Javier Vázquez Delgado recomienda: Hardball, de Chuck Austen
Edición original: Hardball 1-4 USA (Malibu Comics/Aircel, 1991)
Guion: Chuck Austen
Dibujo: Chuck Austen y Mick Gray
Rotulación: Chuck Austen
Formato: Grapa. 23 páginas. 2,95 $
Bates y lujuria
Chuck Austen. ¿Qué otro nombre podría generar más pavor en el corazón de los lectores? Los lectores de La Patrulla-X jamás olvidarán sus estrafalarias ocurrencias y su obsesión por los escarceos sexuales de los mutantes de Marvel. Hay quienes aún sienten escalofríos recordando sus cómics del Marvel Mangaverse, con ese dibujo digital primitivo y unas tramas absurdas. Me gustó mucho su reboot de los Eternos, pero no voy a negarlo; nadie más comparte mi opinión. Tan grande era la animadversión de los lectores americanos hacia Austen que los lectores de Action Comics consiguieron que DC Comics lo despidiera de esa serie.
Antes de saltar a la fama escandalizando a los lectores, Austen dibujó un número de Miracleman, escrito por Alan Moore, y en vez de continuar dibujando a superhéroes, se lanzó a una aventura suicida: la publicación de Strips, un cómic pornográfico con tintes autobiográficos. La serie tuvo una buena acogida en el mercado underground/independiente, llamando la atención de Malibu Comics, que le concedió al autor la posibilidad de publicar una serie pornográfica a través de su ello editorial Aircel, donde nació la franquicia Men In Black. Esa serie, cancelada a los cuatro números, es Hardball, una oda al béisbol, el deporte favorito de Austen.
Para Austen las relaciones sexuales son un tema que es necesario abordar con total naturalidad, ya que condicionan toda relación sentimental, todo comportamiento humano. Hardball nos presente a Jan, un joven y excelente bateador de béisbol cuya ambigua relación sentimental con una chica llamada Mitzi se ha visto afectada por sus arrebatos de lujuria cuando ve a otras chicas bonitas. O dicho de otro modo, la infidelidad es la especialidad de este chico. Sin embargo, lejos de enaltecer un comportamiento así, Austen se muestra crítico respecto a su protagonista y la cultura americana de los 90, que incita a reducir a las mujeres a conquistas sexuales. Los valores sexistas y egoístas del protagonista contrastan con los de su chica, con ideas más modernas pero aun así producto de la misma cultura. Nuestro protagonista trata de entender sus sentimientos y adaptarse al lento pero inexorable cambio de valores en la sociedad.
La ambición de Austen es admirable, como también lo es su intención de ofrecer una perspectiva moderna y desedulcorada de las relaciones sexuales. Pero no creo que sorprenda a nadie al decir que si en la década de los 2000 Austen era un escritor mediocre, en los 90 ni mucho menos era Terry Moore o los hermanos Hernandez. Su prosa en Hardball es tosca y pueril; encaja con los diálogos de los protagonistas, jóvenes descubriéndose a sí mismos, pero desgraciadamente se extiende por todo el cómic, allá donde no debería. Y la forma de Austen de abordar los temas de la serie es… cuestionable. No se debe solo al sexismo que hay en el guion, inevitable pese a las buenas intenciones porque Austen fue educado en una época diferente y los 90 eran los 90. También bien se debe a la propia naturaleza del cómic. El contenido de sexo explícito del cómic, que debe contentar a los lectores de una era anterior al Internet, socava cualquier mensaje que Austen quiere transmitir. Además, en los cuatro números publicados antes de la cancelación a duras penas se exploran los temas de la serie por culpa de un agónico ritmo narrativo.
Ya nos lo demostró en el Marvel Mangaverse. Austen no solo está influenciado por la animación, campo en el que ha trabajado toda su vida, sino también por el manga. Hardball imita a los mangas de deportes en contenido y forma, en el planteamiento, en los arquetipos de personajes, en los conflictos en el estadio, en la distribución de viñetas. No hay más que leer unas cuantas páginas para ver que Austen copia el estilo y los recursos narrativos de los mangakas. Pero el autor que una vez tanto encolerizó a los fans de Hulka ni copia bien ni es consciente de las limitaciones del formato comic book. Los autores de manga cuentan siempre con un equipo de asistentes que les ayuda a producir decenas de páginas al mes, circunstancia que les permite narrar al detalle cada escena sin miedo a poner a prueba la paciencia de los lectores. Austen, que solo dispone de la ayuda de Mick Gray, el futuro entintado de J.H. Williams III, tan solo es capaz de producir 23 páginas por episodio. 23 páginas con el mismo ritmo que 23 páginas de un manga. Encima, el dibujo es una grotesca copia, sin alma alguna, de sus referentes. Qué vieron los editores de Marvel en su dibujo es una buena pregunta.
Hardball es una curiosidad histórica, un cómic que presagiaba la más ominosa era de La Patrulla-X. Mejor recordarlo por eso que por su contenido.
Lo mejor
• Impresionar a mis compañeros de ZN Indie con una reseña de Chuck Austen
• Una mirada honesta a un tema tabú en nuestra sociedad…
Lo peor
• Pero las buenas intenciones no compensan un pésimo guion
• Ausencia de creatividad
• Narrativamente pobre
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