras por su fama o por su importancia en el medio.

Cullen Bunn es uno de los guionistas más prolíficos de la actualidad. En los últimos años ha sacado, y sigue sacando, una inmensa cantidad de obras de creación propia, la mayoría de ellas en formato de serie limitada, para un buen puñado de editoriales diferentes como Image, Dark Horse, Aftershock o Boom! Studios entre otras, a lo que habría que sumar sus trabajos en Marvel y DC, con personajes importantes como Masacre, Lobezno, Sinestro, Aquaman o Magneto, y participando activamente en varios eventos. Pero uno no consigue esto porque sí, de la nada, sino que son una serie de trabajos previos los que consiguen poner los focos sobre el autor y, por cierto, unas ventas solventes las que lo mantienen ahí.

Sus inicios se dan con historias cortas para diversas publicaciones a lo largo de los años noventa, de hecho en 2011 sacará una novela llamada Crooked Hills, pero en lo que se refiere al mundo del cómic debemos ir a Oni Press en 2006, donde crea The Damned junto al dibujante Brian Hurtt, el cual venía de hacer Queen & Country en la misma editorial. Esta serie resultó llamativa en una época en la que el cómic independiente norteamericano aún no tenía el éxito del que goza hoy en día, de hecho llegó a ser publicada en nuestro país por Debolsillo!, y le dio el empujón necesario para meter la cabeza en Marvel y hacer la siguiente obra propia, The Sixth Gun, también en Oni Press y con Brian Hurtt, solo que esta alcanzaría los cincuenta números y hasta cinco miniseries haciendo de Spin-offs. Además fue nominada a varios premios, incluyendo Eisner y Harvey, es decir, fue la que puso a Bunn en el punto de mira de los editores. De hecho en 2011, un año después de que The Sixth Gun saliera a la venta, ya tenía un buen puñado de encargos para Marvel y escribía una historia de Batman y Superman para DC.

Durante los siguientes años Bunn se dedica fundamentalmente a escribir para ambas editoriales, primando sus escritos en Marvel, pero en 2015, justo cuando ya había acabado de escribir el guion de The Sixth Gun, saca una nueva serie larga de creación propia, que no es otra que esta Harrow County de la que hablamos hoy, solo que esta vez lo hace en otra editorial, Dark Horse, y con otro dibujante, Tyler Crook.

Crook comienza su carrera dentro del mundo de los videojuegos, pero logra llamar la atención con su primer trabajo en el mundo del cómic, titulado Petrograd, también para Oni Press y editado en España por Norma, el cual le lleva a ganar el premio Russ Manning al artista más prometedor. Con ello consigue que se fijen en él dos autores, uno es Cullen Bunn que le invita a dibujar algunos números sueltos de The Sixth Gun, mientras que el otro es Mike Mignola, para el cual realiza varios arcos argumentales de la conocida serie AIDP, del universo Hellboy. De 2015 a 2018 se dedica de forma exclusiva a su creación junto a Bunn, esta Harrow County de la que hablamos hoy, pero después sigue ligado al mundo del cómic con productos muy interesantes como Manor Black, que publica Norma Editorial este mismo mes en España, también con Cullen Bunn y acompañado de Brian Hurtt al guion, o la miniserie del Coronel Weird, perteneciente al universo Black Hammer creado por Jeff Lemire, que publicará Astiberri el próximo mes de junio.

Evidentemente una carrera como esta ya nos indica que Tyler Crook es un dibujante a tener en cuenta. La calidad de su arte le ha servido para ser premiado y nominado en varias ocasiones, para mantener su propia colección en una editorial importante como es Dark Horse, pero también para vincularse con series potentes como son las de los mencionados universos de Hellboy y Black Hammer, que a la postre siempre se han caracterizado por tener buenos dibujantes entre sus filas. Ni que decir tiene que Dark Horse no lo ha soltado desde que le echó el guante.

Y es que el estilo de Crook es muy peculiar, ojos grandes y separados en caras que siempre tienen el sentimiento marcado, con cuerpos que se acercan más al realismo y un trazo gordo, pero con mucho peso del color, que aplica él mismo a base de acuarelas y pintura acrílica, sin apenas retoques digitales más que para corregir imperfecciones puntuales. Un trabajo que además de artístico es artesanal y que queda muy bien a la hora de generar atmósferas de terror, de ahí que case de manera espectacular con Cullen Bunn, los dos se están haciendo todos unos expertos en el género. De hecho la edición española de Norma incluye bocetos así como algunas explicaciones del propio dibujante sobre cómo realiza todo el proceso, hasta el coloreado, con muestras de sus diferentes partes. Lo cierto es que, en lo que se refiere a los extras, esta edición española resulta muy interesante. En ella podemos apreciar diferentes partes del trabajo de los autores, guiones, ideas originales, primeros pasos en los bocetos de Crook al recibir el guion de Bunn y cómo lo va interpretando… hasta la buena relación que mantenían ambos durante la creación de la serie.

