Javier Vázquez Delgado recomienda: Yo, vampiro
Edición original: I, Vampire núms. 1-19 y 0 USA, Justice League Dark núms. 7-8 US (DC Comics, 2011-2012)
Edición nacional/España: Yo, Vampiro
Guion: Joshua Hale Fialkov, Peter Milligan.
Dibujo: Andrea Sorrentino, Admira Wijala, Daniel Sampere, Dennis Calero, Scott Clark, Fernando Blanco, Szymon Kudranski.
Entintado: Dave Beaty
Color: Marcelo Maiolo, Admira Wijaya
Traducción: Francisco San Rafael Simó
Formato: DC Omnibus, 480 págs. A color. 40,50 euros.
¿Con qué sueñan los vampiros?
“Y ahora, muramos con estilo”
El fenómeno de los Nuevos 52 supuso un auténtico terremoto en la vida editorial de DC Comics, para personajes, colecciones y autores. Entre ellas, pasó desapercibida esta cabecera, por título Yo, Vampiro, desarrollada por el equipo creativo conformado por Joshua Hale Fialkov y Andrea Sorrentino. Remitiendo directamente a la creación de 1980 de JM DeMatteis y Tom Sutton, con una nueva idea y enfoque para la misma, pudo desarrollarse durante apenas diecinueve números. ¿Cuál fue el resultado? ¿Qué lectura puede hacerse hoy, casi diez años después de su publicación original?
Los primeros números son una clara muestra de lo que vendrá a continuación, con toda una exposición de virtudes por parte de su escritor, consiguiendo definir a la perfección a sus personajes principales, Andrew y Mary. Se exhibe la complejidad de su relación, el erotismo y carga tóxica de siglos compartidos en la mejor tradición de la literatura de terror, con muchas de las características que definieron las novelas de vampiros (como es la influencia de lo epistolar en su desarrollo). El dibujo de Sorrentino es excelso, como en tantas otras ocasiones, con una conexión perfecta con el color de Maiolo y en sintonía con lo que el guion pretende reflejar. Ya sea más contenido (en las escenas íntimas de pareja) o desbocado en la creación de los yermos parajes sobre los que escenificar la trama, acierta de un modo solvente y creativo. Esto permanecerá constante durante la obra, en la que acertadamente el color presenta unidad temática, sirviendo al dibujo para la exposición de temas tan complejos como es la violencia o la oscuridad de la inmortalidad.
En cuanto a los secundarios, JH Fialkov esboza una galería que sin ser muy carismática cumple su función como reparto y va ganando en importancia con el devenir de los acontecimientos. Lejos de esta primera introducción, tenemos la consabida conexión de la trama con la Liga de la Justicia Oscura de Peter Milligan y el dibujante español Daniel Sampere, que suponen el punto más negativo del tomo en su recopilación. Tanto por estilo (fundamentalmente por la paleta de color más viva del colorista de Admira Wijaya, contrapuesta a la de Marcelo Maiolo) como por la aproximación al conflicto (el sentido del humor no siempre acertado del escritor de Hellblazer), encajan mal.
Fuera del primer arco importante, la colección toma una nueva dirección. Gana en profundidad, sin renunciar a lo efectista de su presentación, sin pausar el ritmo o la dimensión del conflicto. El arte de Sorrentino continúa siendo la mayor virtud, a pesar de que empiece a notarse cierta propensión por ocultar los rostros, algo no siempre acertado (y una constante en su obra). Se pierde, por ello, mucha emotividad y expresividad del guion original, a pesar de que no deje de ser el principal reclamo de la colección por su creatividad en otras áreas ya comentadas. Se sigue, por parte de su escritor, por la vía del homenaje (ahora a Bram Stoker, con una desmitificación muy interesante de su figura) sin caer en ningún momento en la parodia. La propensión por seguir dando aportes dinámicos a la colección, con giros constantes en la vida de los personajes, permite que la misma no decaiga o pierda valor con el paso de las páginas.
Andrew es un personaje muy interesante, que pasa por distintas fases en un periodo muy corto de tiempo, dentro de otro prolongado en siglos de existencia, por lo que su caracterización es francamente complicada desde un primer momento. Comprender cómo debe de actuar alguien así, maestro de todas las artes y religiones, hubiera podido llegar a ser un problema si lo académico primara en su desarrollo y se buscara coherencia en todo sus elementos. Por suerte, esto no es así. Y por ello le veremos atormentado, perdido y trasnochado, como también omnisciente, poderoso y líder. De igual modo, su contraparte femenina, Mary, va viendo mitigada su importancia con el paso de los arcos, sin que los cambios en su personalidad le vengan tan bien como a Andrew. En un análisis general de ambos, sale perjudicada del mismo, con menos significado y autoridad que su amante.
Otro elemento negativo se encuentra en el tratamiento de los héroes clásicos de DC Comics que transitan sus páginas. Es muy difícil que la aparición de Batman en una cabecera tan distinta como esta funcione más allá de lo icónico de su apariencia y presentación y esta es una de esas ocasiones en las que no termina de carburar, como tampoco lo hace lo mencionado a la LJO.
No obstante, a pesar de estos problemas, resulta un cómic agradable en su lectura, elevado a un nivel superior por el arte de Sorrentino y el color magnifico de Marcelo Maiolo, ideales para una aventura que incluye a zombies, vampiros y demás criaturas de la noche. El resto de dibujantes que completan la colección se mantienen bastante correctos, sin alcanzar el nivel demostrado, pero con interés y calidad (especialmente con Fernando Blanco, gran artista, que de igual modo consigue gran coherencia con el color). Desde el guion, la principal conclusión positiva se encuentra en el notable manejo del terror y drama por parte de su autor, recurriendo al horror en momentos muy puntuales con gran manejo de los tiempos. Asimismo, consciente de la dimensión del factor visual, utiliza acertadamente los silencios como un elemento más, dando cierta ambigüedad que encaja a la perfección.
Lo mejor
• El color de Marcelo Maiolo.
• El dibujo de Andrea Sorrentino.
Lo peor
• El cruce con la Liga de la Justicia Oscura.
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