Javier Vázquez Delgado recomienda: La Patrulla Condenada: El peso de los mundos
Edición original: Doom Patrol: Weight of Worlds núms. 1-7 USA
Edición nacional/España: LA PATRULLA CONDENADA: EL PESO DE LOS MUNDOS
Guion: Becky Cloonan, Gerard Way, Jeremy Lambert, Steve Orlando
Dibujo: Becky Cloonan, Evan Shaner, James Harvey, Michael Conrad, Nick Pitarra, Nick Derington, Omar Francis
Entintado: Mike Allred
Color: Sajan Rai, James Harvey, Tamra Bonvillain
Traducción: Guillermo Ruiz Carreras
Formato: Rústica, 192 págs. A color. 18,95 euros
El peso de la originalidad
“Amo los cómics”
La obra es tan caótica que elaborar un resumen cerrado sería improcedente e improductivo. El cantante de My Chemical Romance prescinde de una línea argumental evidente en los primeros números, situando a sus personajes en un tablero de infinitas posibilidades. Los va presentando con guiños y detalles que remiten a lo expuesto en el pasado, con gran espacio para la nostalgia. Cliff, libre ahora de su cuerpo metálico y de nuevo en carne y hueso, es el protagonista claro del primer tercio de la serie y el integrante del grupo más beneficiado por el estilo de su escritor. Con la crisis de identidad del héroe, establece paralelismos con su propia vida y trayectoria, usando un conflicto tan inverosímil (un antiguo hombre de hojalata que debe volver a su realidad “humana”) como recurso para tratar problemas reales vinculados a la salud mental y sus múltiples realidades.
Esta labor funciona particularmente bien con el frustrado encuentro con su madre. Todo se coordina correctamente y en la misma dirección temática. En primer lugar, por la creación de un espacio asfixiante a través del sobresaliente color de Sajan Rai y James Harvey (también responsable del dibujo) y la intimidad cautivadora y macabra que desprende. La composición del arte es certera, con trazo y resultado inquietante, como si de una pesadilla se tratase. En lo que respecta al guion, por su parte, Way opta por reducir la extensión de los diálogos en esas páginas, sin sobrecargar la información principal. El lector vive y siente el estigma y rechazo que padece el personaje.
Para el tercer número, central y fundamental en el posterior desarrollo, tenemos una investigación policial en un entorno aparentemente desconocido. Muy similar en estructura al clásico Días del futuro pasado, pierde la profundidad dramática y originalidad de lo presentado con anterioridad, pero presenta un sentido homenaje por parte de sus escritores a las aventuras clásicas de superhéroes y toda su idiosincrasia. Acompañan al autor de Umbrella Academy, Steve Orlando (escritor de la siempre recomendable Martian Manhunter) y Steve Lambert (Buffy Cazavampiros). El dibujo, por su parte, continúa a un nivel excelso con Evan Shaner. En el lado positivo, hay un detalle menor que resulta interesante en los cuadros de explicación. Los escritores juegan con las posibilidades de tal recurso, llenándolos de datos falsos no tanto para confundir como divertir al lector.
Para el cuarto, la acción regresa a Dannyland (el no tan idílico parque de atracciones que conocimos en la primera colección de la Patrulla Condenada para Young Animal). En esta ocasión, Flex Mentallo y Rita son los miembros preponderantes de la trama (con un secundario de lujo en Cliff). Es un número que bebe continuamente de la prestigiosa obra de Grant Morrison de manera muy consciente, tanto en lo que respecta a la configuración del espacio e intervenciones de los personajes como en el manejo de la violencia y los enfrentamientos. Way (de nuevo con Steve Lambert) se siente cómodo en este tipo de historias, en las que juega con el terror desde un punto de vista particular, asemejándolo a lo infantil y la deformación. La selección del artista es la más acertada del tomo. Nick Pitarra se caracteriza por un estilo muy cercano a lo que se plantea, especialmente en lo que respecta a la definición de horror a través de la comedia.
El homenaje continúa (de un modo más concreto) en el siguiente número. Becky Cloonan (acompañada de Michael Conrad en el guion y con Tamra Bonvillain en el color) elabora una aventura repleta de referencias a la trayectoria del grupo, principalmente en lo relativo al trabajo de Grant Morrison. Parca en lo que respecta a la acción pero con una bonita respuesta al destino de Dorothy (desaparecido personaje del grupo, con gran presencia en los ochenta y noventa) y las aspiraciones y deseos de los lectores, resulta agradable en el cómputo global. En el sexto, por su parte, con el regreso de Way y Lambert, la historia da un giro definitivo, tan extraño como inesperado. Bajo el prisma de la realidad virtual (ejemplificado en el arte de Omar Francia), se busca y consigue un aire distinto, peculiar. No es un recurso rompedor, pero funciona.
Para el final, se cuenta con el dibujo de Nick Derington (artista de la serie original de Young Animal) y la tinta de Mike Allred. Se recupera el protagonismo perdido de Casey, algo que la cabecera había echado mucho en falta. Es una conclusión a la altura (precipitada por la falta de paciencia de la Editorial en lo que respecta a las ventas), muy divertida, en la que se ve aprecia mejor que en ningún otro número el espíritu de la encarnación del grupo de Gerard Way.
Siete números apenas para una cabecera que recupera en buena medida lo construido con anterioridad con el grupo. La falta de uniformidad en el arte permite explotar distintos pensamientos y estilos, con talento y acierto. A pesar de su corta extensión, plantea buenas ideas e historias, sin la chispa única de antaño, pero con un poderoso aliado en la nostalgia.
Lo mejor
• El dibujo.
• El encuentro de Cliff en el primer número.
Lo peor
• La falta de línea argumental.
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