Harrow County está compuesta por 32 números que ya ha sido editada por completo en España por Norma Editorial, como había dicho, en ocho tomos, con el habitual formato en rústica, y ha tenido bastante buena acogida, pues los primeros tomos ya van por la segunda edición. Es lógico, Harrow County es la obra culmen de la carrera de ambos autores hasta el momento y su calidad es indiscutible. Y se nota ya por lo mucho que se han involucrado en el proyecto, de hecho Tyler Crook incluso ha compuesto una banda sonora para la serie (que podéis escuchar aquí) en la que también consigue aportar esa atmósfera de terror y suspense con un estilo y una instrumentación de raíces muy americanas.

Y es que esta serie en su origen iba a ser una novela de Cullen Bunn para su página web, de hecho el primer tomo de Norma incluye lo que el autor había escrito hasta el momento en que cambia de opinión y la convierte en cómic, tras una serie de conversaciones con el dibujante, dando lugar a cambios muy importantes con respecto al original.

Lo cierto es que no deja de ser una historia de miedo en una zona rural de Estados Unidos, ambientada en los años treinta y con protagonistas jóvenes. Pero esta descripción es sumamente pobre para hablar de Harrow County porque es una historia que consigue diferenciarse del resto a base de ir cambiando de tono, de dar vida propia a sus protagonistas y de lograr una mezcla de elementos muy heterogéneos que resultan casar muy bien.

El primer arco de la historia es una gran presentación. Es curioso porque la estructura de estos episodios iniciales se salen un poco de lo normal en las historias de terror, donde se suele generar un gran misterio en torno a por qué suceden esas cosas sobrenaturales, sino que empieza ya con la resolución, cuando todo el pueblo se reúne para matar a una bruja, Hester Beck, que vivía entre ellos, no ocultándose sino ayudándoles en algunas ocasiones, aunque no todo era bueno. Ya la visión de la bruja es curiosa, no es ni la malvada señora mayor apartada de la sociedad ni se trata de acercarse más a la realidad con una historia de injusticias por los asesinatos de mujeres bajo falsas acusaciones, el camino que toman es el del “equilibrio”.

Los autores saltan unos años para presentarnos a Emmy, una joven que vive con su padre en la granja donde está el árbol en el que quemaron a la bruja, y a Bernice, una chica negra que resulta ser su única amiga y pasa de vez en cuando a verla. Pero Emmy tiene cada vez más pesadillas, está a punto de cumplir dieciocho años y en la granja empiezan a pasar cosas raras. Hasta aquí tenemos muchos de los componentes básicos de las obras de terror que tanto le gusta hacer a Cullen Bunn, pero había dicho que esta obra era un poco distinta y, poco a poco, vamos viendo el cambio cuando Emmy se mete en unas zarzas para acabar encontrando la piel de un niño muerto, que resulta hablarle y acabará por ser uno de los personajes principales.

A la historia de terror y brujería se le añade un evidente toque a Alicia en el país de las maravillas, de hecho Tyler Crook afirmó inspirarse en ella para la imagen de Emmy, que arrastra durante todo este primer tomo. No es literal, sino que se va dando a saltos, porque Emmy sí que va volviendo a su casa en determinadas ocasiones, pero desde que sigue al niño al agujero su encuentro con seres mágicos se acelera, solo que aquí son mucho más oscuros y terroríficos. También hay una persecución contra Emmy que es la que da el tono diferente a este tomo.

Una de las cosas que me parecen más fascinantes de esta primera historia es como se va cambiando el foco de terror. Desde el principio tenemos claro que nuestra protagonista es Emmy, lo cual no va a cambiar, y que la secundaria es Bernice, que la acompaña y tomará las riendas en diversos momentos, pero siempre parece que vamos a estar frente a una historia de terror que arrastre más tópicos donde los monstruos va a atacar a la niña, sin embargo el peligro pronto se manifiesta desde el otro lado, por los humanos y hacia las niñas. Pero lo bueno no es solo este giro a la mitad del primer arco, lo bueno en realidad es como, mediante Emmy, vamos conociendo poco a poco a las criaturas, pasando del susto al conocimiento y a la comprensión. No todos son buenos y agradables, precisamente el dibujo de Crook tiende a ser muy sutil en este sentido, enseñando lo justo y con un aspecto que realmente refleja ese terror, pero sí que están hechos de tal forma que nos resultan comprensibles.

