Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel Omnibus. La Bruja Escarlata: La Senda de las Brujas

Edición original: Scarlet Witch vol.2 1-15 USA (Marvel Comics, 2015)
Edición nacional/España: Marvel Omnibus. La Bruja Escarlata: La Senda de las Brujas (Panini Cómics, 2021)
Guion: James Robinson
Dibujo: Vanesa del Rey, Marco Rudy, Steve Dillon, Chris Visions, Javier Pulido, Marguerite Sauvage, Annie Wu, Tula Lotay, Joëlle Jones, Kei Zama, Leila del Duca, Annapaola Martello, Jonathan Marks-Barravecchia y Shawn Crystal.
Portadas: David Aja.
Color: Jordie Bellaire, Marco Rudy, Frank Martín, Chris Visions, Vero Gandini, Muntsa Vicente, Marguerite Sauvage, Tula Lotay, Rachelle Rosenberg, Ian Herring, Felipe Sobreiro, Matt Yackey y Chris Brunner.
Traducción: Silvia Ruiz.
Realización técnica: Fanhunter y Fura.
Formato: Tomo en tapa dura, 344 páginas. 35€

El viaje de autodescrubrimiento de Wanda Maximoff

“Ese es tu problema, Pietro. Siempre me has tratado como una niña”

Qué duda cabe de que este 2021 la Bruja Escarlata está quizás más de moda que nunca. Nos guste o no, el Universo Cinematográfico Marvel y sus películas (ahora también series de televisión) han llevado al imaginario popular a personajes de cómic que fuera de la viñeta no eran apenas conocidos por el gran público.

La Bruja Escarlata, como Visión era uno de ellos. Y es que, a nadie que no hubiera leído nunca un cómic Marvel le sonaba de nada la mutante hechicera que fuera hija de Magneto (o no). No estábamos ante un Batman, un Superman o incluso un Capitán América o ni de lejos un Spiderman a los que todo el mundo conoce, aunque en ocasiones solo de refilón.

En ese sentido, resulta innegable que podemos ser más fans o menos, o incluso detractores del MCU y de sus producciones, pero las mismas dan un boost de popularidad a los personajes nacidos en las viñetas que entre otras cosas, se traduce en magníficas reediciones de material de cómic que goza de innegable calidad.

De este modo, y gracias a la genial Wandavision (Bruja Escarlata y Visión en España) de Disney+, hemos podido conocer hace nada la reedición de la magnífica serie conjunta de ambos personajes escrita por Steve Eaglehart, y si vamos a la Marvel más reciente la de la Bruja Escarlata de James Robinson y varios ilustradores, recopilada por primera vez en un único tomo, con una edición que por fin le hace justicia a tan magnífica obra.

James Robinson es un guionista que no necesita presentación alguna. Autor de la más icónica etapa de Starman de DC Comics, o de la genial JSA: La Edad Dorada también de la compañía de Burbank, sus obras se encuentran entre lo mejor del género superheroico, al menos cuando se le da plena libertad para contar lo que quiere desde el principio hasta el final y no se le contrata tan solo para números concretos.

Pero antes de comenzar y para entender esta obra, hemos de hacer una breve pero necesaria referencia al nefasto evento Axis. Como todos sabéis, en aquella historia en la que los villanos se comportaban como héroes, y viceversa, Wanda lanzaba un hechizo contra Magneto que no le afectaba… porque solo estaba destinado a quienes mantuvieran con ella lazos de sangre.

De aquella forma tan deshonrosa, y por la puerta de atrás de un decepcionante y mediocre evento, Pietro y Wanda Maximoff dejaban de ser hijos de Magneto, para acercar sus versiones de los cómics a las del MCU y dar plena independencia a lo que Fox (que en aquel momento no formaba parte del conglomerado Disney) estaba haciendo con los mutantes en su propio universo cinematográfico.

El origen de los gemelos (ya de por sí muy complicado de comprender a través de las décadas de historia Marvel por las diversas vueltas argumentales que se ha dado al mismo) no solo volvía a cambiar y en esta ocasión, por el peor de los motivos, el de las sinergias cinematográficas, si no que además, dicho cambio lejos de aportar, restaba.

