Javier Vázquez Delgado recomienda: Erase una vez en el este. Tomo 1, de Julie Birmant y Clément Oubrerie
Edición original: Il était une fois dans l’Est. Tome 1 (Dargaud, 27 de noviembre de 2015)
Edición nacional/España: Érase una vez en el este. Tomo 1 (Ponent Mon, 28 de junio 2021)
Guion: Julie Birmant
Dibujo: Clément Oubrerie
Traducción: Fabián Rodríguez Piastri
Formato: Cartoné. 152 páginas. 32€
La danza como metáfora del espíritu desatado
“Caballeros, les traigo una revelación de California. ¡YO MISMA!”
Hay muchas formas en las que las personas pueden verse eufóricas, libres de todo lo mundano y material, alcanzar un estado de armonía que, pese a lo efímero, es la meta de gran parte de la población. Ese estado se puede conseguir de muchas maneras, y en cada uno se presenta de formas diferentes. Desde dibujar, ayudar a alguien, cocinar o hacer una visita a la familia, entre las infinitas opciones que encontramos en el mundo. Para Isadora Duncan, ese estado lo conseguía gracias al movimiento de su cuerpo, al baile que tan famosa la hizo. La danza como expresión de la liberación del espíritu es un tema recurrente por su entidad de salvajismo, por su semejanza con lo natural, la afinidad con lo animal que abstrae la mente de su parte racional. Es muy difícil, prácticamente un prodigio, conseguir plasmar la exaltación del espíritu que nace del movimiento desde un medio estático. Para ello hay que convencer a la mente, no solo de que lo inmóvil es móvil, sino también de que esa movilidad encierra aquella liberación de la mente. Veamos si en este trabajo se consigue, pero antes indaguemos en quienes han intentado lograr esta hazaña.
Julie Birmant, nació en Francia el 8 de Enero de 1974. Es periodista y escritora de cómics, autora de varios álbumes con personajes de la historia del arte , en particular Pablo Picasso y los cubistas. En 2012 ganó el Gran Premio RTL de Comics, junto a Clément Oubrerie, con Pablo. Exiliada en el Reino de Bélgica, Julie Birmant se convierte en directora de Insas, una prestigiosa escuela de cine de Bruselas. Aprovechó para realizar documentales de divulgación científica en RTBF y codirigió varios números de la revista Alternatives théâtrales. De regreso a Francia después de una visita a Japón, trabaja como freelance para France Culture, se convierte en dramaturga, escribe para varios festivales de teatro y, finalmente, produce documentales creativos para France Culture. Junto a Catherine Meurisse, firma su primer guion de cómic, Drôles de femmes (Dargaud, 2010), es una colección de retratos de mujeres famosas, como Yolande Moreau, Anémone, Amélie Nothomb y Dominique. Con Pablo, cuatro volúmenes publicados entre 2012 y 2014 (Dargaud), que traza la juventud de Picasso, colabora por primera vez con Clément Oubrerie. El dúo se vuelve a formar con Las aventuras de Isadora Duncan (Dargaud, 2015), díptico que narra la trágica vida de la famosa bailarina estadounidense, y cuya primera parte traemos hoy aquí. En 2018, todavía con Clément Oubrerie, estrena una serie de aventuras Renée Stone (Dargaud) cuya heroína se embarcará en una búsqueda de los orígenes de nuestra civilización que la llevará a las fronteras de Irak.
Clément Oubrerie es un ilustrador y diseñador francés nacido el 23 de diciembre de 1966 en Paris. El artista estudió artes gráficas en la ESAG, luego las interrumpió para residir en Estados Unidos durante dos años, donde, como ilustrador para niños, publicó sus primeros álbumes. En 2005, publicó Aya de Yopougon (Gallimard) con un guion de Marguerite Abouet, con el que ganó el Premio Revelación en el Festival de Angoulême de 2006. La serie de 6 volúmenes está traducida a más de quince idiomas. Adaptó la obra Zazie dans le métro de Raymond Queneau. También es coautor de Jeangot (Gallimard), con Joann Sfar, y de Mâle Occidental Contemporain (Delcourt), con François Bégaudeau. En 2011, inició una nueva serie llamada Pablo (Dargaud), con Julie Birmant en el guion, relatando la juventud de Pablo Picasso en Montmartre, cuyo cuarto y último volumen apareció en 2014. Lo intenta con la fantasía y adapta en tres volúmenes Les Royaumes du Nord (Gallimard), la novela de Philip Pullman, con Stéphane Melchior ganador al Fauve jeunesse d’Angoulême 2015. Vuelve con Julie Birmant y en dos volúmenes, para narrar la vida de Isadora Duncan: Once Upon a Time in the East (2016) e Isadora (2017) (Dargaud). Desde 2016, ha estado trabajando en tres nuevas series en paralelo: Voltaire d’amore (Arènes BD) con el que ganó el gran premio Quai de Bulles en 2017, Renée Stone (Dargaud), con Julie Birmant, y Cyberfatale, con un trío de guionistas, unidos bajo el seudónimo de Cépanou, en la Rue de Sèvres. En el ámbito de la animación, es cofundador, junto a Joann Sfar y Antoine Delesvaux, de Autochenille Production, estudio cuyos dos primeros largometrajes son Le Chat du rabbin 2010, galardonado con el César a la mejor película de animación, y Aya de Yopougon 2013, que codirigió con Marguerite Abouet.