Es también evidente un cambio de edad, el paso a ser adulta, a tener responsabilidades y a ver la realidad de otra manera, pero todavía sigue manteniendo una fuerte inocencia que será la que marque la segunda historia, cuando Emmy se encuentra con su gemela.

En el preludio a esta parte Emmy trata de tomar las riendas de su vida, ayudando a su comunidad y a los seres extraños que también habitan en Harrow County, y resulta muy interesante el enfoque que le dan los autores porque, desde la bondad de la chica, siguen consiguiendo mantener esa atmósfera terrorífica y de misterio gracias a la expresividad de esos seres extraños, que rara vez se ven enteros, y un elenco de personajes que aparecen con cuentagotas, con los que nos hacen llegar esa sensación mezcla de esperanza y miedo que tienen hacia Emmy. Mención especial al padre que, siendo mayor, se encuentra en una etapa de autodescubrimiento de sus sentimientos con un trasfondo muy tierno.

A este cúmulo de diferentes sensaciones se le suma la llegada de la hermana gemela, Kammi, que ofrece un contraste muy interesante en muchos sentidos. El bien y el mal son un tema potente en esta parte y con él volvemos al estilo narrativo del principio, donde el lector ya sabe cómo es Kammi, no hay misterio en ese sentido pues vamos viendo todo lo que hace de espaldas a Emmy. El interés viene dado por cómo y cuándo lo descubrirá la protagonista. Pero el contraste es mayor al meter elementos muy diferentes entre ambas, una es rica y la otra de familia humilde, una es de ciudad y la otra de pueblo, una es muy segura y la otra un mar de dudas. Con todo ello los autores rompen esa simple dualidad de bien y mal para hablar de muchos temas de una forma muy sutil. Y con una resolución magnífica, todo sea dicho.

EL tercer tomo supone una parada en el camino, pero no para hacer de relleno sino para dar más vida a los dos personajes secundarios. El chico que ha sido separado de su piel protagoniza la primera, una historia terrorífica y muy triste, en la que además se presenta a otro personaje que será relevante para la trama, que nos cambia un poco cómo veíamos a este ser. Dicho cómic está dibujado por Carla Speed McNeal, autora de Finder y que también dibujó Queen & Country para Oni Press, con un estilo que encaja por ser parecido al de Crook, con ese toque que les aleja de las corrientes que más venden en el cómic, pero con una gran diferencia en cuanto al color realizado por Jenn Manley Lee que, sin estar mal, no consigue darle la calidez de Crook.

El dibujante vuelve para la siguiente historia, de dos números y protagonizada por Bernice, que he de admitir que es una de mis favoritas por cómo mezclan el terror y el misterio juvenil con los mitos de la América profunda y las tradiciones afroamericanas, así como nos ofrece un interesante punto de vista de las diferencias de clase. A esta historia le sigue otro fill-in, esta vez por Hannah Christenson, ilustradora con poca obra en el noveno arte, la cual sí que cambia bastante el estilo de dibujo aunque acierta más con la paleta de colores, salvando las distancias con el dibujante principal. También es una historia menos relevante y sí que la podríamos calificar de relleno, solo nos deja un detalle final interesante para Emmy, que vuelve a tomar el protagonismo, pero dista de la altura de las dos anteriores.

La historia de Bernice resultaba muy relevante porque establece una nueva relación entre ambas, la chica también está creciendo y forja su carácter de manera diferente al resto del pueblo, los poderes de Emmy la aterran pero no tiene miedo a decírselo. Es un placer ver como dos personajes bajo una misma experiencia crecen de forma distinta, mientras a Emmy le cuesta abandonar esa inocencia, Bernice se crece y aprende. Así el cuarto tomo viene a explorar la bonita relación entre ambas a base de ponerlas en situaciones que nos harían morir de un infarto a la mayoría de nosotros, solo hay que ver su comienzo en un campo de maíz y los espantapájaros.