Seamos serios, Marvel es una empresa, Disney también, y las decisiones que toma siempre tienen como principal objetivo la maximización de sus beneficios. Ello sin embargo, no quiere decir que solo por eso sean acertadas. Por ejemplo, podemos estar muy en contra del Mefistazo que tuvo lugar en Spiderman, pero no cabe duda de que el personaje necesitaba la soltería para volver a brillar y para dar libertad a sus guionistas, y de que a la larga, aquella decisión, que en guión fue un desastre, editorialmente fue muy buena para la colección y para el personaje.

Sin embargo, nunca han conseguido las películas, por mucho dinero y fans que muevan, lograr que las filas de lectores de cómics aumenten debido a las mismas, y en este caso, se cambió el origen de Mercurio y Bruja Escarlata sin que ello supusiera nada de cara a las ventas de los cómics en los que los personajes aparecían y además decepcionando a prácticamente todos los lectores habituales con ello.

Hecha esta breve introducción, James Robinson arranca su serie protagonizada por Wanda Maximoff contándonos la historia de una mujer, una poderosa hechicera que ha decidido trascender a la visión (a todas luces machista) que de ella tiene el resto del Universo Marvel (y por ende el lector) de mujer inestable y enferma mental, para tomar las riendas de sí misma, emprendiendo un viaje personal en busca de su origen y de la sanación de la magia que tanto ama y que tanto le ha dado y a la vez le ha quitado durante su vida.

De este modo, Wanda percibe que la magia está enferma, extraña. Por ello, ayudada por el espíritu de una Agatha Harkness que hace las veces de sidekick mordad y divertida de la protagonista, se embarca en un tour mundial en el que buscando qué es lo que aqueja a la magia, salva las vidas de distintas personas que pueblan el mundo, enfrentándose a demonios y a pérfidos hechiceros que solo buscan el poder propio.

Sus pasos la llevarán por Creta, París, Dublín, e incluso Logroño (ciudad natal y de residencia de este redactor; gracias por ello Javier Pulido), en busca de dicha sanación mágica que no es el fondo si no la propia búsqueda de su sanación personal, tras la concepción que del personaje existe desde Vengadores Desunidos y Dinastía de M.

Además, y de ahí la referencia que se ha hecho al origen cambiado de los personajes, Robinson es el único autor que sabe hacer algo de calidad con ello, puesto que en una de sus misiones, Wanda descubre al espíritu de alguien que podría ser su madre, por lo que su viaje mágico y personal se convierte a la vez en un viaje en búsqueda de su propio origen, de su identidad, dado que quienes pensaba que eran sus padres durante gran parte de su vida, ya no lo eran y por tanto, el personaje se encontraba en ese momento más perdido que en mucho tiempo.

Por si ello fuera poco, veremos a Pietro pasarse por la colección, en un magnífico número consistente tan solo en una conversación entre ambos hermanos, en la que James Robinson sabe captar a la perfección cómo es la relación entre ambos, tóxica y conflictiva y que solo funciona cuando ambos están separados el uno del otro, sobre todo por culpa de un Pietro controlador y dominante que nunca deja a Wanda precisamente hacer lo que hace en estas páginas, emprender por sí sola y por sí misma un viaje personal.

El dibujo por su lado, es la otra gran parcela de calidad de esta obra. Vanessa del Rey, un Steve Dillon que realizaba aquí sus últimos trabajos, Annie Wu, Marco Rudy, Jöelle Jones, Javier Pulido y un largo etcétera de primeras espadas de la ilustración unen aquí sus esfuerzos para en cada número darnos una visión única del personaje.

El experimento, lejos de resultar un baile de dibujantes que reste calidad a la colección, hace que la suma de las partes enriquezca el producto, puesto que convierte una obra ya de por sí muy bien escrita, en una pieza única del cómic Marvel a la que, ilustrativamente, solo dan unidad (y de qué fabulosa manera) las magníficas portadas de David Aja.

Un tomo imprescindible para todo amante del cómic en el que los superheroico se deja a un lado para dar paso a lo personal y lo intimista.

Lo mejor

• La visión de la magia según el folclore propio de cada país que se da en este cómic.
• La madurez de Wanda como personaje más allá de la constante e irritante villanización del personaje.
• La simbiosis existente entre el elenco de dibujantes, junto con las portadas de David Aja.

Lo peor

• Que no era necesario un retconeo como el de Axis para disfrutar una historia así.
• Que esta serie haya caído tan pronto en el olvido.



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