Libertad como elemento vertebrador
En este trabajo, que terminará con la segunda entrega del díptico, se nos cuenta la historia de Isadora Duncan, la precursora de la danza contemporánea. La acompañamos en su viaje a Moscú, invitada por Lenin tras la caída de la familia Romanov, como también en su atormentado y extásico amorío con el atormentado poeta ruso Sergéi Essenin.
En las páginas de esta primera entrega podemos encontrar una historia llena de un espíritu desatado, y que hace referencia a la liberación del cuerpo y de la mente en varios sentidos. Con la revolución comunista de fondo vemos una bailarina cuyos pasos, tanto de baile como con los que avanza, nos hacen referencia a una liberación abstracta y concreta.
Hay tres grandes temas que son vertebrados por el concepto de libertad. En primer lugar la libertad del pueblo con respecto a la opresión, enfocada en la revolución comunista. En este sentido vemos un relato bastante honesto, mostrando los claroscuros de una reivindicación popular, tan apasionada como idealizada, tan cálida en concepto como fría en resolución, tan bella como grotesca, y tan amable en su pensamiento como agresiva en su acción. El sentimiento contradictorio de la revolución, que no invalida su puesta en marcha ni lo justifica, se hace muy presente en este volumen.
En segundo lugar la libertad del cuerpo con respecto a la razón, que se concreta con la historia de amor entre el poeta Sergei e Isadora. Esta relación, que nace de una pasión genuina y espontanea, es tan contradictoria en sus dos integrantes como en su desarrollo. Con una Isadora llena de vida, de movimiento y de éxtasis, vemos la contraposición en Sergei, un poeta aparentemente inmóvil, taciturno y con tendencia a una mirada amarga pero inspirada del mundo.
En tercer y último lugar, encontramos la libertad del espíritu con respecto al cuerpo, con la manera en la que se nos presenta el elemento que caracteriza a este tema y a la protagonista de la historia; la danza. Ese ejercicio por el que nuestra protagonista se ve alejada del mundo que le rodea, para hacer una representación del mismo, que se nutre del instinto. Tres elementos muy acompasados aunque en algunas ocasiones se ven forzados en su desarrollo por dar más énfasis a esa idea de libertad.
En el apartado gráfico Clément Oubrerie hace gala de una maestría abrumadora en cuanto a la capacidad de mostrar movimiento con imágenes. En algún momento me venían flashes de la manera en la que Bastien Vivès conseguía dar movimientos precisos en sus obras Polina y su manga europeo Last man, gracias a saber qué posición escoger entre todas las que tenía un movimiento, y a que con pocas líneas se condensa el énfasis en la postura escogida. Quizás los rostros sea el único punto flaco de este dibujante, que aunque su gestualidad es acertada, no consigue que cada personaje tenga el suyo propio, sino que parece uno general compartido por muchos. El uso del color con las acuarelas es muy agradable a la vista, y consigue definir perfectamente sentimientos de personajes y así como de ambientes y situaciones.
La edición de Ponent Mon es de gran calidad, con unas tapas gruesas y de tacto agradable pero sin extras al final o al principio del tomo, los cuales seguramente aparecerán en el segundo tomo que cierra la historia.
Si alguien busca una historia que aborde el concepto de la libertad desde diferentes perspectivas, sin que tenga una sensación panfletista del contexto que se enmarca, o una historia sobre la vida de Isadora Duncan, con el baile como elemento transgresor; ésta es, sin duda alguna, su historia.
Lo mejor
• El espíritu de Isadora que se logra plasmar.
• El movimiento que se consigue con el dibujo.
• La visión del comunismo desde ambas partes, la más idealizada, y la más crítica, dejando la revolución como el suceso complejo y lleno de matices que fue.
Lo peor
• Alguna conveniencia del guion que queda algo impostada.
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