La imaginación de los autores demuestra ser desbordante cuando llegamos a la mitad de la colección y cada vez se van superando a sí mismos. La historia de la madre adoptiva Emmy, que no había aparecido hasta ahora, resulta ser desgarradora y está muy bien encajada en la trama, con pequeños detalles en cada número que aumentan la pincelada de terror de los capítulos mientras Emmy va descubriendo cosas sobre sus poderes y su verdadera familia.

Hay dos puntos que resaltan en este cuarto tomo sobre lo demás. En principio está el concepto de familia. Es evidente que, con sus miedos, Emmy se apega a los que conoce, monstruos incluidos, pero los autores le enseñan a sus verdaderos familiares, otros seres poderosos que, tanto en estética como en nombre, cumplen con ese tono muy norteamericano, estereotipados con referencias claras y un fuerte simbolismo. La lucha de Emmy será por la realidad o por lo creado, y es que el segundo punto a destacar es precisamente eso, el juego con la realidad y la vuelta de tuerca a la reflexión sobre la magia al incluir conceptos como la creación o las deidades. Y lo mejor es que los autores escapan de presentaciones lisérgicas, son oscuros en la narración y el tono de terror sigue presente, con esa dulzura que les acompaña desde el principio, pero también son claros en la explicación.

Digamos que si hasta ahora veíamos cómo cambiaba de un tono de misterio a una aventura juvenil (que no para los más jóvenes) ahora va a las raíces estadounidenses mediante la creación de unos mitos y la relación entre ellos que la acerca más a obras como Sandman, la influencia de las religiones politeístas europea son más que evidentes. El terror disminuye, sigue con esa atmósfera perpetua y con ese tono dulce hacia Emmy, pero entramos en una parte en la que el misterio y desvelar el pasado de esta especie de dioses gana al miedo. Digamos que al llegar a la mitad la serie ha cambiado mucho, pero es una evolución muy orgánica que además nos deja la sensación de que cada tomo ha ido explorando una faceta diferente de Harrow County.

De hecho, según acaba este primer encontronazo familiar, lo siguiente que vemos es el pasado, con un personaje viejo y otro nuevo que adquieren gran importancia. Con ellos regresan Carla Speed McNeil y Jenn Manley Lee en un par de números y las autoras se ven muy involucradas en la historia, siendo ellas precisamente las que se dedican a las revelaciones del pasado e involucrándose bastante en su desarrollo. Con respecto a McNeil nada más que decir, su estilo me pega mucho en Harrow County y sigue como antes, pero en este caso Manley Lee sí que está más acertada con la paleta de colores, no es el trabajo artesanal de Crook y se sigue notando mucho la diferencia entre ambos, sobretodo por el brillo que ella da a estos números frente al estilo más apagado de Crook, pero se nota una mejoría.

La discusión sobre las leyes que estos seres se auto imponen copa gran parte de la reflexión en el quinto tomo, por qué deben seguirlas, si son justas o cómo esas mismas leyes pueden volverse en contra de quien las hizo, lo cual resulta un tema muy interesante, pero es cierto que se habla mucho sobre ellas pero poco sobre su contenido, solo se mencionan aquellas que realmente afectan a la historia. Es una pena que no desarrollen más este tema, pero también es cierto que esto les podría hacerse ir un poco por las ramas y si algo caracteriza a Harrow County es ir al grano. Es una serie que se podía haber estirado muchísimo más solo con mostrar las buenas acciones de Emmy hacia sus vecinos, algo que solo se ve en el fill-in del tercer tomo, o con más historias de Bernice, que se ve algo apartada en este tramo, pero que sea una colección tan directa le hace ganar muchos puntos.

Eso sí, sigue manteniendo la ternura que le caracteriza desde el principio y se muestra cuando Emmy recibe la gran revelación de la boca del monstruo solitario y desagradable con el que va interactuando desde el primer tomo, demostrando que todo está muy bien hilado y muy bien presentado. En ocasiones unas pocas viñetas pueden ser muy poderosas y se cumple algo que Tyler Crook defendía desde su punto de vista de dibujante, enseñar poco de los seres para mantener el misterio y hacer que la imaginación del lector rellene los huecos, añadiendo sus propias emociones a la obra.

Llegamos a la sexta parte y los autores nos hacen dar un pasito atrás, las grandes revelaciones ya están hechas, el misterio de la trama general ya está prácticamente revelado, con hueco para alguna sorpresa, y ya se sabe quiénes son los enemigos a batir, así que podríamos decir que esto es la calma antes de la tormenta, en la cual se aprovecha para cerrar una trama secundaria, a saber, la historia de Bernice que se había presentado en el tercer tomo y sobre la que iban hablando poco a poco en los siguientes.

El tiempo nos cambia, con las amistades pasa lo mismo y las dos chicas se habían alejado un poco. Bernice se convertía poco a poco en un personaje muy interesante, así que aquí se trata de volver a establecer su relación de amigas o romperla. En este sentido se vuelve al tono de aventura juvenil que se veía al principio, pero los autores se han preocupado de evolucionar a las dos chicas, con lo que la parte juvenil se apaga en favor de adquirir responsabilidades al tener nuevas perspectivas del mundo. El crecimiento y el paso a la edad adulta es uno de los temas que subyace en toda la obra y que en este tomo alcanza su punto culminante al dejar de estar separadas y contraponerse la una a la otra.

La dulzura inicial de la obra deja paso a un sentimiento de tristeza por las situaciones que se van dando, pero también a una visión más adulta de los problemas sobre el condado de Harrow, sobre la soledad y sobre los prejuicios. Pero también sobre la comprensión.

Todo estalla en los dos últimos tomos. Llega la gran batalla, los dos bandos frente a frente y resulta ser lo que podíamos esperar de ella. No es el objeto de este texto contar partes de la trama, sino más bien la intención inicial es la de acompañar la lectura, enseñar que Harrow County es un gran trabajo que merece la pena leer y del que, quizás, no se ha hablado demasiado, por eso aparcaremos un poco a los personajes y lo que les sucede para hablar de lo que nos ofrecen los autores en este épico final, que es precisamente eso, un cambio hacia la épica, donde son capaces de emocionar con un hechizo o con la llegada de un personaje, cosa de la que la colección se alejaba en anteriores entregas.

Digamos que esta parte es lo que se pedía y se venía gestando desde que se empezó a ver que hay un bien y un mal en la trama. Pero los autores son hábiles para jugar con nosotros, pues la información que tenemos a esta altura dota a las rivales de unos claros y unos oscuros interesantes. También se puede hacer una reflexión sobre la información y las mentiras muy interesante, como espectadores vemos el enfrentamiento, que llega en un punto insalvable, pero si se hubiera desvelado lo que hay detrás, toda la manipulación, no hubiese sido necesaria tanta brutalidad. Y es que brutalidad hay para rato. Si los autores se mostraban sangrientos en las partes terroríficas, con un Tyler Crook sin miedo a mostrar lo que todos tenemos en nuestro interior, ahora va a por todas.

Así, aunque el final sea lo que se espera, a grandes rasgos, compensan una cierta falta de sorpresa con una narrativa impecable y llena de pequeños detalles que nos meten aún más en la historia y evaden el camino recto que lleva a que todo se solucione casi por sí mismo. La tristeza y la violencia ya se hacen con la serie en el séptimo tomo, el octavo es el broche. Es muy buena idea dividir esta parte en dos, con sendos frentes separados para dejar espacio a los villanos y que estos no sean simplemente una especie de “jefe final” sino que todo esté explicado, con sus pausas y sus acelerones muy medidos, de manera que se cierra de una forma más que notable, manteniendo esos elementos que se veían desde el inicio del crecimiento, el aprendizaje y el paso a la edad adulta.

Por todo ello no es de extrañar que a Cullen Bunn se le tenga en alta estima y muchas editoriales apuesten por él, Harrow County es una lectura maravillosa, capaz de provocar una gran cantidad de sensaciones diferentes y que no duda en cambiar de tono para sorprendernos.

Otra cosa a destacar en el trabajo de Tyler Crook son las portadas, pequeñas obras de arte que nos insinúan lo que está ocurriendo en el cómic mientras que son capaces de mantenernos el cliffhanger. Van mucho más allá que una pose de marketing. Pero es que Crook ha demostrado un cariño enorme con este trabajo, solo hay que ver cómo juega con el título de la obra en la primera página de cada número.

Hace casi tres años que Harrow County finalizaba, Norma Editorial acabó de publicarla en diciembre de 2019, pero ahora toca volver al terrorífico condado pues Cullen Bunn y Tyler Crook, esta vez con dibujo de Naomi Franquiz, han sacado una miniserie de cuatro números llamada Historias de Harrow County: El coro de la muerte, que se publicará el próximo mes de mayo en el habitual formato en rústica, también por Norma, y que está ambientada unos años después del final de la serie. Y de ella hablaremos aquí, no nos la pensamos perder.


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